sábado, 3 de agosto de 2013

BRASIL Y EL FUTURO DE LA INTEGRACIÓN REGIONAL


Conocer cómo ve el gobierno brasileño la marcha de los acuerdos comerciales en la región y el futuro de ellos es un asunto imprescindible. Brasil es la economía emergente más importante en nuestro espacio geográfico más inmediato, y su proyección planetaria la coloca en lugar de privilegio relativo.
Desde Venezuela, resulta sin duda pertinente hacer el seguimiento de las opiniones e iniciativas que se vierten en ese país, con vistas a alimentar un enfoque propio de una futura política exterior de Estado, hoy ausente en nuestra nación.
Recientemente, el canciller Antonio Patriota, compareció ante la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa del senado de su país, para presentar un balance sobre Mercosur y la integración comercial en general.
Allí, comienza Patriota señalando los logros de Mercosur durante los años de su existencia. Lo hace, sobre todo, para desvirtuar las críticas que desde su país y otros, se formulan acerca de la marcha de ese bloque. Dice que, entre otros asuntos, los volúmenes del comercio intrabloque bastarían para desmontar las críticas.
Sin embargo, en el balance, Patriota omite mencionar los incumplimientos reiterados, las quejas frecuentes de los pequeños (Uruguay y Paraguay), el retroceso que implica el creciente proteccionismo y las violaciones a los Tratados (suspensión de Paraguay e ingreso de Venezuela).
El canciller defiende los positivos resultados que para Brasil ha tenido Mercosur. Señala que éste es destino importante de sus exportaciones de manufacturas. Según él, el 90% de las exportaciones al bloque son de ese tipo de mercaderías; aun cuando sólo el 9% de sus exportaciones totales van a ese mercado.
Por otro lado, afirma que ya se puede decir que existe libre comercio entre Brasil y casi todos los países de América del Sur. En el caso de Mercosur, las tarifas arancelarias están en cero en 90% de los productos. Para él, habrá comercio libre con casi todos los países de Sudamérica a partir de 2019, excepto Colombia.
Según el ministro, no habría razones significativas para decir que Mercosur es un proyecto anticuado o desventajoso. El interés manifestado por Bolivia, Ecuador y Venezuela de ingresar al bloque habría demostrado el atractivo y el éxito de éste. En este punto, olvida, como elementos de peso determinantes de tal interés, las afinidades político-ideológicas entre los gobiernos.
Patriota da también su opinión sobre otros acuerdos de libre comercio del hemisferio (Chile –EEUU, por ejemplo), los cuales “cuestiona” sutilmente para contrastar. Llama la atención el largo espacio que dedica en su exposición al Acuerdo del Pacífico (AP). Pareciera que la sombra que le está haciendo este bloque novedoso al Mercosur lo obliga a explayarse en explicaciones.
Dice, para restarle significación real, que, además de “la inexistencia práctica del acuerdo” (incumplimiento aun de las formalidades de aprobación legislativa), la liberalización comercial total anunciada por los miembros del AP, para el 90% de los productos, no es tal. Que ella ya está vigente en virtud de los acuerdos de ALADI; por tanto, tal anuncio no aportaría nada nuevo.
En las materias de facilitación del comercio, cooperación aduanera, inversiones y otros temas, Patriota ve con buenos ojos los compromisos de AP, toda vez que la homogeneización en tales asuntos podría beneficiar el comercio de Brasil y de Mercosur con ese grupo.  
Ve en la discontinuidad geográfica de AP importantes y costosos obstáculos, y finaliza, como para tranquilizar a los senadores, diciendo: “Con todo, sus metas no se materializarán de la noche a la mañana”.
Respecto de UNASUR, proyecto impulsado desde Brasil, y según Patriota muy ambicioso, subraya lo de los proyectos de infraestructura física. En los más importantes, por cierto, participa Brasil (salidas al Pacifico y el Caribe).
Finalmente, el canciller, después de hablar de la necesidad de convergencia de los distintos procesos de integración regional y saludar la creación de AP como una oportunidad y no como amenaza, expresa su opinión sobre el modelo futuro integrador, que debería prevalecer.
Para él, la opción debe ser la de una inserción internacional que responda a una estrategia en favor de la diversificación productiva y del comercio. Y afirma: “Se está llegando al agotamiento de la dimensión puramente comercial de la integración. El comercio probablemente no será más el vector de apoyo del avance de la integración suramericana en los años futuros. Mantener la integración suramericana en movimiento significará tomar acciones más allá del comercio. Serán necesarias iniciativas en el campo propiamente económico" (inversiones productivas, tecnología, financiamientos, infraestructuras, etc).
En este propósito, Patriota enfatiza la importancia de que los sectores económicos privados asuman la dimensión regional como espacio capaz de agregar valor a sus inversiones, producción y ventas.
La opinión que hemos resumido en estas líneas convoca a un análisis más detallado y profundo de las perspectivas económicas de la región en un mundo de interdependencia global creciente.
Sin duda, para los venezolanos, no deja de tener un interés particular. Sobre los temas comentados por Patriota, seguiremos ahondando en otras oportunidades.

EMILIO NOUEL V.  
  


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