sábado, 23 de julio de 2016

LA FALLIDA PRESIDENCIA PRO TÉMPORE DE MADURO EN MERCOSUR


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El cerco democrático se ha ido cerrando en torno al gobierno dictatorial y militarista de Venezuela.

Tuvieron que pasar muchos años y cosas para que este despertar de la conciencia hemisférica y mundial se diera. Los estropicios de una conducción gubernamental errática están a la vista y sus efectos los está sufriendo amargamente la mayoría de los venezolanos con escasez, hambre y angustias indecibles.
Este cuadro político y social siniestro ya es reconocido en el ámbito internacional, y a los gobiernos no se les escapa el potencial de ingobernabilidad que tal crisis puede alcanzar, así como las repercusiones que traería para la región.
Uno de los gobiernos que, entre otros, está adoptando posiciones terminantes frente al de Venezuela, es el de Brasil.
Sobre el peso político y económico de este país en nuestro hemisferio no hace falta abundar. 
De allí que sea útil en estos comentarios referirnos a la misiva que recientemente envió el canciller brasileño José Serra al de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, el 19 de julio próximo pasado, sobre el asunto de la Presidencia Pro Témpore de Mercosur.
En tal documento queda meridianamente expresada la posición de Itamaraty sobre el asunto en cuestión.


Recuerda Serra a Nin Novoa la propuesta que hiciera a este último de que la presidencia pro témpore semestral, fuera discutida en el mes de agosto venidero, toda vez que así se podría tener el tiempo prudencial y necesario para  “analizar de manera serena los datos de la realidad”.

En tal sentido, Brasil no acompaña la convocatoria que el canciller uruguayo ha hecho del Consejo del Mercado Común, máxima autoridad del bloque, para el día 30 de Julio próximo.

Serra reitera que al disponer de tiempo suficiente se podría encontrar un camino común que atienda los intereses de Mercosur y sus Estados Partes.

Si bien en esta carta no se refiere los problemas de fondo que llevan tanto al gobierno de Brasil como al de Paraguay a oponerse a que el gobierno de Venezuela ostente dicha presidencia; sin embargo, no quedan dudas acerca de que estos gobiernos están decididos a impedir que un gobierno cuya ejecutoria política y económica va a contravía de los principios que inspiran el bloque comercial, ostente tal representación; sobre todo, en momentos en que cuestiones de envergadura están en juego para el proceso integracionista, entre las cuales, sacudirse el aislacionismo económico y el dañino proteccionismo.

No obstante, el gobierno de Uruguay anunció en días pasados que haría entrega de la presidencia pro témpore con la presencia o no de los países miembros, esgrimiendo un argumento estrictamente jurídico. Cual sería nuestra sorpresa que al día siguiente suspendió la reunión programada, qudando claro que con Itamaraty en contra difícilmente se avanzaría en ese asunto.

La posición del gobierno uruguayo de presionar la entrega de la presidencia es síntoma de una crisis en el bloque cuyas consecuencias son imprevisibles. El gobierno argentino, que en este asunto se ha mostrado vacilante, ha sentado su opinión sobre el gobierno venezolano.

De lo que estamos seguros es de que éste nada aportará de positivo a la marcha de Mercosur y el cambio esperado de orientaciones. Compartimos con un analista brasileño de que el problema no es tanto que presida al bloque, como tener dentro de él a un país con un modelo político-económico en descomposición, "podrido" (Clovis Rossi, en Folha de Sao Paulo).

Por lo demás, la presidencia pro témpore fallida de Maduro es otro fracaso de su diplomacia y de la improvisada Delcy Eloina.

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV



miércoles, 20 de julio de 2016


PADRINO Y UNA CERTEZA: DESCALABRO ESTRUENDOSO

Son variopintos los análisis nacionales e internacionales que se han hecho sobre la jugada del gobierno, la semana pasada, de nombrar al Ministro de la Defensa como autoridad máxima en materia de abastecimiento y distribución de productos de primera necesidad que no se consiguen o no los hay sino en cantidades cada vez más limitadas. Vendría, supuestamente, a apagar un fuego ya muy extendido y que pone en peligro la gobernabilidad.

Al general Padrino, designado para tal grave y angustioso problema, deberán someterse sin chistar los demás despachos ejecutivos, incluido el del inefable Aristóbulo, vicepresidente de la República. Así lo “ordenó” Maduro.

Las especulaciones van desde las que afirman que en vista de la agudización de la crisis y del riesgo de que se produzca un estallido social, el objetivo del gobierno es atornillarse en Miraflores, echando mano, en una acción desesperada, de los que manejan el poder represivo y de fuego, una vez perdido el favor popular y la capacidad de repartir los dineros del Estado, pasando por las que  sostienen que los militares ya asumieron el poder guardando aun ciertas apariencias -una dictadura militar sui generis- hasta los que dicen que hay un proceso de transición en curso, todo en un entorno internacional que está presionando por una salida que evite un estallido de ingobernabilidad del país y de la región.

Éstas y otras teorías circulan en los corrillos políticos y en las redes sociales, para los distintos gustos, con variantes y matices.

Para el análisis, quizás valga la pena hacerse algunas preguntas que nos aproximen al problemón en que estamos metidos.

La primera que surge es por qué una actividad que debería ser dirigida y cumplida por funcionarios civiles, le es entregada a un militar, independientemente de que éste diga que es una acción cívico-militar.

Aparte de que, en el fondo, el nombramiento es una clara admisión de un rotundo fracaso gubernamental en el asunto, visto lo visto, hay un punto que no queda resuelto y es a la vez otra interrogante: ¿Acaso no han sido ministros militares activos los que han dirigido ese tema hasta ahora? ¿Los mismos que, por cierto, son señalados de corrupción e incompetencia manifiesta?

¿Son entonces otros los militares que, junto a Padrino, vendrían a enderezar el entuerto descomunal que nos agobia? ¿Serán los que llaman ‘institucionalistas’ u otros de la logia militarista?

El ministro plenipotenciario a cargo de la faena de dar comida a un país hambriento, señaló que su nombramiento no obedecería a una acción de militarización del país, sino a poner “un poco de disciplina”.  

Nos llama la atención que él se presente como alguien que ve como no conveniente el que se piense que tal iniciativa persigue militarizar a Venezuela, aunque quien suscribe no tiene claro si el Ministro participa o no de la ideología militarista que inspira a la logia fundada por Chávez, cuyos representantes más conspicuos han ostentado y ostentan ministerios, gobernaciones y otros cargos de alto gobierno. ¿Qué quiere significar cuando afirma que utilizará “todas las metodologías de la guerra no convencional, específicamente en el frente económico”?

¿Compró entonces Padrino la idea disparatada de que estamos en una guerra económica?

¿A quiénes viene a ‘disciplinar’ ‘un poco’? ¿Es un problema sólo de disciplina?

Porque alimentar al país en la situación desastrosa en que ha caído, implica restablecer la producción destruida por más de 3 lustros de acciones nefastas y contraproducentes, hijas directas de una ideología trasnochada y perversa, no sólo de mala gerencia.

Sin duda, no es un problema de ‘disciplina’, a otro perro con ese hueso; se deriva de políticas macroeconómicas destructoras. Sin un cambio radical de éstas, es difícil que se retome un camino construido durante muchas décadas y que fue dinamitado por el gobierno, con sus expropiaciones, acoso a las empresas, leyes antieconómicas y desestimulantes, expulsión de inversiones extranjeras, etc.

Proveer a los venezolanos de productos de primera necesidad no es un tema sólo de funcionamiento de las aduanas, de modificar reglamentos o aligerar procedimientos de control de los canales de distribución, de ‘disciplinar’ o de, en definitiva, poner presos a unos cuantos delincuentes verde oliva.

Trámites y funcionamiento de aduanas y controles, pudieran arreglarse en un tiempo relativamente corto, pero si no hay productos que distribuir y vender, si no hay barcos en nuestros puertos con alimentos que deban ser nacionalizados, la tarea de dar de comer a los millones de ciudadanos está muy lejos de que se cumpla.

¿A qué entonces atribuir el nombramiento del señor Padrino, que creíamos de despedida? ¿Para complacer a los militares y tenerlos aplacados?

 ¿A un afán de ‘disciplina’? ¿Al deseo sincero de resolver el problema de abastecimiento de la población?

¿A una acción preventiva frente a un eventual estallido social que permita al gobierno sostenerse?

¿A una apertura a la transición?

Que el lector escoja la opción que le parezca la más cercana a la realidad y a sus deseos.

Las únicas certezas que tengo son, por un lado, que la jugada en cuestión, si la miramos desde la perspectiva del abastecimiento, está condenada a un descalabro estruendoso, si se sigue creyendo que se está enfrentando una fantasiosa guerra económica, y por otro, que no se sabe a ciencia cierta adonde nos conduce todo este desastre  y cuánto va a durar.

¡Ah! Se me olvidaba otro convencimiento: con la ideología militarista que inspira a los militares que gobiernan no llegaremos a ninguna parte.

EMILIO NOUEL V.

jueves, 14 de julio de 2016

CON EL MILITARISMO NO SALDREMOS DE LA CRISIS

La experiencia demuestra que los gobiernos militares, los cívico-militares o los militar-cívicos, son todos una misma cosa, es decir, una calamidad. Son nefastos para el desarrollo, el bienestar y la expansión de la democracia y las libertades de los países.
Y el militarismo es, sin duda, la máxima expresión de ese mal que es la intromisión indebida de la fuerza armada en los asuntos de la política.
Porque los militares deben estar sometidos al poder civil, si creemos en los principios democráticos y en el Estado de Derecho.
El papel de los militares en un mundo civilizado no es inmiscuirse en el debate político. Cuando esto ocurre, estamos frente a una sociedad primitiva, que resuelve sus diferencias por la fuerza de las armas o con la amenaza latente de utilizarlas por quienes las tienen por mandato de la Constitucion.
Los que accedieron al poder en nuestro país hace mas de tres lustros ya, los militares golpistas del 92, traían consigo una visión militarista, que pocos atisbaban o no les daban importancia. Ella se mantenía hasta cierto punto velada detrás de un movimiento político variopinto en el que se mezclaban todo tipo de individuos con intereses, ambiciones e ideologías incongruentes. Desde izquierdistas democráticos y nacionalistas, pasando por evangelicos y radicales de izquierda, hasta oportunistas y delincuentes.
Pero el que marcaba el paso era el jefe de una logia-camarilla militarista, pretoriana, que enarbolaba un discurso indigesto, suerte de sancocho ideológico cuyos ingredientes variados y ambigüedades cautivaron a muchos ingenuos venezolanos.
Poco a poco, Chavez fue trasparentando su pensamiento e intenciones políticas mas íntimas. Las concreciones de sus convicciones militaristas comenzaron a ser percibidas por mas gente, a pesar de que aun mantenía ciertas apariencias. Se comenzaron a crear empresas para los militares. No se conformaron con poner al frente de las del Estado a miembros de esa institución, tuvieran o no credenciales para ello.
Muerto Chavez, y con una persona sin autoridad entre los ‘milicos’ al frente del gobierno y con apoyo popular en declive acelerado, se acentua la militarización de la Administracion publica.  
Aumentan las “empresas militares” auspiciadas y financiadas por el Estado venezolano, sobre las cuales el poder civil no tiene control, una vez que se les otorga inmunidad por parte de un TSJ lamebotas.
Quien no se percatara en los últimos tiempos de que teníamos un gobierno militar de facto, solo es explicable por la ingenuidad o el descuido en la observación de lo que estaba a la vista.
Los ministerios economicos mas importantes han estado manejados por militares. Las empresas estatales también.  ¿Qué les faltaba entonces por controlar?
No hay que olvidar que en todos esos encargos los militares han fracasado de manera evidente. Su incompetencia es manifiesta. Basta ver los resultados.  La crisis se ha agravado y esto sin mencionar la obscena corrupción en que están involucrados algunos, cuyas muestras de enriquecimiento indebido y derroche los venezolanos las vemos a diario, donde quiera que vamos.
Ciertamente, la decisión reciente de otorgar poderes casi omnímodos al Ministro de la Defensa, es, amen del reconocimiento de un gran fiasco, la culminación de un proceso avanzado de militarización del gobierno y en consecuencia del país.  
Si estábamos viviendo en una dictadura sui generis militar-civica, con tal medida el hocico militarista se muestra ahora con mayor nitidez, y la hoja de parra “civica”, al caerse, presenta al régimen venezolano como lo que es en realidad.
Los venezolanos queremos salir lo mas pronto posible de la calamidad que nos ha caído encima. Las encuestas lo dicen: que se vaya Maduro. Pero no es solo este el que debe irse. También los que han gobernado con el y han sumido al país en la horrible crisis que padecemos. Y entre ellos, están los militares militaristas de la logia-camarilla que ha causado el océano de males que nos agobian.
Padrino no va a resolver el problema de distribución y abastecimiento de los productos de primera necesidad, ni tampoco de los otros.    
Para ello tendría que cambiar todas las políticas del gobierno generadoras del desastre. Y me temo que no comprende el problema ni esta en capacidad de hacerlo.

EMILIO NOUEL V.

martes, 12 de julio de 2016


MADURO EN MERCOSUR: DESESPERACIÓN, POCA DIGNIDAD, PENA AJENA


Resulta realmente bochornoso el sainete montado por la canciller de Venezuela en reciente reunión de Mercosur en Uruguay.
Presentarse de manera intempestiva a un encuentro al que no había sido invitada formalmente, muestra la clase de gente que dirige en mala hora los destinos de nuestro país.
No respetan las formas, no miden las consecuencias, les importa poco acrecentar aun más el desprestigio del país ante el mundo, mucho menos tienen siquiera una pizca de dignidad.
Y no había sido invitada, mejor dicho, no había sido convidado su gobierno, simplemente porque hay fundadas dudas, y en algunos la convicción, respecto del compromiso de aquel con los principios y obligaciones de carácter comercial del bloque y de respeto a la democracia y los DDHH.
Cuando se permitió el ingreso de Venezuela a Mercosur de manera irregular violentando el ordenamiento jurídico (artículo 20 del Tratado de Asunción), hecho admitido por el señor Pepe Mujica, ex presidente de  Uruguay, el gobierno de Chávez entonces y luego el de Maduro después, estaban obligados a poner en vigor un conjunto nutrido de dispositivos legales en un plazo determinado, lo cual, por incompetencia, desidia e ignorancia del anterior Asamblea Nacional,  dominada por el chavismo, no se cumplió.
A ello se suma que el gobierno, demostrando gran irresponsabilidad y falta de seriedad, se autoexcluyó de las negociaciones comerciales con la Unión Europea.
Sobrada razón tienen los demás miembros cuando se preguntan justificadamente qué papel juega el gobierno venezolano en Mercosur, visto lo visto.
¿Qué necesidad habría entonces de invitar a un gobierno que muestra tal displicencia sobre asuntos tan cruciales para el futuro económico de las naciones que conforman el Mercosur?
Por otro lado ¿cómo reunirse con un gobierno cuya conducta antidemocrática e inconstitucional choca con los principios establecidos en los Protocolos de Ushuaia sobre la democracia y del sistema interamericano de protección de los DDHH?
¿qué valor puede agregar al bloque un gobierno que se comporta de tal suerte?
Desde hace mucho lo hemos subrayado. El gobierno venezolano actual ha ido en sentido contrario a los valores que animaron a ese proyecto integrador.
Con sus amigos Lula, Mujica, Lugo y Kirchner, el chavismo pretendió cambiar a Mercosur y hasta cierto punto lo logró. Por supuesto, en detrimento del régimen mercosuriano. Éste se ideologizó y se estancó.
Mientras el mundo se iba abriendo cada vez más a las corrientes comerciales y de inversiones, el Mercosur revivía conductas proteccionistas y se cerraba sobre sí mismo, quedando rezagado respecto de otros países del hemisferio.
Pero como se sabe, las tornas cambiaron en la región, afortunadamente, y los nuevos gobiernos del bloque comienzan a llevar las aguas de nuevo a su cauce. Otras orientaciones se imponen, contrarias a la ideología que obstinadamente sigue sosteniendo el gobierno de Venezuela.
De allí que no se comprenda el afán de éste en presidir una organización internacional con la que tiene esenciales y fundamentales diferencias, a menos que sólo busque no aparecer tan aislado ante la región, como de hecho lo está, porque le conviene en esta hora, para él, aciaga, presionado por todos los flancos, y una vez perdida en gran parte la influencia de su petrodiplomacia.
El show escenificado en Montevideo por la señora Delcy Rodríguez es patético. Es desesperación y poca dignidad. Pena ajena.

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV




domingo, 3 de julio de 2016

¿Qué pito toca en Mercosur el gobierno  de Venezuela?

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El gobierno venezolano, en su caída acelerada en barrena, tanto en lo nacional como en lo internacional, no deja de aparecer mezclado con malas noticias. En este caso, la crisis de Mercosur y él como ingrediente adicional de agravamiento.

Está fresca en la memoria la forma ilegal como el gobierno logró meter a Venezuela en ese bloque comercial. Fue también un capricho de un gobernante y producto de un contubernio con sus amigos político-ideológicos, no de un análisis responsable y adecuado de las conveniencias económicas para nuestro país.  

Mucho menos lo fue de una evaluación abierta y participativa de todos los sectores patrios que serían afectados por tales compromisos de envergadura. Fue la voluntad de un autócrata, no la de un país.

Asimismo, estaba claro entonces como ahora que la filosofía económica que subyacía a ese bloque comercial era contraria a la de Chávez. Pero ese asunto lo tenía sin cuidado, era una apuesta geopolítica que desdeñaba aquella visión de libre comercio, típica de todo modelo de mercado capitalista.

Es un hecho que Chávez, en su voluntarismo frenético, buscaba incidir en aquella orientación, valido del poder financiero petrolero. Esa pretensión no la escondía. No había ingresado aún cuando ya planteaba la necesidad de transformar a Mercosur en un instrumento más político que comercial, utilizando demagógicamente la expresión “más social”.

En ese planteamiento estaba la esencia de la perspectiva del Foro de Sao Paulo. Para éste, como escribió Julio Gambina, “el problema a resolver es el de organizar otra integración: la de los pueblos y que tiene como punto de partida la resistencia a la integración neoliberal, tanto regional, continental, como global. Es el camino que se trazó en el Foro Social Mundial”.

En el fondo, era la misma propuesta de Heinz Dieterich, quien propugnaba un “Nuevo proyecto histórico” para la ‘Patria Grande’ que implicaría la formación de un “Bloque Regional de Poder desarrollista” que estaría operando desde Brasil, Argentina, Cuba, Nicaragua, Ecuador y Venezuela, y el cual, según él, sería la única estrategia económica viable para los pueblos de América Latina “para neutralizar del poder expoliador del capital financiero”. En este curso de acción se incluía la constitución de una línea aérea, una industria naviera, una transnacional bio-farmacéutica y una industria energética integrada.

El proyecto de Dieterich apuntaba a conformar un bloque de poder que enfrentaría a ‘la integración económica neoliberal’, y a abrir paso a una “alternativa sistémica”, basada en el “paradigma científico universal del socialismo del siglo XXI”, adaptado a las condiciones de América Latina.

Chávez dirá: “Ese modelo neoliberal no puede ser la base ni el marco para nuestros modelos de integración. No puede ser, es imposible que nosotros pongamos por delante para integrarnos, a la economía”.

A partir de esta manera de ver las cosas, la política adelantada por el gobierno militarista chavista, iría a contravía de lo sustantivo del régimen económico-comercial mercosuriano, de sus fundamentos conceptuales.

Y hoy sigue siendo así. Si no, no se podría entender cómo un gobierno cuyo país forma parte de un bloque comercial, se excluye a sí mismo de una negociación comercial tan importante como la que se lleva con la Unión Europea. Si no, no se comprende cómo, desde que ingresamos de forma espuria, no ha habido ningún interés por poner en vigencia cientos de normas obligatorias, a pesar del compromiso de hacerlo en un plazo preestablecido. (Por cierto ¿Qué hizo la anterior Asamblea Nacional para cumplir con esa obligación?)

Toda esta dejadez, indolencia, que sólo se explica por la poca importancia que el militarismo autoritario que desgobierna a Venezuela confiere a Mercosur, no puede tampoco hacer olvidar el tema de las violaciones constitucionales y a los DDHH, que las normas de ese bloque condenan.

Por tanto, no le falta razón a los gobiernos de Mercosur cuando dudan o se oponen a entregar la presidencia pro témpore al venezolano.

¿Qué papel puede jugar este último en beneficio de los países miembros cuando ha mostrado tales inconsistencias respecto de los cimientos primordiales del proyecto mercosuriano?

No se trata sólo de una visión económica contraria, es también un régimen que en lo político se aparta de los valores democráticos, que infringe la cláusula democrática.

No está de acuerdo con el libre comercio y se comporta en los hechos como una dictadura militar.

¿Qué dice, por ejemplo, respecto de la necesidad de adecuar Mercosur a las realidades económicas mundiales actuales?

Hasta ahora, nada.

¿Qué hace entonces allí el gobierno venezolano?


EMILIO NOUEL V.

@ENouelV

emilio.nouel@gmail.com