jueves, 28 de enero de 2010

OYE TÚ, DIPUTADO ROJO-ROJITO: NO TE VISTAS QUE NO VAS

Las informaciones que le llegan a uno desde del mundo chavista son para coger palco. La alacranera está alborotada. Chávez ya no tiene a quien poner de ministros en su loca carrera hacia la radicalización. La pelea por la supervivencia, es decir, por seguir chupando del erario público sin trabajar en la Asamblea Nacional, es a cuchillo limpio.

Las distintas facciones ya se están poniéndo zancadillas a diestra y siniestra. El episodio de Corruptos sin Fronteras-sección Venezuela que presenciamos con la caída de los bancos de la burguesía chavista fue el abrebocas. Alito, Ricardito, Arnesito y Peruchito fueron allí las figuras estelares, pero detrás de cada uno de ellos se esconde un jefe político del más alto nivel gubernamental y del partido.

Ciertamente, el poder o los poderes detrás de esta trama se resintieron, y algunos dicen que el gobierno salió más o menos librado del rollo. Y como siempre, quedaron vivos los capos de la robolución socialista, sobre todo, il capo di tutti capi.

¿Serán las últimas renuncias los prolegómenos de una lucha de mafias y submafias que promete capítulos más apetitosos en los meses venideros?

De lo que no queda dudas es de la competencia desbocada y angustiosa que se ha iniciado. Esta disputa que dejará a muchos en la cuneta, los está llevando a demostrar de cualquier manera su lealtad al tirano; o lo que es lo mismo, a desvivirse por obtener el premio de quien es el más grande de los jalamecates, para lo cual deben arrastrar lo poquísimo que les queda de dignidad, mostrándose más papistas que el Papa.

Ya no será suficiente ser un lamebotas arrastrado y decir amen a todas la órdenes y leyes que vienen de Miraflores, las circunstancias ameritan mayores sacrificios, el esfuerzo que se exige es superior, porque eso de volver a andar pelando por allí, viviendo de gorrón de los generosos amigos de la IV, ¡qué va¡

De fuente cierta se oye que “el pueblo hecho hombre”, Chávez, cuya soledad se sigue profundizando, tiene una lista preliminar, elaborada junto a sus más cercanos asesores, los compañeros del G2 cubano, quienes se han convertido en la fuente primigenia de información del mandón, para así poder chantajear o tener con la cuerda corta a los vagabundos que lo rodean.

Según aquella fuente, saldrían, aproximadamente, el 65% de los actuales diputados, dizque por brutos o no confiables. (Opinión de “Yo el Supremo”, no de quien esto escribe, ¡líbreme Dios ¡).

El concepto que el tirano tiene de sus lacayos, como se ve, no es el mejor.

De modo, que es de esperarse una degollina, en cuya antesala hoy están las primeras zancadillas, acusaciones, denuncias, traiciones, etc; cosas que, por lo demás, hacen muy bien estos personajillos, porque en eso de gobernar, no tienen la más mínima idea.

Si a esta limpieza interna que se efectuará ineluctablemente le aplicamos el porcentaje que con seguridad obtendrá la oposición democrática en la Asamblea, pues las angustias de los próximos cesanteados se potencia y el estrés se intensifica. Desesperadamente, buscarán circunscripciones seguras o puestos salidores, vendiendo el alma o lo que sea. Los que no salgan en esta lista pasarán a la inacción. No harán campaña, quizás se abstengan o en el mejor de los casos hasta se pasen a la oposición o voten por ésta para castigar a su verdugo.

En la actualidad, los diputados focas son alrededor de 140 vagos (perdónenme la expresión, pero no me negará el lector que las leyes las hacen en Miraflores. ¿Tenemos o no razón de llamarlos tales?) Los diputados a elegir en septiembre próximo serán 165. La oposición, si lo hace bien, es muy probable que no obtenga menos de 80, y en el mejor de los casos, puede llegar a 105 o más. La avalancha no es descartable. El sistema electoral, tal y como lo han querido establecer los genios de la robolución, es un arma de doble filo, y quien quita que se vuelva en contra de sus mismos creadores.

Así, el señor Chávez tendrá que repartir 80 o menos puestos salidores entre sus alacrancitos, porque como diría la difunta Celia, no hay cama pa’ tanta gente.

¿Quienes serán estos ungidos? Vaya usted a saber. Seguramente, unos cuantos milicos sacados de la manga del tirano. A los comunistas compañeros de ruta, le saldrá su peor es nada, un diputado y de vaina. Los del PPT tendrán también un premio de consolación a su infinita capacidad para dejarse humillar, cual coletos, por el mandamás.

Las perspectivas entonces para quienes nos oponemos a la autocracia son muy halagüeñas. Sólo nos queda concentrarnos en aquellas regiones en donde el rendimiento, en términos de diputaciones, sea mayor, y difundir un mensaje claro y atractivo, enraizado en las necesidades más sentidas, desde ahora mismo. Por supuesto, con los mejores candidatos.

Ya no albergamos dudas sobre si se puede ganar. Si las cosas siguen como están, y las fuerzas democráticas van unidas, ganaremos. Nuestra duda en estos momentos es si ganamos con una votación cerrada o con una muy holgada. Y en este resultado, la descomposición chavista que crece día a día, nos ayudará mucho.

EMILIO NOUEL

martes, 19 de enero de 2010

SEGUIMOS CON HAITÍ PENSANDO EN SU FUTURO

Hoy seguimos viendo las imágenes escalofriantes del terremoto en Haití. SE han producido reuniones de la comunidad internacional para enfrentar los desafíos que la situación plantea. Han sido considerado también lo que serían planes futuros para ese atribulado país.
Se hace bien, hay que ir pensando en la post-tragedia de una vez.
Va a requerir muchos años para la recuperación. Se necesitarán enormes inversiones no sólo para la reconstrucción de la infraestructura física e edificaciones, viviendas, etc. También habrá que ejecutar planes que apunten a os que se conoce como "state-building". Un país que no ha gozado jamás de instituciones sólidas y estables, con enormes carencias educativas, de formación profesional y técnica, con las más mínimas condiciones de salubridad, azotado por la violencia, la ignorancia, la superstición, y mafias políticas casi bárbaras, demandará formidables esfuerzos no sólo de los haitianos de buena voluntad sino también de la comunidad internacional y particularmente, de sus vecinos caribeños, latinoamericanos, EEUU y Canadá.

VENEZUELA
En Venezuela, seguimos padeciendo la locura ideológica de un gobierno torpe, incompetente y corrupto. Continua con las confiscaciones de bienes privados, sin ninguna justificación, ni fundamento jurídico. Las inversiones extranjeras seguirán absteniéndose de venir a un país en donde no hay seguridad jurídica. Nuestro calvario se ahonda. Saldremos de nuevo a la calle a protestar esta semana. Conmemoraremos el 23 la llegada de la democracia en 1958. Esta vez las fuerzas democráticas reafirmarán su convicción y anhelo de libertad, y protestaremos por el desastre al que nos conduce el gobierno.

domingo, 17 de enero de 2010

EL HAITÍ QUE CONOZCO O LA REPÚBLICA IMPOSIBLE

Al pueblo atribulado de Haití, en la

esperanza terca de que algún día

no muy lejano se enrumbe hacia el

desarrollo


Lo que está ocurriendo al pueblo haitiano es espeluznante. Leyendo el relato que hace un escritor de allá, Dany Laferrière, a Le Monde, uno experimenta una sensación terrible ante tanta desolación y muerte. El terror que produjo el sismo mientras tenía lugar y sus efectos devastadores tal y como él lo cuenta, es sobrecogedor, impresiona. Y es imposible permanecer indiferentes ante tanta catástrofe.

Haití siempre me ha parecido un pueblo en extremo desafortunado, salir de abajo le ha sido casi un imposible. Me he negado siempre a verlo condenado a un destino de oscurantismo, atraso y violencia política.

A pesar de lo que ya sabemos de su historia, de que fue el primer país que se independizó en Latinoamérica y el Caribe, de las potencias europeas de entonces, sus gobernantes, desde los inicios mismos de la República, nunca pudieron sacar adelante a esa sociedad. Partían con un handicap sobre sus hombros que resultaba casi insuperable. La clase que hizo la independencia no tenía herramientas intelectuales suficientes ni los recursos materiales para conducir un proceso de desarrollo que levantara y consolidara las instituciones públicas necesarias para tal fin.

Era de tal naturaleza la carencia de recursos humanos medianamente preparados para atender las distintas actividades, que durante y después de la guerra de independencia, debieron tomar medidas para evitar que en las matanzas que se producían, se exceptuara a los civiles blancos franceses o mulatos que conocieran de oficios diversos.

Así, se derrumbó un régimen esclavista cruel, que fue sustituido por el caos, al frente del cual estaban autoridades, en su mayoría, ignorantes, muy resentidas y no pocas llenas de odio alimentado por más de un siglo y medio de humillaciones y desmanes.

Pocos líderes de la nueva república tenían preparación para enfrentar los retos de la nueva situación política. Lamentablemente, se impusieron los más atrasados y violentos. Muy parecido a lo que ocurrió en otras latitudes de nuestro hemisferio, aunque en este caso fue peor. No era lo mismo un Petión o Rigaud, ambos mulatos educados en Francia, que un Toussaint Louverture o Dessalines, “héroes testiculares”, como diría Rufino Blanco Fombona.

No hay que olvidar igualmente las reservas que hubo siempre frente a la nueva república de ex esclavos, y si a ello agregamos un entorno internacional que la mantuvo marginada hasta pasados muchas décadas del siglo XIX, el cuadro no era el mejor para la concreción de un proyecto viable de país.

No obstante, y parecerá extraño a algunos que endiosan a los próceres, los gobernantes haitianos de la primera hora fueron también imperialistas. Invadieron la parte oriental de La Española, hoy República Dominicana, y la gobernaron hasta 1844, momento en el cual se da la independencia política definitiva de ese país.

Haití fue la colonia más rica del Caribe, pero esos recursos naturales, en lugar de potenciarse, se fueron destruyendo y consumiendo hasta el punto de que hoy es la nación más pobre del hemisferio, que muy pocas cosas produce, sin hablar de la destrucción de sus bosques, los que han sido utilizados como combustible por la población. Hoy vive de la caridad internacional, sumido en la mayor ignorancia y la superstición.

Quien esto escribe tiene un particular afecto y simpatía por ese país. Lo he visitado varias veces, la primera por curiosidad y las otras por trabajo.

La curiosidad venía por la vía familiar. François Nouel Naulin, natural de Angouleme, Francia, capitán de navíos mercante, masón destacado de las logias caribeñas, la Logia de Oriente, se estableció en esa isla precisamente en aquellos momentos en que coincidieron las Revoluciones americana y francesa, y pudo ver y sufrir la de los haitianos en tanto que francés, a pesar de ser un librepensador. Hoy hemos sabido que el Terror robespierrano en su país, lo asqueó y alejó para siempre. Como masón amaba el progreso y la libertad, pero el desorden que se apoderó de Francia, la guillotina y la persecución política que se desató, no iban con él.

Mi tercer tatarabuelo conoció ese drama que lo llevó a huir con su esposa a la ciudad de Santo Domingo, lugar de donde tuvo que huir, junto con los demás franceses, al ser expulsado por las fuerzas haitianas que tomaron esa ciudad en 1808. Evacuado por un barco inglés, terminó recalando en Curazao, para después morir en Bonaire, al comienzo de la guerra de independencia de Venezuela (1812), sin haber podido ver nunca más a sus 2 pequeños hijos, los cuales quedaron con su madre, en Santo Domingo, confinados en la finca familiar en Boca de Yuma, por órdenes del gobierno haitiano. El hijo varón, Jean-Baptiste Adolphe Nouel Gubert creció bajo el dominio haitiano, y sería, 3 décadas después y hasta su muerte en 1856, Cónsul de Haití en Curazao, nombrado por el emperador haitiano, Faustin I, otro de los tantos autócratas que padeció ése país. No sé, pero cuando veo al Presidente que tenemos los venezolanos hoy, de inmediato evoco a aquel emperador de opereta o cualquiera de los otros que como él lo fueron de Haití.

De mi primer viaje a Haití (1982), debo contar que fui detenido en le aeropuerto junto con otro venezolano amigo, por el espacio de una hora, por unos Tonton Macoute del régimen de “Baby Doc” Duvalier. Éramos sospechosos de algo que nunca supimos qué fue. Lo cierto es que nos vigilaron durante los 4 días que allí estuvimos. Nos vimos en la necesidad de hablar con el embajador venezolano, para anunciar nuestra llegada; era el Doctor Peinado, quien, muy amablemente nos atendió, y si mal no recuerdo, se comunicó con el gobierno de Haití, reclamando el maltrato de que habíamos sido objeto. Eso no impidió que los Tonton Macoute llamaran continuamente a nuestro hotel para saber si estábamos o no. Debo confesar que mientras estaba detenido recordé aquella película “El expreso de Medianoche”, en la que aquel joven americano fue a dar con sus huesos a una cárcel turca espantosa.

En las otras oportunidades que visité Puerto Príncipe y sus adyacencias, ya caído el régimen duvalierista, pude ver un pueblo que a pesar de las grandes penurias, lo sentí trabajador, bregador, alegre, amistoso, negociadores natos, con deseos enormes de vivir. Bastaba caminar por sus calles y mercado, repletos de gente, los taptap -así llaman a los autobusetes muy coloridos del transporte público- llenos hasta los techos y ver a una gente laboriosa que sobrevivía con lo que podía, en condiciones muy precarias de salubridad, empleo, alimentación y educación, pero que a pesar de todas sus carencias, la veía con cierto potencial para salir adelante; por supuesto, siempre que, por un lado, tuviera gobernantes responsables, honestos y claros con lo que debían hacer, y por otro, dispusieran de una ayuda sustancial de parte de la comunidad internacional. La tarea, por supuesto, no sería fácil, sin embargo, no la veía imposible.

Recuerdo que con 2 amigos haitianos, ambos políticos y uno de ellos médico, pude visitar sitios a los que no van los pocos turistas que visitan a ese país. (¿qué les habrá pasado en esta tragedia? ¿Estarán vivos? me pregunto).

A un enorme barrio fui, que me impresionó por las condiciones lamentables y cuyo nombre era una monumental ironía, “Cité Soleil”. Era todo lo contrario a lo que su denominación aludía. Eran miles y miles de casas hechas con cualquier material de desecho, sin luz, ni agua, ni cloacas, todas amontonadas, sin solución de continuidad, un descomunal hacinamiento Era, más bien, la noche, horrible noche ese tipo de vida. Hablé con algunos de sus pobladores, afables, simpáticos, de una gran sencillez, no hallaban qué hacer para ofrecernos lo que no tenían. Recuerdo que una chica muy hermosa suerte de princesa senegalesa me preguntó si podía traérmela a Venezuela.

Conocí el vudú y su ceremonia, visité una cofradía: tambores ensordecedores por más de 4 o 5 horas seguidas, en el centro de un gran bohío, mujeres en trance, baile, contorsiones, animales degollados, sangre, cal y arena, y uno con el corazón latiendo a velocidades nunca antes sentidas; al fondo el mar y su oscuridad insondable fungían de marco de este misterioso y mágico teatro. Todo un espectáculo, nada comparable con los rituales que ví, muy joven, también, en mi querido Yaracuy, en la montaña de Sorte.

En uno de los viajes, me entrevisté también con el Presidente del Banco Central de Haití. Allá es el Gouverneur, o Gobernador. Estábamos tratando de utilizar una línea de crédito que el Banco Central nuestro había abierto a Haití para exportaciones venezolanas, creo que de 2 millones de dólares, la cual nunca había sido utilizada. Fui también a una estación de radio, en donde me entrevistaron, no recuerdo hoy sobre qué tema; quizás, acerca de la democracia recién llegada, creo. Era Presidente del país, Leslie Manigat, a quien había conocido en Venezuela, duró muy poco porque fue derrocado meses después.

Desde entonces no he vuelto a ese país, aunque he estado tentado de hacerlo al visitar a Santo Domingo.

Su destino, de verdad, me ha dolido, conociendo las necesidades de ese pueblo. A veces pienso que no tienen otra salida que la de convertirse en una suerte de protectorado de un grupo de países por un tiempo largo, tal y como prácticamente lo son hoy, bajo el control de fuerzas de las NNUU. Quizás a partir de allí y después de unos cuantos años, puedan tomar vuelo y surgir de manera independiente. A la par será necesaria igualmente, la conformación de una dirigencia política nueva, moderna, honesta y consciente de su responsabilidad histórica; será esto lo más difícil.

La catástrofe que han sufrido en estos días que corren ojalá sirva para abrir oportunidades a un pueblo que lo necesita desesperadamente. Hagamos votos porque la difícil reconstrucción que habrá de emprender después de tanto dolor, logre encaminar un país inestable y violento que hasta ahora ha sido un imposible.

Siempre llevaré a ese país conmigo en el corazón, a pesar de que nunca he vivido allí. Conocer esa realidad sobrecogedora es una experiencia que me marcó. Quizás sea el pueblo más pobre y desamparado que he visitado en mi vida. En esta hora tan terrible, desde nuestra impotencia, sólo nos resta abogar por que todos los que puedan, lo ayuden, cada uno dentro de sus posibilidades, y que las grandes naciones con más recursos, no abandonen Haití en lo sucesivo.

En un taptap que salió por TV en estos días se lee una frase que resume la aspiración de un pueblo azotado por la violencia, el caos político, los huracanes y la ignorancia: qui sait demain? Quién sabe si mañana, después de esta terrible destrucción producto de la naturaleza, pueda Haití retomar la vida y abrirse a otro destino de progreso y prosperidad. Son nuestros deseos solidarios.

EMILIO NOUEL V.

miércoles, 13 de enero de 2010

"Rumbo franco a la destrucción de la economía"

(EL SIGUIENTE ARTÍCULO FUE PUBLICADO EN 2008 Y LAS APRECIACIONES QUE TENÍAMOS SON LAS MISMAS DE HOY AL COMENZAR 2010.)


VENEZUELA ANALÍTICA:

Rumbo franco a la destrucción de la economía

Emilio Nouel V

Lunes, 11 de agosto de 2008

El pensamiento totalitario colectivista es una demencia ideológica que llevado a la práctica tiene resultados sociales letales.

Si a aquel le agregamos la ignorancia y la mediocridad de sus ejecutores, cuando éstos son gobierno, obtendremos, con seguridad, sistemas políticos y económicos desastrosos para los ciudadanos, las empresas y las instituciones de un país.

La experiencia histórica lo enseña con su reiteración dramática.

Basta revisar los resultados demoledores de los distintos modelos de estatismo y colectivismo que en el mundo han sido implantados, tanto los inspirados en ideologías totalitarias como los moderados, para no querer repetirlos.

Sin embargo, y a pesar de aquella experiencia concluyente, estamos presenciando en Venezuela uno de los procesos más regresivos en materia económica y política de que se tenga noticia, todo dentro de un marco de altos ingresos petroleros.

Pareciera que todos los avances logrados por la reflexión de la ciencia económica internacional y nacional sobre los distintos experimentos estatizantes vividos no tuvieran importancia alguna para el gobierno venezolano a la hora de diseñar políticas y normas jurídicas.

Los gobernantes venezolanos lucen como zombis surgidos de las catacumbas de un marxismo anacrónico y fracasado, que probó ser una gran estafa política y un infierno social. Definitivamente, y lo repetimos una vez más, estos dirigentes viven un mundo que ya no es, y no alcanzan a comprender al que tienen enfrente.

El paquete de leyes que acaba de ser aprobado entre gallos y media noche, sin consultar a los distintos sectores afectados, como lo manda la Constitución Nacional, es el mejor ejemplo del desvarío ideológico que cometamos.

Un examen somero de las que regulan ciertas actividades económicas, más las que ya están vigentes, conduce a una funesta conclusión: la economía privada va hacia un desastre a corto y/o mediano plazo. Y, de paso, las instituciones estatales a cuya cabeza está la flor y la nata de la mediocridad y la estulticia, también.

El proceso perverso que han desencadenado persigue establecer un control absolutista por arriba y una anarquía por debajo. Centraliza todo en el gobierno central, despojando a las instancias estadales y municipales de la administración de los servicios de mayor relevancia, y por debajo confiere a entelequias, como los consejos comunales, competencias para las cuales no están capacitadas, ni deberían estarlo, renunciando el Estado al rol que le corresponde como institución administradora de gobierno.

Estamos conscientes de que en el ámbito económico se está en mora con algunas regulaciones, pero éstas no son las que estamos viendo concretarse. Los cambios que se requieren deben apuntar a la modernización, al estímulo de la actividad productiva privada, la promoción de las inversiones nacionales y extranjeras, la creación de nuevos fuentes de empleo y la protección de la competencia y de los consumidores.

Las erradas políticas económicas, las estatizaciones, el colectivismo y gran parte de las leyes recientemente aprobadas generarán distorsiones económicas serias, desincentivarán y expulsarán las inversiones nuevas y viejas, fomentarán la corrupción, aumentarán el desabastecimiento de productos y dispararán la inflación, lo que traerá una alta conflictividad social, que ya está en ascenso.

Estoy convencido de que la estructura estatal quebrantada y caótica que tenemos no podrá lidiar con los desafíos que las circunstancias demandan. Los funcionarios que la dirigen ni siquiera serán capaces de aplicar las leyes disparatadas que producen. El proceso de des-institucionalización y deterioro de la calidad de la gerencia pública que ha propiciado el gobierno nacional será cuchillo para su propio pescuezo, y eso no se solucionará con soluciones de populismo demagógico como los Consejos comunales.

No obstante, el daño económico que la chapuza gubernamental causará a los ciudadanos, sobre todo los más pobres, y a las empresas, será irreparable.

A los demócratas no nos queda otra que luchar sin pausa por lograr espacios de poder en la sociedad y las instituciones políticas. Sólo triunfos sostenidos en estos campos nos permitirán ir haciendo contrapeso al autoritarismo militarista que pretende acorralarnos en una economía dependiente del Estado, sin libertades y en una sociedad en que los venezolanos seamos anulados en nuestra individualidad. El totalitarismo de nuevo cuño debe ser frenado.

Es imperativo político y moral derrotar, con la movilización ciudadana y el voto, estas pretensiones siniestras de imponer por medio de artificios legales ilegítimos y tramposos unas propuestas políticas y económicas que fueron repudiadas por la mayoría del país en diciembre pasado.

EMILIO NOUEL V.


PÁNICO CHAVISTA

La dirigencia chavista, desde su amo para abajo, anda consternada y confundida. Quien no se haya percatado de ello, sólo observe sus declaraciones, el lenguaje corporal, los gestos, la desazón, la mirada inquieta.

Hasta en los periodistas mercenarios de VTV, se nota la angustia que los embarga cuando le preguntan insistentemente y de varias maneras al ministro, si la megadevaluación no va a producir la subida de todos los precios. Queda claro a la vista que las respuestas dadas no les terminan de satisfacer. (Vanessita: El gurú garibaldiano te dejó en las mismas ¿no?)

Saben o barruntan los chavistas que lo que se les viene encima es de pronóstico reservado.

Es por ello que desde Miraflores envían la orden de moralizar a las huestes en proceso acelerado de descomposición y algunas buscando ya la supervivencia después que pase el vendaval, que se acerca. Así vemos cómo empiezan a lanzar, sin convencer, el discursito de que la oposición no tiene nada que buscar en las elecciones próximas, reviven el término escuálido y remachan la idea de unas supuestas fuerzas de oposición fracasadas y sin futuro.

Pero por mucho que quieran dar una impresión de fortaleza y de triunfo asegurado, ya el pueblo no se come el cuento, la mayoría se está dando cuenta de quién es el culpable del desastre.

Ya el otro gurú, el del socialismo del siglo XXI, el inefable Dieterich, se los dijo claro y raspao: Incapaces, diletantes, tragicómicos, autodestructores y para rematar, brutos. Les augura en sus últimos artículos el fin del experimento bolivariano.

Por su parte, los camaradas del PCV y el grupito de “tíramealgo” que se hace llamar PPT descubren la enorme corrupción de CADIVI y salen a denunciar. Están viendo sus puestos en el parlamento lacayo, peligrar. Quedaran como la guayabera, aunque el dedo miraflorino les de un puesto de consolación a última hora.

Mientras tanto, en Aporrea ingenuos opinadores, la mar de desconcertados, se preguntan qué le pasó al bolívar fuerte que les vendió el comandante en jefe; que cómo es posible que el gobierno revolucionario que decía defender la moneda patria, en 10 años, su valor haya pasado de 500 a 5000, en promedio, es decir, que el dólar ahora nos cueste 10 veces más, superando la paridad de todos los gobiernos anteriores.

Por otro lado, los “filósofos postmodernos” del proceso revolucionario, desde su rincón en la página de opinión de El Nacional, cada día cuestionan el anacronismo, el burocratismo y el dogmatismo del hiperlíder y sus secuaces.

Así, las cosas, los ingredientes para la desbandada y la derrota chavista ya se están cociendo en la olla putrefacta de la revolución socialista.

Pero que no se equivoquen los que nos gobiernan; de medio a medio lo harían si creen que sus prédicas desmoralizantes desesperadas harán mella alguna en la voluntad de cambio de la mayoría del país.

El megadesastre al que pretenden conducir a Venezuela no va a producirse, porque los venezolanos de bien lo impediremos. Las fuerzas democráticas, independientemente de la trampa que nos hagan, del ventajismo gubernamental, o sin él, vamos a ganar la mayoría de la Asamblea Nacional, para más adelante asumir las palancas de gobierno y sacar al país del caos actual.

Las soluciones verdaderas a los graves problemas que está viviendo la población, las tenemos. La falta de servicios públicos como la luz eléctrica y agua, podemos resolverlas, porque contamos con los mejores profesionales y técnicos, los conocedores del tema, no los improvisados, incompetentes y corruptos que hoy medran en el sector público.

Para salir de la pobreza, la alta inflación, el desempleo y la postración de las industrias básicas, disponemos de políticas y planes adecuados a las circunstancias con equidad y eficiencia. En las fuerzas democráticas hay suficientes reservas para rescatar al país de manos de la barbarie y la descomposición moral. No tenemos la menor duda al respecto.

Como no la tenemos tampoco en que saldremos adelante más temprano que tarde de esta suerte de catástrofe bíblica que se ha echado sobre el país en los últimos años, por obra de un grupo de desalmados, cuya demencia ideológica se está volviendo contra ellos.

EMILIO NOUEL V.

jueves, 7 de enero de 2010

Hoy de nuevo nos reincorporamos a las actividades de este blog. Los venezolanos seguimos víctimas de la chapuza que es el gobierno en materia de servicios públicos. Prácticamente se quiso poner un toque de queda en las ciudades de Venezuela con el tema del servicio de electricidad, a lo cual la población se opuso rotundamente, provocando una rectificación gubernamental.
Nos enteramos, por otro lado, de la muerte del cantante argentino Sandro, cuyas canciones oimos y bailamos en nuestra primera juventud, allá a finales de los sesenta del siglo pasado. Muy emotivas han sido sus exequias, sin duda fue un grande de la música popular del hemisferio, y no hemos podido ser indiferentes a esa pérdida. Recordamos sus canciones: "Rosa, Rosa", "Penumbras" y tantas otras que volvían locas a mis compañeras y amigas de entonces.
La inflación del año pasado en nuestro país, según cifras oficiales, llegó a 25%, y seguimos batiendo récord de las más alta del continente y más allá.
Veo en prensa que abalearon, 6 tiros, a un Director de Seguridad (¡¡¡¡) del Ministerio que está encargado de darnos la seguridad a los venezolanos. Qué nos queda entonces a los ciudadanos indefensos si a estos altos cargos policiales les pasa eso. Por cierto, el lamentablemente abaleado es primo del Ministro del ramo, es decir, es su subordinado.
Malas noticias corren por la red sobre las condiciones del Guri, represa que es fundamental para el servicio eléctrico de todo el país. Que Dios nos coja confesados con lo que pueda pasar allí ¡¡

LAS LASTIMOSAS VICISITUDES DEL INGRESO DE VENEZUELA A MERCOSUR

No tenemos noticias de que la aceptación de un país en una organización internacional, trámite por lo general expedito o al menos discreto en los parlamentos, haya sido tan accidentada, lastimosa, y hasta humillante, como ha sido la que aún está por verse de Venezuela a Mercosur.

Ciertamente, en el ámbito hemisférico o en el internacional, no recordamos un caso parecido de via crucis aprobatorio anterior a éste, aunque existan casos de retrasos de naturaleza bilateral como el del TLC EEUU-Colombia.

Ya han pasado 3 años y medio desde que se suscribió en Caracas el Protocolo de Adhesión y 2 de la amenaza aspavientosa y no cumplida de Chávez de que si en 3 meses no se aprobaba aquel, lo dejaría sin efecto; amenaza que se volvió pura bulla, pues una vez más el bocazas quedó en ridículo al no concretar su insolente ultimátum.

En aquellas fechas, como era de esperarse, los diputados de la Asamblea Nacional venezolana, ejecutaron las órdenes de su amo de Miraflores, de aprobar sumariamente el Protocolo al día siguiente de firmado, sin mediar discusión, ni procedimiento parlamentario, ni consultas a los sectores políticos, económicos o sociales que pudieran tener una opinión al respecto o verse afectados por los compromisos que se estaban asumiendo prácticamente a ciegas.

Por su parte, los gobernantes argentinos, amigos y socios de Chávez, disponiendo entonces de una mayoría cómoda en el Parlamento de ese país, aprobaron con celeridad el Protocolo. Igual ocurrió en Uruguay, cuyo gobierno, también amigo, fue muy diligente en su consentimiento. En ambos casos, razones crematísticas primaron sobre cualquier otra consideración, las cuales, sin embargo, no pueden ser consideradas como únicas.

No obstante, y a pesar de gozar también con una mayoría en el senado y la cámara de los diputados, el gobierno de Brasil, primer interesado, no corrió con la misma suerte que sus socios mercosurianos, y mucho le costó complacer al amigo venezolano, al que pasaron por una suerte de horcas caudinas por lo deshonroso del episodio. Al final, después de varios retrasos y extensos debates, el Protocolo fue sancionado el pasado mes de diciembre, mediante una votación muy dividida (35 votos a favor y 27 en contra) en el Senado.

Del debate realizado allí durante varios años lo que quedó debe haber sido un sabor bien amargo para el presidente venezolano. Allí, con el gobierno de Venezuela y la imagen de Chávez, prácticamente se barrió el suelo. A tal punto fueron vapuleados que la votación favorable que pudiera haber sido considerada y explotada como un triunfo diplomático o político, se vio opacada por la andanada de cuestionamientos y denuestos contra la conducta política del régimen venezolano, cuya condición democrática fue negada o puesta en duda, incluso por quienes votaron a favor con el pañuelo en la nariz.

Por vez primera también vimos, en el marco de la discusión de un tratado, a un parlamento del vecindario pedir reuniones con sectores políticos distintos a los del gobierno que ha negociado el tratado de adhesión, a los fines de oír su opinión. Se recuerda las audiencias concedidas a los políticos venezolanos Leopoldo López y Antonio Ledezma, quienes, con matices, denunciaron la deriva autoritaria del gobierno de Venezuela y sus violaciones a los derechos humanos.

Triunfo pírrico éste, donde los haya. Ni siquiera el gobierno venezolano ha hecho alharaca del asunto, como acostumbra en estos casos. Podemos imaginar su ánimo, luego de salir "amoratado" de un brete tan bochornoso, cuya repetición ya se está dando en el país que queda por dar su asentimiento, Paraguay.

Sin duda, los gobiernos actuales mercosurianos, cuyo bloque, por cierto, sigue marchando cojitranco, se están comprando un problema, obnubilados por los pingües negocios que están haciendo con el manirroto gobierno venezolano. El inmediatismo pragmático y también la identificación ideológica de algunos, los hace olvidar que cuando esté dentro, el gobierno venezolano va a causarles más problemas de los que ya tienen (conflictos bilaterales, descontento de los países pequeños, infracciones a la normativa comercial) en términos de obstrucción de la marcha del proceso integrador. Esto sin mencionar el tema de la toma de decisiones, las cuales se dificultarán por la visión ideológica y eminentemente política que mueve a los bolivarianos. Debe recordarse aquí que aquellas deben tomarse por consenso, y si éste no se logra no podrán ejecutarse.

Por otro lado, hay que recordar también que el ingreso a MERCOSUR, según lo establece el Tratado de Asunción y el Protocolo de Ouro Preto, implica asumir la obligación de aceptar integralmente todos los instrumentos jurídicos en vigor en el bloque, entre los cuales no son pocos los que entrarían en colisión con las políticas y normativas económicas, comerciales e internacionales que han sido instrumentadas por el gobierno venezolano.

Y todo esto lo decimos desde la perspectiva de quien ve más virtudes que fallos en el libre comercio y la integración económica internacional, a pesar de los pesares. El gobierno de Chávez no cree en ellas. Es estatista y colectivista, como todo economista marxista ortodoxo. El mercado, para él, es una realidad que debe ser abolida. El capitalismo, una maldición demoníaca, generadora de todos los males del planeta.

¿Cómo esta visión puede ser congruente con la de la libre competencia, el respeto a la propiedad privada, la seguridad jurídica para las inversiones y la apertura comercial que inspira a Mercosur?

Y en materia de la vigencia del Estado de derecho y garantía de los derechos humanos, ocurre lo mismo. ¿Cómo un gobierno que atropella a diario la Constitución Nacional, que ha suprimido la separación y autonomía de los poderes y utiliza a los jueces para perseguir a sus adversarios, puede ser conforme a las normas del Protocolo de Ushuaia de Mercosur?

Pero hay otras razones, como venezolano, que nos conducen a cuestionar la forma cómo nuestro gobierno ha conducido esta negociación, si es que puede llamarse de este modo una ejecutoria realizada de espaldas a los intereses del país, rayana en la traición. Y esto deben tomarlo en cuenta los mercosurianos a la hora de sus decisiones.

Se trata del destino de las empresas venezolanas manufactureras, de servicios o del agro.

¿Han sido escuchadas éstas por un gobierno que se dice promotor de “la participación protagónica del pueblo”? Pues, no.

Por otro lado ¿Está consciente del impacto negativo, casi mortal, que pueden sufrir algunos sectores con un comercio indiscriminado, sin algunas protecciones arancelarias o salvaguardias comerciales, o políticas internas de “amortiguación”, por la competencia de productos de Brasil o Argentina? ¿Sabe el gobierno lo que debe defender en una negociación con esos países o le tiene sin cuidado este tema?

Estoy convencido de que desconoce totalmente qué tiene entre manos. El único interés que lo mueve es el ideológico -una locura ideológica- y las únicas herramientas que utiliza para negociar es el petróleo estatizado. La protección de la empresa privada venezolana no está en su agenda nacional, y mucho menos en sus planes internacionales.

Que sepan entonces los de MERCOSUR que no nos oponemos a la integración económica o al intercambio comercial con cualquier país amigo. A lo que sí nos oponemos es a las condiciones inermes bajo las cuales nos quiere hacer ingresar Chávez, y sin haber pulsado la opinión de los venezolanos y sus sectores económicos. Lo mismo hizo con el retiro irracional e inconveniente de la CAN.

Es probable que el ingreso de Venezuela no se produzca mientras estén los bolivarianos en el poder (el parlamento paraguayo puede convertirse en un hueso duro de roer), lo cual podría permitir a las fuerzas democráticas redimensionar este importante asunto, aunque no podemos descartar que pueda concretarse antes, lo que, como hemos dicho, generará no pocos impasses en ese bloque comercial.

Si la correlación de fuerzas políticas en el hemisferio se modifica en los años venideros, como es probable, no sería aventurado decir que se producirán cambios del entorno que propiciarán relaciones entre nuestros países más armoniosas, sosegadas y fructíferas, y los temas de la integración no tendrán que pasar por episodios tan traumáticos y conflictivos como éste del ingreso a Venezuela a MERCOSUR.

EMILIO NOUEL V.