martes, 23 de diciembre de 2008

La revolución comprada y su destino
Emilio Nouel

Martes, 23 de diciembre de 2008

Pareciera que en un país que tiene petróleo en abundancia y compradores ávidos de él, cualquier sueño o proyecto, personal o colectivo, de naturaleza política, económica o social, y hasta descabellado, se podría tornar posible.

En el caso de Venezuela, es lugar común decir que el petróleo o ha sido una bendición o una maldición, o ambas a la vez.

Para los venezolanos, nuestra fortuna energética ha sido o una oportunidad de crecimiento y desarrollo económico y social (la siembra de petróleo) o una ocasión para la ineficacia, el despilfarro o la corrupción más desembozada (La Venezuela saudita).

Tal abundancia, los gobiernos la han utilizado en función de muchos propósitos, algunos loables, otros repudiables, unos perdurables y otros efímeros, todo dependiendo del vaivén de los precios del mercado internacional. Mientras éstos estuvieron altos y el Estado manirroto repartía renta y subsidiaba, promovía la economía y construía carreteras, y también tentaba a los corruptos, los partidos tradicionales imperaron y pocos se preocupaban de la eficacia gubernamental, la productividad, la competitividad interna e internacional, o la impunidad; había bastante dinero para mantener a la mayoría relativamente conforme con su situación. Ésta fue la época que correspondió a la revolución democrática, que se inició en 1958.

Al caer los precios petroleros y hacer aguas el sistema económico protegido implantado, el Estado no pudo seguir dilapidando o subvencionando. Los partidos tradicionales que distribuían los recursos alegremente se corrompieron y perdieron nuestro afecto, y empezamos a voltear la mirada hacia otras opciones políticas que ofrecieran regresar a los tiempos de bonanza repartidora, así fuera artificial la sensación de bienestar, no importando mucho si las promesas vinieran de aventureros o demagogos ignorantes e irresponsables.

En la última década, con la recuperación extraordinaria de los precios petroleros, hemos experimentado una nueva versión política de lo ya conocido en nuestro país petrolero, pero esta vez se trata, en lo político, de lo que podríamos llamar la revolución comprada, cuya marca publicitada es el "Socialismo del siglo XXI".

El Estado venezolano ha recibido, en los últimos 10 años de Revolución bolivariana, ingresos por la cantidad aproximada de 800 mil millones de dólares. Con creces, el actual gobierno ha superado todos los anteriores.

Gracias a estos enormes recursos, la revolución bolivariana ha podido dilapidar las rentas de manera descarada, descuidando la creación o fomento de actividades productivas y generadoras de empleo, y llevando la corrupción a cotas nunca vistas.

Así, una parte muy importante de la población se ha insertado en esta estructura populista clientelar, que permite al proyecto del gobierno contar con una audiencia electoral no desdeñable. Esta estructura perversa mantiene a miles y miles de personas sin realizar actividad productiva alguna. Son parásitos de un gobierno o de un país, movilizados sólo a los efectos electorales o cuando los caprichos del caudillo los requiera. Son "becados" con propósitos meramente políticos, que constituyen una significativa carga económica para las arcas públicas.

A esto se suma la batería de subsidios y ayudas, ventas de productos alimenticios a pérdida, financiamiento de cooperativas y empresas sociales en su mayoría fracasadas, sin olvidar las ayudas significativas a países, organizaciones y partidos amigos de la revolución.

De otro modo, la revolución que propugna el Presidente la República no hubiera llegado muy lejos.

Sin duda, la que vemos en Venezuela es una revolución comprada, e igual desea hacerlo para los bolivianos, cubanos o ecuatorianos, a los fines de que sirvan éstos de soporte internacional del imperio chavista y su proyecto autoritario y colectivista.

Pero el propulsor de esta revolución no contaba con la tormenta que se le venía encima desde el mundo financiero.

Estamos entrando a una crisis económica de grandes proporciones, cuyos efectos están por verse. Lo cierto es que tocará a todos sin distinción, y en especial a Venezuela, cuyas autoridades siguen apostando irresponsablemente a un barril petrolero por encima de 60 dólares para el año entrante.

¿Podrá subsistir la revolución comprada a esta crisis global que apenas se inicia? Con el seguro aumento de los impuestos, la escalada inflacionaria que se espera y el recorte drástico de los programas sociales ¿No nos estaremos acercando a un gobierno tiránico del tipo tradicional, habida cuenta de que los conflictos sociales que se avizoran en el futuro próximo pueden obstaculizar el proyecto totalitario bolivariano? A la luz de las circunstancias políticas y económicas del entorno, el porvenir inmediato de la revolución comprada se muestra muy incierto.

Sobre los hombros de las fuerzas democráticas del país y del hemisferio, reposa la carga de impedir que se imponga de manera permanente un régimen tiránico militarista y colectivista, contrario a la libertad y los principios democráticos.

jueves, 11 de diciembre de 2008

¿CUAL DE LOS DOS BOLÍVAR ES EL VERDADERO?


                                         "Es superior a las desgracias, al infortunio y a los reveses; su

                                                     filosofía lo consuela y su espíritu le suministra medios para

                                                    repararlos; sabe aprovecharse y valerse de ellos, cualesquiera

                                                    que sean; su política no perdona ninguno, pero, como conoce

                                                   a fondo el corazón humano, sabe dar o negar su estimación. Es

                                                   susceptible de mucho entusiasmo. Grande y constantemente

                                                  generoso, su desinterés es igual a su generosidad. Le gusta la

                                                  discusión; domina en ella por la superioridad de su espíritu,

                                                  pero se muestra algunas veces demasiado absoluto, y no es

                                                  siempre bastante tolerante con los que le contradicen.

 

                                                                    Perú de La Croix

 

En estos días en que se pretende fastidiarnos la Navidad promoviendo una enmienda de nuestra constitución en la materia relativa a la reelección presidencial,  los que se oponen a esa propuesta, han citado mucho a Bolívar con el propósito de apuntalar su posición de rechazo.

   Desde el campo del gobierno, se oyen también voces que hacen otro tanto con el pensamiento de Bolívar.

   Ante este bombardeo de citas bolivarianas, cualquiera pudiera legítimamente  preguntarse, un poco confundido ¿Se están refiriendo al mismo personaje? ¿Podría haber dicho Bolívar cosas tan contrapuestas sobre el mismo tema? ¿Quién tiene la razón?

   ¿A cual de los Bolívar nos remiten? ¿Cuál es el verdadero?

   En el campo de la oposición, quienes echan mano del legado bolivariano puede que estén cometiendo el mismo error que le hemos venido cuestionando desde hace mucho al proponente de la enmienda: el uso indiscriminado, descontextualizado y distorsionado del pensamiento de El Libertador.

    En la vida de Bolívar, concretamente en su pensamiento político, los aficionados a la historia, incluido en este grupo quien escribe estas líneas, podemos identificar, ciertamente, varios Bolívar, aunque, obviamente, existan aspectos fundamentales que mantuvo hasta su muerte.

    Esos varios Bolívar tienen que ver, desde luego, con cada suceso complicado que vivió; no por casualidad se llamó a sí mismo, "el hombre de las dificultades". Así, los que de él conocen sólo sus momentos estelares y frases más célebres, podrían verse sorprendidos por conceptos emitidos en ciertos momentos, que no encajarían bien con la idea general que tenemos del pensamiento bolivariano.

    ¿Conocen muchos, por ejemplo, esta frase de El Libertador:"Entreguémonos en cuerpo y alma a los ingleses. No podemos existir aislados, ni reunidos en federación sino con en el beneplácito de los ingleses. Toda América junta no vale una armada británica" (Carta aSantander)? ¿Era Bolivar un piti-inglés? ¿Un lacayo del imperialismo británico? ¡Fin de mundo¡ ¿Qué diría al respecto el imán Pérez Arcay?

     O esta otra, refiriéndose a EEUU: "han sido, y son el pueblo modelo: ellos que reúnen la mayor suma de dicha social al poder que da el orden, al poder que da la libertad. Los Estados Unidos, hijos de Inglaterra, fueron los primeros que nos enseñaron el sendero de la independencia, y esta tierra cifra su dicha en imitar los ejemplos de gloria, de libertad y de virtud que recibe de los Estados Unidos." (Carta al primer embajador de EEUU ante la Gran Colombia, Mr. Beaufort T. Watts).

     ¿Cómo se compadece entonces esta opinión con la que la izquierda siempre saca por allí atribuida a Bolívar de que EEUU "está condenado por la providencia a plagar de miseria a los pueblos de América en nombre de la libertad"? ¿Era El Libertador pitiyanqui y luego se volvió antiyanqui? ¿En qué quedamos?

     En relación con lo de la presidencia perpetua que hoy se pretende imponer a troche y moche, violentando la Constitución, vale, igualmente, preguntarse a cuál de los Bolívar no estamos refiriendo.  

  ¿El del Congreso de Angostura (1819) o el de la Constitución de Bolivia (1826)? ¿Con cual nos quedamos?

   En el primero dijo: "La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente".  

   Sin embargo, 7 años después, la misma persona, en su Discurso a la Asamblea Constituyente de Bolivia, expresa lo que sigue: "El Presidente de la República viene a ser en nuestra Constitución, como el Sol que, firme en su centro, da vida al Universo. Esta suprema Autoridad debe ser perpetua; porque en los sistemas sin jerarquías, se necesita más que en otros, un punto fijo alrededor del cual giren los Magistrados y los ciudadanos, los hombres y las cosas. Dadme un punto fijo, decía un antiguo, y moveré el mundo. Para Bolivia, este punto es el Presidente vitalicio. En él estriba todo nuestro orden…"

     ¿Cual de los Bolívar es el verdadero?

    Por cierto, ese gran intelectual, historiador y hombre público venezolano que fue Pedro M. Arcaya, señalaba sobre el tema que nos ocupa lo siguiente: "Estúdiese la historia de Bolívar imparcialmente y se hallará que como doctrina de Gobierno sustentaba la necesidad de un poder ilimitado, la tutela ejercida sobre la Nación para salvarla, a su modo de ver, de la anarquía y el desorden; en una palabra, la dictadura suya considerándose él como llamado a misión providencial; en el fondo la misma concepción de los monarcas españoles." ¿Bolívar también monárquico?

    Definitivamente, nuestro Bolívar fue un hombre de carne y hueso, con grandes virtudes y grandes defectos,  genial y contradictorio, que durante su vida estuvo sometido a situaciones tan diversas, que sólo un cierto sentido político pragmático pudo permitirle sortear tantas dificultades, mientras que la suerte política y las energías vitales lo acompañaron.

    Todos sabemos cómo terminó esta historia. Y no está de más recordar otras palabras, ya al final de sus días, muy decepcionado, y que pueden asimismo impactar a los adoradores del culto bolivariano. En carta a su amigo Estanislao Vergara (1830), Bolívar dijo nada menos y nada más que esto: "Créame usted, nunca he visto con buenos ojos las insurrecciones;y últimamente he deplorado hasta la que hemos hecho contra los españoles"

   ¿En cual Bolívar creemos? ¿En el joven e impetuoso que se comía el mundo o en el acabado y desilusionado que se lamentaba de haberse levantado contra España? ¿Cuál de los dos tuvo la razón?

   Y en materia de elección del presidente del poder ejecutivo ¿Angostura o Bolivia?

   ¿No sería mejor dejar tranquilo a Bolívar en el sitial de gloria que le ha conferido la Historia, y tratar más bien de sustentar con argumentos actuales, propios de nuestras sociedades modernas, la necesidad democrática de que nuestros gobernantes no tengan la posibilidad de eternizarse en el poder, y que el principio de alternabilidad sea un rasgo fundamental de nuestro sistema político? 

   ¿Acaso no nos corresponde a los venezolanos de hoy analizar con nuestras propias cabezas los eventos que nos afectan y generar los argumentos y las acciones que nos permitan avanzar hacia la democracia próspera y libre  que nos merecemos?     

   

 

EMILIO NOUEL V.

 

lunes, 8 de diciembre de 2008

FRENTE AL DESQUICIADO, UNIDAD DE PROPÓSITO

 

                                                      "Cansa a los enemigos manteniéndolos ocupados

                                                      y no dejándoles respirar".

                                                                                                              Sun Tzu

 

Definitivamente, el desquiciado está dispuesto a amargarnos esta navidad. Su obsesión patológica por el poder no da lugar a una tregua que le permita al menos reflexionar sobre su gran equivocación o lo que hace mal.

   Tampoco la da a los venezolanos que están exhaustos de tanto enfrentamiento estéril y solo quieren finalizar el año en paz al lado de sus familiares para festejar el fin de año.

  El pueblo en la calle está verdaderamente obstinado de tanto abuso, incluso los simpatizantes del gobierno.

  Pero al desquiciado le tiene sin cuidado lo que piensen o deseen los ciudadanos que mal gobierna. Persiste en su burla respecto de la voluntad expresada en las urnas electorales. Los irrespeta a diario, mostrando su poca valía moral, al invadir sus hogares con peroratas interminables y repetitivas, en las que se luce como el embustero mayor o el difamador supremo.

   No le importa violar la ley o la constitución que se hizo a su medida. Se mofa de los ciudadanos cuando amenaza a los nuevos gobernadores y alcaldes recién electos, cuando los desconoce y les sustrae competencias o cuando no les permite tomar posesión de las oficinas que les corresponden.

   Pero dentro de su locura, sabe que puede causar desaliento entre los opositores a su gobierno, mediante la desmoralización por cualquier medio.

   En su delirio está consciente de que debe mantenernos en tensión y no darnos respiro alguno. Ya lo ha hecho en otras oportunidades, y ése es su modus operandi.

    El desquiciado, desde luego, está herido en su orgullo narcisista. Ha sido derrotado en las regiones más importantes del país, sin las cuales no podrá gobernar a sus anchas. Se ha percatado de que su proyecto totalitario  ha encontrado un poderoso muro democrático en esos espacios. Para lograr su objetivo de gobernar de manera eterna, necesita doblegarlas y someterlas a su yugo, y si son necesarias vías inconstitucionales, no vacilará en usarlas. Para él, es asunto de vida o muerte, no de las ideas que adornan sus discursos indigestos, sino de su propia supervivencia personalista en el poder.  El socialismo del siglo XXI es sólo una bandera detrás de la cual se esconde su enfermedad por el poder.      

   Sin embargo, esta desgracia que ha caído sobre nuestro país no es algo irreversible, un destino ante el cual debamos resignarnos y tirar la toalla.

  Esto es un asunto de paciencia, inteligencia y resistencia;  y gana, sobre todo, el que tenga más de esta última.  Tenemos cómo ganar esta lucha, a pesar de que enfrentamos a un Estado casi todopoderoso. Pero no olvidar que lo está carcomiendo la corrupción y la ineficacia, y los vientos que soplan auguran momentos críticos.

   No hay lugar para atemorizarse, ni  bajar la guardia. Debemos diseñar iniciativas y ejecutar a la brevedad acciones y políticas que vayan contrarrestando los propósitos perversos del desquiciado. La unidad de los sectores democráticos, en consecuencia, es decisiva. No podemos perder tiempo en materia de ejecución conjunta de aquellas. ¿Cómo impedimos o retrasamos este nuevo desafío del desquiciado? ¿Cómo nos preparamos para enfrentrarlo?

   Así como el desquiciado lee a Sun Tzu, nosotros debemos recordar también los consejos de éste: "Que los movimientos de tus tropas y la preparación de tus planes sean insondables; "Corresponde al general ser tranquilo, reservado, justo y metódico" "lo que es de máxima importancia en la guerra es atacar la estrategia del enemigo"; "Lo segundo mejor es romper sus alianzas. Un ejército confuso lleva a la victoria del contrario. "El que sabe cuando puede luchar y cuando no, saldrá victorioso"; "Aquél cuyas filas estén unidas en un propósito, saldrá victorioso".

EMILIO NOUEL V.

    

                             OBAMA EL EQUILIBRISTA

 

Mientras que las estrellas del mundo del espectáculo se disputan su participación en el acto de toma de posesión de Barack Obama, el cual espera reunir entre 3 y 4 millones de personas, el nuevo mandatario estadounidense hace los nombramientos más importantes de su gabinete ministerial.

    El complicado entorno económico-financiero, las variadas y altas expectativas de la población norteamericana y los distintos conflictos en los que por su naturaleza de potencia global está envuelto EEUU, ha colocado al Presidente Obama en una muy particular situación a la hora de escoger a sus más cercanos colaboradores.

   Hacia dentro deberá conciliar y unir esfuerzos que le permitan lidiar exitosamente con las dificultades económicas y políticas y reencaminar la economía nacional, y hacia fuera, debe recuperar la imagen bastante deteriorada de EEUU, minimizar resistencias, reforzar y/o restablecer alianzas, así como abrir un intenso diálogo con muchos regiones, en especial, nuestro hemisferio, sobre muy álgidos temas.

   Las tareas para este nuevo Presidente son extremadamente complejas y con soluciones difíciles a mediano y largo plazo. Los dos frentes, el interno y el externo, se disputarán su atención, aun cuando lo que ocurra en uno traerá ineluctablemente secuelas en el otro y viceversa. La fijación de prioridades, como es natural, encerrará muchos riesgos. Concentrarse en un frente puede conducir a descuidar el otro, y esto puede traer consecuencias no deseadas.

   Obama deberá moverse entre los efectos sociales internos de la crisis económico-financiera y la dinámica del mercado energético mundial, entre la crisis crónica del Medio Oriente, Irak e Irán y los movimientos geopolíticos de Rusia, entre la paralización de las negociaciones comerciales en la OMC y los problemas del cambio climático, entre el desarrollo y ascenso del autoritarismo en Latinoamérica y los problemas de inmigración, entre la hambruna en África y sus guerras tribales y el problema con Corea del Norte.

    Son los gajes del oficio de potencia global.

    Para la Secretaría de Estado Obama ha designado a su ex rival, Hillary Clinton, quien goza hoy de un poder decisivo en el Partido Demócrata; para 

miércoles, 26 de noviembre de 2008

DECLARACION DEL GRUPO ÁVILA

EN VENEZUELA GANÓ LA DEMOCRACIA

Los resultados de las elecciones del pasado domingo dibujaron un nuevo mapa político en Venezuela. Se trata de un escenario más plural y con una presencia de los factores democráticos de oposición en regiones que hasta hace poco eran consideradas bastiones del oficialismo. Ahora, los cinco Estados que agrupan casi la mitad de la población,  serán gobernados por la oposición. Allí se concentra, además, gran parte de la industria petrolera, el grueso de la actividad industrial que representa el 70% del PIB y un espacio estratégico de primer orden. La oposición también se alzó con el triunfo en la zona de la capital al ganar la Alcaldía Metropolitana y cuatro de los cinco municipios que conforman el Distrito Metropolitano de Caracas.

En cifras, los votos de la oposición entre la elección de 2004 y la del domingo pasaron de 3.274.841 a 5.041.717 es decir, un crecimiento del 53,95%. mientras que los votos del oficialismo aumentaron sólo en un 24,69%.  

 La masiva participación de votantes -la más alta en los últimos tiempos en una elección regional- el entusiasmo de los electores,  la activa presencia de la juventud tanto durante la campaña como en el evento comicial y la conducta cívica de los electores constituyen un ejemplo de madurez democrática y echan por tierra las descalificaciones que desde el gobierno se hicieron contra la oposición durante la campaña electoral. Por otra parte demuestra claramente que en Venezuela hay un importante sector de la población que no comparte el proyecto de sociedad que el presidente Chávez quiere imponer al país.

La prensa mundial ha comentado ampliamente los resultados de las elecciones del pasado domingo en Venezuela y la gran mayoría coincide en destacar que éstos representan un importante avance cuantitativo y cualitativo para la oposición democrática venezolana a pesar de todas las manipulaciones, el ventajismo obsceno del oficialismo y las decisiones inconstitucionales de inhabilitar a varios candidatos opositores.

El elevado volumen de votos obtenido por la oposición en las elecciones regionales abre nuevas  perspectivas para frenar, por la vía democrática,  las pretensiones de implantar en Venezuela un sistema y un régimen totalmente reñidos con la idiosincrasia, con los sentimientos y con la vocación de libertad de los venezolanos consagrados la Constitución Nacional. 

 

Caracas, 25 de noviembre de 2008 

lunes, 24 de noviembre de 2008

23N:  SALVAGUARDIAS DEMOCRÁTICAS Y PUERTAS ABIERTAS

 Este 23N, la sociedad democrática venezolana y sus fuerzas políticas acaban de librar victoriosamente otra gran batalla por la libertad.

   A las pretensiones autocráticas y centralistas de una oligarquía militarista,  les hemos propinado un golpe noble.

   La conquista de nuevos y relevantes espacios político-institucionales por parte de la oposición abre caminos amplios a la recuperación de una dinámica política más fluida y al reencuentro de factores de procedencia plural, cuyo potencial, en términos de gobernabilidad, no debe ser desdeñado.

   De igual manera, con el arribo de representantes de una nueva mayoría a puestos claves de administración gubernamental regional y local se inicia una fase cargada de muchas expectativas que no deben ser defraudadas.

   No obstante, bajar la guardia no es una opción. Poner diques democráticos a los autoritarios, no significa que conjuremos los peligros que se ciernen sobre el país. El proyecto político de los que gobiernan, si bien amaneció muy golpeado después del 23N, no ha sido abandonado. De sobra conocemos de las retiradas tácticas y de los discursos “por lo bajito” en los momentos que les son adversos. La aspiración perversa a una presidencia vitalicia no creo que esté descartada y ya veremos pronto qué forma adoptará este propósito.  

   Los desafíos ahora son mayores para el campo democrático. Tendremos más responsabilidades de gobierno. Cumplir con los programas que se ofrecieron al electorado exigirá esfuerzos formidables, habida cuenta de las intenciones expresadas por el gobierno central de recortar o suprimir recursos institucionales y financieros a las regiones y municipios, en su afán por dominar todas las instancias de poder. Esta será una pelea que habrá que dar para reclamar lo que por ley corresponde a los entes descentralizados; de allí la importancia de una alianza y coordinación entre los nuevos administradores, que, por cierto, no debe excluir a gobernantes adeptos al partido de gobierno, víctimas también del centralismo asfixiante.

  En la jornada electoral que venimos de cumplir, hemos logrado colocar exitosamente nuevas salvaguardias democráticas que nos hacen ser optimistas respecto del futuro. Es imperativo que desde allí con inteligencia, amplitud, eficacia gubernamental y decencia,  sigamos construyendo la alternativa política que el país anhela. La amenaza totalitaria no está erradicada, y por más que se haya demostrado nuevamente la inviabilidad política de ella, sigue viva.  

  Hemos ganado en las principales y más populosas ciudades del país. En la capital de la República y en los estados más importantes. Parece que en votos populares obtuvimos mayoría también. Hemos derrotado al Estado más rico de Suramérica, el cual, violando la Constitución y leyes, y mostrando un ventajismo obsceno, se puso al servicio de una parcialidad política.

  Las dimensiones políticas internas e internacionales de lo que acaba de ocurrir son extraordinarias. La opinión pública internacional lo está recogiendo así. El mundo ya sabe lo que está pasando en nuestro país.

  Sin embargo, la concertación entre las fuerzas democráticas sigue siendo una tarea primordial. Nuevos escenarios electorales se presentarán relativamente pronto, y una mayor y mejor coordinación entre los partidos de oposición debe tener lugar, tanto para corregir no pocas fallas como para consolidar los éxitos alcanzados. 

  Hemos dado un gran paso. Se ha vencido la indiferencia y apatía de algunos sectores que a muchos nos preocupaba. Lo que queda, que no es poco, es honrar los compromisos, y para ello es condición ineludible, la unidad. Más que nunca, no hay lugar para sectarismos. Así como hoy ponemos otro obstáculo al autoritarismo, de igual forma hay que abrir muchas puertas a las mayorías sin distingos de procedencia política. Aquellas están ansiando líderes renovados, modernos y con responsabilidad social. Afortunadamente, los tenemos. Démosles la oportunidad, sin renunciar a nuestra vigilancia y participación activa en el rol de ciudadanos.

  Sin lugar a dudas, Venezuela tiene muchas razones para celebrar.

 

EMILIO NOUEL V.

   

     

  

lunes, 17 de noviembre de 2008

AJUSTE DE CUENTAS  


Así es como la prensa denomina la forma de solución de las diferencias entre hampones: “ajuste de cuentas”. Y no es muy diferente a lo que al espectáculo bochornoso y repugnante que estamos presenciando en el estado Carabobo, entre las distintas bandas criminales que están detrás del poder.

   Si lo que cada una dice de la otra es verdad, y así pareciera, todas deberían ir derecho a la cárcel.  El variopinto conjunto de delitos que, dicen, ha cometido cada banda, según lo reseña la prensa, es para coger palco. 

   Nunca antes la política venezolana había llegado a estos extremos de podredumbre y degradación. Ni siquiera en las épocas más oscuras de nuestra historia. Nos estamos pareciendo mucho a la Rusia autoritaria, en la que gobiernan monstruosas mafias provenientes de la descomposición del comunismo.  

  A la corrupción administrativa desbordada en las distintas esferas gubernamentales (PDVSA, Ministerios, gobernaciones, alcaldías, financiamiento de campañas electorales nacionales e internacionales, etc), se suman ahora acusaciones de narcotráfico, lavado de dinero y homicidios por encargo.

   ¿Por qué entonces extrañarnos de las denuncias espeluznantes que acaba de formular el ex fiscal Hernando Contreras acerca del asesinato de Danilo Anderson, si lo que vemos en Carabobo no es otra cosa que un ajuste de cuentas entre malandros de la política?

   Cada día que pasa la descomposición moral y política de los que malgobiernan nuestro país se evidencia de la forma más brutal. Estamos a merced de delincuentes sin escrúpulos que utilizan el poder para enseñorearse por sobre la mayoría de los ciudadanos que sólo aspiran a trabajar en paz y en armonía.

   En un país civilizado ya estarían funcionando los distintos organismos públicos encargados de velar por el Estado de Derecho y su vigencia. Pero conocemos cuáles oprobiosas circunstancias padecemos. No tenemos Fiscalía, ni Contraloría, ni Defensoría del pueblo a las que recurrir. Los jueces probos y valientes desaparecieron; todos están al servicio del  autócrata.

   Ante tales desafueros, que ponen en peligro la estabilidad y la paz de la República, la Venezuela decente y democrática sólo tiene las armas de la voz, la protesta y el voto.

   La lucha por restablecer los equilibrios democráticos y un debate político civilizado, pasa indefectiblemente por ir a votar en las elecciones de esta semana. Nos estamos jugando la libertad y el futuro. Los jóvenes que sueñan con un país en el que puedan trabajar y lograr sus objetivos deben ir a votar. Si queremos una nación próspera que permita a nuestros hijos vivir en paz, debemos ir a votar. La barbarie representada por los tiranos, los violentos y los delincuentes convertidos en políticos, debe ser derrotada.

   Abstenerse es un suicidio. Constituye un crimen contra la Patria libre que aspiramos todos. Ojalá no tengamos que lamentarnos después porque no estuvimos a la altura de nuestra responsabilidad cuando así nos lo exigía erl país.  

    La palabra y el voto los tiene la mayoría. No vacilemos en usarlos. No dejemos que los delincuentes determinen nuestro porvenir.

 

    EMILIO NOUEL V.

   

     

    

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Es la democracia, idiota, la democracia! 
Emilio Nouel

Martes, 11 de noviembre de 2008

Antes de dejarlo así, pensé unos minutos que podía sonar muy duro, o ser políticamente incorrecto, el título que encabeza estas líneas. Pero es mucho lo que está en juego el 23N, y a veces, no nos queda más que ser ásperos.

No pretendo, por supuesto, insultar a nadie, ni desconocer el derecho de cada quien a hacer lo que le venga en gana, sino a llamar la atención sobre el sempiterno problema de la abstención, haciendo paráfrasis de una expresión que hizo famosa Bill Clinton para enfatizar la importancia del tema económico (”Es la economía, idiota, la economía”).

A pesar de que algunas encuestas indican que existe una mayor inclinación a votar en las venideras elecciones, en ciertos sectores, sobre todo de la clase media metropolitana de Caracas y de las ciudades más importantes, se sigue registrando una actitud displicente, coloquialmente hablando, “antiparabólica”, que no puedo calificar sino de idiota y suicida.

La estupidez e inconciencia de algunos llega hasta tal punto, que no es infrecuente encontrarse con quienes se dicen de la oposición, manifestar que en vista de que en su municipio no se dio la unión de las fuerzas democráticas, entonces, como castigo, se abstendrán. Hay otros que al ver que sus preferencias personales no se ven confirmadas por las encuestas, se preguntan si vale la pena ir a votar.

Lo lamentable de todo esto es que tales actitudes son reforzadas por grupos de supuestos técnicos electorales que se han dedicado a sembrar dudas de manera irresponsable y más allá de lo razonable, acerca del proceso electoral.

¡Se ha visto mayor insensatez¡ Estas personas no se percatan que tal proceder las perjudicará igualmente. Incluso, llegamos a pensar, a veces, que aquellos son sólo pretextos que esconden la flojera.

Porque no comprenden que lo que está en riesgo es algo más importante que una elección de gobernador o alcalde; nos estamos jugando la vida democrática y la libertad de nuestro país, las cuales están amenazadas por un camarilla política enloquecida que busca instaurar una tiranía.

En circunstancias normales, quizás nos podríamos “dar el lujo” de permanecer indiferentes, y hasta negarnos a ir a votar. Pero no es éste el caso.

Es imperativo que votemos, no sólo para colocar a funcionarios eficaces en la solución de los variados problemas de nuestras regiones o municipios, sino también para ocupar espacios político-institucionales que sirvan de cortafuegos a las pretensiones antidemocráticas del gobierno actual.

La defensa de la descentralización político-administrativa es nuestra bandera; es una conquista democrática del pueblo que por necesaria y conveniente no debe ser revertida, como lo quieren quienes se han apropiado de todas las instancias de poder. A todo intento de suprimirla o anularla, hay que responder firme y decididamente, eligiendo a los que se identifican con ella y desean profundizarla.

Pero por encima de la ineludible y legítima defensa de este valor tan caro, está aún otra pelea, superior, la que estamos librando por preservar nuestras libertades, no sólo las políticas, sino también las civiles y económicas.

Ir a votar el 23N es un hito más en esa lucha sin descanso que los venezolanos demócratas debemos dar. No es la solución definitiva a los problemas, pero es un paso indispensable en el largo camino por la recuperación de un clima político civilizado y armónico que vaya cerrando el paso a la intolerancia, el sectarismo y la incompetencia gubernamental, así como a los intentos de establecer una sociedad totalitaria.

Parte importante de nuestra clase media es presa fácil del discurso de la antipolítica y el antipartidismo, que, por lo general, conduce a la abstención. Aunque muchas de sus críticas a los líderes y partidos políticos pudiéramos compartirlos, otras no, simplemente, porque son equivocadas o son producto de la poca comprensión del papel que cumplen esas organizaciones en toda democracia.

De aquí al 23N todos los que están conscientes de la significación de esta encrucijada, estamos obligados a incorporarnos a una cruzada por el voto y su defensa, en especial, en la zona metropolitana, la cual, por su población, está llamada a compensar el peso de otros sectores o regiones en las que es más difícil la penetración del mensaje de los grupos democráticos.

La libertad, ya bastante golpeada, la podemos perder. Tenemos muestras de sobra para entender las amenazas que se ciernen sobre Venezuela. Pongámosle freno a la deriva tiránica que sigue el gobierno, y salgamos a votar todos.

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miércoles, 5 de noviembre de 2008

LA NUEVA REVOLUCION AMERICANA

LA NUEVA REVOLUCIÓN AMERICANA

De nuevo EEUU exhibe al mundo su extraordinaria vitalidad, su excepcionalidad. A pesar de que su imagen se ha derrumbado para muchos en los últimos años, ese gran pueblo está demostrando una vez más porqué es la primera democracia del planeta y está en el lugar que está.

   El rotundo triunfo de Obama, que muchos creyeron improbable, constituye más que un cambio político crucial, una revolución cultural y espiritual, que venía gestándose en las últimas décadas, particularmente, entre los jóvenes norteamericanos.

  Quien haya observado con detenimiento el desarrollo de la sociedad estadounidense de finales de siglo XX, esta modificación de los patrones y de las preferencias políticas electorales hacia figuras femeninas (Hillary Clinton) o provenientes de minorías étnicas por siglos discriminadas (Obama), no podía tomar de sorpresa.

   Mucho se había dicho que el EEUU profundo, el eminentemente blanco, conservador y racista (los WASP), sería determinante en la elección que acaba de culminar. Un mulato, en consecuencia, sería muy difícil que entrara como inquilino de la Casa Blanca y dirigir la potencia más grande de la tierra.

   Esa perspectiva tradicional no tomaba en cuenta la transformación profunda que estaba teniendo lugar en el alma de los norteamericanos. Unas cuantas evidencias ya  habían indicado que algo estaba sucediendo. El ascenso de importantes figuras a cargos de enorme responsabilidad en la estructura del Estado, hacían ver que las resistencias seculares estaban siendo vencidas. Las destacadas participaciones de los Secretarios de Estado Colin Powell y Condolezza Rice confirmaban el cambio de patrones. Senadores, representantes y Alcaldes electos a lo largo y ancho del país, pertenecientes a minorías negra, hispana u otras, iban en la misma dirección.  

   Lo que era impensable hace 30 o 40 años se ha hecho realidad. Ahora le tocó al cargo de Presidente, y vemos ascender a esa alta magistratura a un mulato, hijo de un inmigrante africano y una mujer blanca norteamericana, educado en los mejores institutos educacionales de su país, con una labor social de varios años, y con una carrera política, sin embargo, meteórica.

   La enorme trascendencia, incluso simbólica, de este hecho político no puede ser esquivada, ni menospreciada. Para EEUU significa un reencuentro con los valores más preciados que dieron lugar a su nacimiento como Nación y que lo convirtieron en modelo a seguir. Ya sabemos que la esclavitud y la discriminación racial son grandes manchas que gravitan sobre su historia republicana. A pesar de que algunos de los fundadores de EEUU se opusieron en su momento a tal práctica inhumana, las circunstancias políticas de la emancipación obligaron a mantenerla, lo que no debería extrañarnos a nosotros, latinoamericanos, que hicimos algo parecido. 

   No obstante, la discriminación se prolongó en el tiempo, y en el siglo XX pudimos aún ver esta repudiable y odiosa práctica, que en mucho contribuyó al descrédito de esa gran nación y a la proliferación de un antiamericanismo irracional.    

   ¿Qué puede depararnos tal cambio político y cultural a los vecinos del resto del hemisferio?

   Lo hemos dicho en otra ocasión. Posiblemente veamos una modificación de estilo desde la Presidencia norteamericana hacia el resto del continente. Obama parece una figura más dialogante y sensible a los problemas del mundo en desarrollo, aunque son ingentes y de gran envergadura los asuntos críticos que deberá afrontar en su país y en el mundo. No estoy seguro de que haya muchos cambios sustantivos hacia América Latina, aparte de temas políticos muy puntuales.

   Lo que sí esperamos, desde Venezuela, es que reafirme su compromiso con los valores de la libertad y la democracia. Los venezolanos que estamos amenazados por la instauración de un gobierno tiránico esperamos su activa e inequívoca solidaridad. 

   Por otro lado, y en relación con las políticas comerciales y energéticas que adelante,  estamos seguros que tendrán repercusiones sobre la economía tanto hemisférica como mundial. Habrá que esperar, desde luego, qué curso seguirá la actual crisis financiera.

   Por lo pronto, para los norteamericanos, el triunfo de Barack Obama podría significar una gran oportunidad de reanimar o refrescar la política interna de EEUU. Son muchas las expectativas que se han creado y defraudarlas puede ser nefasto. El Partido Demócrata ha retomado, prácticamente, todos los espacios políticos, y su responsabilidad es mayor. No obstante, el “checks and balances” seguirá funcionando. El discurso de Obama en la noche del triunfo ha sido integrador y conciliador de la sociedad norteamericana, en cierto modo fracturada en los últimos tiempos. Pero esto deberá ocupar mucho de su tiempo, habida cuenta de las medidas que deberá adoptar apenas llegue a la Casa Blanca.

   Para el nuevo gobierno, existe igualmente una oportunidad para recobrar la mejor imagen de EEUU en el planeta, la de ser un faro de libertad y de democracia, hoy muy deteriorada por grandes torpezas cometidas. Aunque hay una lógica estructural de potencia de la que no podrá zafarse Obama, hacemos votos por que la arrogancia sea apartada a un lado, y el ánimo de cooperación e integración sea el que inspire al nuevo mandatario estadounidense.

  

 

            EMILIO NOUEL V.

      

lunes, 3 de noviembre de 2008

La crisis desplazó a Dios y al racismo

La crisis desplazó a Dios y al racismo

Por Moisés Naím

Para LA NACION

3 de noviembre de 2008

 

WASHINGTON.- Sin el apoyo de la derecha cristiana es imposible ganar una elección presidencial en Estados Unidos. La campaña electoral de 2008 será definida por el choque entre ideas diametralmente opuestas acerca de política internacional, economía y salud pública. Estados Unidos no está preparado para elegir a un negro como presidente.

 

Nada de esto resultó ser cierto. Hoy sabemos que Dios, el racismo y las ideas no fueron los protagonistas fundamentales de estas elecciones. Fueron desplazados por la crisis económica, la historia personal de los candidatos, el fracaso de George W. Bush y el uso avanzado de Internet como fuente de fondos, difusión de mensajes y reclutamiento de activistas.

 

Ni Barack Obama ni John McCain se refirieron tanto a Dios en sus discursos y mensajes publicitarios como lo hicieron sus predecesores en elecciones anteriores o sus rivales en las elecciones primarias de sus partidos. Los líderes más poderosos de la maquinaria político-religiosa de la derecha estadounidense fueron menos influyentes en estas elecciones de lo que han sido por décadas.

 

Su principal triunfo fue la imposición de Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia, quien inmediatamente metió a Dios en sus discursos. Explicó, por ejemplo, que los soldados estadounidenses van a Irak a cumplir una "tarea de Dios", quien, según ella, "tiene un plan bien definido al respecto". Pero mientras este tipo de mensajes antes era común, en esta campaña fue infrecuente. Dios fue exiliado de esta campaña electoral

 

Y el racismo también. Un negro, hijo de un inmigrante sin fortuna, puede sólo con su talento y su esfuerzo llegar a la presidencia de Estados Unidos. El color de su piel no ha sido el obstáculo insalvable que el mundo entero suponía que destruiría la carrera política de Obama.

 

¿Quiere decir esto que en Estados Unidos no hay racismo y que el color de la piel de Obama no tuvo papel alguno? Por supuesto que no. Pero el hecho es que, para millones de estadounidenses que lo apoyan, la raza de Obama ha importado menos que otros factores. Esto es más sorprendente para el resto del mundo que para los estadounidenses.

 

Fue siempre más difícil ver a Obama victorioso para un británico que sabe cuán lejos está su país de elegir como primer ministro al hijo de un paquistaní o para un español que sabe que falta mucho para que un descendiente de marroquíes se instale en la Moncloa o para el japonés que sabe que es imposible que un hijo de coreanos llegue a estar a cargo del gobierno. Desde esta perspectiva, que un negro pudiera llegar a ser el presidente de Estados Unidos era simplemente inimaginable. Esto nos dice más del racismo que hay en el resto del mundo que el que aún persiste en Estados Unidos.

 

Ideas poco originales

A las ideas tampoco les fue bien en estas elecciones. En momentos en que el mundo ha perdido anclajes fundamentales en la economía, la geopolítica, la sociedad o el medio ambiente, McCain y Obama no se destacaron por la originalidad de las ideas en las que fundamentaron sus propuestas electorales.

 

En esta campaña las ideas fueron poco importantes a la hora de definir los resultados. Obama y McCain hicieron lo posible por diferenciar sus propuestas y, en muchos sentidos, sus ofertas son diferentes. Pero el país no se ha enterado. Muy pocos votantes saben en qué se diferencian las políticas económicas de McCain de las de Obama o cómo varían las reformas al sistema de salud que propugnan o en qué son diferentes las maneras en que proponen relacionarse con China.

 

Por más importantes que sean, las ideas siempre son más aburridas que las conversaciones sobre la personalidad, el carácter y la vida de los candidatos. ¿Qué ideas pueden realmente competir, en una conversación de sobremesa, con las espectaculares historias personales de McCain y Obama? ¿O con la historia de la Palin desollando alces en Alaska?

 

Las elecciones estadounidenses de 2008 introdujeron muchas novedades. Desde el inesperado ascenso de candidatos que no contaban con el apoyo de las elites tradicionales de sus respectivos partidos hasta una gran cantidad de innovaciones en el uso de Internet como instrumento para organizar la actividad política. Naturalmente, la novedad más trascendental es Barack Obama. Y esta novedad no sólo impacta en Estados Unidos. A partir de ahora, y en todo el mundo, jóvenes pobres, marginados y hasta aquellos abandonados por su padre han sido informados de que ascender los picos más altos no es un sueño imposible. Sí, se puede.

 

 




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domingo, 2 de noviembre de 2008

KARL MARX, ESPECULADOR BURSÁTIL

1 de Noviembre de 2008:

KARL MARX, ESPECULADOR BURSÁTIL

En estos tiempos convulsos del mercado financiero global y en los que ligeramente se decreta el fin del capitalismo, resulta conveniente recordar al viejo Marx, especulador bursátil; sí, no ha leído mal, jugador en la bolsa de valores; sobre todo, porque algunos zombis del marxismo latinoamericano, aún andan por allí reivindicándolo, y olvidan convenientemente, o simplemente ignoran, aspectos de la vida de aquel que resultan inconsistentes con lo que predicó.

   ¿Cómo se compadece un Marx, asiduo de la bolsa de valores, con el pensador que algunos dicen representa “la subversión de la lógica del capital” (Rigoberto Lanz)?

    Como se sabe, Marx fue un pensador anticapitalista y su teoría consistió en demostrar que las condiciones materiales y los mecanismos del propio sistema de mercado conducirían más temprano que tarde a su propia destrucción. El desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas inexorablemente acarrearía la superación de este modo de producción, dando lugar a una sociedad en la que los medios de producción pasarían de privados a colectivos, se eliminaría la apropiación privada de la plusvalía del trabajo (la explotación) de los obreros, y llegados al comunismo, desaparecería el Estado y las clases sociales. Para llegar hasta allí, la lucha de clases sería el motor que impulsaría la revolución contra el capital.

    Con base en estos postulados expuestos muy sintéticamente, se levantó la organización de los partidos socialistas y/o comunistas, quienes sería los llamados a realizar el sueño utópico marxista.

    Ahora bien, ¿cómo podemos explicarnos la inconsistencia referida y admitida de manera expresa por el mismo Marx?

    La prueba de tal incongruencia está en una carta a su amigo Federico Engels, fechada el 4 de junio de 1862, y dice así: "He tenido un gran éxito en la bolsa. Ha llegado de nuevo el momento en que con inteligencia y pocos medios se puede ganar dinero en Londres".

    Esta frase entusiasta y de complacencia -el lector estará de acuerdo conmigo- no luce la de un acérrimo anticapitalista que persigue la destrucción del sistema explotador que oprime al proletariado. ¿O sí?

   Por su parte, el historiador y profesor de Oxford, Niall Fergusson, en su libro “Dinero y Poder en el mundo moderno (1700-2000)” (Taurus, 2001), igualmente cita otra carta del mismo Marx dirigida a otro amigo, en la que éste manifiesta: "He estado (lo que te sorprenderá) especulando en bolsa; parte en fondos norteamericanos, pero fundamentalmente en valores británicos, que este año crecen como champiñones,(para promocionar todo tipo de empresa que puedas imaginar). Se los fuerza a alcanzar niveles desmedidos, y luego la mayoría cae  estrepitosamente. De este modo, he ganado unas 400 libras, y ahora que la complejidad de la situación política abre aún más margen, empezaré de nuevo. Es un tipo de actividad que me lleva poco tiempo y por la que vale la pena correr un riesgo.”

   ¿Qué explicación dan de esta faceta personal del más importante pensador del socialismo científico, sus trasnochados seguidores y defensores?

    ¿Nos quedaremos esperando las justificaciones y explicaciones convincentes respecto de ese proceder al igual que ha ocurrido con los conceptos despectivos e insultos que profirió Marx contra Bolívar o en relación con el apoyo que dio a la invasión de tropas norteamericanas a México?  

    Hoy que de nuevo salen de las catacumbas algunos para lanzar condenas de muerte de la sociedad de mercado, vale la pena entonces recordar este rasgo poco conocido de Marx, que pudiera sorprender a algunos.

    ¿Puede concebirse en la actualidad una actividad más capitalista que la de una bolsa de valores?

    Obviamente, no. Y en los tiempos del señor Marx, tampoco, por cierto, en una época de capitalismo bastante más salvaje que la presente.

 

EMILIO NOUEL V.

domingo, 26 de octubre de 2008

LA CRISIS FINANCIERA, EL DISCURSO DE SARKOZY  Y LAS MANIPULACIONES DE CHAVEZ

 

 

                                                “La crisis financiera que vivimos hoy no es la crisis del capitalismo.

                                                Es  la  crisis de  un  sistema que se ha alejado  de  los  valores  más

                                                fundamentales del capitalismo, que ha traicionado al espíritu del

                                               capitalismo. El anticapitalismo no ofrece ninguna solución a la crisis

                                               actual. Retomar al colectivismo que tantos desastres provocó en el

                                               pasado sería un error histórico”

 

                                                                                                Nicolás Sarkozy (25-9-2008)

 

 

En días pasados el presidente de Venezuela elogió un discurso pronunciado por su colega Nicolas Sarkozy acerca de la crisis financiera mundial.

   Se congratulaba Chávez de que el francés, supuestamente, hubiera seguido el consejo que le dio en uno de sus encuentros. Tal consejo iría, como era de esperarse, por los caminos del anticapitalismo y contendría el anuncio de que el sistema de mercado estaba terminándose.

   Como es su costumbre, el presidente venezolano distorsiona o sesga todo lo que oye o lee en los resúmenes que le suministran sus ayudantes, arrimando, por supuesto, la brasa para su sardina; es decir, desnaturaliza o descontextualiza el pensamiento o las expresiones de otros, adecuándolas a sus intereses personales o políticos contingentes. La deformación a la que ha llegado con Bolívar y hasta con los mismos marxistas que cita, es tan asombrosa como proverbial.

   Pero ¿qué dijo Sarkozy que lo hizo acreedor de las loas del capo de Miraflores?

   Examinando el discurso en cuestión no encontramos nada de fondo que el presidente Chávez comparta con Sarkozy en sus interminables, repetidas y ya fastidiosas peroratas con las que nos martiriza a diario.

  ¿Qué toma Chávez del francés para sus manipulaciones retóricas, obviando la adhesión sin ambages de este último al sistema capitalista?

  Simplemente, la crítica que hace de los excesos de las finanzas internacionales, la falta de una supervisión efectiva o la desregulación del sector, con lo cual, por cierto, la mayoría está de acuerdo.

   Claro, Chávez utiliza tal crítica, no para buscar los correctivos al desmadre financiero, sino para atacar las bases del sistema y señalar, de paso, que debe ser cambiado por el inviable y anacrónico estatismo colectivista propio de los regímenes comunistas que él propugna. Así, no deja de citar -son sus palabras textuales- “al camarada Lenin”, quien señaló que el imperialismo es la fase superior del capitalismo, agregando, de su propia cosecha, que “el neoliberalismo es la fase ultrasuperior del imperialismo”.

    

  Con ese discurso hace una suerte de triangulación, que toma unas ideas que pueden ser aceptadas por todos, pero en función de su propuesta político-ideológica equivocada.

  No obstante, lo cierto es que Sarkozy, en su coherente discurso, conduce a una conclusión diametralmente opuesta. Al criticar las bases del sistema financiero en crisis, dice de forma muy clara:

   “Pero este sistema –hay que decirlo porque es la verdad- no es la economía de mercado, no es el capitalismo. La economía de mercado es el mercado regulado, el mercado al servicio del desarrollo, al servicio de la sociedad, al servicio de todos. No es la ley de la jungla, no son beneficios exorbitantes para unos y sacrificios para todos los demás. La economía de mercado es la competencia que reduce los precios, que elimina las rentas y que beneficia a todos los consumidores. El capitalismo no es el corto plazo, es el largo plazo, la acumulación de capital, el crecimiento a largo plazo. El capitalismo no es la primacía del especulador. Es la primacía del emprendedor, la recompensa del trabajo, del esfuerzo, de la iniciativa. El capitalismo no es la disolución de la propiedad, la irresponsabilidad generalizada. El capitalismo es la propiedad privada, la responsabilidad individual, el compromiso personal, es una ética, una moral, instituciones. De hecho, el capitalismo ha posibilitado el extraordinario auge de la civilización occidental desde hace siete siglos. La crisis actual debe incitarnos a refundar el capitalismo en una ética del esfuerzo y del trabajo, a encontrar de nuevo un equilibrio entre la libertad necesaria y la regla, entra la responsabilidad colectiva y la responsabilidad individual. Tenemos que alcanzar un nuevo equilibrio entre el Estado y el mercado, cuando en todo el mundo los poderes públicos se ven obligados a intervenir para salvar el sistema bancario del derrumbe.”

    Si bien estas palabras pueden ser debatidas o matizadas desde el campo de las ideas económicas liberales, sin duda, hay allí un indudable apego a los postulados más caros del sistema de mercado, y ninguna aceptación de las disparatadas y trasnochadas ideas que propaga el presidente venezolano.

    Es entonces, más que evidente, que Sarkozy abiertamente rechaza el desastroso colectivismo y su perspectiva no es la del anticapitalismo.

    Los venezolanos deberíamos estar más atentos de las perversiones manipuladoras en los discursos del presidente, y  no caer en las trampas que a más de un desprevenido pueden descaminar.

 

EMILIO NOUEL V.

 

El malentendido o la dinámica de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina
por Elizabeth Burgos 
domingo, 26 octubre 2008


Las relaciones entre el norte y el sur del continente americano, constituyen una verdadera singularidad histórica. Pese a la intimidad que comparten, al constituir cada uno la frontera del otro - y no sólo eso, sino que es la única frontera que poseen, toda vez que América es esa inmensa isla en medio de los dos océanos -, sin embargo, no existe zona geográfica fronteriza que se ignore tan profundamente como el norte y el sur de América.

La visión de las elites intelectuales y políticas, - a la cual se debe agregar la compleja visión colonial e instrumental de la izquierda norte-americana -, es la condescendencia que profesan los adultos ante la inmadurez de los adolescentes; de lo que por cierto, no les falta razón. Sin embargo, se debe reconocer que Estados Unidos es el país que posee los más numerosos departamentos de estudios latino-americanos, diseminados en casi todas sus universidades, y es el país en donde la investigación relativa a la América ibérica es la más seria desde el punto de vista académico, pese al desvío ideologizante de algunos centros copados por izquierdistas que confunden trabajo académico con proselitismo político.

En América Latina no existen centros de estudios norteamericanos lo que significa un vacío intelectual grave, pues el desconocimiento de la historia institucional y fundacional de la democracia norteamericana es como poseer la mitad del alfabeto. Para la izquierda latino-americana integrada en su gran mayoría por la clase media universitaria, la historia de la revolución está relacionada con la revolución francesa, la rusa, la china o la cubana. La historia de la revolución norteamericana, anterior a la francesa, es algo que no aflora el pensamiento de las elites letradas del continente.

Mucho ganaría América Latina emprendiendo esa experiencia intelectual, pues ya es hora de establecer relaciones adultas y de igualdad con su único vecino.

Es cierto que existen razones que justifican el resquemor del Sur hacia Washington. La doctrina de Monroe expresa con creces la anomalía de esa relación, hasta ahora fallida, en la medida en que las relaciones entre ambas Américas se ha realizado bajo el signo de la hegemonía de Estados Unidos sobre la América ibérica.

Son infinitos los errores de la política de Estados Unidos hacia el sub-continente. Uno de los más grave, como bien lo expresara Octavio Paz, es el haber contribuido a frenar el desarrollo de la democracia apoyando golpes de Estado y regimenes militares, y gobiernos dictatoriales, manteniéndose indiferentes ante sus secuelas de muertos, torturados y desaparecidos. So pretexto de la guerra fría, Estados Unidos violaba así los principios democráticos sobre los cuales se erigió la gran democracia que fundó y rige su propia nación. Lo que ha traído como consecuencia que cualquier iniciativa o declaración de Washington en relación a la situación del subcontinente, correcta o no, será considerada como una agresión, cuando en realidad se trata, la mas de las veces, de declaraciones, o de decisiones torpes, consecuencia de la ignorancia que mencionamos, por lo que sería aconsejable que ese abstuviera de hacerlas.

Pero lo más grave, es que el apoyo a las dictaduras, restó prestigio y respeto hacia la democracia, dejándole la vía libre a la vocación expansionista del comunismo totalitario soviético que al haber encontrado en el castrismo un cómplice activo, ha generado metástasis, que hoy vemos en el poder en Venezuela, Nicaragua, Bolivia, el Ecuador, y por supuesto, en Cuba, cuya única justificación es su “lucha contra el imperio”. El embargo a Cuba le ha otorgado al castrismo la legitimidad que le da a un país su Constitución.

Mientras tanto los candidatos a la presidencia de Estados Unidos persisten en la torpeza y en demostrar su ignorancia hacia su único vecino del sur.

La señora Palin, fiel a su radicalidad partidaria, demuestra su talante castigador e intervencionista en relación a Cuba y a Venezuela. En lugar de proferir amenazas, dándole agua al molino de las corrientes anti-democráticas hoy en ascenso. Pero dada la corriente política que ella representa, su postura no tiene mayores consecuencias.

La más grave es la postura de Barak Obama hacia el gobierno de Álvaro Uribe y el argumento con que sustenta la decisión de los miembros del Partido Demócrata al oponerse en el Senado a la entrada de Colombia en el ALCA. Según el senador Obama, bajo el gobierno de Uribe se asesinan sindicalistas, cuando, en Colombia – el país verdaderamente afectado – se percibe, se sabe, se vive en lo cotidiano, que desde el gobierno de Uribe ha bajado radicalmente la criminalidad, y en particular la criminalidad política.

Comprendo que un candidato a la presidencia de Estaos Unidos no disponga de tiempo de ocuparse personalmente de averiguar lo que está sucediendo realmente en Colombia, pero es de suma gravedad que un candidato que pueda llegar a la primera magistratura de un país, cuyas relaciones son tan determinante para América Latina, sus consejeros en esa materia sean ignorantes a ese extremo, o lo que sería más grave, sean simpatizantes de las corrientes anti-democráticas que hoy intentan imponerse en todo el continente, representadas por los gobiernos de Venezuela, Nicaragua, Cuba , el Ecuador, Colombia, Bolivia, todos simpatizantes de las FARC. Ha dado vueltas al mundo la fotografía de la vocera de las FARC, Piedad Córdoba, acompañada de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, lo que, a los ojos de los colombianos y del mundo, significa, sin la menor duda, un apoyo político evidente del Partido Demócrata hacia lo que la senadora colombiana representa.

Debilitar la democracia colombiana, dique de contención entre la expansión de la política militarista autocrática de Hugo Chávez hacia el resto de los países andinos, significa ver de nuevo a Estados Unidos, apoyar a gobiernos totalitarios y al establecimiento de un eje geográfico anti-democrático.

¿Será esa la política que implementará Obama si es elegido presidente de Estados Unidos?