domingo, 27 de septiembre de 2015

LA BESTIA NACIONALISTA Y LA AMENAZA A CESAR MIGUEL RONDON 


“En mis pasos está mi patria del momento;

en mis acentos sabrán hallar a las demás.

Soy el relámpago que se vuelve infinito

para alumbrar el cielo de todas mis patrias.”  

 

A.    PÉREZ ALENCART

 

A mí los nacionalismos me repugnan. Todos, sin excepción, tanto los que llaman benignos o sanos como los agresivos. No puedo avenirme a ellos, de ambos sospecho, de ninguno me fio. Me parecen nefastos estos atavismos, al igual que las identidades colectivas que traen consigo los fanatismos laicos o religiosos.
Stefan Zweig, con razón, hablaba de  la bestia sarnosa del nacionalismo”. Y sin duda es un paso retrógrado en la humanidad, y para rematar, causa de no pocos conflictos bélicos.
En esencia los distintos nacionalismos o patriotismos son lo mismo, comparten naturaleza, es una cuestión de grados, los separa una línea tenue. Se comienza con la perspectiva más inofensiva, más ligth, y al final se cae siempre en la más repudiable conducta xenofóbica frente a “el otro”.
Me siento ciudadano del mundo, no sé si por mis genes o los principios que me inculcaron en casa o los maestros que me tocaron en la vida.
Adonde quiera que he ido no me he sentido ajeno, independientemente de ciertas reacciones o gestos, muy pocos, por cierto, con los que me he topado.

Soy de los que se puede emocionar igual con un blues de Nina Simone, un  Camarón de la Isla cantando bulerías, un golpe tocuyano de Pio Alvarado, un merengue de Juan Luis Guerra, un aria de Verdi, una bossa nova de Vinicius de Moraes o una zamba argentina interpretada por Mercedes Sosa.
He disfrutado igual leyendo a Sándor Marai como a Jorge Amado, a Voltaire como a Bryce Echenique, a Hemingway o a Octavio Paz, a Borges, Cadenas o a Moravia, a Amin Malouf o a Ruiz Zafón.
Es por ello que rechazo toda expresión nacionalista irracional que pretenda execrar a una persona por el hecho de ser fuereño. Como si tener un pasaporte determinado te ofreciera una patente de corso para discriminar, ofender o no tolerar al supuestamente distinto a ti dentro de las fronteras propias.
Este nacionalismo absurdo cuando es utilizado en la política puede alcanzar las más altas cotas de aberración, y en la historia nos sobran ejemplos racistas, etnicistas y militaristas.
Estas conductas se hacen aún más abominables cuando van aderezadas con la crasa ignorancia de un funcionario público mediocre.
En los días que corren, el caso insólito de amedrentamiento contra un periodista independiente como Cesar Miguel Rondón, es muestra clara del intento de manipulación de los impulsos chauvinistas atávicos por parte del gobierno.
Con la afirmación de “mexicano-venezolano” que se formula contra el escritor y periodista, el gobierno trata de mover las fibras xenofóbicas, como si de un venezolano "impuro" se tratara. “No es venezolano, por tanto, no tiene derecho a decir lo que dice”, es lo que el gobierno quisiera que compartiéramos con él, para así, aborrecer al “extranjero” César Miguel.
Si bien ya es grave la violación de un derecho humano (libertad de expresión) de Rondón, no lo es menos el “desconocimiento” por parte de una autoridad, de la verdadera nacionalidad de él, que tanto la Constitución vigente cuando nació, como la actual, lo califican como venezolano por nacimiento.
Obviamente, el funcionario, al no disponer de otro argumento sólido, echa mano de un expediente espurio creyendo que eso pueda tener algún efecto en la opinión pública a la hora de tomar una eventual medida arbitraria.
El nacionalismo patriotero es una peste. Y estoy consciente de que decir esto es de lo más políticamente incorrecto.
El caso de Cesar Miguel no trata de eso, porque está claro que es venezolano por los cuatro costados constitucionales.
En el fondo de este caso particular está la reiterada conducta autoritaria y perversa de quienes nos gobiernan.
Pero también está la noción de nacionalismo, con base en la cual, situaciones aberrantes como la de marras, pueden tener cabida y hasta aceptación.
 
EMILIO NOUEL V.

@ENouelV

 

miércoles, 23 de septiembre de 2015

                                     EL HARAKIRI DE MADURO


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                "el diablo ciega a los que quiere perder"


El cierre de la frontera con Colombia es, entre otras cosas, un harakiri. No solo político y electoral, también económico. Lo malo es que además de afectar al gobierno,  daña a muchos venezolanos y al ya maltrecho aparato productivo. El empresariado dice que el PIB caerá 2% como efecto de ese despropósito, lo que es ya decir mucho si pensamos en que se esperaba un menos 7% este año.
El derrumbe estrepitoso en las encuestas tiene al gobierno desquiciado, más de lo que ha sido en tiempos normales.
En lugar de corregir la deriva desastrosa que lleva, la ahonda, escarbando más en el hueco en que se ha metido con sus políticas y acciones disparatadas, que no se explican sólo por razones políticas y/o ideológicas, sino también por una peculiar y funesta manera de gestionar los asuntos de gobierno, que evidencian su ignorancia e incompetencia proverbiales.
Teodoro Petkoff le encasquetó el mote de Chacumbele a Chávez, y acertó. Maduro y Cabello han hecho los mismos honores para ganarse también el sobrenombre. Con la diferencia de que no disponen de los astronómicos recursos que el finado sí tuvo, y en tal sentido el final lo están acercando a mayor velocidad.
Los distintos problemas que compartimos colombianos y venezolanos por el hecho de tener un vasto lindero común no se resolverán con un paso fronterizo cerrado ni con un Estado de excepción del lado nuestro, desproporcionado e inútil.
 
Los asuntos no solventados que arrastramos desde hace mucho tiempo no podrán canalizarse hacia una solución definitiva colocando una barrera entre dos pueblos que han vivido uno junto al otro por siglos y que hasta el final de los tiempos seguirán así, ni recurriendo a nacionalismos indigestos.
Es insostenible tratar de cerrar el paso a quienes viven a ambos lados de la frontera y necesitan para su vida la libre circulación. Ese trasiego de gente y mercancías es imposible pararlo, incluso con contingentes militares, que, según lo que se oye, apenas comen o son mal atendidos.
Hoy estamos ante un asunto coyuntural que nos obliga a buscar una salida a la brevedad antes de que se pierda el control y se vuelva esa larga frontera un problema mayor e inmanejable.
Que se hayan reiniciado las conversaciones entre ambos gobiernos es una buena noticia. Falta ver acciones concretas y urgentes.
Obviamente, los temas de largo aliento (intercambio comercial, seguridad, narcotráfico, delincuencia política, guerrillas, paramilitarismo, transporte, etc) deben asumirse con voluntad política transparente y sincera. Para eso están las comisiones que fueron creadas antes y han sido puestas de lado en los últimos tiempos. Pero si se desea conformar otras o con otros nombres, bienvenidas sean. Lo que se pide es que sean permanentes, no esporádicas, y se les dote de personal y recursos para su funcionamiento.
No obstante, está lo urgente, que aun cuando pudiera tener que ver con lo que viene de lejos, obliga a enfrentarlo sobre la marcha.
Si el gobierno cabello-madurista se mantiene en sus trece de bloquear la frontera, el perjuicio económico y el daño social será mayor para Venezuela, y ello será un cargo más contra su ejecutoria.
A pesar de todo, hay algo positivo en todo este asunto. Con este harakiri nos aproximamos más rápidamente al final de la calamidad que se echó sobre nuestro país hace 16 años. 
 
El 6D recibirán una factura, que será más gorda mientras más prolonguen un estado de excepción absurdo.
 

Emilio Nouel V.

@ENouelV
emilio.nouel@gmail.com

lunes, 14 de septiembre de 2015

¿SEGUIRÁ INDOLENTE LA REGION FRENTE A LA TRAGEDIA POLITICA VENEZOLANA?


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La sentencia contra Leopoldo López es abominable. Como lo fue todo el procedimiento que condujo a ella.
Con ella, se muestra, de nuevo, y en toda su magnitud, lo abyecto e inmoral que es el poder judicial de Venezuela en la actualidad. Éste es simplemente un mandadero del ejecutivo. 
Una vez más, el gobierno reveló de lo qué está hecho, cuál su natural perversidad.
Afortunadamente, el mundo, por largo tiempo pasivo, ha comenzado a reaccionar ante la barbarie que en mala hora se apoderó de nuestro país.
OEA, ONU y UNION EUROPEA, socialdemócratas, liberales y democristianos, ex presidentes y personalidades del orbe, Amnistía Internacional y Human Rights Watch, se han pronunciado en contra de las prácticas autoritarias del chavismo.
Sin embargo, los gobiernos de la región, algunos preocupados por lo que ocurre en Venezuela, aún no ejercen las presiones suficientes frente a tales evidentes desmanes.
Ciertamente, el aislamiento de la tiranía militar va en ascenso, lo que se ha visto en los últimos meses. Pero eso no basta.
Sabemos que la solución definitiva del desastre político y económico que padecemos toca a nosotros los venezolanos. No esperamos que sean otros los que nos “rescaten”. En este atolladero nos metimos y de él saldremos con  nuestras propias fuerzas, a pesar de la desventaja en que estamos los que queremos restaurar la democracia.
No obstante, sí aspiramos a que nuestros vecinos del hemisferio se sensibilicen con nuestra tragedia social y adopten, en consecuencia, iniciativas efectivas y cónsonas en el marco de principios y normas que rigen las relaciones internacionales.
Obviamente, estamos conscientes de que no es asunto fácil para ningún gobierno asumir posiciones activas de cara a otro, sobre todo, cuando están envueltos intereses de toda índole y hay formas que guardar.
Pero cuando se trata de violaciones flagrantes a las libertades y los principios democráticos, como es notorio desde hace años en Venezuela, los gobiernos del mundo están asistidos y facultados, además de por la moral, también por el derecho internacional vigente, contenido en tratados y convenciones de obligatorio cumplimiento.
Con ocasión de la salvajada perpetrada contra Leopoldo López y otros venezolanos, resulta oportuno recordar nuevamente lo que ha dicho el filósofo Michael Walzer: los principios de independencia política e integridad territorial no son un escudo para que se refugie la barbarie”.
La antigua ley no escrita de Antígona, concede el derecho a terciar mediante la opinión, la ayuda, las presiones políticas y diplomáticas, y en los casos muy graves, con la fuerza.
Mucho ayudaría a la causa de la libertad en nuestro país la presión diplomática de los gobiernos democráticos. Éstos no pueden seguir manteniéndose al margen. Es bochornosa la indiferencia hasta ahora demostrada por algunos.
La escandalosa sentencia contra López y otros venezolanos ha sufrido un repudio mundial de parte de quienes saben las circunstancias bajo las cuales fue emitida. La infamia que ella representa debería hacer reflexionar a los gobernantes de nuestro hemisferio que han permanecido callados.
Los venezolanos siempre hemos dado un paso al frente a la hora de la solidaridad con los perseguidos por las dictaduras que asolaron nuestro continente.
Tenemos derecho a esperar una conducta distinta de los latinoamericanos de bien cara a las iniquidades de la tiranía chavista.
EMILIO NOUEL V.
 
 

martes, 8 de septiembre de 2015

            ¡HASTA LOS GUYANESES LE HACEN EL FO!


                        
               

El gobierno de Venezuela  - que no Venezuela, señores redactores de los diarios del mundo- se va quedando solo con sus pocos incondicionales y beneficiarios de la escena internacional. Su influencia ha ido mermando a la velocidad en que el precio del “excremento del diablo” se precipita en los mercados.
El petróleo ya no da para más compras o neutralización de conciencias, mucho menos para el despilfarro populista. Se acabó lo que se daba con largueza irresponsable, y ahora se anda mendigando aquí y allá recursos frescos, a costa, por supuesto, de una mayor carga para el país.
Se sigue fantaseando con la quimera de un barril a 200 dólares, como lo pronosticó el “Destructor eterno” en cierto momento, y se trata infructuosa y desesperadamente con algunos países productores, de subir el valor a como dé lugar, en vista del default que se dibuja amenazador en un horizonte no muy lejano.   
Hoy recuerdo que el tirano decrépito Fidel, al referirse a la junta de beneficencia que es la ALBA, confesó, sin empacho alguno, que la idea de Chávez con esa organización era la “de compartir con sus hermanos caribeños los enormes recursos económicos con que la naturaleza había dotado a su Patria de nacimiento”. (Mensaje de Fidel a Nicolás Maduro. 16 de Marzo de 2015. http://www.cubadebate.cu).

¡Y cómo los compartió, asere! ¡A costa de todos los venezolanos!
Al punto de que nos ha dejado casi en la calle, con escasez de alimentos, productos de primera necesidad y medicinas.
Y henos entonces aquí, en este brete, con una Venezuela desacreditada por causa de un gobierno apocalípticamente calamitoso, que además de aislarse día a día de la comunidad internacional, particularmente, de los que le permitieron de forma indolente sus extravagancias y arbitrariedades por razones crematísticas y geopolíticas, viola los DDHH en una aventura militar desproporcionada, injustificada y xenofóbica, con indudables objetivos electorales. 
Sin embargo, sus socios mercosurianos empiezan a pensar mejor los avales automáticos que le extendían.  No acompañaron al gobierno cabello-madurista en la reciente votación de la OEA sobre los graves acontecimientos de la frontera colombo-venezolana. Los de la ALBA, mire usted, se dividieron.
Y aun cuando el gobierno de Colombia no logró la aprobación de la reunión del Consejo de Seguridad de la OEA, quedó en evidencia que el venezolano sólo contó con 4 escuálidos voticos.
¡Qué distinta era la historia en la época de las vacas gordas! Entonces se contaba con más de 20 votos, y el Caribe iba por un solo tubo, encarriladito, y sin chistar, incluso Guyana, que hoy….. ¡Ni de vaina!
La región anda preocupada con lo ocurrido en nuestra frontera. Los cancilleres de Brasil y Argentina quieren meter en el redil a los toscos bolivarianos, no vaya a ser que el patio se embochinche. Brasil quiere ejercer su liderazgo, a pesar de su delicado enredo nacional, y anduvo buscando a Maduro como palito de romero. Tabaré Vazquez se ofrece de mediador y Santos recoge el guante. Maduro y la señora Delcy demuestran su delicadeza diplomática, insultando y haciendo el ridículo internacional. Y para rematar, el embajador brasileño en Guyana dice que eso de las reclamaciones territoriales ya pasó de moda en el siglo XXI.

Lo cierto es que hasta los chavistas se lamentan de su propia torpeza en el asunto fronterizo. El gobernador Vielma Mora lo admite. Como es costumbre en el chavismo, la chapuza es su divisa.
Esta jugada le está resultando un bumerán. En lugar de corregirla, se hunden más, ampliando territorialmente el estado de excepción y no queriendo modificar el régimen económico causante de gran parte del problema. Tampoco se quiere resolver otros asuntos en los que ambos países tienen responsabilidad.
Los gobiernos del hemisferio, hasta ahora complacientes frente a sus desmanes, le dan la espalda.
O corre o se encarama. O sigue en su deriva lunática o se sienta a hablar con Colombia. O abre la frontera lo más pronto posible o quién sabe que pueda ocurrir.
Nuevos vientos empiezan a soplar, y no a favor de los que están destruyendo a Venezuela.
Cada día que pasa aumenta el rechazo y se derrumba una popularidad ya de por sí bastante magullada.
Que llegue pronto el 6D. El castigo electoral es urgente. Los caminos se empiezan a abrir, para bien del país y de la democracia.

@ENouelV

 

 

 

martes, 1 de septiembre de 2015

        EL NACIONALISMO XENOFÓBICO NO EVITARÁ LA DERROTA EL 6D

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De chapuza en chapuza va el gobierno del cabello-madurismo hacia su hundimiento definitivo.
Afortunadamente, para todos los venezolanos de bien que aspiran a un cambio del estado de cosas actual.
Los últimos episodios políticos reiteran que haga lo que haga todo le sale al revés de lo que pretende, y hasta la manipulación del asunto de la frontera se le está revirtiendo en su contra.
Ni siquiera con su perversa exaltación del chauvinismo frente a un supuesto enemigo externo, logrará los resultados que espera, por mucho que algunos desinformados caigan en esa trampa.
En este caso se evidencia, en toda su magnitud, las graves falencias de la gestión gubernamental del chavismo.  En él confluyen desaciertos que explican un fracaso sin precedentes. Hace poco se leía en Bloomberg que Chávez debía ser considerado uno de los líderes más desastrosos que ha visto el mundo en mucho tiempo, y no le falta razón.
El chavismo, sin duda, es la cúspide, la apoteosis de la mediocridad política y administrativa. Nunca antes padecimos tanta ineptitud.
Nadie desconoce que en toda frontera hay problemas complejos, y las más de las veces, de difícil solución. Particularmente, en la colombo-venezolana están presentes situaciones que se arrastran desde hace mucho tiempo y que exigen atención especial y un tratamiento adecuado por parte de ambos países. Se ha fallado mucho en tal sentido.
No todo lo que allí ocurre de malo, debe decirse, es culpa exclusiva de un solo país.
Desafortunadamente, en esa frontera se han dejado pudrir ciertas cuestiones, a pesar de que se han establecido mecanismos de cooperación bilateral para abordarlos y tratar de solventarlos.
La crisis fronteriza se potencia, por un lado, gracias a una política económica disparatada; un sistema kafkiano de controles de precios, de cambios, de distribución de productos y de estatizaciones impuesto por el gobierno chavista, que con el tiempo se ha ido enmarañando de manera enloquecida y ha descoyuntado toda la economía, poniendo al ciudadano a padecer las más abyectas humillaciones como consumidor, menoscabando su poder de compra y deteriorando su calidad de vida.
Por otro lado, demuestra la desidia e irresponsabilidad en materia de relaciones políticas y comerciales con un país al que nos unen siglos de convivencia y vínculos humanos enormes. Dos economías complementarias, que en las últimas décadas habían establecido canales de comercialización que aumentaron positivamente los volúmenes de intercambio y apuntaban a una integración sólida y ascendente hacia el futuro, hoy experimentan un estado de desconexión absurdo, sin justificación alguna.
El gobierno venezolano ha sido negligente frente a los asuntos de seguridad de la frontera que nos ocupa. No es un secreto sus vínculos con la narcoguerrilla terrorista que ha asolado a Colombia durante muchas décadas, y la prueba última de esto es el apoyo que las FARC hacen de los desmanes recientes cometidos por el gobierno venezolano en la frontera. En ésta, esos delincuentes y otros (paramilitares y narcos) se pasean libremente amparados por el consentimiento o la inacción de autoridades de uno y otro lado.
La corrupción militar, la de siempre, se ha incrementado. Las exportaciones ilegales de productos se han convertido en un negocio altamente lucrativo, mucho más de lo que pudo haber sido antes, gracias a una política económica que lo incentiva.
Venezuela tiene la potestad soberana de tomar medidas en su territorio y nadie puede negarlo. Pero ellas deben enmarcarse en su ordenamiento jurídico y responder proporcionalmente al problema planteado, sea cual fuere éste. Un Estado de excepción no tiene justificación.
Es inaceptable la violación de normas constitucionales e internacionales que garantizan los derechos humanos de propios y extraños.
Una vez más Venezuela se desacredita ante el mundo por causa de unos gobernantes ignorantes, incompetentes y arbitrarios, que irresponsablemente aprovechan un hecho irregular para distraer al país de sus graves problemas y tratar con ello de remontar la cuesta de la popularidad que hoy se encuentra en su más bajo nivel.
Pretenden revertir la amplia diferencia que le lleva la oposición democrática en intención de voto.
Pero un discurso tramposo y la exacerbación de un nacionalismo trasnochado y xenofóbico no les servirá para acortar la brecha y hacer olvidar el desastre económico, la escasez y la inflación inaguantable que sufren los venezolanos.

El 6D comenzará la resurrección de la democracia y la libertad, y no podrán evitarlo.

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV