jueves, 26 de noviembre de 2015

                LA PROPUESTA DE UNASUR ¿UNA BUFONADA?
 
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Desconozco en detalle lo que la sucursal dominicana de Unasur ha presentado a la consideración de las fuerzas políticas venezolanas en liza de cara a las elecciones parlamentarias del 6D, aunque algo se haya filtrado.
Lo que sí sabemos es que esa misión viene con plomo en el ala, y bien pesado. Por dos razones.  

Por un lado, algunos organismos electorales serios de varios países suramericanos, por pudor institucional, se han negado a prestarse a un simple e inocuo “acompañamiento electoral”, engendro éste creado por el inefable CNE venezolano, cuyo propósito es impedir un escrutinio técnico, profundo e imparcial de los procesos comiciales por parte de entes acreditados en la materia en el mundo. Esta suerte de mecanismo de “turismo electoral”, si nos atenemos a las circunstancias políticas particulares de Venezuela, no es lo que se requiere, ni es la vigilancia internacional a la que los venezolanos tenemos derecho. Sobre todo, cuando están demostrados los abusos gubernamentales e incluso atropellos de grupos paramilitares hacia indefensos ciudadanos, que las autoridades consienten o finanacian.

Y por otro parte, ha trascendido el enfrentamiento que ha tenido lugar en el seno de Unasur sobre la designación del cabeza de misión –ningún suramericano quiso echarse el muerto encima-  al punto de que quien la preside no pertenece a ningún país miembro de la organización.
Así las cosas, ya estamos partiendo mal, pues se incrementan las sospechas de un eventual sesgo de los que vienen, sin mencionar que de por sí la misión estará maniatada, con limitaciones para conocer en toda su extensión el proceso y para pronunciarse sobre su conformidad con la ley y los estándares internacionales.
¿Por qué entonces firmar un documento en el que se pide aceptar los resultados de unas elecciones cuando quien lo solicita no tendrá la capacidad para determinar si el proceso marchó bien o no?
¿O es que se quiere simplemente dar una cobertura internacional a un arbitrario y desacreditado gobierno y su apéndice el CNE, en quienes, por lo demás, una mayoría abrumadora de venezolanos no confía?
Para muchos no es secreto de qué pata cojean los burócratas que coordinan a Unasur.

Por lo que respecta a quien escribe estas líneas, ese ente, casi una entelequia, tiene poco o ningún provecho para nuestros países, pero esa es harina de otro costal.

Flaco servicio hacen respecto de la protección de la democracia en nuestro continente, unos personajes que sin inmiscuirse a fondo en el proceso electoral, como debería ser, pretenden dar un aval o una opinión.

En los términos acordados entre el CNE y Unasur, es imposible que esta  última pueda dar una apreciación válida en un sentido o en otro.  Ella no es garantía de nada, porque no dispones de facultades para ello. Su opinión será irrelevante, desde esa perspectiva profesional.
De allí que pedir a la Unidad Democrática venezolana la firma  de un documento de compromiso de aceptación de unos eventuales resultados electorales que Unasur no podrá verificar, sea un despropósito. Dice mucho de la poca seriedad y la irresponsabilidad de ese ente ante un evento de tanta trascendencia para nuestro país y la región.

Sobre las elecciones el 6D están puestas las miradas de todo el hemisferio. Los cambios ya comienzan a concretarse en la comarca. El populismo autoritario inicia su desplome. En Unasur, sin embargo, están algunos de sus dolientes que parecieran muy prestos a socorrer a quienes se están tambaleando por incompetentes, arbitrarios y corruptos. Le corresponde hacer un esfuerzo por no desacreditarse. La región estará pendiente de su performance.
A mi juicio, lo que diga sobre el 6D, ni frio ni calor.
Hizo bien la MUD en no firmar el documento fullero e inútil propuesto por los que dirigen Unasur.
En cualquier caso, bienvenida sea Unasur, les deseamos una feliz estadía.

Postscriptum: Sres. de Unasur: Ya tenemos el primer muerto por causa de la acción de bandas paramilitares bien identificadas. En los últimos días hemos visto la violencia de delincuentes tarifados por el gobierno en contra de dirigentes de oposición. Tomen nota. Estaremos pendientes de qué van a decir ustedes al respecto.   

EMILIO NOUEL V.

 

@ENouelV





domingo, 15 de noviembre de 2015

          "ALLONS ENFANTS DE LA PATRIE......"
 
El nihilista es un soldado de una guerra ‘absoluta’ (en el sentido

de Clausewitz); se considera más aniquilador que defensor,

actúa por la más pura y simple destrucción (…) para él, no hay

nada que perder, nada que salvar”

                                                                   André Glucksmann

 De nuevo, la bestialidad islamo-fascista hace de las suyas. En Francia, el viernes pasado tuvo lugar otra matanza de los “locos de dios”, que a Europa y en general, al mundo  civilizado, los tiene horrorizados.
Si ya los degüellos de ISIS filmados sin ningún escrúpulo nos habían perturbado, los asesinatos a mansalva de ahora en Paris nos desafían y exasperan.
La agresión inicua a un país cualquiera siempre nos choca, nos revuelve la sangre. Y cuando eso ocurre a una nación con la que nos unen no sólo lazos políticos, económicos o familiares, sino también espirituales, con más razón nos duele e indigna.
Francia no es un país cualquiera. Más allá de su importancia en el ámbito de lo material, de su significación como potencia mundial, Occidente le debe mucho en el terreno de las ideas modernas y de los avances sociales que el hombre ha alcanzado en los últimos siglos. De las tres grandes revoluciones que en el mundo han sido, una es francesa.
Francia es el símbolo de todo lo contrario a lo que representan las “ideas mortíferas” que llevaron a unos desquiciados a realizar la matanza de ese fatídico viernes 13 de Noviembre.
Ideas mortíferas” es la expresión que he utilizado, que no es mía, sino de un intelectual francés, de los que llamaban “nuevos filósofos”, por más señas, fallecido hace un par de semanas: André Glucksman.  
Este pensador brillante fue uno de los que con mayor profundidad reflexionó y describió la amenaza que para nuestra civilización personifican estos terroristas, estos nihilistas destructores.
Glucksmann, después de lo de las Torres Gemelas, se preguntaba qué hacía que una sociedad global que dispone de los medios de información e intervención más formidables de la historia, sea tan abúlica y esté tan paralizada ante los desmanes que comenten estos desadaptados.
Para él, Occidente se juega su supervivencia en esta lucha contra el terrorismo. Llegó a escribir: “un fantasma recorre el planeta: el fantasma del nihilismo. Utiliza antiguas religiones, abusa de antiguas ideologías y de exaltaciones comunitarias, pero no las respeta”.
La fuerza del nihilismo -afirmaba Glucksmann- proviene de la división y la disolución. Rompe alianzas y tradiciones. Las víctimas iniciales de sus guerras son  sus propios conciudadanos, sus hermanos de fe. “Los ejércitos musulmanes se enfrentan a ejércitos musulmanes y los estadistas árabes caen bajo las balas árabes”.  
El terrorismo se ha convertido en un enemigo planetario, que agrede a la humanidad, como ha dicho bien el presidente Obama. Las guerras recurrentes en el Medio Oriente están repercutiendo más allá de su espacio geográfico.  
La comunidad internacional debe atender con decisión este grave problema que no tiene fronteras. Nadie se salva de ser víctima eventualmente de él.
Hoy le tocó de nuevo a Francia. Y no basta ser solidarios con un pueblo que tan valiosos aportes civilizatorios ha dado al mundo.
Todos los países sin excepción deben sumarse a la lucha por extirpar una lacra que pone en riesgo la convivencia democrática y pacífica entre los seres humanos. No es un problema de fácil solución, por sus complejidades y extensión. Sólo la cooperación estrecha entre los gobiernos del mundo puede garantizar esa difícil tarea.
Estamos con Francia en este momento grave, como estuvimos con EEUU, España, Reino Unido, Argentina y otros países, cuando fueron agredidos por estos terroristas.
Ante el desorden, el caos y la muerte que quieren sembrar los terroristas, los que creemos en los valores de la libertad, la democracia y la tolerancia en el mundo, debemos unirnos con coraje, firmeza y convicción para cerrarles el paso.
Emilio Nouel V.

@ENouelV

jueves, 12 de noviembre de 2015

                       EL MUNDO ATENTO A  LAS PARLAMENTARIAS VENEZOLANAS




En el hemisferio americano y mas allá hay mucha expectativa frente a las elecciones del 6D en Venezuela.
Para los venezolanos -no hay duda- es una fecha trascendente. Allí nos jugamos mucho.
Aunque la salida de este atolladero político-económico toca principalmente a los ciudadanos de este país, a la comunidad internacional le corresponde también su parte.
Hoy por hoy, lo que ocurre en un país no es asunto exclusivamente de él. Las sociedades nacionales de hoy están ligadas e interpenetradas mediante tantos vínculos que difícilmente el destino de una esté desconectado de las demás. 

La interdependencia no es sólo económica. Es también política. Los acontecimientos que tengan lugar en un país, tarde o temprano, inciden en los demás. Las crisis de gobernabilidad pueden contagiarse con facilidad, y de manera más intensa y rápida entre vecinos. Hoy lo vemos dramáticamente en las olas de miles de refugiados huyendo de la guerra en Siria e Irak hacia Europa, que no pocos problemas ha creado.
Así, lo bueno o lo malo que ocurra en cualquier país de nuestro hemisferio tiene consecuencias inmediatas en el resto.
No debe extrañarnos, por tanto, que más de una treintena de ex presidentes de América y Europa, familias políticas que hacen vida en el ámbito planetario, parlamentarios del mundo y personalidades diversas, hayan expresado su preocupación por la sombría deriva política que ha seguido Venezuela en los años recientes, particularmente porque desde aquí se ha pretendido proyectar un proyecto político-ideológico a toda la región.
Ante el autoritarismo instaurado en Venezuela, sus arbitrariedades y atropellos a los Derechos Humanos, el mundo – ¡Al fin!-ya no es indiferente, como hasta hace poco.
En general, organismos internacionales como la ONU, la OEA, Unión Europea y Unasur han tenido que voltear su mirada escrutadora hacia Venezuela, después de muchos años de indolencia y descuido.
Obviamente, ciertos cambios de orientación política han tenido que darse al interior de algunos países de la región para que el nuestro se convierta en un asunto a atender con mayor cuidado, cosa que los demócratas saludamos esperanzados y expectantes.
Sabido es que el 6D Venezuela será lugar de encuentro de cientos de políticos democráticos del mundo que vienen a presenciar in situ las elecciones.
Para nosotros ése un gesto solidario muy importante, que nos reconforta y anima. Que nos hace sentir que nuestra lucha por la libertad cuenta con apoyos que traspasan las fronteras.
Recibimos con mucha complacencia las expresiones públicas recientes de personalidades de la región como Luis Almagro de la OEA o el candidato a la presidencia argentina Mauricio Macri, las cuales se suman a las de muchos políticos del hemisferio que han comprendido lo que acontece en nuestro país y en consecuencia, la significación del evento del 6D.
La democracia y las libertades han sido atropelladas y mancilladas en Venezuela. No vacilamos en decir que la normativa internacional sobre la democracia ante nuestro caso particular es aplicable. Demasiadas pruebas hay de que el gobierno nacional ha incurrido en violaciones flagrantes de la cláusula democrática contenida en diversos tratados vigentes.
Que quienes vengan a acompañarnos el 6D lo tengan presente. También los gobiernos de la región y el mundo.
En cualquier caso, sean bienvenidos a este rincón atribulado del mundo, pero cargado de muchas ilusiones y esperanzas; y también en trance de reiniciar con bríos la regeneración de una vida política civilizada hacia la prosperidad, logro que nos merecemos.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
 

jueves, 5 de noviembre de 2015

                                      6D: EL CAMBIO VA

                                                   Resultado de imagen para optimistas

Se palpa en la calle, adonde quiera que uno acude. Es un clamor creciente y sostenido, a veces silencioso, pero perceptible en las miradas y gestos de hartazgo, irritación y disgusto.

En el metro, el supermercado, la panadería y las oficinas públicas se siente con fuerza.
Es una suerte de tormenta tropical en ascenso diario que apunta a convertirse en huracán electoral.

Los venezolanos de toda condición y preferencia política no soportan más desidia e incapacidad gubernamentales.  Hasta los chavistas están esperando impacientes la fecha para castigar al gobierno desastroso y corrupto cabello-madurista.
Se percibe no solo en la capital, también en Yaracuy, Anzoátegui, Falcón o Barinas. La geografía nacional es un hervidero ansioso por iniciar un proceso de recuperación de la democracia y de la prosperidad material, logros históricos perdidos en los últimos años de autoritarismo populista.

Las mayorías han comprendido lo urgente y necesario que es contar con una Asamblea Nacional que ponga un contrapeso al desmadre social provocado por un gobierno calamitoso. Que se plante frente al poder para frenar la deriva destructiva a la que ha llevado al país. Que trabaje de verdad legislando sobre los graves asuntos que agobian el país.
Los ciudadanos de a pie saben y/o intuyen que la solución de los ingentes problemas que padecen, pasa, primero, por un triunfo electoral parlamentario de aquellos que se oponen al estado de cosas actual.  
Ese logro político será posible si votamos, si apartamos las propuestas aventureras, productos de la impaciencia y la irracionalidad, que no conducen a ningún lado  y contribuyen a reforzar a los que están en el poder. Si no damos crédito a fábulas de las que se hacen eco unos por ingenuos y otros por desinformados, sin mencionar los que por desesperanzados, las difunden, o los obsesionados con los obstáculos que nos ponen en el camino, estimulando la parálisis y la abstención, que es lo que desea el gobierno para perpetuarse.
Todas, todas las encuestas apuntan a una victoria de las fuerzas democráticas. La reversión de la tendencia que se afirma con los días, es casi imposible.
Este primer paso trascendental electoral será un pivote decisivo para lo que viene.  Nos colocará en una posición más ventajosa para las contiendas que habremos de librar en los próximos tiempos.
Ya se ha dicho mucho, pero debemos subrayarlo. No será fácil lo que se avecina después del 6D. Más cerebro que pasión se requerirá. Pero sobre todo, unidad, cohesión y  lealtad en un abanico de fuerzas plurales a las que las reúne una aspiración única: el restablecimiento pleno de las libertades, de la prosperidad y la paz perdidas.
 

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV