domingo, 22 de mayo de 2016

BRASIL: JOSÉ SERRA NO QUIERE UN ‘PAIS CUCARACHA’


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¿Qué podemos esperar del gobierno de Michel Temer y su canciller José Serra en punto a las relaciones políticas del hemisferio?

¿Qué actitud asumirá respecto de los asuntos económicos internacionales, como por ejemplo, Mercosur, bloque en la actualidad ralentizado y con problemas de adecuación a las nuevas realidades del intercambio mercantil internacional?

¿Qué pasará con el Foro de Sao Paulo?

Estas son interrogantes que debemos hacernos en esta hora de declive acelerado de un movimiento político que pretendió hegemonizar la región con sus políticas inspiradas en una ideología trasnochada de izquierda marxistoide mezclada con populismo.  

A pesar de que Brasil ha adelantado siempre una política de Estado en materia internacional, más allá de los perfiles específicos de las figuras políticas que encabezan sus gobiernos y ministros de relaciones exteriores, éstos imprimen su huella, matizan u orientan la conducta del gobierno de cara a actores y/o temas mundiales, sobre los que se ponen mayores énfasis, obviamente, sin desnaturalizar las líneas centrales de aquella orientación básica.

En los últimos años, en el gobierno de Lula Da Silva, concretamente, hubo cambios en la conducción de Itamaraty. Un sesgo marcadamente ideológico se pudo observar durante ese período, que quebrantó el prestigio de esa institución diplomática. El papel jugado por asesores como Marco Aurelio García, no puede ser desdeñado en tal sentido. Fungió de “canciller” en las sombras y para el fortalecimiento de los planes del Foro de Sao Paulo, movimiento que el PT propulsó y que aglutinó todos los movimientos radicales de izquierda de la región, incluso las FARC. Su objetivo inicial era “debatir sobre el escenario internacional después de la caída del Muro de Berlín y las consecuencias del neoliberalismo en los países de Latinoamérica y el Caribe”.

Este Foro sirvió de escenario para uniformar ópticas sobre diversos asuntos y también para la coordinación política de sus miembros. En su mejor momento, partidos miembros de este Foro gobernaban en Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador, Uruguay, El Salvador, Nicaragua, Paraguay, Perú y Venezuela. 

El Secretario General de esta organización, el brasileño Valter Pomar, reconoció en una de sus reuniones (Managua), que el triunfo electoral de Hugo Chávez en 1998 catapultó el potencial del Foro, y señaló que éste ha tenido dos grandes momentos históricos: el primero fue el inicio de la “resistencia en contra del neoliberalismo” y el segundo, la elección de Hugo Chávez. A las reuniones del Foro asisten delegaciones de China y Vietnam.

Este movimiento buscaba articular “las diversidades revolucionarias desde una estrategia común capaz de enfrentar y derrotar la estrategia imperialista y emancipar definitivamente a nuestra América”. 

¿Qué hará al respecto Temer? Si nos guiamos por lo que dicho en cierta ocasión por José Serra, pareciera que el Foro no seguirá teniendo en Brasil su punto de apoyo principal. Para él su país “no debería estar allí, porque no es un país cucaracha”. Sobran entonces los comentarios. 

Respecto de Mercosur, el cual también quiso ser manipulado por el Foro, y de hecho, influyó en sus orientaciones, perjudicando sus fines y propósitos originales,  el gobierno de Temer, si nos atenemos a declaraciones recientes de Serra, apunta hacia otros derroteros. Las rigideces que paralizan a ese bloque pareciera que llegan a su fin, y se impondría un remozamiento y reforzamiento del régimen. La apertura es la consigna, lo cual comparten los demás gobiernos mercosurianos. La orientación será, de hecho, distinta, Mercosur se estaría proyectando hacia otros bloques. 

Serra, durante la ceremonia de toma de posesión de su cargo, afirmó terminante: “la diplomacia volverá a reflejar de modo transparente e intransigente los legítimos valores de la sociedad brasileña o los intereses de su economía, no las  conveniencias y preferencias ideológicas de un partido político o de sus aliados en el exterior”. 

Por otro lado, expresó: “Estaremos atentos  a la defensa de la democracia, de las libertades y los DDHH en cualquier país, en cualquier régimen político, en consonancia con las obligaciones asumidas en tratados internacionales..”. 

Nuevos y prometedores vientos soplan para la diplomacia continental. Con un Brasil deslastrado del yugo ideológico populista y volcado al pragmatismo, sin olvidar el tema de la promoción de la democracia y los derechos humanos, se inicia una nueva época en las relaciones internacionales del hemisferio.



EMILIO NOUEL V.  

jueves, 12 de mayo de 2016

MADURO: ¿POR QUE NO LE AHORRAS AL PAÍS MAYORES MALES? ¿POR QUÉ NO TE LARGAS?


Hace poco lo pedimos, ahora de nuevo lo hacemos con más intensidad y justificación.
La angustiosa y grave situación que estamos viviendo los venezolanos está llegando a límites espantosos. 
Basta pasearse por el país para constatar la debacle en que nos hundió un gobierno incapaz, calamitoso y corrompido.
El drama diario de los ciudadanos de todas las clases sociales sobrecoge a cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad. Ver las cada vez más largas y humillantes colas para comprar apenas dos o tres artículos subsidiados,  es deprimente, es un golpe duro a la autoestima nacional. No solo es el interior, Puerto La Cruz, San Felipe, Valencia o Maracaibo, ha caído también Caracas en esta ampliada penuria.
Oír a una abuela de clase media decir entristecida que en sus 80 años nunca le faltó la leche para el café de la mañana como le está ocurriendo ahora, conmueve, y nos parte el corazón.
Soy de los convencidos de que de esta hecatombe social hay que salir de la forma más pacífica y utilizando, con todos su defectos e insuficiencias, los mecanismos constitucionales que tenemos. No apuesto a la violencia, ni comparto la opinión disparatada de algunos que no ven otra salida sino mediando muchos muertos.
También reconozco que sólo avanzaremos hacia la recuperación de las libertades con dialogo y acuerdos entre los sectores más sensatos y razonables de las fuerzas enfrentadas.
No obstante, por otro lado, siento que el tiempo para ese arreglo posible se acorta. La paciencia que he pedido muchas veces en los sitios en que puedo expresar mis ideas, se está agotando. La desesperación y la rabia se han multiplicado; en los opositores y en los que votaban por el gobierno. Un repudio parejo atraviesa el país de punta a punta de cara a una clase que se niega a contarse, a enfrentar el veredicto popular, porque sabe que saldrá derrotada irremisiblemente.
¿Por qué no ahorrarle al país más hambre, aflicciones y dolor?  ¿Por qué no dar paso a un gobierno distinto que abra cauces a la recuperación económica? ¿Por qué no ponerse de lado y dejar que otros con una visión diferente nos saquen de este marasmo social que obstaculiza el cambio hacia la prosperidad compartida por todos?
El gobierno militar-militarista que encabeza Maduro debe irse, no ofrece soluciones, ni está capacitado para ello. Fracasó en todos los ámbitos. Ha destruido a pequeños, medianos y grandes empresarios. Quebró desde kioskos de periódicos y chucherías, pasando por clínicas, droguerías y licorerías, hasta librerías y hoteles.  Ha arrasado con todo. Muy pocos lo quieren, el clamor exigiendo su partida abarca el territorio nacional.
La oposición democrática ha planteado soluciones constitucionales, democráticas y pacificas, y sólo ha encontrado estorbos de parte de un poder ejecutivo delirante y suicida, que se empeña en desconocer la realidad. Hoy la Unidad ostenta la amplia legitimidad que le confirió mayoritariamente el pueblo el 6D, y el gobierno pretende ignorar utilizando un tribunal supremo deshonroso y repugnante, para quien la Constitución es letra muerta.  
Un favor enorme nos haría Maduro yéndose de una vez. No es descabellado pensar que él, en su fuero interno, quiera hacerlo, pero es posible que no lo dejen.
Ya que no quiere someterse al dictamen popular y busca enredar el revocatorio que 7 de cada 10 venezolanos quiere ¿por qué no agarra sus macundales y de una buena vez se larga? 

EMILIO NOUEL V.



@ENouelV

emilio.nouel@gmail.com


miércoles, 11 de mayo de 2016


¿ESTÁ EN PELIGRO EL PROYECTO EUROPEO?

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Cuando comencé a familiarizarme con los asuntos que tocaban las relaciones internacionales, uno que me llamó la atención desde el principio fue el proceso de integración que habían adelantado los países europeos luego de dos sangrientas guerras mundiales.

Era admirable ver que países que durante siglos se habían enfrentado violentamente, habían puesto de lado tanto dolor infligido e intensos resentimientos, para iniciar un camino juntos sobre la base de la aspiración a un ideal distinto de sociedad que apostara al bienestar material, el desarrollo social, la libertad y la paz para todos los ciudadanos de ese continente. La utopía consistía en un destino común de progreso. 

Grandes estadistas “compraron” el proyecto y lo pusieron en práctica después de arduas negociaciones. Step by step sería la clave. A partir de experiencias sectoriales y por la vía del “contagio” se avanzaría progresivamente hacia la totalidad de las áreas que conformarían la Unión: la vieja idea de Los Estados Unidos de Europa era el objetivo.   

Así, desde este lado del ‘charco’, aprendimos a apreciar ese formidable esfuerzo que hizo una generación escarmentada por las guerras, pero deseosa de salir adelante y lograr un puesto fundamental en el planeta.

Huelga hablar de los éxitos del proyecto europeo cosechados durante 66 años, recién cumplidos. Están a la vista.

Y sin embargo, en los últimos años, sobre todo, las nuevas generaciones parecen desconocer tales logros y los sacrificios que costaron a hombres y mujeres de esa región.

La crisis financiera que se desencadenó en 2008 ha generado un malestar que ha sido caldo de cultivo para que los ultranacionalistas y populistas que siempre se opusieron a la Unión, resurjan con ímpetu, poniendo en riesgo el entramado institucional y económico levantado con tanto esmero y dificultades.

A ello se ha sumado el problema inmigratorio, desde antiguo presente, pero ahora agravado con la crisis humanitaria producida por la guerra en el Medio Oriente.

El debate sobre el destino de una Europa unida se ha exacerbado y hay amenazas de defecciones. Se alegan, por un lado, argumentos económicos, en su mayoría, inconsistentes, y por otro, temas sobre seguridad. Próximamente, habrá un referéndum en Inglaterra sobre si se sale o no de la Unión Europea. Cameron está encabezando la campaña por la no salida, señalando que un retiro de su país disminuiría la influencia en el mundo y la lo debilitaría, que el aislamiento sería negativo y desestabilizaría la región.

En algunos países europeos, como Polonia, se observan síntomas de retroceso en cuanto a valores políticos fundamentales como las libertades democráticas, y el renacer de actitudes xenofóbicas y de nacionalismo extremo.

Recientemente, un grupo de intelectuales lanzó un llamado muy oportuno ante la ola de cuestionamiento hacia la Unión. Además de que señalaban que lo que está en juego no es poca cosa, piden evitar la marginación económica, política, moral y cultural de Europa y reconectar con unos ciudadanos desorientados, y así crear una Europa influyente y de esperanza para todos.

Para ellos hay que impedir que los ‘demonios populistas, que ya casi nos han destruido’ venzan nuevamente, y en tal sentido, habrá que fijar una hoja de ruta que contemple, entre otros asuntos, el fortalecimiento de la democracia europea, una iniciativa de seguridad y defensa de los ciudadanos,  reimpulsar el crecimiento, modernizar la economía, aumentar la competitividad, en definitiva, “convertir a Europa en una gran potencia democrática, cultural y económica que garantice en su interior la solidaridad y los derechos fundamentales, hoy en peligro”.

En otras ocasiones lo hemos dicho. Para los equilibrios mundiales, necesitamos una Europa fuerte y próspera, que sea ejemplo no sólo de bienestar económico, sino también de democracia y de libertades plenas.

Sólo aspiramos que la sensatez se imponga en Europa entre los ciudadanos y sus liderazgos políticos y sociales. Y que lo que se tenga que modificar se haga. En nada contribuiría a la paz del mundo, su desmembramiento o una deriva hacia la irrelevancia.  


EMILIO NOUEL V.

@ENouelV

emilio.nouel@gmail.com  

miércoles, 4 de mayo de 2016


     DILMA, RECOGIENDO SUS ‘COROTOS’


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Para el lector extranjero de estas líneas, haría falta decir, de arrancada, que por ‘corotos’ entendemos en esta tierra caribeña, los enseres de la casa o los efectos personales de alguien.

Y eso es lo que ya estamos imaginando en estos días para la señora Dilma Rousseff, presidente de la vecina República Federativa de Brasil, cuya partida de Planalto parece un hecho casi ineluctable y sin probabilidad de regreso.

Cuando ganó las elecciones por poquísimo margen a Aecio Neves, hace menos de dos años, barruntaba este servidor que no la tendría fácil la señora Dilma.

Decía entonces a un periodista que me entrevistó, que el cuadro general de Brasil auguraba tiempos tormentosos para un gobierno que se iniciaba de manera precaria, que lo obligaba a negociar con un grupo de partidos muy diversos, dada la consabida ‘balcanización’ política de ese país.

La economía también era un factor condicionante que ya venía dando dolores de cabeza a la administración de Dilma: la población estaba sufriendo los rigores de la inflación y el desempleo, sin olvidar que los escándalos de corrupción no cesaban, involucrando directamente al partido de gobierno.

El resultado electoral no tranquilizaría al país, una profunda polarización estaba instalada y la firme oposición al gobierno no cesaría, era lo que el tenso clima del proceso electoral había reflejado.

Las cargas no lograron enderezarse y la crisis se acentuó. Aquellos vientos huracanados siguieron trayendo más lodos.

Poco a poco la popularidad de Rousseff se fue derrumbando hasta llegar a menos del 10% de respaldo, según las encuestas.

Las acciones judiciales sobre graves casos de corrupción en la empresa Petrobras y otras se incrementaron, desembocando en detenciones de funcionarios públicos y grandes empresarios contratistas del gobierno, que habían financiado a políticos y campañas electorales, entre ellas, la de la misma Rousseff, a quien, igualmente, se le acusa de fraude fiscal, al expandir el gasto público en año electoral (2014),  lo que vino a poner la guinda al pastel.

En ese entorno fue cogiendo cuerpo la iniciativa política de buscar una fórmula de salida de Rousseff y la posibilidad de defenestración constitucional apareció con amplio apoyo parlamentario. El partido socio que la sostenía, el PMDB, se retira de su gobierno, se suceden varias renuncias de ministros, Dilma comete un grave error al tratar de nombrar ministro a Lula, se judicializa la política y en el Congreso se desencadena el proceso de impeachment.

Según la información que se tiene, los días de Dilma están contados para su partida. La votación en la Cámara de diputados que tuvo ya lugar y la que se espera en el Senado, apunta a ese desenlace. Se acaba de iniciar otra investigación contra ella por obstrucción a la justicia.

Ante esta arremetida, Lula y Dilma han echado mano del mismo argumento del cura Lugo cuando fue destituido constitucionalmente en Paraguay. Se trataría de un golpe de Estado, según ellos, el impeachment contra ella.  Cuando está claro que en aquel caso, como en éste, actúan las instituciones políticas civiles, de conformidad con la normativa de la Constitución y las leyes, más allá de las motivaciones políticas expresadas abiertamente o las subterráneas.

Igualmente, como su amigo Maduro en Venezuela, ha empezado a culpar a la oposición de la crisis económica que la está eyectando del poder.

A comienzos de esta semana, corre el rumor de que la señora Rousseff estaría pensando en la renuncia para que así haya elecciones anticipadas.  Quizás sea la mejor solución para Brasil e incluso para ella y su mentor Lula.

Para el gobierno venezolano, la caída del PT y la destitución de Dilma será un acontecimiento terrible. Perderá a uno de sus compinches mayores en la región; a un protector formidable, por la gravitación de ese país en el hemisferio.

El derrumbe de Lula y Dilma contribuirá al aislamiento creciente del gobierno chavista en el hemisferio, lo que es una gran noticia para la Venezuela democrática.



EMILIO NOUEL V.

@ENouelV