jueves, 25 de agosto de 2016


REFERENDUM REVOCATORIO CON APOYO INTERNACIONAL


¡Cuánto costó que un alto representante de un ente internacional como la OEA, dijera de manera alta y clara que en Venezuela la democracia y el Estado de Derecho no existen!

Lo afirmó sin ambages, en estos días, el señor Luis Almagro, secretario general de esa organización hemisférica, en misiva dirigida al preso político Leopoldo López.

Como venezolano, reconocemos y agradecemos tal pronunciamiento, por muy doloroso que sea, sobre todo, en momentos de lucha por lograr un referendum revocatorio.
Almagro se refiere en su carta a la sentencia condenatoria aberrante contra López.

La sentencia que reafirma tu injusta condena marca un hito, el lamentable final de la democracia en Venezuela (…) es, asimismo, la terminación del Estado de Derecho (…) ninguna posición que sustente el derecho y los principios jurídicos fundamentales puede ignorar que el gobierno de Venezuela tiene presos políticos y los tortura”.

El envilecimiento y decadencia de la institucionalidad democrática ha sido un proceso que en los últimos tres lustros se ha acelerado por obra de un grupo político de ideología totalitaria y demencial, que ha conducido al país a una situación de calamidad social sin precedentes en nuestra historia.
Pocos comprenden cómo una nación que fue baluarte de la democracia y con ingentes recursos naturales, haya caído en semejante desbarajuste.

Mientras dispuso de fabulosas cantidades de recursos financieros pudo comprar voluntades dentro y fuera del país. Acalló críticas y cuestionamientos. Políticos, gobernantes, personalidades, instituciones internacionales y medios del mundo sólo veían las apariencias, la retórica mentirosa y los supuestos “logros sociales” del gobierno, pero la monstruosidad política que se estaba cocinando al interior de nuestra sociedad, era soslayada, o no percibida. Era difícil convencer a cualquiera, incluso a venezolanos, de que el gobierno chavista nos llevaba por mal camino. Dudaban de su naturaleza autoritaria  y de su vocación colectivista.
Claro, su variopinta conformación en términos de liderazgo, podía hacer vacilar a la hora de una valoración adecuada del fenómeno. 
Comprendemos que no era fácil “clasificar”, políticamente hablando, lo que sucedía en nuestra patria. El comportamiento político era y no era, a la vez, una democracia. En sus inicios, habían elecciones, muchas, como sabemos. Medios de comunicación libres. Partidos políticos permitidos. En el gobierno habían radicales extremistas, marxistas, socialdemócratas de izquierda, evangélicos, oportunistas y hasta derechistas y militaristas.
Pero lo que ocurría realmente en el seno de las instituciones estatales y con el ordenamiento jurídico, es decir, el proceso progresivo y enloquecido de demolición que se estaba dando, todo con vista a la construcción de un orden nuevo, el denominado ‘socialismo del siglo XXI’, era, o bien desconocido, o su significación letal no se discernía.  Aprendices de brujo, gente que llegó al gobierno sin tener la más mínima idea de administración pública, o de economía, pusieron en práctica sus simplismos e ideas utópicas.
Esta deriva autoritaria, en curso desde que Chávez llegó al gobierno, la veían pocos en nuestro país. Ni se diga más allá de las fronteras.
Si bien es cierta la destrucción institucional, no es menos cierto que nada se pudo construir en substitución. Aparte de la elaboración de leyes absurdas, de diseño de nuevas estructuras inviables (el poder comunal) o de cambio de nombres de los organismos, el trabajo realizado no ha conducido a nada que valga la pena reseñar, o que haya traído algún resultado positivo a la sociedad.
Sólo desorden y caos, penuria, la inflación más alta del mundo, recesión económica, desmantelamiento o destrucción de empresas públicas y privadas, delincuencia enseñoreada, administración de justicia politizada y en lamentable situación, educación pública deplorable, y descrédito internacional galopante.
En efecto, hoy, la democracia y las libertades públicas, como señala Almagro, han sido suprimidas en Venezuela. Al fin, se ha tomado conciencia y esto es formidable avance.

Dan cuenta de ello los señalamientos crecientes en el mundo, que condenan al gobierno nacional, catalogándolo de tiranía desembozada.
Con el referéndum revocatorio planteado, tenemos ante nosotros una gran oportunidad de salir del hoyo en que nos ha metido una dirigencia política nefasta, incompetente, corrupta y hambreadora.
Una mayoría abrumadora del país está luchando por que este año se celebre ese evento contemplado en nuestra Constitución.
El país está en ebullición y movilizado para que tenga lugar sin más dilaciones. Del organismo electoral tenemos que arrancar esa fecha.
De allí que el próximo 1º de Septiembre sea el momento ideal para hacer saber a quienes lo han venido obstaculizando que los venezolanos ya no consentimos que nos sigan hundiendo en la miseria y la angustia y que repudiamos a un  gobierno dictatorial incapaz de sacar al país de la crisis.
La mejor noticia es que en esta lucha estamos contando con un amplio apoyo internacional.  

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV

viernes, 19 de agosto de 2016

LA CLÁUSULA DEMOCRÁTICA, LOS NEONAZIS AUSTRÍACOS Y MERCOSUR


      Emilio Nouel V.
En el año 1999, después de unas elecciones en Austria, se planteó la  posibilidad de participación en el gobierno, de un partido de ultraderecha, neonazi (FPÖ), liderado por el hoy fallecido Jörg Haider. 

Aquel formaría parte de una coalición junto al partido conservador de Wolfgang Schüssel. Y el Primer Ministro, Canciller Federal, sería Haider.

Tal hecho encendió las luces rojas en toda la Unión Europea, cuyos principios políticos son consustanciales al proceso de integración económica. Para pertenecer a ese bloque y gozar de sus ventajas, los países deben ser democráticos y estar vigente en ellos las garantías a los DDHH, aspectos consagrados normativamente, por tanto, de obligatorio cumplimiento.

La reacción institucional comunitaria no se hizo esperar. En un comunicado muy breve se expresó lo que sigue:

"Hoy, lunes 31 de enero, el primer ministro portugués ha informado tanto al presidente como al canciller de Austria, y el ministro portugués de Asuntos Exteriores ha informado a su homólogo austriaco, de la siguiente reacción conjunta acordada por los jefes de Estado y de Gobierno de los XIV Estados miembros de la Unión en el caso de que se forme en Austria un Gobierno que integre al FPÖ [Partido Liberal].

Los Gobiernos de los XIV Estados miembros no promoverán o aceptarán ningún contacto bilateral oficial a nivel político con un Gobierno de Austria que integre al FPÖ.

No habrá ningún apoyo en favor de los candidatos austríacos que opten a puestos en organizaciones internacionales.

Los embajadores de Austria en las capitales de la UE sólo serán recibidos en un nivel técnico.

El primer ministro de Portugal y el ministro de Asuntos Exteriores ya han informado a las autoridades de Austria de que no habrá un trato normal en las relaciones bilaterales con un Gobierno que integre al FPÖ".

Bastó y sobró ese pronunciamiento escueto pero contundente para que en Austria no accediera al poder el señor Haider y sus conmilitones, a pesar de que el resultado electoral lo avalaba.

Como se supo luego, la nota había sido ideada por el primer ministro portugués, Antonio Guterres y el jefe del Gobierno español, Jose M. Aznar. Dos líderes europeos, un socialdemócrata y  el otro de un partido de centro.

El ministro de Asuntos Exteriores belga, Louis Michel, había calificado a Haider, de  "político peligroso", "tiene ideas completamente fascistas, repletas de odio, y xenofobia, que disimula bajo un barniz democrático".

Fue un ejemplo claro de aplicación de la Cláusula democrática.

En nuestro patio americano, y dieciséis años después, se ha planteado la misma “medicina” para el gobierno autoritario de Venezuela, que no sólo ganó varias elecciones sino que ha gobernado más de tres lustros desnaturalizando la institucionalidad democrática y violando los derechos humanos de los opositores al régimen político.

En la OEA se activó la Carta Democrática contra el gobierno de Maduro, pero  hasta ahora no ha habido ninguna sanción. En la práctica, se está esperando los resultados del eventual diálogo entre las partes terciado por los ex presidentes designados por UNASUR.

No obstante, en Mercosur pareciera que otro es el ritmo que lleva el caso Venezuela, desencadenado por el tema del traspaso de la presidencia rotativa, que 3 países de 4, se niegan a entregar a gobierno de Maduro.

La razón que más se ha esgrimido es la condición antidemocrática de aquel, en lo que no se equivocan. Tres presidentes y sus cancilleres han sido muy francos al respecto. Un país que persigue a opositores y tiene presos políticos no puede ser considerado como democrático, sin mencionar otros incumplimientos de la normativa mercosuriana.

Como hemos visto, por menos de eso, por sólo sospechas de que podía conducirse autoritariamente, el neonazi Haider fue impedido de ser Primer Ministro en Austria. Las instituciones comunitarias de Europa funcionaron para preservar los principios políticos democráticos que la inspiran, tomando las medidas de presión que fueren necesarias.

¿Qué harán ahora los gobiernos de los países de Mercosur ante un gobierno dictatorial militarista, que ha eliminado la autonomía de los poderes públicos, que persigue a la oposición política, que encarcela violando los derechos humanos, y que de paso, ha destruido la economía del país, condenando a la población a una penuria y angustia nunca vistas?

¿Seguirá el ejemplo de la Unión Europea comentado? ¿Aplicará la cláusula democrática contenida en los protocolos de Ushuaia en la reunión del 23 de este mes? ¿El gobierno uruguayo asumirá un compromiso con la democracia y la libertad en Suramérica?

jueves, 18 de agosto de 2016

EL VECINDARIO HEMISFÉRICO Y VENEZUELA         
                                    
Lo que acontece en cualquier país del hemisferio es asunto también de los demás, por muy distante que se esté geográficamente. Desde Alaska a la Patagonia va nuestro patio más cercano, como americanos que somos. La política y la economía de cada nación están interconectadas con las de sus vecinos, por vínculos que vienen del pasado y otros del presente. Los destinos nacionales se juegan también en los espacios exteriores.

No somos ajenos al entorno global que nos rodea. Para lo positivo o lo negativo. Así, el malestar de unos se puede contagiar al resto, incluso adoptando ideas similares, que reviven perspectivas que creíamos muertas o en decadencia.

Que haya una mínima posibilidad de que el inefable Donald Trump gane las elecciones en EEUU, es cosa de la cual no podemos sustraernos, ni permanecer indiferentes.

Sólo pensar en que un personaje como ése –un chiflado, según el actor Robert de Niro- alcance la presidencia de la potencia más grande del planeta, pone los pelos de punta. Encarna una visión aislacionista, racista y ultranacionalista absurda, perniciosa para todos, lo cual obliga, como lo subrayaba el escritor Enrique Krauze, a contribuir con su derrota.

En el Perú asumió un nuevo presidente. Pedro Pablo Kuzcinski (PPK) es expresión de una visión fresca y novedosa de la política y la economía. Ganó las elecciones por un tris, en una campaña electoral muy reñida, y tendrá un congreso de mayoría opositora. Por lo que le hemos oído, está firmemente comprometido con la democracia y la defensa de los DDHH en la región, lo cual es una buena noticia, particularmente, para los venezolanos. Recibe de Humala una economía con buenos índices y ojalá la coloque aún en mejor posición, habida cuenta de su enfoque moderno de mercado y apertura comercial.

El peruano converge con otro gobierno que está expresando esa nueva ola de presidentes suramericanos que surgen como respuesta a la calamidad populista. Mauricio Macri está lidiando con una herencia económico-financiera desastrosa que le dejó la mafia kirchnerista.  No la tiene fácil, muchas “bombas” económicas recibió activadas y es blanco de una conspiración enloquecida de los desalojados del poder. Esperamos que el pueblo asimile los ajustes duros pero necesarios, en el entendido de que con perseverancia y paciencia saldrán adelante, y así poder recuperar el tiempo perdido y lograr niveles altos de bienestar. Apostamos a eso desde Venezuela. Macri, asimismo, apunta a la defensa de la democracia, la protección de los DDHH y el libre comercio.

Brasil es otro país que marcha con serias dificultades. Su economía, antes del proceso de impeachment a Dilma Rousseff, ya venía experimentando una fuerte recesión. Según la CEPAL, ese país y Venezuela, serán los responsables de la caída del crecimiento del PIB latinoamericano este año. Allí, además, el problema de la corrupción política ha arribado a cotas muy altas, que afectan su desempeño y credibilidad ante el mundo. El gobierno de Michel Temer pudiera abrir paso a un curso de regeneración de la política. En lo económico, pareciera que está haciendo los deberes, y está enrumbado a nuevas elecciones que legitimen a un nuevo liderazgo. En los ciudadanos brasileños está la tarea fundamental de lograr los cambios necesarios

Por su parte, Colombia está inmersa en un proceso que ha sido complejo y difícil. La negociación con la narco-guerrilla terrorista FARC ha llegado a un punto de supuesta solución que está siendo cuestionada por vastos sectores de ese país, las encuestas muestran un país polarizado sobre el tema. Los términos del acuerdo no son aceptados por todos. Si bien la paz es un objetivo compartido, el contenido de lo pactado causa áspera polémica y coloca la concreción definitiva de aquella, en duda. Los venezolanos aspiramos a que el conflicto sea resuelto de una vez, ya que para nosotros es vital también. La cercanía puede propiciar tanto cosas positivas como negativas.

Cuba aparentemente está en un proceso de transición iniciado hace un año, y que esperamos sea para bien de los cubanos, víctimas de décadas de un régimen totalitario y hambreador. Se han dado algunos pasos importantes y esperanzadores. Sin embargo, aún faltarían muchos cambios. Sólo una apertura a la democracia podrá sacar a ese país de la penuria y la desesperanza. Los pronósticos económicos que se han conocido recientemente no son muy halagüeños, y lo que pudiera suceder allí, si se exacerba la crisis, es una incógnita para cualquier observador.  

México es hoy el principal país exportador del continente después de EEUU. No obstante, tiene aun tareas sociales pendientes por cumplir. Los problemas de la violencia, el narcotráfico y la corrupción política siguen vigentes. Todo apunta a que habrá un cambio de partido en el gobierno.

La percepción sobre la efectividad de los entes internacionales hemisféricos no es la mejor. La refundación reiterada de instituciones que duplican esfuerzos es un mal crónico de nuestros países. La OEA debe asumir de nuevo un papel central, para lo cual debe introducir cambios institucionales y normativos. Mercosur y CAN están experimentando crisis estructurales y conceptuales que tienen que ver con su no adecuación a las nuevas circunstancias. La Alianza Pacífico es la organización de integración económica que luce con perspectivas positivas, cuyos resultados están aún por verse.

Los países del continente deberían ir acercándose más para dar cara a los enormes desafíos de manera concertada, rompiendo con los resentimientos, prejuicios y complejos históricos que han distanciado a las “dos Américas”.  Este desencuentro no tiene más sentido. Nuestro enfoque debería ser en términos hemisféricos, poniendo de lado las visiones aldeanas y excluyentes.

Los organismos especializados advierten que este año será negativo en términos económicos. Hacia el 2020 se volvería a recuperar el ritmo de crecimiento de 1980, lo cual, como dice el BID, exige que se pase de una vez a la acción, tomando medidas (reformas económicas) que permitan pasar estos tiempos difíciles.

En este entorno complicado, Venezuela tiene un reto político adicional: salir lo más pronto posible, de forma legal y pacífica, de un gobierno catastrófico, que ha hundido la economía y pretendido instalar un régimen despótico que no tiene cabida en el mundo de hoy. El hemisferio debe poner mayor y especial atención del drama venezolano por las consecuencias indeseables que su no solución podría tener para todos.

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV

jueves, 11 de agosto de 2016


POR QUÉ ES NECESARIO UN ACUERDO NACIONAL PARA EL PROGRESO Y LA PAZ

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En esta semana tuvo lugar un sencillo evento cuya significación, habida cuenta de los motivos de tal convocatoria y de los contenidos vertidos allí, debe ser subrayada, incluso por la repercusión que pudiera tener más allá del grupo de las prestigiosas instituciones de la sociedad civil que acertadamente lo promovieron.

El título que encabeza estas líneas alude al propósito de tal acto.
No hace falta insistir sobre la enorme crisis política, económica y moral que estamos viviendo como sociedad. Nadie es ajeno a ella. Todos los venezolanos de los distintos estratos sociales, de las ideologías más diversas, tanto de la capital como de la provincia, o de cualquier actividad pública o privada, están sufriendo las consecuencias nefastas de políticas equivocadas, de la reiteración de errores, de enfrentamientos absurdos y de la falta de corrección de una visión de las cosas que ha marcado al país durante muchas décadas.

La urgencia de alcanzar un acuerdo nacional en el que converjan todas las voluntades conscientes de la necesidad de recuperar la senda de la prosperidad material y la concordia entre los venezolanos es un hecho innegable.

De allí que el documento presentado para la consideración de los venezolanos, elaborado por un conjunto calificado de organizaciones de la sociedad civil, y coordinado por Maxim Ross y Juan Garrido Rovira, constituya un aporte que no puede ser soslayado. Ha sido producto de una profunda reflexión sobre el país y su devenir desde que existimos como nación.

Es el resultado de un análisis crítico, en el que se reconocen los aciertos y errores en que hemos incurrido como sociedad. Pero también es una evaluación del terrible presente a la luz del pensamiento que ha hegemonizado a nuestro liderazgo histórico.
En tal sentido, asume los desafíos y tareas impostergables de la hora actual.
Así, se impone construir y/o restablecer los equilibrios políticos, económicos y sociales, desde una perspectiva de permanencia en el tiempo. Las causas de la generación de la pobreza deben ser arrancadas de raíz; por tanto, la creación de riqueza debe ser estimulada, no destruida, hay que diversificar la economía. El modelo rentista petrolero debe ser superado. El desarrollo del individuo, de sus potencialidades y derechos es el centro de toda política que pretenda ser exitosa en términos sociales. El cuidado de la educación no puede ser dejado de lado, es tema fundamental. Las instituciones adecuadas y su correcto funcionamiento son primordiales para el crecimiento y el desarrollo económico sustentable, respetuoso del ambiente. La inserción inteligente de Venezuela en el mundo de interdependencia global no puede desatenderse, permanecer al margen de él es un dislate.
Para ser competitivo y para lograr el progreso de sus ciudadanos, un país precisa de un Estado de Derecho en plena vigencia, de una seguridad jurídica incuestionable, de mecanismos democráticos efectivos para procesar las diferencias políticas, todo en un entorno de paz.
El Acuerdo Nacional para el progreso y la Paz no pretende ser la última palabra. Es una propuesta de temas para la discusión, que va más allá de la coyuntura, pero sin esquivar ésta. Es una concertación incluyente que se persigue para arribar a consensos sobre todas las materias señaladas. Los que lo suscriben aspiran a que sea debatido y enriquecido por todos los venezolanos sin excepción.  
La idea que subyace en él es que otra Venezuela es sólo posible con el concurso de las diferentes visiones de sus hombres y mujeres. Los que anhelamos un país moderno, pujante y en libertad, colocado en las grandes corrientes de avanzada que atraviesan el planeta, vemos en las ideas contenidas en el documento comentado, una oportunidad ideal para iniciar un vasto intercambio de ideas que no dudamos será fructífero para el porvenir de nuestra Nación.
EMILIO NOUEL V.

@ENouelV

emilio.nouel@gmail.com



domingo, 7 de agosto de 2016


La ligereza de los medios y el caso Mercosur


La ligereza con que algunos medios tratan ciertos asuntos no es nada nuevo, y están en su derecho de hacerlo, mientras no causen un daño que la Ley pueda castigar.
Sabemos que algunos lo hacen o por flojera, por descuido en el manejo de la información, por ignorancia del profesional del periodismo involucrado o simplemente porque interesa desinformar a la opinión pública.
De tales opciones la más cuestionable es la última, toda vez que está presente en tales casos un interés particular, las más de las veces, ilegítimo, fraudulento, cuyo propósito es falsear la realidad.
A diario vemos esto reproducirse.
Cuando quien genera estas situaciones es un gobierno embustero, que tiene como conducta permanente y sistemática la mentira sobre su ejecutoria gubernamental, los medios debieran ser más escrupulosos a la hora de informar a los ciudadanos. 

Obviamente, en el caso de nuestro país como en toda dictadura, este asunto se complica. La persecución de medios y periodistas ha sido la constante del gobierno. La intimidación y a imposición hacia las empresas que operan en este campo no es un secreto. Los venezolanos conocemos hasta la saciedad lo que ocurre con los medios y las maniobras de que han sido objeto por querer ser independientes.

Ahora, regresando al tema que nos ocupa, el tratamiento descuidado y/o sesgado de la información, lo hemos visto recientemente en el problema internacional que se ha suscitado por causa del gobierno de Venezuela –repito, el gobierno de Venezuela, no Venezuela- en Mercosur.

Si nos atenemos a titulares y contenidos de las notas informativas, podemos constatar lo que decíamos al principio de estas líneas.

Pareciera que el periodista se contentara con repetir lo que dice, por ejemplo, el gobierno, dándolo por cierto, sin investigar en profundidad la materia o contrastar con otras fuentes lo afirmado por el funcionario declarante.

En días pasados, la canciller Delcy Rodriguez, manifestó que el Senado de Brasil había expresado su apoyo al gobierno en lo de la presidencia rotativa de Mercosur. En tal sentido, agradecía esa posición.

La noticia entonces es titulada así: “Senado brasileño apoya al gobierno venezolano”.

Por lo visto, el/la periodista no intenta ir a la fuente de lo que se afirma, en este caso, el Senado de Brasil, el cual tiene una página web en la que se puede encontrar toda la información que esa instancia produce. O al menos entrevistar a alguien especialista en la materia.

Si el/la periodista se hubiera tomado un tiempo prudencial para esta tarea, con seguridad se iba a encontrar con que no era el Senado de Brasil el que se había pronunciado, sino la presidente de una Comisión del Senado, quien a motu proprio expresó su opinión personal. Ni siquiera los miembros de tal Comisión en pleno consideraron el asunto, ni mucho menos está autorizada para hablar en nombre del Senado. Fue una iniciativa individual de la señora Gleisi Hoffman, del Partido de los Trabajadores, ex Ministra de Dilma Rousseff y cuyo esposo, por cierto, está preso por un caso de corrupción.
Así pues, sin querer o queriendo, llevan agua al molino de la propaganda chavista interesada, preocupada porque cada dia que pasa el gobierno está más aislado del mundo.

EMILIO NOUEL V.

jueves, 4 de agosto de 2016


MERCOSUR: AQUELLOS POLVOS TRAJERON ESTOS LODOS
                                           
El lamentable culebrón en que se está convirtiendo lo que acontece en Mercosur con la presidencia pro témpore, nos ofrece la posibilidad de comprender mejor la crisis que arrastra ese bloque comercial, y cuyo desenlace luce incierto.
Razón tenía un amigo chileno hace unos cuantos años cuando me decía que prefería que su país no entrara a Mercosur como miembro pleno, porque, a su juicio, eso era un quilombo, es decir, un despelote.
Y estaba en lo cierto. Si bien el régimen comercial había alcanzado logros importantes, y en sus inicios prometió mucho, adolecía de un grave mal nunca corregido: la debilidad institucional, derivada del papel determinante que seguían jugando los gobiernos en detrimento de las instancias creadas por los Tratados, carentes éstas de autonomía. No hay supranacionalidad como en la Unión Europea o la CAN.
Esta dificultad de fondo marcará a la organización en materia de puesta en vigencia de las normativas, pues muchas de éstas -las que apuntaban a modificar los ordenamientos jurídicos nacionales- iban a requerir la ratificación de los parlamentos, lo cual ponía en manos de éstos, la responsabilidad de hacer efectivo lo acordado.
El balance es harto conocido. Alrededor del 50% de las regulaciones aprobadas en las instancias del bloque no están vigentes en todos los países; esto sin mencionar los incumplimientos de normas en vigor. La política interior y la exterior no están en armonía, y esto perjudica el proceso de integración.
He aquí el quilombo del que nos hablaba el amigo.
Han pasado ya 25 años. Con sus altibajos, en la última década llegaron a los gobiernos fuerzas políticas que traían orientaciones ideológicas distintas. Movimientos populistas de izquierda, cada uno con matices, tomaron las riendas en países de Mercosur. Había que darle, según la retórica enarbolada, un contenido “más social” a la integración, lo cual se traducía en pasar del énfasis en lo comercial a imponer lo político.
Aunque en el fondo los principios de mercado y libre comercio seguían imperando, no dejó de afectar negativamente la marcha del proceso integrador.
Como si esto no fuera suficiente, se acepta en 2006 a un país, cuyo gobernante comulgaba con aquellas ideas políticas, y que incluso antes de ingresar planteó el “reseteo” del bloque.
Cinco años pasaron antes de que Venezuela fuera admitida. Dos países tenían reservas: Brasil y Paraguay. Al fin, sólo mediante una triquiñuela violatoria de las normas, pudo convertirse en miembro de pleno derecho.
Mientras duró el boom de los commodities, los gobiernos de Mercosur se mantuvieron fuertes, gozando del favor popular. Pero sus políticas económicas equivocadas ya estaban haciendo la cama a la crisis que vendría con la caída de los precios. No prever el tiempo de las vacas flacas, ni ahorrar de manera previsiva, trajo las dificultades que se están viviendo hoy.
Pero las tornas también cambiaron en lo político. Cayeron todos los gobiernos izquierdistas-populistas que habían efectuado el viraje político-ideológico en Mercosur.
Y el gobierno venezolano quedó íngrimo y solo, con el apoyo de un sector del gobierno uruguayo.
Tiene en contra al gobierno paraguayo quien fue víctima principal de una violación a la normativa cuando fue suspendido, lo que permitió el ingreso de Venezuela de mano de amigos ideológicos. Paraguay no olvida que en tal ocasión, Maduro fue a soliviantar a las FFAA de ese país para que repusieran al cura Lugo, quien había sido destituido de la presidencia conforme a la Constitución. Maduro fue declarado persona non grata.
Igualmente, se ganó de enemigo al nuevo gobierno de Brasil, acusando al presidente interino, Michel Temer, de golpista, cuando todos sabemos que su ascenso se debe a un impeachment contra D. Rousseff.
Otro adversario que se compraron los chavistas es el Presidente Mauricio Macri, a quien han tildado de derechista, burgués y vendido al imperialismo, todo porque ha permitido que la podredumbre kirchnerista, aliada de chavismo, haya salido a flote.
Entonces: ¿Quién fue el que se labró tal animadversión en el entorno del bloque comercial, sino el gobierno venezolano mismo con su conducta torpe?
¿Por qué quejarse ahora de la no entrega de la presidencia rotativa cuando se participó en argucias ilegales que maltrataron a algunos gobiernos?
¿Con cuáles credenciales se aspira a que admitan de buen grado a un gobierno en el seno de una organización, cuando su comportamiento está en abierta contradicción con los principios económicos de esta última?
¿No fue acaso el énfasis en lo político lo que ha generado el encontronazo presente?
¿Cree el gobierno que “a la machinberra” van a aceptarle que presida sin cumplir con los compromisos y formalidades establecidas?
¿Está en sus cabales al acusar ahora a gobernantes de Argentina, Brasil y Paraguay de ser una nueva “Triple Alianza de la derecha”, de “Plan Cóndor”, “contra el bolivarianismo”?
Sin duda, aquellos polvos trajeron estos lodos.  Que se vaya olvidando Maduro de presidir Mercosur, mucho menos ahora que su cancillería, haciendo gala de la elegancia diplomática que la caracteriza, ha insultado a los gobiernos del bloque. Pareciera que será una comisión de Ministros la que dirigirá a Mercosur los próximos meses. De nada le servirá la aprobación apresurada que ha hecho de Resoluciones mercosurianas, en días recientes, las cuales la desidia tenía engavetadas en los Ministerios.

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV