domingo, 2 de noviembre de 2008

KARL MARX, ESPECULADOR BURSÁTIL

1 de Noviembre de 2008:

KARL MARX, ESPECULADOR BURSÁTIL

En estos tiempos convulsos del mercado financiero global y en los que ligeramente se decreta el fin del capitalismo, resulta conveniente recordar al viejo Marx, especulador bursátil; sí, no ha leído mal, jugador en la bolsa de valores; sobre todo, porque algunos zombis del marxismo latinoamericano, aún andan por allí reivindicándolo, y olvidan convenientemente, o simplemente ignoran, aspectos de la vida de aquel que resultan inconsistentes con lo que predicó.

   ¿Cómo se compadece un Marx, asiduo de la bolsa de valores, con el pensador que algunos dicen representa “la subversión de la lógica del capital” (Rigoberto Lanz)?

    Como se sabe, Marx fue un pensador anticapitalista y su teoría consistió en demostrar que las condiciones materiales y los mecanismos del propio sistema de mercado conducirían más temprano que tarde a su propia destrucción. El desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas inexorablemente acarrearía la superación de este modo de producción, dando lugar a una sociedad en la que los medios de producción pasarían de privados a colectivos, se eliminaría la apropiación privada de la plusvalía del trabajo (la explotación) de los obreros, y llegados al comunismo, desaparecería el Estado y las clases sociales. Para llegar hasta allí, la lucha de clases sería el motor que impulsaría la revolución contra el capital.

    Con base en estos postulados expuestos muy sintéticamente, se levantó la organización de los partidos socialistas y/o comunistas, quienes sería los llamados a realizar el sueño utópico marxista.

    Ahora bien, ¿cómo podemos explicarnos la inconsistencia referida y admitida de manera expresa por el mismo Marx?

    La prueba de tal incongruencia está en una carta a su amigo Federico Engels, fechada el 4 de junio de 1862, y dice así: "He tenido un gran éxito en la bolsa. Ha llegado de nuevo el momento en que con inteligencia y pocos medios se puede ganar dinero en Londres".

    Esta frase entusiasta y de complacencia -el lector estará de acuerdo conmigo- no luce la de un acérrimo anticapitalista que persigue la destrucción del sistema explotador que oprime al proletariado. ¿O sí?

   Por su parte, el historiador y profesor de Oxford, Niall Fergusson, en su libro “Dinero y Poder en el mundo moderno (1700-2000)” (Taurus, 2001), igualmente cita otra carta del mismo Marx dirigida a otro amigo, en la que éste manifiesta: "He estado (lo que te sorprenderá) especulando en bolsa; parte en fondos norteamericanos, pero fundamentalmente en valores británicos, que este año crecen como champiñones,(para promocionar todo tipo de empresa que puedas imaginar). Se los fuerza a alcanzar niveles desmedidos, y luego la mayoría cae  estrepitosamente. De este modo, he ganado unas 400 libras, y ahora que la complejidad de la situación política abre aún más margen, empezaré de nuevo. Es un tipo de actividad que me lleva poco tiempo y por la que vale la pena correr un riesgo.”

   ¿Qué explicación dan de esta faceta personal del más importante pensador del socialismo científico, sus trasnochados seguidores y defensores?

    ¿Nos quedaremos esperando las justificaciones y explicaciones convincentes respecto de ese proceder al igual que ha ocurrido con los conceptos despectivos e insultos que profirió Marx contra Bolívar o en relación con el apoyo que dio a la invasión de tropas norteamericanas a México?  

    Hoy que de nuevo salen de las catacumbas algunos para lanzar condenas de muerte de la sociedad de mercado, vale la pena entonces recordar este rasgo poco conocido de Marx, que pudiera sorprender a algunos.

    ¿Puede concebirse en la actualidad una actividad más capitalista que la de una bolsa de valores?

    Obviamente, no. Y en los tiempos del señor Marx, tampoco, por cierto, en una época de capitalismo bastante más salvaje que la presente.

 

EMILIO NOUEL V.

1 comentario:

Henri Ambossat dijo...

Tan solo era una intuición (que Marx probara lo da la bolsa) desde que me adentré en su Libro III tomo II de El Capital, donde habla del capital productor de interés y del capital ficticio. Pero esa intuición se ha hecho real gracias a su post. Gracias.