viernes, 9 de septiembre de 2011


MIRANDA, BOLÍVAR Y LA INTEGRACION HEMISFÉRICA 

Los reiterados intentos de integración en nuestro hemisferio tienen raíces seculares. Los insatisfactorios o incompletos resultados, producto de los desencuentros entre "las dos Américas" y entre los latinoamericanos entre sí, también vienen de lejos en el tiempo.
Uno de los más tenaces propulsores de una América independiente y unida fue, sin duda, el venezolano Francisco de MIRANDA, entre cuyas propuestas estaba la creación de una gran patria americana que llevaría el nombre de “Incanato”.
Entre 1790 y 1808, MIRANDA presentó varios proyectos, y en ellos el precursor habla de la creación de una federación americana, de un poder ejecutivo, un ejército y unos comicios americanos. Para la consecución de estos planes, buscó y obtuvo el apoyo de la Gran Bretaña, país en el que tenía amplias relaciones personales y políticas. Posteriormente, en sus gestiones ante el gobierno de EEUU, logró un soporte importante. Este apoyó norteamericano le causó fricciones a ése país con España, con la cual mantenía una alianza entonces.

                             
                              Francisco de Miranda

MIRANDA, al hacer comparaciones, se lamentaba que la América española no haya adoptado muchos de los valores y costumbres de la América anglosajona. “Dos grandes ejemplos -decía- tenemos delante de los ojos: la revolución americana y la francesa.  Imitemos discretamente la primera; evitemos con sumo cuidado los fatales efectos de la segunda.”

MIRANDA, según el escritor Arturo USLAR PIETRI, “las más extraordinaria personalidad que había florecido en el vasto territorio del nuevo mundo”, fue un liberal de pensamiento. Éste se resume en lo que escribió a Thomas Payne: “La conservación de los derechos naturales, y sobre todo, de la libertad de las personas, seguido de sus bienes, es incuestionablemente la piedra fundamental de toda sociedad humana, bajo cualquier forma política en que ésta sea organizada.”

La simpatía por MIRANDA en EEUU se tradujo en apoyo político y material. No hay que olvidar el financiamiento de la expedición invasora de El Leander en 1806, en la que vinieron norteamericanos, entre ellos, un nieto de John ADAMS que cayó prisionero.

Es conocida la nota que escribió ADAMS  a John JAY, en 1786, en la que manifestaba que una revolución en Sudamérica, sería de gran provecho para EEUU, y que en este caso, ése país no pondría obstáculos a ella.

Los planes de MIRANDA fueron apoyados ardientemente por otro founding father, Alexander HAMILTON. Asimismo, el Secretario de Estado, James MADISON y el presidente Thomas JEFFERSON discutieron esos planes.   
Empero, hay que recordarlo, EEUU no se comprometerá de manera abierta (sí vendió a armas a los patriotas) sino al final de la guerra de independencia.

                         
                            Simón Bolívar
Simón BOLÍVAR también puso su empeño en plasmar en los hechos la idea de una América hispana integrada en una sola nación, objetivo romántico que nunca pudo lograr a causa de las divergencias políticas.
En cierta ocasión (1827), BOLÍVAR escribirá al general y político inglés, Sir Robert WILSON: “No se sabe en Europa lo que me cuesta mantener el equilibrio en estas regiones”.
El Libertador expresó muchas veces la idea de la unificación. Desde 1810, cuando fue a Londres en una misión diplomática de la Venezuela naciente, se mostró partidario de una confederación de las colonias para asegurar la independencia, la misma de MIRANDA. Posteriormente, en 1814, conceptuará en una sola frase su pensamiento sobre el continente: “Para nosotros, la Patria es América.”
BOLÍVAR explayará su visión unitaria en la Carta de Jamaica (1815): “Yo deseo más que ningún otro ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza que por su libertad y gloria”. En este documento hará sus pronósticos acerca el curso político que podría seguir la América española. Hacia 1818, en carta a Juan Martín PUEYRREDÓN nuevamente declarará: “Una sola debe ser la patria de todos los americanos, ya que en todo hemos tenido perfecta unidad.”
Al año siguiente de la liberación de Venezuela, escribirá a Pedro GUAL que “Nada interesa tanto al gobierno de Colombia como la formación de una liga verdaderamente americana. La confederación proyectada no debe fundarse únicamente en el principio de una alianza EMILIdefensiva u ofensiva ordinaria: debe en cambio ser más estrecha que la que se ha formado recientemente en Europa contra la libertad de los pueblos. Es necesario que la nuestra sea una sociedad de naciones hermanas, separadas por ahora en el ejercicio de su soberanía por el curso de los acontecimientos humanos, pero unidas, fuertes y poderosas, para sostenerse contra las agresiones del poder extranjero.”
El general Daniel F. O’LEARY, quien estuvo muy cerca de Bolívar, evocará los propósitos de BOLÍVAR, al escribir: “Pensó en confederar los nuevos estados en una república que se defendiera de Europa, sirviera de contrapeso a Brasil y a los Estados Unidos y pesara en las decisiones políticas del mundo (…) Según este plan, cada una de las repúblicas confederadas conservaría su independencia en cuanto a su administración, y sólo la dirección de las relaciones exteriores y la defensa del país seria de la peculiar incumbencia del Gobierno Federal. Consideraba que la parte de soberanía que cada Estado cedía en favor del bien general quedaba ampliamente compensada con la mayor respetabilidad y fuerza que derivaría de la Unión.
De manera pues, que para El Libertador, la “unidad de la América meridional” será un punto que reiterará en muchos de sus escritos, proclamas y correspondencia a lo largo de su vida pública. No obstante, al final de sus días las realidades lo obligarán a renunciar a tal propósito.
La utopía bolivariana se topará entonces con las duras y amargas realidades de la política. Su proyecto no era compartido por todos en virtud de las diferencias de ópticas, intereses y rivalidades que afloraron entre los que condujeron la guerra de independencia. Particularmente, los líderes estaban más interesados en mantener el poder en cada uno de sus feudos, que en crear una confederación de naciones bajo un gobierno único, incluso sí ésta sólo fuera de carácter defensivo frente a las potencias europeas.
La oposición que tuvo la propuesta, sobre todo, en la Gran Colombia, no era ajena a los planteamientos que BOLÍVAR hizo sobre la forma de gobierno a instaurar y las relaciones particulares que esa nueva república tendría con países como INGLATERRA, EEUU y otros. Recuérdese al respecto, la observación que el historiador Pedro Manuel ARCAYA hizo sobre el pensamiento de BOLÍVAR: “Estúdiese la historia de Bolívar imparcialmente y se hallará que como doctrina de gobierno sustentaba la necesidad de un poder ilimitado, la tutela ejercida sobre la Nación para salvarla, a su modo de ver, de la anarquía y el desorden; en una palabra, la dictadura suya considerándose él como llamado a misión providencial; en el fondo la misma concepción de los monarcas españoles.”
Es harto conocida la idea insólita de El Libertador de convertir a la Gran Colombia en un protectorado inglés: “Entreguémonos en cuerpo y alma a los ingleses. No podemos existir aislados, ni reunidos en federación sino con el beneplácito de los ingleses. Toda América junta no vale una armada británica”.
Esta propuesta, que evidenciaban una inclinación exagerada por una potencia colonial, cuya ayuda a la emancipación no se podía desconocer, sin embargo, encontró rechazo. Intentar traerla de nuevo al continente no podía ser una idea más imprudente. Enfrentaba a la Doctrina MONROE, igualmente.
Para el escritor e historiador colombiano Germán ARCINIEGAS, la ausencia de BOLÍVAR en el Congreso Anfictiónico de Panamá, cuyo objetivo era el de concretar la idea de la confederación, dice mucho de lo poco que ya él mismo creía en la viabilidad de la propuesta.
En cualquier caso, vale la pena destacar que en ese congreso no se aprobó un documento que al menos esbozara algún interés en los tema de integración comercial. Incluso, el planteamiento de formar una unión, liga y confederación de carácter defensivo para protegerse de la dominación extranjera, no obtuvo la solidaridad del resto del continente. Sólo el peruano Manuel VIDAURRE presentó un documento calificado de amplio y audaz, titulado “Bases para el pacto de la Unión entre estados de América”,   en el que se planteaba una unión aduanera.
Tampoco la propuesta de crear una “autoridad sublime”, “con rigor y autoridad verdaderamente soberana” -la supranacionalidad en términos de hoy- que uniformara las instituciones y principios que unen a los países asociados, tuvo la acogida esperada.  
Rechazado y abandonado el modelo confederado, incluso por sus defensores más entusiastas, como VIDAURRE, quien luego de ser un bolivariano comprometido con el proyecto de BOLÍVAR, más tarde dirá a éste: “Te aborreceré tirano como te admiré héroe”, el desarrollo político post-independentista de las ex colonias seguirá un curso caracterizado por una suerte de “balcanización”.
ARCINIEGAS dirá al respecto que América quedó convertida en “una colección de islas, en un archipiélago”. El signo será la desunión y los enfrentamientos entre ellas, a pesar de los reiterados intentos a lo largo de los siglos XIX y XX para materializar la integración.
Al final de la primera década del tercer milenio, los latinoamericanos seguimos, una y otra vez, refundando la integración que soñaron MIRANDA, BOLÍVAR y otros, y rechazando extraña y absurdamente la integración con “la otra América”, la anglosajona. ¿Comprenderemos, al fin, la inconveniencia para todos en el hemisferio de que excluir a EEUU y CANADÁ es un disparate político y económico, producto de prejuicios y resentimientos históricos anacrónicos?

EMILIO NOUEL V.

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