viernes, 2 de septiembre de 2011


INTEGRACIÓN ECONÓMICA, IDEAS E IDEOLOGÍAS

Es una verdad de Perogrullo que las ideas, ideologías y creencias en toda época y actividad humana juegan un papel fundamental, tienen consecuencias en la realidad en que son divulgadas.  Y en el curso que han seguido la interdependencia y la integración económicas en el hemisferio americano, y en particular, en AL, aquellas han ejercido, sin duda, una influencia decisiva, y siguen siendo inspiradoras de muchos gobernantes y líderes políticos o empresariales. De allí que las políticas que éstos formulan y/o acometen sean el producto directo de aquellas ideas y visiones.. Vislumbrar con claridad el itinerario que seguirán la dinámica integradora comercial y sus negociaciones en el ámbito regional, así como la suerte que correrán en lo inmediato o a mediano plazo los distintos esquemas de integración vigentes, no resulta una tarea fácil, por la complejidad de los asuntos envueltos, los diversos actores, las variables en liza y, obviamente, los puntos de vista que entran en acción.  
Porque en esta materia no se trata sólo de analizar los aspectos técnico-económicos generales del problema (mecanismos de liberación e intercambio de mercancías y servicios, tarifas y niveles arancelarios, flujo de capitales, inversiones, solución de controversias y otros temas no menos importantes) o las fortalezas y debilidades individuales de cada uno de los países involucrados tiene (nivel de desarrollo industrial, comercial, agrícola o de servicios, ahorro interno, capacidad institucional, competitividad, productividad, recursos humanos, tecnologías disponibles, comunicaciones, transporte, seguridad jurídica). Además del examen de estos factores relevantes, es obligante también escudriñar la dimensión política (geopolítica) y cultural del asunto, las expectativas y planes de los actores en competencia, sobre todo, de aquellos con más poder para determinar el curso del proceso.
Una idea como la integración en general y la hemisférica en particular, que puede ser deseable y factible en lo económico, requerirá también de un análisis que tome en cuenta una variable decisiva: la política continental, en la cual son factores fundamentales las ideas. 
Determinar las conveniencias, riesgos, oportunidades, ventajas, desventajas y expectativas económicas para cada país en un hipotético bloque hemisférico o en esquemas más limitados, siendo de por sí complejo, resulta, sin embargo, menos complicado que su análisis desde el ángulo de la factibilidad política. Porque aquella complejidad en lo económico y en el juego de intereses se multiplica cuando nos adentramos en el plano de las fuerzas que pugnan por la hegemonía en el continente.
La viabilidad económica no siempre coincide con la viabilidad política, incluidas las consideraciones geopolíticas. La economía podría indicarnos un itinerario a seguir que la política rechace o no acepte de entrada; o que compartiendo los fines, exija ritmos distintos o no concurrentes en el tiempo.


De modo pues, que es menester también recorrer el camino de las ideas que sobre la materia han movido o mueven a las fuerzas políticas y sociales en nuestro hemisferio, toda vez que ellas, en gran medida, determinarán la trayectoria de los acontecimientos futuros, propiciando, viabilizando, obstaculizando u oponiéndose a cualquier proyecto de integración. 
El pensamiento que han preconizado las distintas corrientes políticas y los intelectuales más destacados a lo largo de la historia latinoamericana y hemisférica, ha sido decisivo en los resultados alcanzados.
El nacionalismo latinoamericano, el marxismo y el neomarxismo, el estructuralismo, el dependentismo, el socialismo, la socialdemocracia y la democracia cristiana, el indigenismo, el tercermundismo, el antiamericanismo y el liberalismo, han marcado su huella en los políticos y gobernantes, en las visiones que sobre las relaciones internacionales en general, y el tema de la integración en particular, han querido poner en práctica.
Éste es un tema que es necesario indagar en profundidad para avizorar el futuro que nos espera en materia de inserción internacional de nuestros países. 

EMILIO NOUEL V.

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