martes, 19 de junio de 2012


AMISTADES TÓXICAS


Emilio Nouel V.

Una de las consecuencias más notorias y perjudiciales para nuestro país del cambio de opciones estratégicas en la política exterior venezolana bajo el gobierno de Chávez, es  el grupo de gobernantes y actores con los que se ha vinculado estrechamente por razones político-ideológicas o de conveniencia.

                           
                                Protesta por visita de Ahmadinejad a Brasil

Mientras aun se sostenían en pie las instituciones y el funcionariado alto y medio  de carrera podía de alguna manera incidir en el curso de los acontecimientos, el gobierno de Chávez se adaptó  de manera premeditada a los parámetros tradicionales.
Pero una vez que después pudo completar progresivamente con una calculada colonización del aparato del Estado encargado de llevar el día/día de las relaciones internacionales, colocando en puestos altos, bajos y medios sus huestes ideologizadas, y se radicalizó paralelamente el proceso político en el país por distintos acontecimientos conocidos, la conducta y los contenidos cambiaron, a pesar de que en ciertos momentos de esa deriva no se cuidó de algunos gestos aislados que anunciaban por dónde irían los tiros en este ámbito. Su abierta conchupancia con Cuba y el desafío a la comunidad internacional al visitar al tirano Sadam Hussein de Irak, eran sólo el abreboca  de lo que sería más adelante su relacionamiento con los gobernantes más impresentables del mundo.
Y no es que establecer o fortalecer relaciones con amigos, ideológicos o no, no lo hagan todos los gobiernos, sino que en el caso de marras, los amigos que se ha buscado el señor que desgobierna a nuestro país, en su mayoría, son los más desacreditados y peligrosos del planeta. Por lo general, lideran o han liderado países considerados fallidos, forajidos o tiranías corruptas y/o conculcadoras de los derechos civiles, cuando no,  son genocidas. A los que suman organizaciones políticas terroristas o personalidades desprestigiadas.


                                   
                                                     Chávez y Ahmadinejad


Desde antes de llegar a la presidencia, Chávez tenía más o menos claro sus orientaciones en esta materia. Bastaba leer la larga entrevista que le hizo Agustín Blanco Muñoz (“Habla el Comandante”) a mediados de los años noventa, para constatar de qué cojeaba el presidente, y fuimos pocos los que señalamos entonces hacia dónde podría llevarnos un eventual gobierno del teniente-coronel golpista.
Allí, Chávez exponía in extenso el pensamiento y las líneas del proyecto político revolucionario que encarnaba. En varios pasajes ya asomaba lo que sería su orientación respecto de las grandes potencias mundiales y su rechazo al “poder imperial” que éstas supuestamente representan. Abominaba del “mundo capitalista occidental, democrático burgués”, el cual debía ser  deribado.
En función de aquel enfoque, llegado al poder, además de los mencionados, los tiranos Mugabe, Gadafi, Al Assad, Lukashenko, entre otros, pasaron a ser interlocutores privilegiados del gobierno bolivariano. Y no olvidemos los vínculos que aquí y allá, se han detectado con fuerzas terroristas como las FARC, ETA, HAMAS, HEZBOLÁ y la Corte de los Milagros que gira en torno al Foro Social de Sao Paulo. “Lo mejor de cada casa”, diría con sarcasmo un guasón.
En estos días nos visita uno de los amigos del presidente, uno de los más indeseables, amén de tóxico para los intereses de nuestra patria. Me refiero al señor que permite la lapidación de mujeres, entre otras violaciones a los derechos humanos: el presidente iraní Ahmadinejad.
Está de salida porque no se reelegirá, pero además no lo quiere bien el poder teocrático de su país. Sin embargo, ha tenido sus éxitos internacionales. Ha logrado burlar el cerco político y financiero que le tiene la comunidad internacional, gracias a sus amigos latinoamericanos de ALBA, principalmente, el que mantiene a ésta económica y políticamente: Chávez.
Según fuentes de mucho crédito, las relaciones entre el gobierno iraní y el de Venezuela están siendo investigadas y monitoreadas desde muy cerca por organismos de seguridad e instancias judiciales de varios países. Las sanciones emanadas del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por causa del desarrollo no autorizado de la energía nuclear en Irán, y que Venezuela parece habérselas saltado a la torera, al mantener vínculos estrechos y poco transparentes (contratos diversos,  compraventas trianguladas, transacciones financieras inusuales, construcción de plantas de producción con propósitos bélicos) con aquel régimen, están formando parte de un expediente que puede tener consecuencias impredecibles para nuestro país.
Con tales relaciones, Chávez ha colocado de manera irresponsable a los venezolanos en el medio de situaciones y conflictos peligrosos que no nos incumben, y en la posición de potenciales cómplices de infracciones establecidas por la normativa internacional. 
Ahmadinejad y el gobierno teocrático de Irán son amistades tóxicas que Chávez nos impone. 
En su delirio aberrante por querer resolver los problemas del planeta olvidando los de su propio país, el presidente venezolano nos involucra y compromete  en asuntos que sólo representan para nosotros altos riesgos políticos y económicos, por no hablar de otros, no descartables, que podrían ser más serios.
El prestigio internacional de nuestro país, ya bastante deteriorado, con estas visitas indeseables se quebranta aún más.
Desde estas líneas, vaya mi repudio, una vez más, a Ahmadinejad y todo lo que él representa. Como demócrata, amante de la libertad y la paz, no otra posición se puede tener ante un gobernante teocrático, intolerante y guerrerista como el iraní.
EMILIO NOUEL V.  




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