miércoles, 30 de marzo de 2011

EL CAMBALACHE DE LA PLATA

De nuevo el mandón de Caracas viaja al Cono Sur a hacer, en general, nada que pueda interesar a los venezolanos en términos de negocios para nuestros productores, bastante bien agobiados por las políticas económicas y comerciales suicidas de los últimos años.

Inicia su innecesario periplo, en momentos en que se registra otra caída de la producción y exportación petroleras, comportamiento sostenido éste que se da desde 2008.

Esta gira no tendrá trascendencia alguna. A lo sumo, firmará nuevamente acuerdos múltiples veces refrendados, refritos que poco agregan a lo ya conocido. Es un dejá vu.

Los gobiernos de Argentina, Uruguay y Bolivia son países que muchos favores deben al manirroto venezolano; de allí que sea recibido en esos pagos con bombos y platillos. Y esto, a pesar de que entre bastidores, algunos de estos beneficiarios tengan bajo concepto del asiduo visitante caribeño.

De todas las paradas que hará, quizás haya un mayor interés en Colombia. Está por vencerse plazo de salida definitiva de Venezuela de la CAN, momento en el cual nuestro intercambio comercial bilateral quedará sin normativa arancelaria especial, lo cual esperamos se resuelva pronto; aunque conociendo los ritmos, la incompetencia y los disparates del gobierno venezolano en ésta y otras materias, no deja de ser preocupante.

Lo que definitivamente llama más la atención comentar en este viaje, por lo extravagante, es lo que ocurrió en la Universidad de la Plata. Chávez premiado (El premio Rodolfo Walsh se instituyó en 1997 para estimular la excelencia periodística) por su contribución a la libertad de prensa y la comunicación comunitaria. Un hecho inconcebible, insólito, digno del muy conocido tango de Enrique Santos Discépolo, Cambalache. Definitivamente, “hoy es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador.”

Para nadie es un secreto que decenas de medios venezolanos han sido cerrados por el gobierno de Chávez, sólo por no plegarse a sus deseos, y que el acoso sostenido a los que se mantienen independientes continúa.

Como sombra oscura sobre las autoridades que decidieron el asunto, quedará este gesto degradante, afrenta a la verdad y bofetada al pueblo venezolano que ha padecido flagrantes violaciones a la libertad de expresión bajo el gobierno de Chávez.

EMILIO NOUEL V.

domingo, 27 de marzo de 2011

LAS PRIMARIAS DE MIS TORMENTOS


En aquellos años dorados de Acción Democrática, los adecos se jactaban a los cuatro vientos de que hasta con Encarnación Rivas, portero de la casa nacional del partido, podían ganar las elecciones.

Marchaban tan seguros al triunfo electoral, que no importaba quien los representara. Bastaba con que el CEN anunciara el nombre del abanderado, para que éste ya se sintiera a las puertas de la casa de Misia Jacinta.

Ese triunfalismo, obviamente, tenía fundamento. Eran otros tiempos, el afecto y adhesión hacia AD eran aun fuertes, había suficiente bastimento en las arcas públicas y los problemas no habían alcanzado la gravedad que después de un progresivo y sostenido deterioro, se evidenció, desembocando, más tarde, en el desamor del electorado hacia todos los partidos y los políticos.

¿Qué tiene que ver este recuerdo con el debate que se libra en la oposición venezolana sobre la fecha de las primarias para elegir sus candidatos?

A mi juicio, algo, porque me parece advertir en gente de la oposición, de mi aprecio, que estuvieran asumiendo el asunto del candidato en los mismos términos que aquellos adecos, cuando piden elección del candidato ya, sin mayores consideraciones, sin calibrar si los que estén mejor posicionados reúnen o no los quilates suficientes, la madurez, la experiencia y el talento para enfrentar el enorme reto que representará un eventual gobierno de las fuerzas democráticas. Así, no importaría si hubo un tiempo razonable para madurar el liderazgo o para digerir mejor las opciones. Candidato ya¡ y el que venga atrás que arree.

Aunque a quien escribe no le simpatice mucho el método de las primarias abiertas y le llama la atención los que ven este tema como un dogma de fe para todo tiempo, lugar y condiciones, y lo prefiera para lo interno de los partidos, la matriz de opinión está creada para que ellas se realicen (las encuestas lo dicen), amen de que hay una decisión formal de todas las fuerzas políticas que es favorable a su realización. Tendremos entonces primarias, y no va a ser este simple mortal el que se ponga a cuestionarla, al menos en cuanto a candidatura presidencial se refiere.

No obstante, para nadie es secreto que la fecha (o fechas) de ese evento de la oposición democrática es causa de desencuentro entre los distintos actores. Incluso, veo que ciertos sectores andan como desesperados clamando “Primarias ya”, quién sabe porqué razones, y quizás sean muy legítimas. Otros las desean a mediados de año que viene. Hay quienes matizan diciendo que no es que las quieren ya, sino que la fecha sea decidida sin dilación. Los siempre “malpensados” dicen que hay una maniobra maléfica de políticos amortizados que busca extender los tiempos para imponer old fashionned acuerdos de los partidos. Hay algunos que dan fechas: 27 de noviembre, 4 de diciembre y 22 de Enero. En cualquier caso, a unos se les nota una vehemente impaciencia -digna de mejor causa, digo, yo- que desdeña el hecho práctico insoslayable, que unas primarias con todas las de la ley requieren de un tiempo de preparación (mínimo 6 meses) y reglas claras y consensuadas.

La Mesa de la Unidad Democrática, por su parte, ha acordado formalmente un lapso que va de fines de Noviembre a fines de Febrero de 2012.

Por allí hay un informe de expertos que dicen que deben hacerse este año, es decir, que el año entrante deberíamos amanecer con el que liderará la opción opositora frente a Chávez en las elecciones del 2012.

Los argumentos que se esgrimen para “Primarias Ya” son harto conocidos. El principal: Chávez anda en campaña, y no podemos dejarlo solo en el ring. Nuestro campeón debe salir de una vez a la palestra, porque si no es así, la debacle.

Otros opinan que no se justifica tal apuro. Que deben considerarse gastos y desgaste en que puede incurrir un candidato contendor desde ya en la calle. Por tanto, deben medirse los tiempos, buscando el momento más eficaz, oportuno y el que los churupos permitan, y que el plazo decidido por la MUD es razonable.

Pero están también, por un lado, el asunto de las reglas de juego de la contienda al interior de la oposición, y por otro, decisiones del CNE sobre las elecciones por venir, que, querámoslo o no, inciden en la fecha.

Estos son las consideraciones principales de los grupos en discordia, al menos en apariencia.

Pero detrás del empaque, hay otras realidades, a mi juicio, naturales, esperables, en todo proceso político en el que participa una pluralidad de actores, cada uno con su parecer, aspiraciones, intereses, cálculos, posicionamiento en encuestas, apoyo de poderes fácticos o grupos de opinión, etc. De modo que la fecha de las benditas primarias no es un asunto inocente. Y no puede serlo, a menos que a estas alturas de la vida creamos en avecillas encintas.

Dicho lo dicho, pareciera que lo más saludable y práctico sea que todos los que quieren ser candidatos a presidente, salgan al ruedo de una vez y no sigan escondiéndose por los rincones y declarando de manera sibilina sobre las aspiraciones que todos ya sabemos tienen. Porque lo importante es que oigamos sus ideas, sepamos más de sus condiciones personales para enfrentar la difícil tarea que se nos viene encima; que nos muestren sus talentos, que, en definitiva, nos convenzan de sus virtudes, y de porqué debemos votar por ellos en esas primarias. Con eso estaríamos en la calle desde ahora mismo.

De allí que con urgencia pidamos fechas y reglas. No soy de los que cree que con cualquier candidato vamos a ganar, simplemente porque las perspectivas aparenten ser buenas hoy para la oposición. A pesar de que presumo que lo que ocurrirá en materia de fecha de primarias no será lo que deseamos, propondría el 4 de diciembre, sin que me eche a morir porque se realicen el 22 de Enero.

EMILIO NOUEL

viernes, 25 de marzo de 2011

martes, 22 de marzo de 2011

LA IDEOLOGÍA DEMENCIAL DE GADAFI



“Debe venir a Libia y estudiar como funciona un país donde

no hay gobierno, ni parlamento, ni representación, ni huelgas,

todo es Jamahiriya. Yo digo a mi pueblo: `Si me aman,

escúchenme, y gobiérnense solos´. Por eso me ama;

porque al contrario de Hitler que decía `haré todo por

ustedes´, yo digo: hagan las cosas por ustedes mismos.”

Respuesta de Gadafi a Oriana Falacci (1986)

Siempre resulta interesante releer viejos documentos; sobre todo, para recordarnos que acontecimientos presentes no alcanzan a explicarse en toda su dimensión sin que hagamos repaso de sus antecedentes.

Y en el campo de las ideas, con más razón. Las ideas, como ha dicho alguien por ahí, tienen consecuencias, y cuando se trata de las que proyecta alguien que ha alcanzado el poder y pretendido (o fingido) ponerlas en práctica, el interés del observador es mayor.

El tirano de Libia, Muammar Al Gadafi, hoy enfrentado a la comunidad internacional por las matanzas que está perpetrando contra un pueblo que sólo clama por libertad y democracia, es uno de esos personajes que se hizo del poder enarbolando un conjunto de ideas que luego recogió en un famoso documento político llamado El Libro verde, que fue utilizado por algunos como vademecum para la acción política.

La curiosidad, hace unos cuantos años, nos llevó a leer ese libro, aunque lo hicimos a la carrera y saltándonos muchos párrafos. Entonces, nuestro rechazo a los contenidos de él no fueron tan contundentes como los que sí tuve más tarde, una vez pasadas las calenturas izquierdizantes de la juventud.

La insistencia en la idea utópica particular que expresaba Gadafi de que el pueblo se gobernara solo mediante la democracia directa, sin que medie representación alguna, era muy atractiva para mucha gente sensibilizada por los movimientos de corte autogestionario; incluso políticos venezolanos de izquierda hubo que se encargaron de difundirla, dólares mediante.

No sé, pero cada vez que oigo la expresión “democracia participativa” no puedo evitar evocar las ideas de Gadafi. Puede que sea injusto con quienes la promueven desde otros enfoques, pero confieso que me resulta difícil apartar el recuerdo, sobre todo, por el uso retórico que las tiranías hacen de la noción.

El profesor Fernando Mires, por cierto, ha recordado en su ensayo "El poder, la política y la estatización del poder social", que la doctrina de la democracia participativa, de los poderes del los consejos y/o comunas, viene de Lenin y Trosky, pero que también fue utilizada por Hitler y Mussolini.

In extenso, expresa Mires:La implantación de los llamados “consejos”, en sus más variadas formas, ha sido y es utilizada por todas las dictaduras que han emergido en nombre de una revolución (real o supuesta). De acuerdo a esa doctrina, el poder es devuelto (traspasado) al pueblo por una dictadura, poder que es ejercido teóricamente desde las bases de acuerdo a las líneas directrices dictadas por el poder central. Esa es la razón por la cual el llamado poder popular no es más que otro nombre otorgado al corporativismo estatal, y en todos los casos donde ha intentado aplicarse, no ha significado otra cosa que la estatización de las organizaciones sociales las que, mediante ese procedimiento, son puestas al servicio de una dictadura”

Y remata Mires: “El poder político, por su propia naturaleza, es un poder representativo y por lo mismo delegativo. La democracia participativa, por el contrario, es una fantasía ideológica que jamás ha podido convertirse en realidad” (subrayado muestro)

Cuando vemos la trayectoria de Gadafi y otros tiranos, no podemos menos que constatar que esa noción de democracia ha contribuido a fortalecer las tiranías con una ilusión de participación. Así, en este espejismo, el poder político, al estar atomizado en una multiplicidad de micro-unidades, (consejos comunales, por ej.) permiten que el poder central, el del dictador y su camarilla, se imponga, evidenciando la carencia de contenido real democrático en esas instancias populares, y poniéndolas a depender de aquel, volviéndolas asambleas inútiles en términos de poder político real. (Ver Ley de Poder comunal de Venezuela)

Gadafi le decía a Oriana Falacci en una entrevista (Corriere della Sera, 20 de abril de 1986): “Usted no comprende la diferencia que hay entre ellos y yo. Entre Komeini y ellos. Hitler y Mussolini se aprovechaban del apoyo de las masas para gobernar al pueblo; nosotros, los revolucionarios, en cambio, nos beneficiamos del apoyo de las masas para ayudar al pueblo a convertirse en capaz de gobernarse a sí mismo. Yo, en particular, no hago sino llamar a las masas para que se gobiernen solas.”

Cuando vemos a Gadafi decir ante los pedimentos de que renuncie y permita que se establezca una democracia y la libertad en su país, que le extraña que se lo pidan porque él no ostenta cargo alguno; no se considera dictador, ni presidente, ni mucho menos ministro, sólo el líder, y que, en consecuencia, es el pueblo libio el que manda, podemos constatar, sin lugar a dudas y de manera evidente, hasta dónde puede llegar el desvarío político en un hombre que, todos sabemos, ha gobernado tiránicamente irrespetando los derechos humanos, amparando y financiando el terrorismo internacional, sin control ni contrapesos de poder alguno y manejado y robado a su antojo los dineros de todos los libios para satisfacer sus intereses personales y los de su familia.

Sin embargo, y a pesar de que hay un pueblo en la calle ofrendando su sangre por la libertad, en su delirio Gadafi dice seguir siendo amado por su pueblo.

Para su visión política retorcida, la democracia es un sistema dictatorial, el Parlamento una impostura, y las elecciones una molestia, un imbroglio. El mismo planteamiento del déspota Fidel Castro. Los tiranos son iguales en todas partes.

En la entrevista referida, la periodista pregunta sobre la oposición en su país, y el tirano responde: “¿Cual oposición? ¿Qué importa la oposición? Cuando todos forman parte del congreso del pueblo ¿qué necesidad hay de oposición? ¿Oposición a qué? La oposición se hace en el gobierno, si el gobierno desaparece y el pueblo se gobierna a si mismo, ¿a quien debe oponerse? ¿A lo que no existe?”

Lógica pura y dura del autoritarismo totalitario. Pero escalofriante a la vez, cuando la vemos a partir de la óptica de los que creemos en los valores democráticos, el estado de derecho y la garantía de los derechos humanos universales por encima de las fronteras politico-territoriales.

Allí, en las palabras transcritas, se muestra desnudo en toda su repugnante dimensión un gobernante que lamentablemente tiene unos cuantos amigos en gobiernos del mundo, y es apoyado, también, por otros de su misma calaña.

No obstante las incertidumbres que hay respecto de quienes podrían subir al poder en una eventual caída de Gadafi, apostamos a ese resultado.

La conciencia democrática del mundo espera que la lucha por la libertad que están protagonizando los pueblos árabes lleve a un feliz desenlace. Salir de un sicópata como Gadafi y de su pensamiento nefasto, así como dejar atrás un país esquilmado y ensangrentado por ignorantes esbirros, es uno de los pasos necesarios que debe darse en la gesta democrática que se libra en esa región problemática del planeta.

EMILIO NOUEL V.

sábado, 19 de marzo de 2011

LA GRAN CONSPIRACIÓN INTERNACIONAL CONTRA VENEZUELA

Cualquier ciudadano extranjero poco informado o naif que oye los discursos del déspota militar que gobierna a Venezuela o de sus voceros, creería nuestro país es víctima de una luciferina conspiración mundial urdida en algún cónclave siniestro conformado por las grandes potencias y corporaciones del planeta.

Si nos atenemos a las declaraciones que emite el gobierno, contra la patria de Bolívar se habrían ensañado diversas y prestigiosas organizaciones internacionales, tratando de enlodar y desacreditar la “monumental” labor de gobierno que adelantan los bolivarianos, al frente de los cuales marcha el líder de la revolución mundial.

Y si algún venezolano tiene la osadía de hacerse eco de esos señalamientos, de inmediato sobre él caerán rayos y centellas, todos los mayores improperios e insultos, y la infaltable acusación de traición a la patria.

Pero lo cierto es que no sólo tales entes internacionales, supuestamente al servicio del imperialismo, están poniendo, con cifras incontrovertibles, el dedo en la llaga del atronador fracaso de la ejecutoria gubernamental del gobierno venezolano, sino que también instituciones e investigadores nacionales lo confirman.

¿Acaso es falso que nuestro país esté entre los últimos de la fila en materia de control de la inflación? 29% el último año¡

La subida vertiginosa de los precios de los alimentos que agobia al venezolano ¿es una fantasía?

¿Difaman los que denuncian el aumento descomedido de la deuda externa e interna del nuestro Estado? ¡110 mil millones de dólares¡

¿Es una falacia que en los últimos años la corrupción gubernamental y la falta de transparencia administrativa se han elevado a niveles nunca vistos? Puesto 1 en índice de corrupción

¿Es un invento del imperialismo que las libertades económicas estén cada vez más restringidas por todo tipo de controles, leyes inconstitucionales y estatizaciones antojadizas e injustificadas? 7.000 empresas cerradas y estatizadas

¿Se puede negar con seriedad que la producción agrícola e industrial y la inversión nacional extranjera han disminuido o desaparecido dramáticamente, y que las importaciones de han alcanzado muy altas cotas?

¿No es verdad la triste realidad de la migración de miles y miles de profesionales jóvenes venezolanos que están prestando sus servicios a otros países? Según Newsweek, entre 750 mil y 1 millón de venezolanos emigrados.

¿Es acaso imaginario que cientos de empresarios nacionales se están estableciendo en países vecinos porque en el nuestro no hay seguridad económica ni jurídica?

¿Es mentira que el Estado de Derecho en Venezuela prácticamente no existe y que se violan a diario los principios establecidos en nuestra Constitución?

El espectáculo dantesco de nuestras cárceles ¿es una ficción fraguada por la prensa de la burguesía apátrida?

¿Injurian los que dicen que la producción petrolera venezolana ha caído, que el endeudamiento de PDVSA se ha disparado y que esta empresa está en franco deterioro operativo y financiero?

Los Informes de organismos nacionales e internacionales sobre conculcación de los derechos humanos por las autoridades venezolanas ¿son una distorsión mediática e interesada de la realidad?

Desde la organización Transparencia Internacional, pasando por Freedom House, Human Rigths Watch, CEPAL, Agencia Internacional de Energía, Banco Mundial, hasta el Comité de las NNUU, la Comisión Interamericana de los DDHH y la Corte Interamericana de los DDHH, todas estas instituciones convergen en el mismo lastimoso diagnóstico.

El gobierno venezolano es un enorme fracaso en diseño y ejecución de políticas económicas y sociales, en calidad de legislación, en eficacia administrativa, en decencia en el manejo de los dineros públicos y en la garantía y preservación de los derechos humanos.

A toda esta estafa política, se suma el descrédito internacional del país cuyo gobierno está vinculado con gobernantes y movimientos políticos aborrecibles, conectado con las peores causas terroristas, violentas y delincuenciales, como, entre otros, es el caso del tirano Gadafi, que se resiste a dejar el poder ilegitimo que ejerce masacrando a un pueblo que anhela su libertad.

¿Conspiración mundial contra Venezuela? ¡Burda patraña¡ Los hechos están allí, frente a quien quiera verlos. El que verdaderamente conspira contra el bienestar y la paz de los venezolanos está lamentablemente en el gobierno; despilfarrando, malversando, traficando influencias y regalando el dinero de los venezolanos a otros países.

En poco tiempo, tendremos la oportunidad de sacarlo del poder por los mecanismos democráticos y constitucionales. Y todos esos males que padecemos, que instituciones prestigiosas del mundo hoy señalan con pruebas irrefutables, podremos eliminarlos y/o corregirlos con políticas modernas, viables, adecuadas y eficaces, que favorezcan la productividad, la competitividad nacional e internacional, el empleo y la calidad de vida de todos, en un marco de honestidad administrativa y de respeto de los principios y derechos consagrados en la Constitución.

EMILIO NOUEL




martes, 15 de marzo de 2011

EL SIGUIENTE ES UN ARTÍCULO ESCRITO EN 2006


Locura Fundamentalista, Injerencia y ¨civilizados espantosos¨

Emilio Nouel

Miércoles, 8 de febrero de 2006

“El derecho de injerencia procede de la ley no escrita de Antígona.

El deber de detener a un perpetrador de masacres está autorizado por la masacre misma, no por una firma en blanco conferida por señores que desvían la mirada. El que libera no tiene por qué rendir cuentas más que a los liberados y a los demás liberadores. El terro- rismo, la tortura y la esclavitud legitiman y bastan para legitimar la acción emprendida contra esas plagas".

André Glucksmann

Nunca está de más volver sobre un tema que a muchos inquieta, a otros su sola mención irrita sobremanera y a algunos no les gusta hablarlo para no tener que expresar francamente lo que sus convicciones internas le indican.

En la actualidad, en nombre de una cuestionable, irreal y “old fashioned” concepción de soberanía formal de los Estados, se sigue contemplando y tolerando impasiblemente que gobiernos tiránicos o autoritarios cometan los más graves atropellos contra los derechos humanos o amenacen la paz internacional. Al respecto, algunos llegan a decir que fronteras adentro de un país, no debemos inmiscuirnos, al igual que si viéramos a nuestro vecino asesinar en su casa a esposa e hijos o prepararse a disparar contra nosotros; eso no sería asunto nuestro.

Así, el principio de no injerencia en los asuntos internos de los países consagrado en la normativa internacional, se ha convertido en valladar casi sacrosanto frente a las demandas y denuncias provenientes de la sociedad internacional, tanto la oficial, las de las ONG como la de los individuos de a pie, que exigen la supresión o reparación de enormes injusticias.

Ante hechos monstruosos como los que perpetraron Hitler o Stalin, vivió Ruanda hace unos años (murió casi un millón de personas por razones tribales); o los de la ex Yugoslavia en donde el régimen asesino de Milosevic realizaba una limpieza étnica de los albano-kosovares, o el exterminio de kurdos con gases venenosos de Sadam Hussein, la conciencia libre y democrática mundial no puede permanecer indiferente sin convertirse en cómplice pasiva de tales desmanes que claman al cielo. En tales casos, la comunidad internacional debió actuar a pesar de la criticable dilación con que se hizo, de los pruritos soberanistas y de la indecisión de algunos gobiernos.

Pero igualmente hay otros hechos en el presente que si bien no revisten aún tales rasgos pavorosos, sí constituyen amenazas graves a la seguridad colectiva y la convivencia pacífica. El terrorismo y la proliferación de armas nucleares en manos de movimientos políticos fanáticos o sectas de enloquecidos por el fundamentalismo religioso, ambos impregnados de odio, resentimiento y de una ideología de la destrucción son muestras de estas amenazas.

Ciertamente, estos temas plantean problemas de difícil solución, por su complejidad. Muchos son los factores que los generan, y en ellos, sin duda, juegan papel importante las ideologías, particularmente, las visiones e interpretaciones religiosas medievales cargadas de intolerancia, como las que estamos viendo, por ejemplo, con la reacción desproporcionada y sospechosa frente a las caricaturas de Mahoma.

Sin embargo, de cara a ellos y sus amenazas crecientes no podemos permanecer imperturbables o inmóviles, como humanos que valoramos la vida y aspiramos a un mundo mejor sin exclusiones y de respeto al libre pensamiento. Estamos obligados moralmente a afrontarlos sin demora, con instrumentos de diálogo y acciones preventivas de disuasión idóneas, incluso con medios de fuerza, antes de que su proliferación o desbocamiento nos lleven a la destrucción.

El derecho y el deber de injerencia son principios legítimos, cuando de situaciones como las mencionadas se trata. Los dogmas jurídicos respecto de soberanías cada vez más formales e ineficaces, sospechosas moralmente, ya no tienen más cabida frente a los atentados a la libertad y la democracia provenientes de los “locos de Dios” o de gobernantes autoritarios que padecen de demencia político-ideológica. Voltear la mirada cuando presenciamos atrocidades o violaciones flagrantes a los derechos civiles y políticos, o amenazas a la paz, sin hacer lo que esté a nuestro alcance para remediarlo o impedirlo, es no sólo una insensatez, es un crimen imperdonable.

Ejercer el derecho de injerencia por parte de la comunidad internacional es una opción legítima. Su uso, preferiblemente consensuado, es un instrumento al que sólo se puede renunciar sacrificando principios éticos superiores en el altar de nociones jurídicas formales decadentes. La dignidad humana y la equidad nos imponen una conducta diferente.

"Los salvajes que cometen esas fechorías son horribles, y los civilizados que les dejan cometerlas, espantosos" escribió Víctor Hugo.

¿Estamos condenados a ser unos hombres “civilizados espantosos? Rotundamente, no. Antígona nos asiste.

sábado, 5 de marzo de 2011

NINGUNA AUTORIDAD MORAL O POLITICA PARA SER MEDIADOR EN CONFLICTO ALGUNO


Algunos, esperanzados, creíamos que el asunto Libia se iba a resolver pronto, pero por los vientos que soplan no es así. Y esto es harto lamentable, toda vez que es el pueblo libio el que está sufriendo las funestas consecuencias de la terquedad criminal de un gobernante enloquecido, que se niega a salir del poder a pesar del cerco interno e internacional al que está siendo sometido.

Ya se habla con insistencia de una guerra civil que se podría prolongar en el tiempo. Las fuerzas rebeldes parecieran no tener el suficiente poder de fuego para rematar la faena. Por su parte, el tirano Gadafi tampoco para acabar con la revuelta, a pesar de que cuenta con las armas del estado, mercenarios y muchos recursos logísticos.

Sin algún tipo de ayuda exterior, los rebeldes difícilmente podrán finalizar el conflicto como todos deseamos.

Es en este contexto que surge la propuesta de mediación del presidente Hugo Chávez, quien, como todo el mundo sabe, ha expresado su vieja amistad con Gadafi. Incluso se ha dicho que el libio supuestamente financió la actividad política del venezolano antes de que éste llegara a la presidencia. También se ha mencionado que varios dirigentes allegados a Chávez mantienen relaciones desde hace mucho tiempo con el tirano Gadafi.

La propuesta de mediación que hace Chávez, la hizo apoyar por sus acólitos del grupo ALBA (Ecuador, Nicaragua, Cuba, Bolivia), en reunión que tuvo lugar la semana pasada en Caracas.

Lo primero que debe decirse al respecto es que una mediación, sea la que sea, no puede ser dirigida por una parte interesada, más bien, parcializada, como lo es Chávez frente a Gadafi.

La simpatía e identificación de Chávez con el libio están registradas en múltiples declaraciones públicas.

Por otro lado, el presidente de Venezuela ha tenido el descaro de desconocer las palmarias evidencias de matanzas perpetradas por el régimen gadafista en las últimas semanas, por no decir las que ha cometido durante todo su mandato de décadas.

Los crímenes de lesa humanidad que ha determinado la comunidad internacional, y que ha llevado al Consejo de Seguridad de las NNUU a tomar medidas drásticas de carácter financiero y comercial, entre otras, amen de solicitar la intervención de la Corte Penal Internacional, al presidente Chávez no “le constan”, no existen. Por cierto, con la propuesta, Chávez se pone al margen de lo decidido por la comunidad internacional sobre Libia.

Las distintas pruebas gráficas y testimonios de matanzas contra el pueblo libio que los medios internacionales han reseñado, para Chávez no tienen ninguna relevancia o credibilidad. Para él, como para el tirano Fidel Castro, todo es una campaña mediática del imperialismo que busca desacreditar a Gadafi, para apoderarse de las riquezas petroleras de Libia. Como si la revuelta espontánea y legítima de los libios que han decidido valientemente luchar por su libertad, hubiese sido estimulada desde afuera por los intereses de EEUU y Europa.

La propuesta de Chávez no es creíble, ni viable, porque no viene de alguien confiable o imparcial. El que le dé crédito en el ámbito internacional es un ingenuo, o desconoce quién es el personaje de marras.

No puede hablar de paz o conciliación, quien tiene a su país dividido, enfrentado, por causa de una ejecutoria gubernamental y de una retórica política, caracterizadas por la intolerancia, el lenguaje procaz e insultante, la exclusión, la falta de diálogo y prácticas arbitrarias y antidemocráticas.

¿Que autoridad moral puede tener un gobernante de este talante para proponer la paz o la mediación en cualquier conflicto internacional?

Pues ninguna.

Para los gobiernos serios del mundo que saben suficientemente quién es Chávez la propuesta que comentamos será considerada como otra ocurrencia más de quien sólo tiene un afán de figuración mediática, y que, de paso, busca ayudar a sobrevivir a su amigo.

Que el pueblo libio sepa, que los demócratas venezolanos no apoyamos esa propuesta engañosa, que sólo persigue la preservación en el poder del tirano. Que añoramos que ellos salgan lo más pronto posible del reino de ese sátrapa asesino, corrupto y demente que es Muammar Gadafi.

La libertad triunfará al fin, con seguridad. Ojalá que el régimen que se establezca después de esta pesadilla de 40 años se enrumbe por el camino de la democracia y la prosperidad.

EMILIO NOUEL V.