viernes, 20 de marzo de 2020


LA INSÓLITA SOLICITUD DE PRÉSTAMO AL FMI




Emilio Nouel V. 


“La influencia nefasta de los organismos internacionales”

Hugo Chávez



"Quien le entregue a nuestro país al FMI será un gran traidor

y el pueblo tendría derecho a irse a las calles"

 N. Maduro



Muchos venezolanos se vieron sorprendidos y no daban crédito a la información. Se creía que era otra de las fake news que nos lanzan a diario desde las redes sociales.

Pero era rigurosamente cierta. La carta enviada por el usurpador al Fondo Monetario Internacional y divulgada por Jorge Arreaza en twitter, disipaba cualquier duda que haya podido tenerse.

Efectivamente, la tiranía chavista estaba “pidiendo cacao”, como decimos coloquialmente en Venezuela cuando una persona, inerme, está suplicando que lo ayuden ante un infortunio que lo supera.

Se estaba recurriendo, nada menos y nada más, que al demoníaco FMI, el monstruoso brazo financiero del imperialismo capitalista yanqui, como acostumbran llamarlo los mismos chavistas. Es decir, estábamos viendo a Maduro mendigando 5.000 millones de dólares, dizque para atender la emergencia del coronavirus.  Y admitiendo que estaba con la bolsa vacía.

Frente a un hecho como este no se puede sino aludir a la postura que el chavismo ha tenido de manera reiterada frente a las instituciones internacionales, y en particular, la de marras.

Y esto, a pesar de que algunos analistas por allí, colocándose au-dessus de la melée, casi que justificando, daban a entender que frente a adversidades o situaciones extraordinarias, resulta lícito y/o comprensible en los políticos, pragmáticos como son, que se contradigan y/o se olviden de opiniones proferidas alguna vez que pudieran no convenir a sus intereses en un momento dado.     

Recordaban a Carlos Andrés Pérez quien señaló que las políticas del FMI tenían efectos de “una bomba mata gente”, lo cual, obviamente, da pie a la comparación. Lo que no dijeron es que CAP fue un demócrata que nunca puso mal al país ante las organizaciones internacionales y que las respetó como gobernante, aun siendo crítico.    

En cualquier caso, imagino que aceptarán esos analistas políticos de hoy, que es también lícito subrayar las incongruencias de la tiranía, y que de ningún modo se puede cohonestar o justificar éstas por el solo hecho de que así actúan los políticos, obviando que estamos en tal situación precaria por obra y gracia de un gobierno autoritario, incompetente, despilfarrador y corrupto, que ha arruinado al país, al punto de que no tenemos fondos para las urgencias ni donde recurrir para comprar medicinas y alimentos, y que para mayor inri, se enemistó con organismos como el FMI.

Ahora sale a mendigar ante este ente, después de denigrar de él y de haber cortado relaciones con él por más de tres lustros.

Muchos comentaristas del asunto se prodigaron en traer a colación la normativa y las políticas del FMI relativas a los préstamos rápidos, con el propósito de determinar si Venezuela calificaba o no para ello, soslayando el “detallito” de que las autoridades de esa institución, sus países miembros, en fin, los que tienen la sartén por el mango allí, en particular, su principal socio, EEUU, no reconocen a Maduro como presidente de Venezuela. Una minucia, pues.

Si se hubiera partido de ese enfoque, no era difícil concluir de arrancada, algo que estaba cantado: el rechazo de una solicitud tan estrambótica como inviable; inadecuada, además, en contenido y en forma.

Otros pensaron que la solicitud en cuestión pudo abrir un camino a una negociación que condujera a un cambio de gobierno, a una transición política en Venezuela, habida cuenta de la situación financiera desesperada que ella evidencia. Se podía entonces someter al gobierno usurpador a la Asamblea Nacional, único representante legítimo y democrático del pueblo venezolano.

No era, a mi juicio, mala idea, aunque muchas dudas cabían. ¿Por qué Maduro, que dice que iría hasta el infierno por ayudar a Venezuela, no se reúne con Guaidó, y mientras negocian un gobierno de transición, se acuerdan paralelamente sobre el asunto financiero de urgencia, obviamente bajo la supervisión y control internacional?

Chávez, Maduro, Cabello y otros chavistas no han perdido oportunidad para atacar al FMI, frente al cual ahora se arrodillan suplicando ayuda. Como dice el dicho popular: tanto nadar para morir en la orilla.

Resulta, por otro lado, extraño, que no soliciten ese dinero a sus amigos chinos o rusos, a los cuales señalan como solidarios con su revolución. ¿Por qué no le pidieron a los chinos los 5000 millones de dólares, si tan amigos son? Ellos los tienen y de sobra.

De modo pues, que estamos viendo una incongruencia ideológica más del chavismo, empujada por la desesperada situación en la que está, que ojalá abra un camino de salida de una vez por todas de la calamidad que vivimos.



  





    




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