martes, 14 de agosto de 2012

MIRANDA, UN ESTADISTA HEMISFÉRICO


                                        
                                        Francisco de Miranda 

En estos tiempos en que se han puesto en cuestión, y con razón, los paradigmas de lo que fue la visión integracionista de nuestro continente, y en  que perspectivas políticas anacrónicas pretenden retrocedernos a ciclos históricos dejados en el pasado, resulta oportuno comentar antecedentes que marcaron hitos importantes en la interdependencia hemisférica.
Uno de los más destacados y tenaces propulsores de una América independiente y unida fue, sin duda, el venezolano Francisco de MIRANDA, entre cuyas propuestas, para después de la emancipación, estaba la creación de una gran estado americano. 
MIRANDA tuvo la suerte histórica de participar en los procesos revolucionarios más importantes de su época: los de FRANCIA, EEUU e Hispanoamérica. Fue amigo de grandes políticos y gobernantes europeos y americanos de entonces. No fue un radical jacobino, perteneció al grupo de los girondinos. De él Napoleón habría dicho: “Es un Don Quijote, con la única diferencia que no está loco. Es un hombre en cuyo corazón arde el fuego sagrado de la libertad”.
Durante su estadía en Londres, fundó la logia masónica “Gran Reunión Americana”, de la cual formarán parte muchos de los libertadores del continente, incluso brasileños. Como general, estuvo al lado de Andrew JACKSON en la toma de Pensacola en la guerra de independencia de EEUU.
Son conocidas las diferentes versiones de aquella propuesta política. Entre 1790 y 1808, MIRANDA presentó varios proyectos, y en ellos el precursor habla de la creación de una federación americana, de un poder ejecutivo, un ejército y unos comicios americanos. El gran Estado con el que soñaba MIRANDA se llamaría Colombia y se extendería desde el rio Misisipi hasta Cabo de Hornos. La capital de este Estado estaría ubicada en Panamá.
Para la consecución de estos planes, MIRANDA buscó y obtuvo el apoyo de INGLATERRA, país en el que tenía amplias relaciones personales y políticas. En 1790 presentó una propuesta al Primer ministro William Pitt en la que justificaba el levantamiento de las colonias contra la dominación española y el derecho a darse un gobierno libre.
Como contrapartida a la ayuda, MIRANDA expresa al gobierno inglés lo siguiente: “La América tiene un vastísimo comercio que ofrecer con preferencia a la Inglaterra; tiene tesoros con que pagar puntualmente los servicios que le hagan, y aun para pagar una parte esencial de la deuda nacional de esta Nación; por cuya razones, juzgando, de mutuo interés estos importantes asuntos espera la América que, uniéndose por un pacto solemne a la Inglaterra, estableciendo un gobierno libre, y semejante, y combinado un plan de comercio recíprocamente ventajoso, vengan estas dos naciones a formar el más respetable y preponderante cuerpo político del Mundo.”
MIRANDA y BOLIVAR sostenían modelos de unión diferentes, a pesar de que partían de un similar diagnóstico sobre las circunstancias americanas.
El primero, a semejanza de lo que plantearon Alexander HAMILTON y James MADISON en EEUU al momento de los debates que sobre el modelo constitucional se dieron en aquel país, planteaba una gran nación federada en la que los pueblos de las distintas provincias fueran la base de la unión, sobre la cual se levantaría una estructura política de naturaleza piramidal constituida por Cabildos, Asambleas provinciales y un Congreso continental. En este Congreso estarían representadas todas las provincias y en él se aprobarían las leyes que regirían a la toda la América unida y se escogería el poder ejecutivo. Las instancias mencionadas tendrían cada unas competencias exclusivas, las cuales se complementarían en el marco de una responsabilidad compartida entre ellas.
Aunque el proyecto mirandino era fundamentalmente político, no estuvieron ausentes de él consideraciones de carácter económico, comercial y tributario.
En su proyecto de 1801 establecía que se permitiría la importación y exportación de todo tipo de manufacturas y mercaderías, las cuales pagarían un derecho de 5% y 2% respectivamente.
Planteó la necesidad de acuerdos, no sólo entre las colonias españolas, sino también con EEUU e INGLATERRA. Compartía el ideario imperante en la época sobre el libre comercio. Por cierto, alrededor de 1800, un senador norteamericano de Illinois, Stephen Douglas, planteó una unión aduanera con las colonias de Iberoamérica.
En sus gestiones ante el gobierno de EEUU, nación en la que veía un ejemplo a seguir y a imitar “discretamente”, logró un soporte importante para una invasión a VENEZUELA, cuya ejecución fue un fracaso. Este apoyo norteamericano le causó fricciones a ése país con ESPAÑA, con cuyo reino mantenía una alianza entonces.
El proyecto mirandino constituye, sin duda, un antecedente histórico digno de mención en el largo, complejo y accidentado camino que ha seguido la idea integracionista en nuestro continente.  

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV

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