martes, 16 de noviembre de 2010

EN EL 2012 ¡TE VAIS¡

Por allí anda circulando una gaita maracaibera que termina con la frase que encabeza estas líneas. Muy oportuna la frase de esta pieza musical de protesta.

Reafirma lo que la mayoría de los venezolanos sienten y dicen cada vez más, ya despojados de los temores que el tirano infructuosamente quiso infundirles para tenerlos paralizados. Se podría decir que ésta nueva actitud es producto de la derrota del 26S, la cual corrobora la idea de que Chávez no es invencible.

La convicción de que dentro de dos años saldremos de este caos, se está asentando firmemente en las mayorías agobiadas por la incompetencia y los abusos de un grupo político que no debió jamás llegar a dirigir los destinos del país.

El desastre monumental y lastimoso de la obra de gobierno se ha vuelto el entorno de un sentimiento de repudio en ascenso que se palpa en las protestas cotidianas en antesalas de ministerios, en las afueras de empresas estatales, en los barrios tomados por el hampa, en poblaciones interioranas sin agua, electricidad y salud, en las estaciones del Metro caraqueño.

La destrucción de la institucionalidad, de la economía y de la convivencia pacifica por parte de la revolución chavista es más que notoria a propios y extraños. No está quedando piedra sobre piedra de lo que pudimos construir en los años de democracia, que no fue poco. A pesar de errores, insuficiencias y otros males que no habían sido resueltos, la sociedad democrática venezolana había alcanzado importantes logros que no pueden ser desdeñados, ni borrados de la memoria.

Todos estos avances han sido desconocidos y se ha llegado al colmo de pretender borrarlos de la historia patria.

El estropicio en gran parte de la educación pública costará mucho enderezarlo. Recuperar la industria petrolera y demás industrias públicas de su deterioro avanzado exigirá de mucho esfuerzo. Poner en orden las cuentas públicas demandará de muchas horas de trabajo de parte del nuevo gobierno. Reestructurar la administración de Justicia será una labor fatigosa. Derogar leyes y reglamentos absurdos precisará de una faena acuciosa, exhaustiva y agotadora. Restablecer en el concierto mundial nuestro lugar de país confiable y respetuoso del Derecho Internacional, recuperar el prestigio perdido, será también una prioridad a la que habrá que abocarse con dedicación. En fin, levantar y recuperar el aparato estatal, desde políticas y normas, pasando por procedimientos hasta el funcionariado, nos ocupará tiempo y reclamará de las fuerzas democráticas y su liderazgo, la mejor disposición, habida cuenta del descalabro sufrido.

Al igual que todos los ciudadanos de este país, estamos persuadidos de que le queda poco a este gran disparate, a este despropósito parejo.

Y no podía ser otro el destino de un experimento ideológico demencial, cuyo basamento va a contravía de las tradiciones, valores y principios que han ido madurando por décadas en nuestra sociedad.

Hay que prepararse desde ya para afrontar el desafío que representa esta nueva oportunidad que se le abre a la democracia venezolana. Debemos crear los antídotos políticos, económicos y sociales, que impidan la reedición de un régimen como el que hemos padecido estos últimos 12 años.

Vamos, sin ninguna duda, hacia un gran triunfo popular en el 2012. Las amenazas, los miedos y los atropellos a los derechos humanos no harán otra cosa que aumentar el repudio frente al despotismo militar y corrupto que hoy nos desgobierna.

Chávez se irá por los votos de los venezolanos. Por medios pacíficos y democráticos.

Hugo: En el 2012: ¡Te váis o te váis¡

EMILIO NOUEL V.

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