LA ALBA EN DECADENCIA
Los gobernantes de la ALBA no cesan de hacer el ridículo, ésa
parece ser su vocación. Los gobiernos serios de la región y el mundo los
soportan porque no les queda otra alternativa, pero entre bastidores los
desprecian.
Los albanos se
caracterizan no sólo por la reiteración insufrible y aburrida de un discurso cargado de anacronismos
políticos, de una retórica de naftalina, cada vez que se reúnen en sus
aquelarres. También llaman la atención por las ideas extravagantes que suelen
plantear, producto de una ideología demencial.
Como se sabe, la ALBA es una suerte de junta de gobernantes
en la que se han congregado hasta el presente los beneficiarios de las dádivas
provenientes del petróleo venezolano. Desde allí Chávez quiso levantar una
organización que promocionara su
proyecto político-ideológico. Con ese grupo, pretendía condicionar y
controlar apoyos internacionales que le permitieran consolidarse en el poder en
su país. En ningún momento, pensó que para Venezuela tales vínculos le
proporcionarían algún provecho económico. La cuestión era regalar lo que
supuestamente sobra en nuestro país, sin esperar una contrapartida. Así se
entiende la “solidaridad” en el
socialismo del Siglo XXI.
El petropopulismo y su expresión internacional, la diplomacia
petrolera, ha sido el arma utilizada por
el chavismo para ganar adhesiones oportunistas. Ingentes recursos financieros
han drenado a un grupo de países necesitados de ayuda y de productos
energéticos a precios subsidiados. A Cuba le ha tocado la parte del león en
esta operación de manirrotismo insólito.
Pero la jugada, hasta ahora, ha dado buenos resultados para
los intereses políticos de los bolivarianos.
Nicolás Maduro pretende seguir la senda señalada por el
finado presidente. Con la diferencia de que los enormes recursos han mermado,
gracias a una política económica desastrosa, el despilfarro y la corrupción, factores
que han colocado la crisis económica nacional encima de los venezolanos.
No obstante, para los más “resteados” con la ALBA, es menester mantener la cohesión en el
frente internacional, y esta organización, a pesar de que tiene un peso muy
modesto, es, al menos, una plataforma para aparentar fortaleza. Y quizás también
para mostrar los dientes que no se tienen, lo que puede servir de algo.
La última extravagancia y risible idea proveniente de un
gobernante de esa “Corte de los Milagros”
que es la ALBA, es la que plantea la creación de una organización militar, al
estilo de la OTAN, entre los países de ese grupo.
En este caso, el disparate y el ridículo son del señor Evo
Morales.
Cualquier observador sensato que lea esas declaraciones debe
quedar turulato con tal despropósito. Países, como dice la expresión popular,
que en su mayoría no tienen en dónde caerse muertos ¿creando organizaciones
militares, cuando tienen tantas necesidades sociales apremiantes?
Esto es solo propio de gobernantes delirantes, paranoicos.
En la reunión reciente en Quito, además de arremeter de
manera absurda contra el sistema hemisférico de protección de los Derechos
humanos y el nuevo esquema de integración Acuerdo del Pacífico, plantean los
albanos la creación de una “zona económica
poderosa, alternativa al libre comercio”, a la cual invitan a Mercosur.
Imagino a muchos mercosurianos preguntándose “cómo se come eso”. En un mundo
interdependiente como el actual ¿cómo
se crece y desarrolla un país sin libre comercio y confrontando a todos con una
ideología demodé?
Una vez más los de la ALBA demuestran que su interés no es la
integración económica y comercial sino la ideología. Correa, quien aspira a
liderar el grupo después de la muerte de Chávez, lo dijo claramente esta semana:
“es una declaración de conceptos, ideológica,
política, como debe ser básicamente este foro, basta de satanizar la política.”
Sin los dólares del petróleo
venezolano, la ALBA comienza su declive ineluctable.
Con retórica hueca e inútil es muy difícil construir
países prósperos y fuertes.
EMILIO NOUEL V.
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