miércoles, 29 de agosto de 2018

ESTE NUDO EN LA GARGANTA

Duros, muy duros, han sido estos últimos 20 años para los venezolanos todos y particularmente para aquellos que tuvimos desde el principio de la tragedia que vivimos hoy, el incierto y nebuloso presentimiento de que lo que podía venírsenos encima, si ganaba Chavez, era una catástrofe sin precedentes.
Sin embargo, éramos entonces optimistas, escépticos, es verdad, pero aferrados a la idea de que se podía evitar lo peor.
Lamentablemente, se hizo realidad nuestra sospecha.
Teníamos claro que el grupo político que llegaba al poder nada bueno traía; por eso hicimos lo que pudimos tener a nuestro alcance, la palabra y el voto, para evitarlo.
Al lado de muchos, no logramos impedirlo y henos aquí hundidos en este desastre social.
La dimensión del poder destructivo de la nueva clase en el poder la desconocíamos. Pensábamos que quizás era posible neutralizarla, derrotarla y retomar en poco tiempo la senda de nuestra imperfecta democrática, siempre mejorable a pesar de los pesares.
Pero no fue así.  
Visto lo visto, nos quedamos cortos, la barbarie que llegó a Miraflores superó en mucho nuestras más negras expectativas. La ignorancia, la incompetencia, una ideología mortífera y la perversidad más inauditas se juntaron para alcanzar el horroroso resultado que conocemos.  
Para todos, en lo personal, lo experimentado estos años sombríos es un dolor nunca antes imaginable.
La partida en masa de seres queridos nos ha roto el alma. La pena es profunda, no nos abandona, a pesar de que fuera del país aquellos pudieran estar en mejores condiciones. A diario tal circunstancia nos martilla el pensamiento, sacándonos más de un lamento, más de una lágrima amarga.
También, aquí, dentro de nuestro país, ver a nuestros jóvenes en calles, colegios y universidades de cara a un entorno desesperanzador y sin futuro, nos asaltan sentimientos en los que se mezclan el desconsuelo, la indignación y la impotencia.
Vivimos con un nudo en la garganta perenne, que nos debilita y agota día a día, por más que tratemos de sobreponernos e insuflarnos optimismo.   
Lo que nos ha tocado vivir es ciertamente duro, más allá de las restricciones materiales que unos más que otros padecemos.
Nunca pasó por nuestras cabezas que el actual horror social lo presenciaríamos en un país con tan enorme potencial material y humano.
Solo nos queda desear con todas nuestras fuerzas que este tormento diario que nos golpea de manera inclemente nos dé el impulso necesario para vencer la formidable adversidad que nos agobia.

EMILIO NOUEL V.     





lunes, 27 de agosto de 2018

LA  ALTERNATIVA CASTROCHAVISTA (ALBA) SE DESPLOMA
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La caída de las organizaciones internacionales promovidas por el castro-chavismo en la región se ha iniciado. La deserción, por ejemplo, de UNASUR, lo demuestra. Ecuador, Colombia y otros anuncian su retiro de ella.   
La Alternativa Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA), por su parte, fue una propuesta de supuesta integración formulada desde Venezuela por Hugo Chávez y “secundada” por Fidel Castro. Este convenio fue impulsado previamente por una declaración conjunta de esos dos países en el año 2004. 
La idea era enfrentar un promisorio proyecto de integración hemisférica, el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que ya tenía cerca de nueve años de negociación, cuyo Tratado, hacia el año 2003, estaba bastante adelantado, a pesar de quedar algunos asuntos aun por finiquitar.
La deriva política en Sudamérica condujo a que varios gobernantes contrarios a aquel proyecto continental llegaran al poder. Chávez, Lula, Kirchner, Correa y Morales, se oponían al ALCA, era la visión que el Foro de Sao Paulo había planteado respecto de las relaciones hemisféricas, particularmente, los vínculos con EE.UU.
Sin embargo, de cara al ALCA no solo mantenían su desacuerdo esas fuerzas políticas ubicadas en la izquierda. Sectores moderados, centristas, las acompañaban en ese rechazo, sobre todo, los alérgicos al libre comercio, a la lógica del mercado. 
Para los gobiernos venezolano y cubano, la ALBA era una respuesta a la presunta amenaza de dominación imperial. 
Fidel Castro señaló en su momento de manera muy sincera y clara de qué se trataba la propuesta: “La idea de crear esa organización fue del propio Chávez, deseoso de compartir con sus hermanos caribeños los enormes recursos económicos con que la naturaleza había dotado a su Patria de nacimiento”. El viejo sueño del tirano cubano de ponerle la mano a las riquezas venezolanas, se hacía realidad con Chávez. 
La ALBA, con algunos matices, es expresión de la perspectiva que bosquejara en los años sesenta del pasado siglo, el profesor marxista mexicano Rodolfo Puigross. La integración económica planteada por la CEPAL, base de todos los proyectos latinoamericanos posteriores (ALALC, CAN, MERCOSUR, etc), sería producto de la ideología capitalista. La integración debía ser, según Puigross, una manifestación de la lucha de clases contra los centros de poder imperialista.
Así, la ALBA es un instrumento más de la política de confrontación a la economía global de mercado y las instituciones del orden liberal levantado a partir de la Segunda Guerra Mundial. Es parte también de una diplomacia personalista, como se ha comentado, pero sus ideas básicas son la concreción de un enfoque político formulado desde el Foro de Sao Paulo (FSP).
Fue financiada por los petrodólares venezolanos. Mientras éstos abundaron la “organización” tuvo vida, aunque nunca llegó a ser un verdadero ente integrador, porque no estaba concebido como tal. Carecía de mecanismos concretos para ello. Ha sido una instancia meramente política. Por eso se equivocan quienes le adjudican aquel carácter.
En tanto que delirio megalómano de un gobernante autoritario, sólo pretendía promover un proyecto político-ideológico anacrónico y ganar adeptos para él  en el ámbito internacional.
Llegado el tiempo de las vacas flacas a Venezuela, gracias a la destrucción sistemática de su economía e instituciones, ocasionada por políticas absurdas, corrupción desenfrenada y una ideología letal, la ALBA comienza a perder su base de sustento (el fisco venezolano) y comienza la deserción de quienes sacaron provecho del despilfarro de los petrodólares venezolanos.
Hoy, al repudio y descrédito internacional del gobierno venezolano nadie ya quiere ser asociado, excepto el país que más ha chupado a Venezuela: Cuba. Más de 20 mil millones de dólares en barriles de petróleo regalados a ese país hasta el presente y ni un centavo ha pagado, ni pagará.
El gobierno de Ecuador acaba de informar su retiro de ALBA. Utiliza como pretexto la crisis venezolana que se desborda en cientos de miles de migrantes hacia territorios del vecindario. Es un mazazo, sin duda, al tinglado internacional bolivariano que se derrumba como castillo de naipes. 
Los micro-países que aprovecharon las ventajosas condiciones petroleras de Petrocaribe toman también distancia discretamente del régimen chavista.
El desvarío, la extravagancia, de Chávez, que pretendía construir un liderazgo mundial a costa del derroche malversador de las riquezas del subsuelo venezolano, se patentiza hoy en la catástrofe social que generó, profundizada por su sucesor.
Mientras tanto, ya se empieza a cavar la tumba, afortunadamente, de un proyecto absurdo y desquiciado que sólo sirvió para la propaganda ideológica, la compra de voluntades políticas y el hundimiento de Venezuela.



EMILIO NOUEL V.