jueves, 10 de diciembre de 2020

Venezuela: “LOS ALACRANES TAMBIEN LLORAN”


Tomo prestado el título que encabeza estas líneas de un apreciado amigo, a quien reconozco los derechos de propiedad intelectual; aunque me luce que parafrasea a un viejo culebrón televisivo.  

El título de marras me da pie para hacer algunos comentarios acerca del proceso fraudulento que concluyó el 6D con un estruendoso y masivo repudio del pueblo venezolano a la tiranía y sus lacayos, estos últimos, conocidos como los alacranes.

Siendo generosos con los repudiados, pareciera que solo entre un 15 y 20% acudió a votar, incluidos los nariceados y chantajeados por el régimen, que bajo extorsión, amenazados con no darles comida, se vieron forzados a ir a los centros de votación.

Las encuestas previas ya anunciaban lo que al final ocurrió. Era la conducta previsible que muchos podíamos percibir en nuestras relaciones cotidianas. Millones de venezolanos arruinados y sin tener recursos mínimos para alimentarse, todo por causa de unos gobernantes corrompidos e incompetentes, no iban a participar en la farsa.

Desde el principio, la comedia electoral montada por la tiranía estaba clara para los venezolanos. Desde el nombramiento inconstitucional e ilegal de los rectores del CNE, pasando por el atraco de los partidos opositores y sus siglas, hasta los abusos ventajistas del régimen, entre otros atropellos a la institucionalidad y el Estado de Derecho.

Ante tal cuadro social y político ¿Qué podía pasar entonces por la cabeza de ciertos politicastros oportunistas, sigüises del régimen, cuando salivaban al soñar con obtener una diputación?

¿Creían que el mecanismo electoral fraguado por los tiranos les iba a permitir, en buena lid, recoger los votos que alcanzaran? ¿O a sabiendas de que eso no iba a ser así, el régimen les otorgaría una cantidad de curules suficiente como contraprestación a los “servicios” de blanqueo electoral prestados?

Imagino que algunos naifs compraron el cuento, y ahora están, calladitos, asimilando el varapalo que les propinó, con toda razón, el pueblo venezolano.

Otros, de manera insólita, con su cara muy lavada, salen a culpar a los venezolanos de su propio fracaso. Como aquel izquierdista que encontró en su cama a la esposa con otro, y en lugar de enfrentar la situación, sale a la calle a quemar una bandera norteamericana.  

Para ellos, no se trata de que la gente vió cómo que se prestaban a convalidar una estafa electoral, no. Para ellos, el que no lograran movilizar ni a su familia a votar por ellos, no fue el problema. No se trataba de que no lograron entusiasmar a nadie, no. De lo que se trataría, según estos oportunistas, es que el pueblo es muy inconsciente y maluco porque no salió a apoyarlos.  

El colmo es que, además, al hacer sus “balances” de la jornada fraudulenta que compartieron, algunos salen a decir retorcidamente, pero con toda la pomposidad del caso: “El único que perdió el 6D es el pueblo venezolano”.   ¡Inaudito!

El gran y exclusivo perdedor es, sin ninguna duda, la tiranía, y en consecuencia, sus lacayos, los de la mesita alacrana; “los náufragos”, como los llama de manera muy considerada el sociólogo Trino Márquez, que ahora rumian su merecida derrota política, y sus amos los ponen de lado como desechos, después de usarlos inútilmente.

El pueblo, en consonancia con el llamado a no participar de la Asamblea Nacional legítima, demostró al mundo que está contra la tiranía chavista. Más del 80% de los votantes no dio su concurso al engaño electoral.

Es posible que este rechazo, junto a la Consulta Popular en curso, que algunos desde la oposición pretenden torpedear con declaraciones irresponsables y mezquinas, se convierta en un impulso para las organizaciones políticas y sociales hacia la definición de una estrategia, una mayor estructuración organizativa, una profunda penetración social, cohesión en el liderazgo y movilización permanente hasta lograr la recuperación de la institucionalidad democrática.

 

EMILIO NOUEL V. 

 

 

 

viernes, 27 de noviembre de 2020

 BIDEN, NUESTRO HEMISFERIO Y VENEZUELA


       Emilio Nouel V.

 

Saldado el embrollo que el resultado electoral en EE.UU. produjo,  vale la pena intentar otear el futuro sobre lo que pudiera traer consigo el nuevo gobierno norteamericano en materia de política internacional, y en particular, para las relaciones hemisféricas, sobre todo, en momentos en que de nuevo se agita el entorno político a lo largo de la Cordillera Andina.

En su campaña pudimos ver las posiciones que sobre algunos temas globales sostuvo el señor Biden; en su mayor parte, contrastantes con las orientaciones que marcaron la ejecutoria trumpiana.

El lema America First, enarbolado en épocas pasadas de EE.UU, asomaba por dónde irían los tiros. Iba a significar cambios importantes de conducta internacional, que recibieron en contrapartida, de parte de aliados y amigos maltratados, una respuesta de desaprobación, que no pocas veces crearon tensiones innecesarias.

No solo en lo político, también en lo militar y ambiental, la administración Trump puso en práctica políticas a contravía de muchos de lo que hasta su llegada eran pilares fundamentales de la conducta exterior de ese país.  

Tales políticas quebrantaron las relaciones con sus aliados tradicionales. Estos estropicios incomprensibles perjudicaron la imagen exterior de EE.UU, por un lado, y por otro, la del mismo presidente, a pesar de que éste mantuvo amplio apoyo a lo interno. 

Para esta animadversión no hizo falta que se acometiera acción militar alguna, la cual siempre genera condenas en la opinión pública internacional. Bastaron decisiones inconvenientes sobre los acuerdos comerciales negociados durante la administración Obama, la denuncia del Acuerdo de Paris sobre el medio ambiente, el menoscabo a las relaciones atlánticas, las fricciones en la OTAN, la disputa con China, entre otros asuntos, para que se potenciara una opinión internacional de rechazo hacia ese país.

Obviamente, en este balance muy sumario que hago no deben olvidarse algunas iniciativas que pueden ser bien vistas como positivas. La defensa de la democracia frente a las tiranías cubana, venezolana y nicaragüense forma parte de lo positivo en nuestro entorno hemisférico, lo que, en lo particular, muchos venezolanos agradecen. Las más recientes iniciativas en el Medio Oriente.

Pareciera que Biden viene a revertir la mayoría de las decisiones de Trump en los asuntos diplomáticos. En esta área el lema sería ahora: Diplomacy First, como el instrumento prioritario del poder estadounidense, apartando la visión endógena que inspiró al presidente ahora en pronta salida.

Así, pues, habría un retorno al multilateralismo, a una retoma de tratados y alianzas puestos de lado por Trump.

Las políticas de seguridad de EEUU quizás sufran alguna modificación, sin olvidar que el Departamento de Estado, como institución, volverá por sus fueros, al reasumir su carácter profesional. 

En cuanto al compromiso democrático, Biden propone una “Cumbre para la Democracia”,  cuyo objeto sería “renovar el espíritu y propósito de las naciones del mundo libre”; tema éste de mucho interés para la región, que ya se verá cómo se concreta.

Sobre la crisis venezolana, se ha reiterado que no variará la política definida y consensuada de manera bipartidista por el Congreso norteamericano. Quizás la orientación multilateralista propicie vías para encaminar su solución definitiva.

¿Es dable pensar en iniciativas conjuntas que integren a la Unión Europea, la OEA, el Grupo de Lima y otros actores internacionales de cara a Venezuela?

¿Qué pasará con las sanciones contra la tiranía chavista? ¿Se mantendrán, reforzarán o más bien, se aliviarán? 

Las dudas al respecto caben. En cualquier eventual negociación que se dé, aquellas constituyen un factor importante de presión que no puede desdeñarse. Sus efectos políticos han sido notorios, a pesar de los apoyos ruso, chino e iraní a la tiranía. Las consecuencias de ellas en la población venezolana, han sido insignificantes, al lado del descalabro social que generaron dos décadas de desmadre y destrucción institucional y económica.  

No obstante, muchos son los que andan esperanzados con Biden en el sentido de que el retorno a la democracia y al bienestar perdido en nuestro país, se haga realidad con él. Ojalá así sea.

Nos esperan más días difíciles. El hambre no cesa. La migración se reinicia. La hiperinflación se acentúa.

A los venezolanos sólo nos queda levantar la protesta y concertar esfuerzos, para que los distintos movimientos sociales y políticos confluyan en un solo propósito que apunta a la restauración de la libertad.

Es de esperar que el nuevo gobierno norteamericano y la Comunidad internacional nos ayuden en el logro de ese objetivo.  

 

 

 

lunes, 26 de octubre de 2020

 Ley “antibloqueo”, otra barbaridad chavista


        Emilio Nouel V.

  Miembro del Grupo Ávila


Entre las últimas barbaridades que los venezolanos hemos presenciado, está la llamada “Ley antibloqueo” que la espuria Asamblea Constituyente chavista aprobó recientemente.

Esta aberrante normativa pretende autorizar de manera formal y expresa a Maduro a actuar por la libre sin restricción alguna de la ley y de sus exigencias, mucho menos de la Constitución Nacional, y todo, además, cosa inaudita, bajo una oscura sombra secreta. 

Esta “ley” monstruosa, como bien la ha calificado el jurista venezolano Allan Brewer Carías, tiene un antecedente en el Decreto para la protección del pueblo  y del Estado, puesto en práctica por los nazis a comienzos de los años 30 del siglo pasado, el cual permitió las mayores arbitrariedades y violaciones a los derechos humanos a Hitler. Con esa ley, el Führer hizo lo que le vino en gana y apoyado en ella cometió  las numerosas atrocidades harto conocidas.

Con tal “ley”, que califican, absurdamente, de constitucional, los jerarcas del régimen venezolano, a su cabeza el tirano Maduro, pretenden convalidar un conjunto de medidas y actos, cuyo objetivo no es otro que el de obtener recursos financieros que tienen vedados en las fuentes usuales y normales. 

Tal dispositivo, por su contenido, es un simple acto de fuerza. Como se ha dicho, ni es ley, ni es constitucional. Es un exabrupto inconcebible en nuestro tiempo. No hay pudor, ni vergüenza en ese acto inválido.  

Con él, se sincera y hace explícito, lo que ha venido sucediendo desde hace muchos años en Venezuela en todos los ámbitos políticos, sociales y económicos. Es el entierro, ahora de manera formal, abierta y descarada, del Estado de Derecho.

Porque no otra cosa significa que se autorice a ejercer, sin límite alguno y sin control, actos de disposición del patrimonio nacional. A firmar tratados y convenios internacionales sin el control parlamentario. A suscribir contratos públicos obviando las normas sobre licitaciones. 

Es decir, que estará Maduro facultado para desaplicar cualquier ley cuando convenga, o lo que es lo mismo, el tirano podrá, de facto, crear derecho, según su interés inmediato. 

Y todo lo podrá hacer el régimen, según esta “ley”, a escondidas, en secreto, echando por la borda la obligación de cualquier Administración de ser transparente en sus actos. Nada saldrá en Gaceta Oficial. Podrán vender o comprometer los bienes estatales y no podremos enterarnos. (“Art 42: …se declaran secretos y reservados los procedimientos, actos y registros efectuados con ocasión de la implementación de alguna de las medidas establecidas en capítulo segundo de esta Ley Constitucional, que supongan la inaplicación de normas de rango legal o sublegal.”)

Con esta “ley”, la locura expropiadora de Chávez sería revertida, por simple conveniencia. El demonio de la privatización se trasmutaría en ángel salvador. La basura ideológica que adornó la retórica chavista, ¡al carajo!   

Todo, por supuesto, con el pretexto de un supuesto bloqueo que estaría sufriendo el país por parte de la Comunidad Internacional, y en particular de EE.UU. ¡Bulshit!

Sin embargo, tal abominable argucia “legal”, estamos convencidos, difícilmente alcanzará los objetivos que se propuso. Dinero fresco no traerá al país, solo los incautos podrían creer que estarían cubiertos sus intereses con esa normativa. 

¿Antibloqueo? De aplicarse, esa “ley”, más bien, significará un despojo, una rebatiña, de los pocos bienes patrimoniales que van quedando al otrora Estado poderoso venezolano.

miércoles, 30 de septiembre de 2020

¿LAS SANCIONES INTERNACIONALES SON CAUSANTES DE LA FALTA DE GASOLINA EN VENEZUELA?

 

Emilio Nouel V.


En la opinión pública nacional e internacional rueda la fábula de que en Venezuela no hay medicinas, alimentos, repuestos, electricidad, agua y gasolina, entre otros productos y servicios, por causa de las sanciones internacionales acordadas en contra de los tiranos que usurpan el poder. Hasta se llega a hablar de bloqueo siguiendo la retórica mentirosa que le sirvió al castrismo cubano largo tiempo para presentarse como víctima.

No obstante, lo más llamativo para cualquiera que se asome a la tragedia que vive nuestro país petrolero es la carencia de gasolina. Situación insólita, incomprensible, absurda.

No hace falta esforzarse mucho para demostrar que la causa fundamental del descalabro económico venezolano y de su industria energética en particular, es una conducción gubernamental funesta, consecuencia de la ignorancia y la incompetencia, amén de una ideología letal que puso en práctica durante dos décadas una horda de desalmados.

No son las relativamente recientes sanciones las que nos han hundido como país, a pesar de que algunos, no solo desde Miraflores, quieran convencernos de lo contrario.

Las cifras del país están a la luz, y basta examinarlas superficialmente para constatar que el desastre arrancó hace muchos años, antes de las sanciones. Una ideología demencial, estatista, colectivista y expropiadora acabó con nuestra estructura productiva.

Al oír decir que la gravísima situación de falta de gasolina se debería atribuir a las sanciones mencionadas, no le queda a uno sino compararnos con Irán, país que tiene sanciones desde hace más de 40 años, pero que sigue produciendo petróleo y hasta nos vende gasolina, que, por cierto, pagamos con oro. 

Las sanciones contra los jerarcas del régimen tiránico chavista comenzaron en 2017.  Las de EEUU, en 2017 y 2018, de carácter financiero y comercial y por razones políticas y de corrupción, dirigidas a funcionarios del gobierno, y las de la Unión Europea, en 2017 (embargo de compra de armas), y en 2018, contra funcionarios gubernamentales por elecciones no justas y libres. Es decir, que para Venezuela, las sanciones tienen 3 años de vigencia. En ese momento, Venezuela ya producía aproximadamente 1 millón cien mil barriles diarios, cuando en 2011 produjo el doble, 2 millones 400 mil aproximadamente. Debe recordarse que cuando Chávez llegó al gobierno la producción alcanzaba 3.5 millones de barriles.  

Vayamos al caso de Irán.

Las primeras sanciones tanto de EEUU como de la Unión Europea, comenzaron en 1980, después de la revolución de los ayatolas. A estas se agregan, desde entonces, las de 1987, 1995, 2006 (del Consejo de Seguridad de las NNUU), 2010, 2011, 2012, y la más reciente este año 2020, por parte de EEUU. Estas sanciones han sido, prácticamente, de toda naturaleza. Financieras, bancarias, comerciales, nucleares, equipos para enriquecimiento de uranio, etc., excepto las de naturaleza humanitaria.

Y uno se pregunta: ¿Dejó Irán de producir petróleo y gasolina a causa de las múltiples sanciones? ¿Los iraníes destruyeron su industria petrolera como sí lo han hecho los chavistas en Venezuela?

Veamos las cifras iraníes de producción y exportación de petróleo.

Desde 1986 hasta el 2012 (año de nuevas sanciones), Irán mantuvo su exportación de petróleo en unos niveles en ascenso y estables, a pesar de las sanciones en vigor. En 2018, alcanzó casi 4 millones de barriles diarios producidos, después de dos años de caída de la producción (cifras del Banco Central de Irán e ÍNDICE IATBXOIL).

Desde 1996 hasta 2017, Irán se ha mantuvo, según la OPEP, en un rango de exportador de petróleo de alrededor del 8 % del total de exportación de todos los miembros de esa organización.

En 2019, las exportaciones petroleras iraníes alcanzaron unos niveles inesperados, según lo reporta Royal Global Energy.  El 22% fue a China, el 18% a Unión Europea, 14% a Japón, 13% a India y 10% a Corea del Sur, entre otros destinos.

Un país sancionado durante tantas décadas como Irán, por lo visto, y con sus altibajos, no ha destruido su industria energética.  Esta sigue funcionando.

¿Cómo es entonces que la de Venezuela esté destruida, supuestamente, con apenas 3 años de sanciones a jerarcas del régimen y un año a PDVSA? La exportación de crudo ha caído a los niveles de comienzos del siglo XX. Y sobre la carencia de gasolina no hay nada más que agregar, el drama está frente a nosotros a diario. El transporte de personas, productos y alimentos, ha devenido una calamidad social, que comienza a movilizar en protesta a la gente a lo largo y ancho del país. 

¿Es culpa de las sanciones la destrucción de nuestras refinerías y por eso no tenemos gasolina?  ¡A otro perro con ese hueso!

Aquí, no hay más responsable que tiranos incompetentes y ladrones que aún siguen en Miraflores, que como siempre en estos casos, echan las culpas propias a terceros y pretenden resolver el problema aprobando leyes bufas como la que llaman de “antibloqueo”, cuyo objetivo es solo presentar una imagen engañosa ante el mundo.

Los problemas de la gasolina, la electricidad, la hiperinflación, la incompetencia y la corrupción, por solo mencionar estos pocos asuntos, no tendrán solución con la gentuza usurpadora del gobierno que nos oprime. Solo su salida permitirá que iniciemos un proceso de recuperación institucional en libertad y hacia la prosperidad anhelada.

 

viernes, 18 de septiembre de 2020

VENEZUELA: DOS GOLPES NOBLES

 

EMILIO NOUEL V.


La semana que está por finalizar trajo dos noticias muy importantes a los venezolanos que anhelamos salir lo más pronto posible de un ya inmensamente largo padecer.

Fueron dos golpes nobles de la Comunidad Internacional que pusieron al desnudo de nuevo el carácter tiránico y al margen de la ley del régimen chavista.

Uno, el Informe de la Misión Internacional Independiente para la determinación de hechos sobre Venezuela, creada por  las Naciones Unidas. Y otro, la declaración del Grupo Internacional de Contacto de la Unión Europea.

Dicho Informe se presentó ante el Consejo de Derechos Humanos en cumplimiento de la resolución 42/25 del 27 de septiembre de 2019.

Su contenido no puede ser más espeluznante, deplorable, desgarrador, en tanto que ciudadanos de este país del que hemos estado orgullosos por muchas razones.

Aunque ya conocíamos, total o parcialmente, muchos episodios de los allí expuestos, no deja de ser perturbador y alarmante para cualquiera que tenga una pizca de sensibilidad humana.

Informes anteriores de la doctora Michelle Bachelet ya habían asomado ese horror, ese “imperio del terror que sufre Venezuela”, como dice el periodista Daniel Lozano, y que ahora la Misión corrobora y amplía señalando responsables concretos de las múltiples violaciones a los DDHH cometidas por la tiranía chavista.

El Informe no habla de hechos aislados, asevera que ha habido coordinación y planificación en la comisión sistemática de tales crímenes, por funcionarios de seguridad civiles y militares siguiendo órdenes de autoridades superiores, quienes estarían al corriente de esas barbaridades.

La calificación de tales delitos como de lesa humanidad es otro grave señalamiento del Informe, y se pide que sean investigados por las autoridades competentes, no solo las nacionales sino también las internacionales.

Sin duda, este trabajo en detalle demoledor, constituye un duro golpe al gobierno usurpador, sobre todo, en momentos en que desesperadamente anda buscando, mediante sus trampas y argucias, poner en escena unas elecciones fraudulentas, pretendiendo así, lavarse la cara ante el mundo.

Este sainete electoral –y aquí viene la segunda noticia- ha recibido también un duro golpe de parte del Grupo Internacional de Contacto (GIC) en donde juega papel importante la Unión Europea.  

Este Grupo ha dicho que “la única solución sostenible a la crisis venezolana será una política inclusiva, pacífica y democrática, a través de elecciones legislativas y presidenciales libres, creíbles, transparentes y justas” y exige que todos los presos políticos deben ser liberados inmediata e incondicionalmente. Para el Grupo, la necesaria eliminación de todos los obstáculos a la participación política, implica “respeto del mandato constitucional de la Asamblea Nacional elegida democráticamente, la devolución del control de los partidos políticos a sus administradores legítimos, el cese de la inhabilitación y el enjuiciamiento de los líderes políticos, el pleno restablecimiento de sus derechos y de otros candidatos a la igualdad política, actualización integral del padrón electoral, incluyendo a votantes jóvenes y venezolanos en el exterior, y un CNE independiente y equilibrado, y participación igualitaria y acceso irrestricto a todos los medios”.

Para cualquier observador internacional, sea gobierno o no, tales señalamientos no pueden ser soslayados a la hora de una evaluación del régimen chavista y sus iniciativas.

Los horrendos crímenes denunciados por el Informe de marras y las arbitrariedades evidenciadas por el GIC abonan la idea de la necesidad perentoria de que los tiranos venezolanos salgan de escena y den paso a un gobierno de transición o emergencia, mediante una fórmula de negociación consensuada y efectiva, o un alejamiento voluntario de quienes están en Miraflores.

La situación económico-social agravada por la pandemia y sus preocupantes perspectivas en el corto y mediano plazo, exigen soluciones definitivas y viables que impliquen los menores costos posibles para nuestra sociedad.

Está claro lo que busca la tiranía con su farsa electoral. Eso no resolverá nuestra crisis, sino que la prolongará y agravará.

Como medida previa, se debería comenzar por aplazar el proceso electoral montado por el régimen, de manera que se abra un espacio para la negociación necesaria, que conduzca a un camino de recuperación de las libertades, la democracia y la prosperidad, con un gobierno distinto. Lo contrario es prolongar nuestra desventura.      

 

 

viernes, 4 de septiembre de 2020


Venezuela: EL QUID PRO QUO


Está claro que las elecciones convocadas por la tiranía para Diciembre no serán avaladas por los más importantes gobiernos democráticos del mundo.
Y esta constatación no es un asunto menor, a pesar de que hay algunos descaminados que lo desdeñan, unos, por ignorancia, y otros, por desconexión con la realidad.
La crisis compleja de Venezuela dejó de ser, hace ya varios años, un problema doméstico. Y las pruebas están a la vista. Por más que un gobierno de un país afectado o que potencialmente pudiera estarlo, por los efectos de nuestra crisis, se quiera sustraer de ella, no tiene alternativa sino seguir viendo  hacia nuestro país buscando una solución.
El hecho de que autoritarismos como el ruso, el iraní o el turco, hayan metido su nariz en nuestro país, dice mucho también de esa grave circunstancia.
Es por ello que se estén inmiscuyendo en las elecciones de marras, por razones económicas y/o geopolíticas, no altruistas.
Las dictaduras amigas y socias de la tiranía chavista andan tratando, a toda costa, de lavar la cara a esta última.
Dado el derrumbe de su imagen y credibilidad a causa de su reiterada ejecutoria de violación de los DDHH, su desprecio por el Estado de Derecho, la destrucción de una economía otrora próspera y la expulsión hacia el mundo de alrededor de 5 millones de venezolanos, entre otros desaguisados y delitos cometidos, los gobernantes compinches están maniobrando para evitar su hundimiento definitivo.
Se mueven en las NNUU, la Unión Europea o el Vaticano, buscando apoyos para el régimen chavista. Saben que la crisis puede llegar a mayores y entienden que la tiranía debe hacer ciertas concesiones si quiere permanecer en Miraflores.
La presión diplomática y económica de la Comunidad Internacional ha venido surtiendo sus efectos y se asoma para el régimen una situación cada vez más insostenible.
Rusos, turcos y cubanos conocen de las diferencias en el seno de la oposición democrática. Y para el plan de rescatar a la tiranía se hace necesario agudizar las contradicciones a su interior.
El objetivo es dar la impresión nacional, y sobre todo, ante el mundo exterior, que la oposición al régimen se ha avenido a participar en unos comicios fraguados a la medida de aquel. Para ello bastaría con reclutar algunas dirigentes o figuras conocidas y así lograr el propósito de la maniobra.
¿Y esto a cambio de qué?
En primer lugar, liberar a una parte importante de presos políticos, todos injustamente encarcelados, muchos torturados, y permitir que algunos perseguidos o exiliados pueden regresar a sus actividades en el país.
Esta medida se adorna con un discurso hipócrita de paz y reconciliación del país, que solo se explica por la fuerte presión que se está recibiendo y su desesperación por obtener un reconocimiento internacional.
Todos los venezolanos de bien, por supuesto, nos sentimos contentos de que hayan sido puestos en libertad. 
Para las elecciones fraudulentas, con seguridad aparecerán candidatos que se postularán por la llamada mesita, los alacranes y ahora gente de Henrique Capriles.
Se conoce que no logran llenar las listas, pocos aceptan postularse. Puede ser que tengan algún remoto chance sin van unidos en alguna circunscripción, pero se oye que no se ponen de acuerdo y están pidiendo a Maduro que les prorrogue aún más la fecha de inscripción.
Tienen dificultades para concertar planchas conjuntas. Los de Eduardo Fernández no se quieren “retratar” al lado de Juan Barreto y Claudio Fermín. Capriles no acepta algunos del falconismo, nadie quiere al general eructo y a Luis Parra.  
Quien escribe estas líneas, no les arrienda la ganancia a ninguno.  La abstención pareciera que será enorme. El régimen se ha encargado de estimularla, sin mencionar que todos estos años ha vaciado de contenido de cambio político y eficacia real al voto, con un CNE y un TSJ a su servicio para convalidar trampas y arbitrariedades.
El pueblo venezolano quiere votar, pero que su voto sea contado y hecho público. 
Faltan pocos días y se desconoce cómo votaremos. La plataforma técnica electoral es un secreto. Varias objeciones se han formulado por los especialistas. No habrá observación internacional porque a estas alturas es imposible realizarla de manera debida según los protocolos establecidos por las instituciones que podrían realizarla.
Queda sin lugar a dudas claro cuál fue el precio que se tuvo que pagar para que la tiranía liberara a los que secuestró. La participación de algunos opositores en el sainete electoral no logrará limpiar el rostro tiránico al régimen, aunque algunos se estén prestando para tal tramoya política.   

EMILIO NOUEL

jueves, 13 de agosto de 2020


LA CEV: ¿CON DIOS Y CON  EL  DIABLO?



Si eres neutral en situaciones de injusticia,
has escogido el lado del opresor

Desmond Tutu


El régimen quiere votaciones para reforzar y perpetuar su poder dictatorial,
se aferra al poder y propone elecciones para no cambiar, sin riesgo de perderlas”

Luis Ugalde sj

Estas líneas no serán complacientes ni políticamente correctas. Tampoco pretenderán sacarle las castañas del fuego a una instancia religiosa que tiene obvias influencias en nuestra población, pero que tiene la obligación de ser clara en sus mensajes hacia sus feligreses, que son mayoría en nuestro país.
No se espere entonces una opinión hipócrita o de conveniencia.
La declaración política de la Conferencia Episcopal (CEV) de esta semana ha generado muchos comentarios a través de los medios y redes sociales como para no referirse a ella.
Con ella cada sector político ha llevado agua para su molino particular, extrayendo las frases del texto que más le acomodan a su estrategia y propósitos; y algunos han tratado de sacar las patas del barro a la CEV, o bien de manera calculada y otros atendiendo al dicho aquel sobre el que le pega a su familia ya se sabe lo que supuestamente le pasaría.
Los de la mesita alacrana, sus plumas oficiales en twitter y demás acólitos, por ejemplo, saltaron inmediatamente alborozados para decir que el “poder espiritual” apuntalaba su posición de ir a elecciones fraudulentas convocadas por los tiranos.  “Vieron, los curas nos dan la razón”, dijeron en clave olorosa a chantaje religioso.
Otros interpretaron que era un llamado de atención, una crítica, a la oposición democrática por no haber ofrecido una alternativa al simple rechazo de ir a votar (“Esto no basta. Deben asumir la responsabilidad de buscar salidas y generar propuestas"). Para éstos, era una suerte de merecido regaño, sin olvidar los que se sintieron reforzados en su permanente y a veces irracional cuestionamiento a la dirigencia política democrática.
Legión son los que quedamos en babia, confundidos, preguntándonos ¿cómo es eso de que después de decir que las elecciones programadas son ilegales (“somos conscientes de la irregularidades que se han cometido, desde la designación del CNE, la confiscación de algunos partidos, inhabilitación de candidatos, amenazas, persecuciones y encarcelamientos, el cambio de número de diputados y de circunscripciones electorales”) y que “resulta inmoral cualquier maniobra que obstaculice la solución política y social a los verdaderos problemas presentes”, igual se debe ir al matadero electoral (“A pesar de las irregularidades, la participación masiva del pueblo es necesaria y podrá vencer los intentos totalitarios y el ventajismo por parte del gobierno”)?
¿No habría en esa contradicción, precisamente, una incongruencia, incluso moral?
¿Qué se pretende con un comunicado tan sibilino como el de marras?
¿Es atribuible el texto a un descuido de mala redacción, independientemente de las intenciones subyacentes?
¿Se pretendió estar con Dios y el diablo al mismo tiempo?
¿Cabe barruntar presiones externas a la CEV e incluso foráneas?
Ciertamente, una propuesta que se oponga a ir como corderitos al matadero electoral, en un proceso en el que no se elegirá libremente sino los candidatos y los partidos que permite la tiranía, apoyado por ciertos grupos minoritarios y abiertamente colaboracionistas, debe estar acompañada de opciones alternativas que no conduzcan a la pasividad, al inmovilismo. No tenemos duda al respecto, y esta crítica y otras adicionales son válidas y pertinentes.
Pero decir eso y a renglón seguido expresar de manera ambigua, que a pesar de las “irregularidades”, debe participarse masivamente en las elecciones, es una frase incoherente, confusa e incomprensible, si nos atenemos a otras partes del mismo texto y a anteriores pronunciamientos del mismo ente.
No deja uno de conjeturar también cosas oscuras en todo este lamentable asunto, que quedarán por ahora ocultas.
A mi juicio, fue una declaración torpe, más allá de elementos indiscutibles, que se ha prestado, no se puede negar, a interpretaciones variadas, pero que ha venido a contribuir a la confusión, a la desesperanza, por más que se quiera ahora edulcorarla, haciendo control de daños.
Resulta curioso que se emita el mismo día en que otra declaración muy precisa e inteligible de la Unión Europea vaya en sentido contrario, no dando lugar a interpretaciones diversas respecto de un proceso electoral espurio.
Por lo demás, esperamos que la dirigencia democrática continúe haciendo las consultas en curso en relación con la ruta a seguir, la estrategia y las iniciativas concretas, a los fines de presentarla a la brevedad ante el país. Habrá que acelerar el paso en tal sentido y lograr que se dé una amplia participación, incluyendo a la CEV.
Por otro lado, que este impasse infeliz sirva para hacer las reflexiones que correspondan y  aclarar las posiciones de ciertos actores políticos, en una situación a todas luces difícil e incierta.




jueves, 16 de julio de 2020


¿VOLVER A LA COMUNIDAD ANDINA ES UNA OPCIÓN CONVENIENTE PARA VENEZUELA?


                         Venezuela se retira de la Comunidad Andina de Naciones - RT


Emilio Nouel V.


Debatir sobre el reingreso de Venezuela a la Comunidad Andina es un asunto de mucho interés, no solo político o, si se quiere, geopolítico.
No es tampoco una cuestión de buenos deseos, de conveniencias coyunturales o de apelación a supuestas hermandades o identidades latinoamericanas, andinas y/o bolivarianas.
Como bien conocen los entendidos, en esta materia están envueltos obvios aspectos de carácter económico y comercial muy prácticos, sin mencionar los jurídico-institucionales.
La situación calamitosa que vive Venezuela en todos los sentidos y que perdurará aún después de salir del régimen desastroso que hemos padecido, exigirá de quienes tengan las palancas de mando del país, tener bien claro cuáles serán las políticas a instrumentar en un proceso de transición que desconocemos cuánto durará.
Definir una política comercial integral para una transición y un espacio de más largo aliento, que vaya acoplada a las demás políticas, la  macroeconómica  y la política exterior, entre otras, se nos presenta como materia crucial.
Reingresar o no a la Comunidad Andina se inscribe en ese entorno complejo.  
Ciertamente, deberá hacerse una evaluación realista y pragmática de ese contexto económico-financiero-comercial, sin caer en precipitaciones, ni dejarse llevar por retóricas inflamadas. ¿Conviene volver a ese bloque restringido o es mejor una apertura amplia e inteligente hacia el mundo que responda de mejor forma a las necesidades y prioridades de un proceso de recuperación? 
La salida de Venezuela de la CAN, en su momento, fue un grave error, producto de una visión ideológica y geopolítica totalmente disparatada. El perjuicio económico causado a la economía de Venezuela no pudo ser mayor en términos de inserción comercial internacional. Fue un retiro inconsulto, obra de un solo hombre, arrastrado por su capricho político y su ignorancia. Como igual fue la incorporación a Mercosur. 
En ambos casos, no se pidió la opinión a los sectores económicos que podrían verse afectados, ni se consultó a los especialistas sobre la materia. 
De un plumazo salimos de la CAN y con otro entramos a Mercosur. Dos decisiones equivocadas, donde la voluntad del mandamás fue la regla.
En aquel entonces Venezuela (año 2006) no estaba viviendo la terrible situación de hoy. Los ingentes recursos financieros disponibles consentían acometer cualquier aventura, cualquier desaguisado.
Se trataba, así, de sumarse al bloque comercial donde estaban los amigotes políticos del déspota venezolano, no importando si económicamente nos convenía o no, si estábamos preparados para ello, pues sobre la marcha, iríamos ajustándonos a los no pocos compromisos, incluidos los jurídicos, que comportaba la pertenencia a Mercosur.
Y sin embargo, la admisión formal duró alrededor de 5 años, y ya sabemos cómo fue el ingreso irregular, violando el mismo Tratado constitutivo mercosuriano. Hoy estamos suspendidos en ese bloque, aunque seguimos siendo miembros de pleno derecho.
En lo jurídico-institucional, reingresar a la CAN significará, según las disposiciones del Acuerdo de Cartagena, seguir un procedimiento de adhesión y negociación, cuyas condiciones deberá determinar la Comisión de la organización órgano facultado por el Tratado.
Pero ése no es el único asunto a resolver.
Venezuela sigue siendo miembro de Mercosur, y en éste toda negociación comercial que adelante un miembro con terceros países, en principio, deberá consultarse con el resto. Lo establece el Tratado de Asunción en su artículo  8, literal C: “Celebrarán consultas entre sí siempre que negocien esquemas amplios de desgravación arancelaria tendientes a la formación de zonas de libre comercio con los demás países miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración”, y en la Decisión No. 32 del año 2000: “Art. 1. Reafirmar el compromiso de los Estados Partes del MERCOSUR de negociar en forma conjunta acuerdos de naturaleza comercial con terceros países o agrupaciones de países extrazona en los cuales se otorguen preferencias arancelarias
Aunque en Mercosur se ha discutido el tema de la posibilidad de suscribir acuerdos comerciales con terceros de forma individual, de la normativa se desprende que debería concertarse previamente entre sus miembros.
De modo pues que además del problema de fondo presente en el debate de reingresar o no a la CAN, está también el de cómo compatibilizar la pertenencia a Mercosur.
Bien se haría en consultar a los técnicos  venezolanos con experiencia en esta materia, antes de tomar decisiones apresuradas.
Venezuela requerirá en un eventual proceso de transición tener las manos libres para enfrentar las exigencias y retos que implicará reconstruir nuestra economía y encaminar un proceso de reinstitucionalización democrática del país que lo ponga en una vía cierta hacia una sociedad  libre y próspera.
Adelantar y mantener buenas y estrechas relaciones políticas con nuestros vecinos hemisféricos es un elemento fundamental para nuestra recuperación, eso está fuera de discusión. Pero en materia de comercio exterior se impone un sano pragmatismo más allá de la retórica y de los mitos a los que somos muy dados en estos pagos. 

viernes, 3 de julio de 2020

VENEZUELA: EN SALVA SEA LA PARTE




Uno no deja de celebrar las metidas de pata de los tiranos venezolanos, sobre todo por aquella sabia recomendación que atribuyen a Bonaparte: Nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error”.
Así, cada vez que la tiranía comete una torpeza política de cara al escenario internacional, que han sido muchas y reiteradas durante estos últimos 20 años, lo conveniente es dejarlo que la profundice y repita.
Su aislamiento en ese ámbito, en la actualidad, tiene mucho que ver con su ignorancia de cómo se manejan los asuntos diplomáticos en general y particularmente en el mundo de hoy; la improvisación y la chapuza han sido las características sobresalientes de su actuación exterior. Por supuesto, su casi total ostracismo también se debe a una ejecutoria autoritaria violadora de los derechos humanos y al atropello al Estado de Derecho, principios éstos muy caros para las democracias del mundo.
Las gaffes de Hugo Chávez son proverbiales, aunque se las perdonaban, las toreaban o se reían de ellas en privado, porque iba por el mundo con la bolsa repleta de dólares, cual nuevo rico botarate. Aun entonces no se conocía el desastre institucional y económico que estaba generando en su país, que nos conduciría al desbarajuste que vivimos hoy.
El tirano Maduro, en la semana que corre, expulsó a la embajadora de la Unión Europea, dándole 72 horas para que abandone el territorio. Con un discurso destemplado e insultante, aderezado con las consabidas mentiras de siempre, afrentó a la representante de 28 países.
No es difícil saber la razón que llevó a Maduro a reaccionar como lo hizo, de manera apresurada e inconsciente, sin medir las consecuencias aún más graves que eso le traería.
Nuevas sanciones habían sido acordadas por la UE contra personeros del régimen, incluidos los integrantes de la llamada “Operación Alacrán”, diputados traidores que hasta hace poco formaban parte de la oposición.
El proceso de asfixia progresiva del régimen seguía su curso, cuyo propósito ha sido claro: que se avenga a una negociación seria sobre un camino cierto y definitivo de salida de la crisis.
Las sanciones son una presión más en tal sentido. El cierre de una vía electoral creíble mediante el nombramiento de un CNE al gusto del régimen y violando la Constitución y la ley, llevó a ese bloque de países a adoptarlas.
No habían pasado las 72 horas que le habían fijado a la embajadora europea para que abandonara el país, cuando la tiranía salió a “pedir cacao” y a echar para atrás la decisión.
El tirano tuvo que meterse la lengua en salva sea la parte. De seguro quienes lo representan en Europa lo conminaron a hacerlo. Los próceres Lucas Rincón, Jessie Chacón y otros no iban a renunciar a sus muy cómodas vidas en la vieja Europa.
Pero, sobre todo, la reculada se debe a los palos internacionales contundentes que le han propinado al régimen esta semana. El oro del país que está en Londres no lo tendrán para dilapidarlo y robarlo. La señora Bachelet, desde las Naciones Unidas, reitera su condena de las violaciones a los derechos humanos en Venezuela y rechaza la designación inconstitucional del CNE. Un nuevo país europeo se suma al reconocimiento de Juan Guaidó: Eslovaquia. El delincuente Saab, socio de los tiranos, va camino a juicio en EEUU.
Sin duda, en este episodio con los europeos, se ha demostrado que la tiranía está cada vez más aislada y asfixiada, y que sus días están contados. Que sigan metiendo la pata.  






sábado, 13 de junio de 2020


¿ESTÁ PERDIENDO EL “HEGEMÓN BENÉVOLO” SU LIDERAZGO GLOBAL?


Desde hace varios años se viene hablando de un debilitamiento del poder preponderante de EEUU y de su influencia.  
Obviamente, su poder actual no es comparable al indiscutible que tuvo en el período que sucedió a la Segunda Guerra Mundial. A partir de ésta, como se sabe, fue casi determinante, convirtiéndose en lo que se llamó “el hegemón benévolo”.
Ese híperpoder ya no existe en los términos que fue conocido entonces; ha menguado; es discutido y hasta ignorado, incluso por micropoderes cuya influencia proviene de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, como bien lo ha señalado en The end of Power, Moisés Naim.
Líder indisputable EEUU por muchas décadas, su significación y peso han ido disminuyendo, a pesar de seguir siendo la potencia más grande en los campos económico, tecnológico y militar.
Con el tiempo, otros actores mundiales han surgido para hacerle sombra, lo que vino a comportar una competencia apreciable, sobre todo, en el ámbito económico-comercial con la presencia de China.
Desde hace un tiempo, estudiosos norteamericanos y europeos han comenzado a preguntarse si el liderazgo norteamericano no está ya de retirada, y la evidencia sería la conducta de sus gobernantes últimos, principalmente la de Donald Trump, con su particular visión nacionalista y de retraimiento hacia el interior de sus fronteras.
Recientemente, el especialista francés en geopolítica, Barthelemy Courmont (‘Fin de partie pour le leadership des Etats-Unis?’ en Diploweb). ha señalado que en EEUU ciertas debilidades estructurales están cobrando una mayor importancia, denotando su pérdida de poder creciente de cara al mundo.
Él habla, entre otras cosas, de una falta de cohesión de la sociedad norteamericana y de un fracaso de su multiculturalismo, hechos que se patentizan recientemente en los disturbios desencadenados por el asesinato del ciudadano norteamericano, George Floyd, por causa de trato brutal policial.
Desprovista de una visión estratégica renovada, según Courmont, la política de EEUU, muy dependiente de la Casa Blanca, corre el riesgo de ser cambiante e incoherente, y afirma que la desestabilización política actual de ese país conduce también a una acción exterior vacilante.
Coincide aquel con Joseph S. Nye Jr., quien hace un tiempo se refirió a la particular ejecutoria de Trump, afirmando que éste, además de carecer de experiencia en asuntos internacionales, tiende a proyectar eslóganes antes que una estrategia en política internacional.
Por su parte, el presidente del Consejo de Relaciones Internacionales de EEUU, el norteamericano Richard Haass, admite también que la crisis interna de ese país, lo está haciendo vulnerable en el exterior.
Así, una carencia de visión estratégica y una diplomacia irresoluta harían que EEUU se exhiba disminuido y perdiendo su liderazgo mundial.
¿Estamos entrando entonces a un mundo con ausencia de liderazgo?
¿EEUU terminará volviéndose sobre sí mismo en lo sucesivo?
¿Las potencias se circunscribirán a sus áreas de influencia, a falta de un liderazgo global?
¿No traerá esta nueva situación focos de inestabilidad dispersos en el mundo?
Vargas Llosa ha llamado acertadamente a EEUU “La sociedad punta de nuestro tiempo”. De allí que podamos decir que es, sin duda, sin que pongamos de lado sus problemas, el único país en el presente con capacidad para el liderazgo global, rol sobre el cual no se avizora un sustituto en lo inmediato.
No obstante, la redistribución del poder mundial en la que actores distintos a EEUU cobran mayor incidencia y peso, es una realidad que no podemos soslayar.
Cabe preguntarse, finalmente, por cuanto tiempo el poder global norteamericano y su influencia se mantendrán y si su dirigencia política podrá corregir el rumbo, hasta cierto punto errático, que la política exterior y su diplomacia han adelantado en los últimos años. Recordemos los desencuentros en la OTAN, con China y la Unión Europea, así como en los acuerdos comerciales, que han afectado negativamente la imagen de ese gran y admirable país.