miércoles, 18 de marzo de 2009

LA TIRANÍA EN DESARROLLO

 

Hace unos 4 años, y hoy es oportuno recordarlo para refrescar la memoria, un grupo de venezolanos que conformamos una ONG (La Colina), hicimos un modesto trabajo, una primera aproximación no muy acabada, en la que pretendíamos caracterizar el chavismo, el gobierno chavista y la figura de Chávez.   

   Considerábamos que hacerlo era sobremanera necesario, dado el desconcierto y la confusión en que estaban sumidas las fuerzas democráticas de oposición, al no poseer una brújula y/o mapa de ruta para enfrentar las pretensiones autocráticas militaristas del gobierno. 

   Con base en esta apreciación, pensábamos que un primer paso para abordar el problema, era el de disponer de una mejor comprensión de la naturaleza y alcances de un fenómeno político “inédito” en nuestro país, lo cual nos permitiría diseñar y ejecutar unas líneas políticas estratégicas acertadas y eficaces para conjurar las amenazas autocráticas que ya en ese momento se asomaban.

  ¿Qué decíamos entonces en las presentaciones que hicimos ante diversos sectores de la oposición democrática?

  En primer lugar, y convencidos de que para combatir a este adversario era menester conocerlo (nuestras presentaciones eran precedidas de una frase de Sun Tzu: Conoce el enemigo y conócete a ti mismo, y podrás triunfar en mil batallas”), decíamos que un diagnóstico que es o se percibe erróneo, confuso o exagerado, induce a la desconfianza, la indiferencia, el rechazo, no tiene credibilidad, no llama a la adhesión ni el compromiso, nos aísla de importantes sectores sociales, y en fin, reduce las posibilidades y/o las alternativas de lucha, llevándonos al fracaso.

  De allí que se impusiera una caracterización adecuada de un fenómeno complejo y difícil de catalogar, como lo era -y sigue siendo- el chavismo, el comportamiento del gobierno chavista y el mismo Chávez.

  En nuestra caracterización nos preguntábamos muchas cosas: ¿Es militarista? ¿Es caudillista? ¿Neocomunista? ¿Totalitario o neoautoritario? ¿Nacional-populista con rasgos neofascistas? ¿Un híbrido, mutante político de los viejos totalitarismos?

  Y nuestra conclusión fue que tenía un poco de cada uno de esas características, lo que en definitiva configuraba un cuadro de un gobierno autoritario, producto de elecciones, con tendencia hacia el totalitarismo, pero no un gobierno totalitario como algunos lo afirmaban. Es decir, estábamos en presencia de autoritarismo de nuevo cuño (“democracia autoritaria”), muy parecido al estilo de gobierno de Yelsin o Putin en Rusia.

  En cuanto a su definición ideológica nos parecía imprecisa, confusa, mezcla de muchas ideas, ambigüa, en la se mezclan un culto a la violencia, no hay límites éticos ni legales, carente de opinión sobre variados temas, ¿bolivariano?, ¿marxista?

  Sin embargo, en su “ideario” estaban presentes: el antiimperialismo, el anticapitalismo, el igualitarismo, el indigenismo, la unión cívico-militar, antiliberalismo, anti-democracia representativa, antiamericanismo, democracia directa, latinoamericanismo, etc. (Todas estas ideas con el tiempo se han ido decantando) 

  Del chavismo decíamos que era conjunto variopinto y policlasista (militares, profesionales, obreros, campesinos, profesores universitarios y de educación media, pequeños y medianos empresarios, buhoneros, sectas religiosas, desempleados, lumpen, etc), lo cual hacía el panorama complejo en términos de intereses y aspiraciones. Era, y aún hoy es, una alianza social heterogénea, en la que convivían, en permanente conflicto y coincidencias puntuales, idealistas políticos, grupos sinceramente democráticos, izquierdistas anacrónicos, empresarios y militares oportunistas, militares de izquierda y de derecha, grupos marxistas, grupos radicales violentos, delincuentes, pragmáticos, sectores religiosos, nacionalistas xenófobos, excluidos, etc.

   Toda esta federación de grupos e intereses han tenido su expresión en las distintas fracciones de liderazgo chavista, cuya “depuración” hemos visto en los años que han transcurrido hasta ahora.

   En nuestro trabajo de entonces registrábamos que se estaba produciendo un control político-institucional progresivo (mantenimiento selectivo y cada vez más restringido de las libertades democráticas, violaciones selectivas de la ley, desnaturalización del Estado de derecho, evitando ruptura con comunidad internacional). Afirmábamos igualmente que la tentación totalitaria (deriva totalitaria) estaba presente, la cual contrastaba con una corriente “democratista” en el seno del chavismo.

  En cuanto al sistema económico, veíamos en las iniciativas del gobierno dos “modelos” en pugna. Modelo de economía de mercado con fuerte presencia e intervencionismo estatal versus un modelo abiertamente colectivista inspirado en el de Cuba.

   Así, el comportamiento de gobierno chavista se manifestaba en: desplazamiento de los partidos tradicionales y sus liderazgos; copamiento de las instituciones del Estado; centralismo; supresión y/o reemplazo de las instituciones heredadas; exclusión de los sectores empresariales, profesionales, intelectuales y medios opositores al gobierno; división maniquea; imposición de una nueva cultura, nueva educación, una nueva civilización latinoamericana.

Todo esto constituía, sin lugar a dudas, una ruptura en la evolución política del país.

      Nuestras conclusiones generales fueron: gobierno personalista (“autócrata popular electo”, “superioridad de los instintos del jefe sobre la razón abstracta y universal”), de vocación hegemónica, militarista, aspira a liderazgo internacional, centralista, supresor de la autonomía y división de los poderes, no respetuoso de los derechos humanos ni del Estado de Derecho,  emplea medios lícitos e ilícitos para sus propósitos, y de restricciones crecientes a las libertades democráticas esenciales (Libertad de expresión, Libertad de prensa, Libertades económicas).

     Nos preguntábamos también: ¿Por qué el régimen no ha podido instaurar una dictadura abierta?, y respondimos: por la tradición democrática venezolana y sus valores muy enraizados, los condicionamientos o “frenos” del entorno internacional y la enorme incompetencia del régimen.

   ¿Qué hacía entonces que siguiera siendo popular Chávez ante la mayoría del pueblo venezolano?

   Su mayor éxito: Conexión afectiva con la Venezuela profunda: los excluidos, los necesitados y los resentidos. Ha logrado mantener y ampliar una base social muy importante, a pesar de los fracasos. Aprovechamiento maniqueo y oportunista. “Conecta” con un sustrato cultural muy arraigado en nuestro pueblo. El discurso se sigue viendo como una esperanza de redención social (“Ahora Venezuela es de todos”,  Con Chávez manda el pueblo)

   De allí que su discurso: pobres vs ricos, negros-mestizos vs blancos, débiles vs poderosos, buenos vs malos, pueblo vs oligarquía, lo rural vs lo urbano, lo nacional vs lo extranjero, lo pequeño vs lo grande, revolucionarios vs contrarrevolucionarios, países pobres vs países ricos, haya calado tanto.

    Chávez ha sistematizado un discurso cuyo target es el sector no privilegiado, apunta a los sentimientos viscerales, a las pasiones movilizadotas, a las necesidades más sentidas, no hay discurso “técnico”, sólo emociones, crea un responsable externo, distinto del afectado por el problema o del gobierno, inventa enemigos, alimenta el resentimiento (actual o histórico), crea esperanzas y ofrece soluciones futuras y se hace oposición a sí mismo (critica s a sus ministros, a la burocracia).

   Finalmente, respecto de la personalidad de Chávez, afirmábamos:

   Se cree el Rey Sol (“el estado soy yo”), exige obediencia y disciplina incondicional, líder castrador, cree que puede controlar y dirigirlo todo, rechaza la pluralidad, no admite e inhibe el debate, execra o aparta a los que no piensan como él, se cree predestinado, mesiánico-heroico, nacional-chauvinista, voluntarista, inescrupuloso-pragmático, y psicópata Narcisista.

  ¿Qué podemos decir en las presentes circunstancias respecto de este diagnóstico con el que, por cierto, muchos estuvieron en desacuerdo entonces?

  ¿Qué queda en pie de estas apreciaciones del Grupo La Colina, cuya elaboración tuvo como objetivo un debate entre las fuerzas democráticas del país?

  En primer lugar, la satisfacción de haber hecho un aporte, repetimos, modesto y sin pretensiones académicas, a una urgente y necesaria discusión, la cual ha permitido a las fuerzas democráticas, con el paso de los años, afinar su reflexión sobre el adversario que tenemos enfrente.

  En segundo lugar, podemos decir que en los sustantivo, la mayor parte del análisis se mantiene y otros aspectos no tan claros en su momento, se han ido confirmando. Ciertas conjeturas y pronósticos sombríos, lamentablemente,  se han vuelto realidades más que palpables. La deriva totalitaria que avizorábamos como posible ha seguido su curso, y es muy difícil negar hoy que estemos pisando el umbral de una tiranía abierta, que puede ser terrible para nuestro país.

   Pero no es la hora de bajar la guardia. Como nunca antes, los sectores democráticos están en la obligación de converger en una estrategia y acciones comunes (planteamiento permanente de La Colina), de cara a un gobierno cuya naturaleza verdadera empieza a mostrarse de la manera más brutal. La movilización democrática es un arma que debemos activar ya, antes de que sea demasiado tarde. Ella es el mecanismo de defensa democrática por excelencia, y única garantía para poder frenar a la tiranía en desarrollo.

   Antes del 23 de Noviembre, prácticamente, estábamos fuera de la institucionalidad política del país. Con los importantes baluartes conquistados por las fuerzas democráticas, con la movilización que hagamos de todos los sectores descontentos  y, sobre todo, con la Unidad, tenemos la posibilidad de parar el caos y la destrucción adonde nos quieren conducir el autoritarismo militarista y la demencia ideológica de los que gobiernan.      

EMILIO NOUEL V.

 

martes, 10 de marzo de 2009

PORQUE SOMOS MEJORES


Ya es hora de que las fuerzas democráticas de la sociedad venezolana en su conjunto (partidos, ongs, centros de estudio, sindicatos, gremios profesionales e individualidades) digan y muestren aquello de lo que están en capacidad de proponer y hacer para sacar al país del desastre a que nos conduce un gobierno ignorante, incompetente y corrupto.

   No tengo dudas de que la mayor parte de la inteligencia, pericia, sensatez y juventud está en el campo que hoy denominamos oposición. Tampoco las tengo respecto de que más allá de los confines de este sector político, hay interlocutores honestos y sinceramente preocupados por los graves problemas de la Nación, con los que podemos dialogar y buscar soluciones.

  Todo este enorme patrimonio social, intelectual y de experiencia que se ha ido atesorando durante años de democracia, no puede seguir estando en las sombras, ni permitir que se desconozca, esterilice o deje perder. Sería un crimen imperdonable que cometeríamos con el presente y el porvenir.

  Y decimos esto sin arrogancia ni exclusiones: en el seno de la Venezuela democrática están los mejores economistas, ingenieros, juristas, sociólogos y científicos.

  Las fuerzas democráticas cuentan con gerentes, profesionales y técnicos excelentes, experimentados en todas las funciones de la administración pública y privada. En nuestras filas militan hombres y mujeres formados en las más prestigiosas universidades del país y del mundo, con larga práctica en las más variadas instituciones y materias.

   Y algo muy importante: Los distintos problemas que agobian al país no son desconocidos para este vasto contingente de venezolanos.  Tampoco las soluciones más viables y menos costosas socialmente.

   Frente a la pobreza, el desempleo, el desabastecimiento y la inflación que nos abruman,  los más preparados, los que han hecho estudios científicos sobre esos temas, los que han instrumentado iniciativas para atacarlos, ésos, están, en su mayoría, en el campo democrático.

   Frente a un tema tan crucial como lo es el energético, los mejores están también en esta orilla; en ellos se condensan cantidades impresionantes de años de experiencia y conocimiento acumulados. Son, por tanto, los llamados a recuperar nuestra industria petrolera casi destruida por la inopia y la demencia ideológica de una banda de rufianes que se han llenado los bolsillos en detrimento de nuestra más importante fuente de ingresos. 

   De cara al actual caos y destrucción de las empresas básicas de Guayana en manos de la barbarie, están, igualmente, de nuestro lado suficiente capacidad, mayor formación gerencial y la práctica necesaria para rescatarlas del atolladero en que están, y así puedan cumplir con su cometido económico y social.

  Frente al desprestigio en que el gobierno ha colocado a Venezuela ante el mundo, por su falta total de profesionalismo y desconocimiento de las realidades internacionales, las fuerzas democráticas cuentan con diplomáticos bien formados, experimentados en negociación y consustanciados con los intereses nacionales, que podrán recobrar la imagen de país civilizado y respetuoso de la legalidad internacional que siempre tuvo.  

  No sintamos temor alguno ni reservas para decir que somos mejores que quienes nos desgobiernan.

  Somos y seremos mejores en el manejo de la economía, en el combate de la delincuencia y en la salud, en el suministro de los servicios públicos y en la administración de justicia, en la instrumentación de los programas sociales que alivien las penurias de nuestro pueblo y en la explotación de nuestros recursos energéticos y naturales, en fin, en la representación de nuestro país ante la comunidad internacional.  

  Es hora, igualmente, de que todos estos activos de la sociedad democrática se pongan al servicio de una estrategia convergente de todas las fuerzas que, por un lado, impida que el totalitarismo y la violencia se impongan, y por otro, proponga soluciones consensuadas a los problemas más urgentes del país.

 E. Nouel.

miércoles, 4 de marzo de 2009

El embuste y la hipocresía hechas gobierno 
Emilio Nouel

Miércoles, 4 de marzo de 2009

El gobierno venezolano está alcanzando récords nunca vistos en embustes e hipocresía, no sólo en el ámbito de lo nacional sino también en lo internacional.

Los venezolanos, a pesar de lo muy desmemoriados que somos, hemos podido constatar en los últimos años una colección insólita y desvergonzada de mentiras gubernamentales, como en ninguna otra etapa de nuestra historia.

Si no fuera por las graves consecuencias que esta conducta ha traído, uno se reiría de las contradicciones e incongruencias cotidianas que se producen entre funcionarios públicos, por causa de estos embustes que, de repetirlos tanto, algunos ya se los creen, incluso el mismo Presidente.

Los gobiernos, en general y por conveniencias, aquí y en toda latitud, nos dicen mentiras, nos esconden algunas verdades, pero con cierto disimulo o pudor.

Sin embargo, el que padecemos nosotros no tiene parangón. Miente, distorsiona, cuando nos habla de historia patria; miente, engaña, cuando promete; miente, defrauda, al presentar los resultados de sus políticas económicas; miente, embauca, cuando dice aplicar la Constitución y las leyes, y miente, estafa, cuando habla de sus logros sociales.

Las cifras de producción de alimentos y agrícola, así como la petrolera, por infladas, son sólo 2 botones que evidencian la falsedad del gobierno en su pretensión de manipular a la población más desprevenida.

Igualmente, es hipócrita cuando de lucha contra la corrupción o la delincuencia habla. A la vista están los negociados oscuros de gobiernos y empresas del Estado, los cuales hacen palidecer los de otros tiempos. Igualmente, el supuesto combate al delito es desmentido por las cifras semanales de muertos y la protección que se hace de delincuentes metidos a la política.

Y en el ámbito internacional no es distinto el panorama. Allí no sólo es embustero o corruptor con su petrodiplomacia, sino que también es hipócrita.

Así, lo vemos rasgarse las vestiduras, cual fariseo, y acusar de injerencistas las declaraciones de un Ministro colombiano que asume la tesis, muy debatida, por cierto, en el Derecho Internacional, de la legítima defensa frente a agresiones que puedan provenir del territorio de otro Estado, cuando al mismo tiempo, desde hace años, promueve y financia organizaciones radicales que hacen proselitismo político abierto a favor de un proyecto político-ideológico.

Pero como le pasa a todo embustero, el gobierno venezolano se delata a sí mismo. Si no tiene nada que esconder, si no tiene rabo de paja ¿Por qué reacciona de manera desmedida a tales declaraciones del Ministro colombiano? Porque, si a ver vamos, el Ministro de marras no señaló el territorio de ningún país. ¿Es que acaso, como se dice por ahí, tememos que nos ataquen porque albergamos y/o protegemos a jefes narcoterroristas de las FARC, violando normas de Derecho internacional? ¿Por qué gobiernos de países limítrofes o cercanos, Brasil o Panamá, no se sienten aludidos como sí los de Ecuador y Venezuela? El que no la debe no la teme, reza el popular dicho. ¿O es que también en este tema estaría mintiéndonos el gobierno venezolano, y efectivamente, se encuentran en Venezuela varios jefes de las FARC ? En estas dos facetas podemos ver en toda su magnitud, muy superior a la de cualquier otro caso, la naturaleza embustera e hipócrita de quienes gobiernan Venezuela.

Harían bien las fuerzas democráticas de nuestro país en profundizar la denuncia pública de estos rasgos, echando mano de casos concretos que abundan.