Emilio Nouel
Miércoles, 4 de marzo de 2009
El gobierno venezolano está alcanzando récords nunca vistos en embustes e hipocresía, no sólo en el ámbito de lo nacional sino también en lo internacional.
Los venezolanos, a pesar de lo muy desmemoriados que somos, hemos podido constatar en los últimos años una colección insólita y desvergonzada de mentiras gubernamentales, como en ninguna otra etapa de nuestra historia.
Si no fuera por las graves consecuencias que esta conducta ha traído, uno se reiría de las contradicciones e incongruencias cotidianas que se producen entre funcionarios públicos, por causa de estos embustes que, de repetirlos tanto, algunos ya se los creen, incluso el mismo Presidente.
Los gobiernos, en general y por conveniencias, aquí y en toda latitud, nos dicen mentiras, nos esconden algunas verdades, pero con cierto disimulo o pudor.
Sin embargo, el que padecemos nosotros no tiene parangón. Miente, distorsiona, cuando nos habla de historia patria; miente, engaña, cuando promete; miente, defrauda, al presentar los resultados de sus políticas económicas; miente, embauca, cuando dice aplicar la Constitución y las leyes, y miente, estafa, cuando habla de sus logros sociales.
Las cifras de producción de alimentos y agrícola, así como la petrolera, por infladas, son sólo 2 botones que evidencian la falsedad del gobierno en su pretensión de manipular a la población más desprevenida.
Igualmente, es hipócrita cuando de lucha contra la corrupción o la delincuencia habla. A la vista están los negociados oscuros de gobiernos y empresas del Estado, los cuales hacen palidecer los de otros tiempos. Igualmente, el supuesto combate al delito es desmentido por las cifras semanales de muertos y la protección que se hace de delincuentes metidos a la política.
Y en el ámbito internacional no es distinto el panorama. Allí no sólo es embustero o corruptor con su petrodiplomacia, sino que también es hipócrita.
Así, lo vemos rasgarse las vestiduras, cual fariseo, y acusar de injerencistas las declaraciones de un Ministro colombiano que asume la tesis, muy debatida, por cierto, en el Derecho Internacional, de la legítima defensa frente a agresiones que puedan provenir del territorio de otro Estado, cuando al mismo tiempo, desde hace años, promueve y financia organizaciones radicales que hacen proselitismo político abierto a favor de un proyecto político-ideológico.
Pero como le pasa a todo embustero, el gobierno venezolano se delata a sí mismo. Si no tiene nada que esconder, si no tiene rabo de paja ¿Por qué reacciona de manera desmedida a tales declaraciones del Ministro colombiano? Porque, si a ver vamos, el Ministro de marras no señaló el territorio de ningún país. ¿Es que acaso, como se dice por ahí, tememos que nos ataquen porque albergamos y/o protegemos a jefes narcoterroristas de las FARC, violando normas de Derecho internacional? ¿Por qué gobiernos de países limítrofes o cercanos, Brasil o Panamá, no se sienten aludidos como sí los de Ecuador y Venezuela? El que no la debe no la teme, reza el popular dicho. ¿O es que también en este tema estaría mintiéndonos el gobierno venezolano, y efectivamente, se encuentran en Venezuela varios jefes de las FARC ? En estas dos facetas podemos ver en toda su magnitud, muy superior a la de cualquier otro caso, la naturaleza embustera e hipócrita de quienes gobiernan Venezuela.
Harían bien las fuerzas democráticas de nuestro país en profundizar la denuncia pública de estos rasgos, echando mano de casos concretos que abundan.
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