LA POLÍTICA DE OBAMA HACIA
AMERICA
LATINA
Al acercarse las elecciones en EEUU,
vale la pena comentar la política de Barack Obama hacia Latinoamérica (LA).
En la campaña electoral pasada, Obama
y su contrincante, McCain, en sus programas e intervenciones públicas, tuvieron
algunas referencias puntuales hacia LA.
Los optimistas pensaban que el que ganara procuraría
cambiar la conducta de EEUU hacia LA, la cual era percibida indiferente en
aquellos años, y estrecharía la cooperación e incluso instrumentaría programas
de ayuda. Por su pensamiento de izquierda al estilo estadounidense, suponían
los más esperanzados, que Obama miraría con mejores ojos a sus vecinos, a pesar
de su desconocimiento de la región, y abriría una nueva era de diálogo y
cooperación, todo en contraste con el gobierno Bush. Otro tanto podía esperarse
de McCain, quien ponía más énfasis en los acuerdos de libre comercio.
Los escépticos no apostaban a ningún cambio
sustancial o trascendente; a lo sumo, un viraje en las formas y gestos, toda
vez que otros asuntos, más apremiantes, serían los que ocuparían la atención de
esa gran potencia: las guerras de Irak y Afganistán, Corea del Norte e Irán,
las ínfulas imperialistas de la Rusia de Putin, el ascenso económico de China e
India, y el conflicto en el Medio Oriente, sin olvidar el desbarajuste
económico global que ya comenzaba a asomar su cara más inquietante. Así, esta
agenda compleja y difícil sería la de mayor prioridad, quedando en un segundo
plano LA. Entre estas dos visiones del asunto se debatían los analistas al
momento en que se hace con la presidencia el señor Obama.
Sin duda, la nueva administración norteamericana,
en diplomacia, lucia más profesional que la anterior, menos ideológica y
pragmática. La política exterior de Bush había sido vista, como arrogante,
“fundamentalista” y maniquea en muchos issues cruciales, y muy
incompetente; incluso era cuestionada
fuertemente en seguridad y defensa por los llamados “neocons”,
Richard Perle, entre ellos. En su orientación general la de Obama parecía más
inclinada al diálogo y la cooperación multilateral, y a tratar temas
descuidados por el anterior gobierno.
Apenas tomó posesión, adoptó algunas medidas de
cierto impacto. Ordenó el cierre de la cárcel de Guantánamo y canceló la
supuesta autorización oficial para la tortura de presos. Éste había sido un
tema muy sensible que afectó negativamente la imagen de EEUU. En general, se
podía decir que al menos había una voluntad manifiesta de enfrentar a la brevedad
unas cuestiones pendientes, a pesar de la grave crisis económica global e
interna que exigía tiempo, dedicación y esfuerzos por parte de la Casa Blanca.
¿Qué podía esperar LA de un país en grave crisis financiera y con
asuntos prioritarios como los señalados?
En el programa de gobierno de Obama de 2008, las referencias a LA
brillaban por su ausencia, con excepción de algunas menciones sobre Cuba (una apertura
democrática sería el objetivo más importante de su política: “Mi
política hacia Cuba será guiada por una sola palabra: Libertad”), y en menor medida, México o Brasil.
Sin embargo, en un discurso
pronunciado en Miami acusó de negligente la política de Bush hacia LA y que
esta conducta habría propiciado que “demagogos como Hugo Chávez hayan
llenado este vacío. Su predecible pero peligrosa mezcla de retórica
antiamericana, gobierno autoritario y diplomacia de chequera, ofrece la misma
falsa promesa de las conocidas y fracasadas ideologías del pasado.” Y
allí concluye diciendo: “Hemos fallado en la batalla por los
corazones y las mentes. Es tiempo de reconocer que la seguridad futura y la
prosperidad de EEUU está fundamentalmente ligada al futuro de las
Américas”. (Miami Herald, agosto 2008)
Asimismo,
propugna una diplomacia directa con amigos y enemigos y sin precondiciones; la
continuación del Programa Andino contra la Drogas y apoyo a Colombia en su
lucha contra las FARC; el apoyo a fuertes poderes legislativos y jueces
independientes, la prensa libre, la sociedad civil y el Estado de derecho, y
cooperación con México en sus esfuerzos contra las mafias narcotraficantes.
Obama
insistió en que era tiempo de que la política comercial de EEUU favoreciera a
todos los pueblos y profundizará la integración más allá de los acuerdos
comerciales. Planteó una asociación energética para las Américas. “Juntos
podremos forjar –señalaba- un camino hacia el crecimiento
sostenible y la energía limpia”. En fin, Obama prometía “una agresiva,
principista y sostenida diplomacia hacia las Américas”, basada en los
valores compartidos y el pensamiento de Washington, Martí y Bolívar. Llegó a decir: “It`s time for the new alliance of the Americas”.
Después
de 4 años de gobierno ¿qué pasó?
Obama
viajó a LA en 3 oportunidades. A dos Cumbres de las Américas y a una gira
que lo llevó a Brasil, Chile y El Salvador. Obama adelantó una política de no
intervención en los asuntos de LA.
Con
Cuba, flexibilizó el tema de los viajes, vuelos y envío de remesas. Ha habido intercambios
deportivos y culturales. Hoy, EEUU es el séptimo socio comercial de Cuba. A
comienzos de este año, Obama declaró que las autoridades cubanas no mostraban
ningún interés en cambiar sus relaciones con EEUU ni disposición de respetar
los derechos democráticos y humanos del pueblo cubano.
En
política de integración comercial, a duras penas se aprobaron los tratados con
Colombia, Perú y Panamá. La política de asistencia y ayuda no ha variado
sustancialmente.
En
relación con Brasil, Obama le ha cedido el protagonismo en los asuntos que
conciernen a Suramérica. Seguirá considerado interlocutor privilegiado, tal y
como Kissinger lo declaró hace bastantes años.
En
el combate al narcotráfico, el tráfico de armas y el crimen organizado, EEUU ha
encontrado en México, un aliado que a pesar de ciertos desencuentros, ha
avanzado de manera positiva. Los mexicanos siguen pensando que ellos no son
prioridad para su socio EEUU.
Respecto
de Colombia, Obama ha reconocido la política de lucha por la seguridad, contra
el narcoterrorismo y por el desarrollo económico, y en tal sentido, el acuerdo
militar de ambas naciones sobre aquellos temas se mantiene.
Respecto
de Venezuela, las relaciones con EEUU se han mantenido en un nivel de tensión
permanente, gracias a la retórica estrafalaria de Chávez y a los cambios
estratégicos de su gobierno, que lo han llevado a aliarse con gobernantes
enemigos o rivales de EEUU dentro y fuera del hemisferio. Obama ha decidido
ignorarlo.
En
el debate de la actual campaña, LA ha estado prácticamente ausente, aunque
Romney ha hablado de la integración comercial y de endurecimiento frente a
regímenes como el Chávez.
¿Qué se puede esperar hacia el
futuro?
A
mi juicio, para LA, más de lo mismo, gane o no Obama. En EEUU se mantendrán gravitando
los problemas económicos domésticos, así como las tensiones en regiones
conflictivas de otros continentes que gozan de la atención preferencial de la
potencia más grande del planeta. Los países de LA, a pesar de ser los vecinos
más cercanos, la relación de EEUU con ellos no será la que esperamos. El
antiamericanismo seguirá gozando aun de buena salud. En cualquier caso, tienen
razón los que dicen que los países de LA deberán contar más consigo mismos y no
esperar de EEUU mucho más de lo que ha dado en los últimos años.
EMILIO NOUEL V.
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