LAS IDEOLOGÍAS, LOS POLÍTICOS Y EL HEMISFERIO AMERICANO
“El
poder de la ideas, y especialmente de las ideas morales y religiosas,
es al menos tan importante como
el de los recursos físicos”
Karl Popper
La fuerza e influjo de las ideas, ideologías y creencias sobre quienes impulsan el curso que toman los acontecimientos políticos-sociales y generan los cambios económicos, es una verdad incontestable en todo tiempo y lugar; es casi una perogrullada repetirlo, no hacen falta mayores demostraciones empíricas.
En su afán de imaginar utopías, diseñar modelos de
sociedades, edificar estructuras políticas o justificar intereses individuales
o de grupo, el hombre, armado de diversas visiones sobre los acontecimientos de
la vida, ha perseguido con pasión sus objetivos de preservación o de
transformación de la realidad a lo largo
de la historia.
Sabemos que incluso Platón no fue un filósofo alejado
de la política de su tiempo; no pudo escapar a la tentación de llevar a la
práctica sus ideas. Recuérdese sus tres viajes a Siracusa con el propósito de
convertirse en consejero de reyes que pudieran concretar sus formulaciones políticas.
No hay duda de que las ideologías y creencias
constituyen el acervo intelectual del que los hombres se han nutrido o
inspirado con miras a sus ejecutorias públicas o privadas.
El hemisferio americano, desde una perspectiva
histórica, ha sido vasto espacio para la promoción y concreción de ideas
provenientes del mundo occidental al que pertenece, pero también es vivero
primigenio de algunas propias que pusieron en obra los que construyeron durante
siglos nuestro continente. Octavio Paz decía que “La utopía americana es una mezcla de tres sueños: el del asceta, el del
comerciante y el del explorador. Tres individualidades”.
Por su parte, el profesor argentino Carlos
Altamirano ha señalado en un importante estudio colectivo sobre los
intelectuales de América Latina, que sus elites culturales han sido actores
importantes que han operado como articuladores entre los centros culturales
metropolitanos europeos y la región.
Así, en el que fue alguna vez llamado “Nuevo mundo”, han confluido durante
siglos diversas culturas y tradiciones que han contribuido a la conformación de
un variopinto grupo humano, cuya “mezcla”
nos confiere ciertas peculiaridades, sin que ello nos desligue o diferencie de
manera tajante de nuestras raíces múltiples, algunas con improntas mayores que
otras, todo dependiendo de la región particular de que se trate.
No obstante, sin desconocer aquellos orígenes
heterogéneos, hoy por hoy, pertenecemos a lo que se conoce como civilización occidental,
y a sus rasgos fundamentales estamos adscritos.
Las ideas políticas y económicas que se desgranan
de ese enorme patrimonio histórico han repercutido en todos los campos del
quehacer de nuestro continente, en especial, en relativo a las relaciones hemisféricas.
Obviamente, tales ideas afloran en entornos
históricos muy concretos, bien sean locales o exteriores, impulsadas por
fuerzas sociales o individualidades de prestigio.
Nuestro hemisferio ha sido escenario en que las viejas
y modernas corrientes políticas han operado, con mayor o menor influencia.
Liberales, conservadores, nacionalistas, socialdemócratas,
demócrata-cristianos, humanistas, marxistas, fascistas, indigenistas y hasta
ideologías híbridas, han probado suerte allí, siendo sus performances harto conocidas.
En el curso que han seguido la interdependencia y
la integración económicas en nuestro continente, y en particular, en América Latina,
aquellas han tenido, sin duda, un impacto decisivo. En nuestra historia
particular, ellas han sufrido un proceso de adaptación con consecuencias
felices en unos casos, o infortunadas en otros.
Los actores políticos determinantes o influyentes han
asumido posiciones frente al tema, cada uno desde sus particulares perspectivas
e intereses.
En la actualidad, a pesar de que algunos llegaron
a hablar del fin u ocaso de las ideologías, éstas siguen siendo inspiradoras de
muchos líderes políticos, sociales y/o empresariales. De allí que las políticas
que éstos formulan, diseñan y/o acometen sean el producto inmediato de aquellas
visiones.
Vislumbrar con claridad el itinerario que seguirá
la dinámica integradora económico-comercial y política en el ámbito regional y
las negociaciones que van aparejadas a ella, así como la suerte que correrán en
lo sucesivo los distintos esquemas de relacionamiento vigentes o propuestos, no
resulta una tarea fácil, por la complejidad de los asuntos envueltos, los
diversos actores, las variables en liza, el entorno global y los puntos de
vista que entran en acción.
En un mundo preñado de incertidumbres, avizorar
con claridad lo que nos traerá el futuro, nos exige un esfuerzo de comprensión
de los nuevos fenómenos político-económicos-tecnológicos, pero también tener siempre
presente la experiencia histórica, los aciertos y fracasos de las ideas puestas
en práctica por líderes sociales y gobernantes, para así evitar caer en los
mismos errores que tantas oportunidades nos han hecho perder, manteniéndonos en
rezago relativo respecto de otros países y regiones.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
emilio.nouel@gmail.com
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