Francisco de Miranda
En estos tiempos en que se han puesto en cuestión,
y con razón, los paradigmas de lo que fue la visión integracionista de nuestro
continente, y en que perspectivas
políticas anacrónicas pretenden retrocedernos a ciclos históricos dejados en el
pasado, resulta oportuno comentar antecedentes que marcaron hitos importantes
en la interdependencia hemisférica.
Uno de los más destacados y tenaces propulsores de
una América independiente y unida fue, sin duda, el venezolano Francisco de MIRANDA, entre cuyas propuestas, para
después de la emancipación, estaba la creación de una gran estado americano.
MIRANDA tuvo la suerte histórica de participar en
los procesos revolucionarios más importantes de su época: los de FRANCIA, EEUU
e Hispanoamérica. Fue amigo de grandes políticos y gobernantes europeos y
americanos de entonces. No fue un radical jacobino, perteneció al grupo de los
girondinos. De él Napoleón habría dicho: “Es
un Don Quijote, con la única diferencia que no está loco. Es un hombre en cuyo
corazón arde el fuego sagrado de la libertad”.
Durante su estadía en Londres, fundó la logia
masónica “Gran Reunión Americana”, de
la cual formarán parte muchos de los libertadores del continente, incluso
brasileños. Como general, estuvo al lado de Andrew JACKSON en la toma de
Pensacola en la guerra de independencia de EEUU.
Son conocidas las diferentes versiones de aquella
propuesta política. Entre 1790 y 1808, MIRANDA presentó varios proyectos, y en
ellos el precursor habla de la creación de una federación americana, de un
poder ejecutivo, un ejército y unos comicios americanos. El gran Estado con el
que soñaba MIRANDA se llamaría Colombia y se extendería desde el rio Misisipi
hasta Cabo de Hornos. La capital de este Estado estaría ubicada en Panamá.
Para la consecución de estos planes, MIRANDA buscó
y obtuvo el apoyo de INGLATERRA, país
en el que tenía amplias relaciones personales y políticas. En 1790 presentó una
propuesta al Primer ministro William Pitt en la que justificaba el
levantamiento de las colonias contra la dominación española y el derecho a
darse un gobierno libre.
Como contrapartida a la ayuda, MIRANDA expresa al
gobierno inglés lo siguiente: “La América
tiene un vastísimo comercio que ofrecer con preferencia a la Inglaterra; tiene
tesoros con que pagar puntualmente los servicios que le hagan, y aun para pagar
una parte esencial de la deuda nacional de esta Nación; por cuya razones,
juzgando, de mutuo interés estos importantes asuntos espera la América que,
uniéndose por un pacto solemne a la Inglaterra, estableciendo un gobierno
libre, y semejante, y combinado un plan de comercio recíprocamente ventajoso,
vengan estas dos naciones a formar el más respetable y preponderante cuerpo
político del Mundo.”
MIRANDA y BOLIVAR sostenían modelos de unión
diferentes, a pesar de que partían de un similar diagnóstico sobre las
circunstancias americanas.
El primero, a semejanza de lo que plantearon
Alexander HAMILTON y James MADISON en EEUU al momento de los debates que sobre
el modelo constitucional se dieron en aquel país, planteaba una gran nación
federada en la que los pueblos de las distintas provincias fueran la base de la
unión, sobre la cual se levantaría una estructura política de naturaleza
piramidal constituida por Cabildos, Asambleas provinciales y un Congreso
continental. En este Congreso estarían representadas todas las provincias y en
él se aprobarían las leyes que regirían a la toda la América unida y se
escogería el poder ejecutivo. Las instancias mencionadas tendrían cada unas
competencias exclusivas, las cuales se complementarían en el marco de una
responsabilidad compartida entre ellas.
Aunque el proyecto mirandino era fundamentalmente
político, no estuvieron ausentes de él consideraciones de carácter económico,
comercial y tributario.
En su proyecto de 1801 establecía que se
permitiría la importación y exportación de todo tipo de manufacturas y
mercaderías, las cuales pagarían un derecho de 5% y 2% respectivamente.
Planteó la necesidad de acuerdos, no sólo entre
las colonias españolas, sino también con EEUU e INGLATERRA. Compartía el
ideario imperante en la época sobre el libre comercio. Por cierto, alrededor de
1800, un senador norteamericano de Illinois, Stephen Douglas, planteó una unión
aduanera con las colonias de Iberoamérica.
En sus gestiones ante el gobierno de EEUU, nación
en la que veía un ejemplo a seguir y a imitar “discretamente”, logró un soporte importante para una invasión a
VENEZUELA, cuya ejecución fue un fracaso. Este apoyo norteamericano le causó
fricciones a ése país con ESPAÑA, con cuyo reino mantenía una alianza entonces.
El proyecto mirandino constituye, sin duda, un
antecedente histórico digno de mención en el largo, complejo y accidentado
camino que ha seguido la idea integracionista en nuestro continente.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
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