lunes, 27 de agosto de 2012


                               ¡VADE RETRO MABITA¡

                                                
                                

Incontables son las veces que nos hemos referido al abandono criminal generalizado en que nos ha hundido esta desgracia de gobierno durante 14 años.  
La situación deplorable de hospitales, escuelas, universidades, electricidad, agua potable, oficinas públicas, calles, avenidas, carreteras, empresas estatales, puentes, parques y cárceles, reflejan que las palabras seguridad, prevención, mantenimiento y aseo no existen en el léxico gubernamental actual.
¡Cómo les gusta vivir en el desorden y la suciedad¡ Todo es improvisación y chapuza¡ No ven más allá del momento en que viven. La ranchificación de la vida es su modelo de existencia y gestión. El día a día se los come, no hay previsión, la desidia y la ignorancia presiden su conducta administrativa. Sólo su ideología política demencial les importa, las ventajas del poder y sus canonjías; y a unos cuantos vivos, el billete que podrán embolsillar mediante los mecanismos de la corrupción.
Basta viajar por el país para corroborar lo que estamos señalando. Es doloroso. Nunca antes esto se había visto. Las deficiencias de los gobiernos anteriores son nimiedades frente a la ruina presente. Las carreteras y autopistas del llano, del centro, de occidente y de oriente son intransitables por los huecos y llenas de basura. No hay señalizaciones, ni alumbrado, ni trazados. No hay respeto por las normas de tránsito, ni nadie que las imponga.
El relajo es la norma.
Pero no es esto solo lo grave. Lo son aún más las consecuencias para la seguridad y vida de los venezolanos que tal proceder acarrea. Cuántas calamidades no habríamos podido ahorrarnos si se cumplieran cabalmente con las normas mínimas y elementales en todos aquellos espacios sociales en que las vidas corren riesgos, y a cuyo cargo está, principalmente, el gobierno.
Estas indolencia e impericia criminales causan altos costos, muertes, cuando no, daños al patrimonio de todos los venezolanos. Los vehículos automotores de pobres, ricos o clase media viven en los talleres por el estado deplorable de las vías, y para rematar no se consiguen los repuestos. Debemos gastar más en seguridad privada y en clínicas costosas. Por el caótico sistema de transporte y la anomia del tránsito, perdemos horas productivas valiosas.
Todo por culpa de un gobierno inepto que no ha sabido ni tiene idea de cómo resolver los viejos problemas ni los nuevos. 
Los dolorosos hechos ocurridos en estos días en Amuay es evidencia clara de lo que venimos diciendo. El abandono negligente y criminal del que es víctima nuestra industria petrolera viene señalándose desde hace muchos años.  Desde que fue asaltada por una caterva de incompetentes chapuceros, que la han desnaturalizado, endeudado y envilecido a más no poder. El puesto destacado que tuvo como empresa petrolera en el mundo, lo perdió, y hoy da lástima.
Allí las normas de seguridad y mantenimiento no se cumplen, ni hay interés en cumplirlas. Cuando uno va a Puerto La Cruz, por ejemplo, áreas  de tuberías sensibles, cercanas a urbanizaciones y barrios, y que antes estaban cercadas y bien cuidadas, hoy las cercas están tumbadas, son basureros, y para rematar los niños y jóvenes juegan allí. ¿Es que acaso no hay dinero ni personal para que cumplan con esas labores de mantenimiento? 
En días pasados revisamos el estudio que hizo el ingeniero Diego González Cruz el año pasado sobre las causas de los accidentes en PDVSA (“Por qué ocurren accidentes en instalaciones de PDVSA”. Barriles de Papel No. 93). Son alarmantes sus hallazgos: 74% del personal no ha participado en ningún comité de seguridad; 49% no ha leído la política de seguridad de la empresa; 68% no asiste a las reuniones de seguridad industrial; el 57% afirma que está parcialmente o no formado en las labores que realiza; y el 56% no conoce el Sistema integrado de riesgos. La conclusión de González C.: hay falta de supervisión y poco compromiso de la empresa para velar por la seguridad de sus trabajadores e instalaciones.
Qué nos puede extrañar entonces que la causa última de lo sucedido en Amuay y del rosario de accidentes de los últimos años en nuestra industria petrolera, sea producto directo de la irresponsabilidad de quienes manejan ese sector.
Estos graves hechos ameritan, sin duda, una investigación exhaustiva por técnicos independientes que no escondan las responsabilidades de los que estaban llamados a prevenirlos.
Lo más cierto de todo esto es que el signo del gobierno actual es el de las calamidades. Unas ocasionadas por él y otras por la naturaleza se han incrementado.  Cientos de miles de muertos en manos del hampa en las calles; cientos de muertos en las cárceles; los asesinatos de Puente Llaguno; las muertes del deslave del Litoral; los aguaceros y crecidas de ríos; los derrumbes de cerros; Guarapiche, Yare, El Rodeo y Cúpira, el desastre de las empresas estatales; la destrucción de la capacidad productiva privada y paremos de contar.
A bañarnos con cariaquito morado bien temprano el 7 O, salir a votar y luego a defender los votos. Vade retro, mabita¡ 

EMILIO NOUEL V.
@ENouelV

martes, 21 de agosto de 2012


          ¡A LIAR BÁRTULOS, PRESIDENTE¡


                                


Las cosas en el país siguen pintando bien, muy bien. Ventean aires frescos de cambio. Las dudas y aprensiones se han ido disipando a medida que vemos el discurrir de la campaña electoral. Ya el ganador se perfila con mayor nitidez; al olfato público se suman datos concluyentes y confiables de los sondeos. El saliente, por lo que se ve, debería ir preparando la retirada.
Por otro lado, las fuerzas democráticas lucen fortalecidas como nunca, después de haber dejado atrás en el camino unas cuantas pifias y varios desencuentros absurdos. El respeto, en general, de los acuerdos unitarios ha sido la clave para los grandes avances obtenidos este año. Éstos, a su vez, han ido generando nuevos y reales logros, alcanzados a punta de grandes esfuerzos y voluntad, que auguran buenos resultados de cara a un adversario inescrupuloso, corrupto y ventajista como el que tenemos.
Mantener y reafirmar esa sólida unidad será vital a la hora de acometer la complejidad de los problemas que hay por delante en el nuevo gobierno, desde los temas de gestión hasta los de gobernabilidad. El desastre institucional, económico y moral  será el rastro nefasto que dejarán los especialistas en demolición de sociedades, hoy en el poder. Habrá que poner mucho empeño en la reconstrucción de un tejido democrático vuelto jirones por el autoritarismo neofascista y militarista que desgobierna al país.    
En este marco de circunstancias políticas, no es una ganancia menor el haber neutralizado aventureros, pesimistas de oficio y supervisores de “goteras”, que, afortunadamente, son cada día menos, sentenciados por una mayoría altamente moralizada a los últimos puestos de la fila.
Mes y medio falta para la cita electoral y en el campo de la contienda las fuerzas se nivelan. La simetría de contendores es un hecho cierto, pero la curva del candidato que representa la opción de cambio apunta hacia arriba, mientras que la del responsable del desbarajuste actual se hunde. Son las empresas serias de sondeos que lo dicen.
Sin embargo, el “ojómetro” es más contundente. Basta ver las entusiastas y nutridas concentraciones del candidato de oposición en aquellas poblaciones en las que antes ganaba ampliamente el oficialismo, para concluir que un fenómeno contrario se está produciendo en esta oportunidad. El desencanto cunde en las filas pro-oficialistas, y en éstas la mirada se vuelve hacia quien está ofreciendo un verdadero cambio, un bienestar efectivo, el reencuentro de todos y la paz.
Los analistas del gobierno andan alarmados. Javier Biardeau, ficha oficialista lo dice en un artículo reciente: El equipo de campaña de Capriles sabe muy bien lo que está haciendo: están haciendo una perfecta actividad de campaña planificada dirigida a aquellos lugares donde tenemos debilidades electorales claramente manifiestas, mientras el Comando Carabobo se duerme en los laureles. Están identificando las locaciones de los municipios donde Chávez ha perdido respaldo electoral. ¿Lo sabe acaso el Comando Carabobo? Busquen la tabla nacional para ver si ocurre 'algún milagro'  y le hacen saber a nuestros decisores del Comando Carabobo que donde han ocurrido mayores arritmias electorales es donde la brechas se han cerrado, o peor aún, donde ya la oposición le gana al chavismo.”  Y remata: "Estamos pelados, incluido Chávez. Sigan mirando pal techo.
Mientras tanto, el candidato del gobierno derrocha miles de millones "nariceando" a  empleados públicos que no tienen otra alternativa que ceder al chantaje. Al contrario,  al candidato de la democracia y el progreso, Henrique Capriles, lo acompañan miles y miles de venezolanos de manera espontánea, sin que medie coacción o compra de lealtades.
Al principio de estas líneas digo que la cosa está pintando bien, y sí, podemos afirmar que de manera auspiciosa. Pareciera que al fin vamos a salir de un gobierno ruinoso, calamitoso y siniestro. Muchos y difíciles retos nos aguardan. Sólo unidos los remontaremos.
Que el inquilino de Miraflores vaya preparándose a liar bártulos. La salida está cerca, y que no olvide sus uniformes verde-oliva y demás arreos de milico. Que el que viene a relevarlo es un civil y demócrata.

EMILIO NOUEL V. 

@ENouelV  




miércoles, 15 de agosto de 2012

“CORAZÓN..CORAZÓN...NO ME QUIERAS MATAR
  CORAZÓN”

                                  


La aburrida, repetitiva y patética campaña electoral de Chávez está sin duda ayuna de las emociones que en otras circunstancias concitó. Se palpa, se percibe, donde quiera que uno vaya, el fastidio. En Nirgua como en Valera, en Boca del Tocuyo como en Clarines, en Guarenas y Río Caribe.
La gente se asqueó de la falsedad, de las promesas para las calendas griegas, de los ofrecimientos recalentados; no soporta el aburrimiento, incrementado con las abusivas e ilegales cadenas televisivas a diario, que delatan unos nervios en tensión y el desespero de un gobierno que se ve él mismo de salida.
Los cerebros de la campaña del presidente saliente no ignoran ese profundo hartazgo de la población, que le augura malos resultados el 7-O.
En su desvelo creciente, pretenden compensar aquel estado de ánimo hostil, con un mensaje almibarado, cálido, sensiblero, que busca reconectar afectivamente, pero que a pesar de los miles de millones, ha resultado ineficaz para esconder los múltiples fracasos en todos los ámbitos de la administración gubernamental.
Con el lema “El corazón de mi patria” se persigue el enmascaramiento de una realidad que golpea sin miramientos a pobres, clase medias y ricos. Saben que el corazón de la mayoría de los venezolanos está latiendo pero por un candidato que encarna la prosperidad y el bienestar del futuro; no el que desea seguir llevándonos al pasado y a la miseria.  
La realidad que quieren escondernos con un mensaje tramposo es la de la matazón criminal descontrolada en que están sumidas nuestras ciudades, por obra de una delincuencia que se siente a sus anchas sin que nadie le ponga freno.
Es la del alto costo de la vida que agobia a todos. Es la del encogimiento de nuestros bolsillos porque padecemos una de las más altas inflaciones del mundo, a pesar de haber gozado, como nunca, de ingentes recursos financieros.
Esa realidad está representada por el desastre que vivimos en nuestros servicios de salud, educación e infraestructura pública.
Esa realidad es la falta de viviendas para tantos necesitados, incluso las víctimas de catástrofes naturales hoy hacinadas en refugios insalubres, inhumanos, convertidos en sitios en donde suceden los peores hechos de perversión, transformados en viveros de delincuentes.  
Es la realidad en la que mientras ocurren aquellas desgracias, prácticamente se regala nuestro petróleo con el propósito de eternizar en el poder a una clase política corrompida hasta los tuétanos.
Es la realidad de un gobierno que durante 14 años ha probado ser profundamente incapaz para resolver los problemas más importantes del país, que se regodea en todo momento en una retórica rimbombante, inútil y, a estas alturas, agotada y soporífera para los venezolanos.
En fin, es la realidad de una clase política decadente que viene ahora a presentarse, de forma fraudulenta, como la expresión del corazón de Venezuela, cuando en el fondo es una de las manifestaciones más oscuras del autoritarismo, que sólo busca la preservación en el poder de un déspota.
Están fracasando en su intento de disfrazarse de mansos corderitos. Cada día que transcurre se esparce el despertar de los venezolanos a lo largo y ancho del territorio. Ya son millones y millones los que no se comen el cuento, aunque venga envuelto en un falso corazón. Las mentiras y engaños del presidente saliente se los tragan los más descaminados.
Pronto no le quedará otra que cantar a Capriles aquel verso de la ranchera famosa de José Alfredo Jiménez, que dice: “Te diré con el alma en la mano, que puedes quedarte porque ya yo me voy”.


EMILIO NOUEL V.

martes, 14 de agosto de 2012

MIRANDA, UN ESTADISTA HEMISFÉRICO


                                        
                                        Francisco de Miranda 

En estos tiempos en que se han puesto en cuestión, y con razón, los paradigmas de lo que fue la visión integracionista de nuestro continente, y en  que perspectivas políticas anacrónicas pretenden retrocedernos a ciclos históricos dejados en el pasado, resulta oportuno comentar antecedentes que marcaron hitos importantes en la interdependencia hemisférica.
Uno de los más destacados y tenaces propulsores de una América independiente y unida fue, sin duda, el venezolano Francisco de MIRANDA, entre cuyas propuestas, para después de la emancipación, estaba la creación de una gran estado americano. 
MIRANDA tuvo la suerte histórica de participar en los procesos revolucionarios más importantes de su época: los de FRANCIA, EEUU e Hispanoamérica. Fue amigo de grandes políticos y gobernantes europeos y americanos de entonces. No fue un radical jacobino, perteneció al grupo de los girondinos. De él Napoleón habría dicho: “Es un Don Quijote, con la única diferencia que no está loco. Es un hombre en cuyo corazón arde el fuego sagrado de la libertad”.
Durante su estadía en Londres, fundó la logia masónica “Gran Reunión Americana”, de la cual formarán parte muchos de los libertadores del continente, incluso brasileños. Como general, estuvo al lado de Andrew JACKSON en la toma de Pensacola en la guerra de independencia de EEUU.
Son conocidas las diferentes versiones de aquella propuesta política. Entre 1790 y 1808, MIRANDA presentó varios proyectos, y en ellos el precursor habla de la creación de una federación americana, de un poder ejecutivo, un ejército y unos comicios americanos. El gran Estado con el que soñaba MIRANDA se llamaría Colombia y se extendería desde el rio Misisipi hasta Cabo de Hornos. La capital de este Estado estaría ubicada en Panamá.
Para la consecución de estos planes, MIRANDA buscó y obtuvo el apoyo de INGLATERRA, país en el que tenía amplias relaciones personales y políticas. En 1790 presentó una propuesta al Primer ministro William Pitt en la que justificaba el levantamiento de las colonias contra la dominación española y el derecho a darse un gobierno libre.
Como contrapartida a la ayuda, MIRANDA expresa al gobierno inglés lo siguiente: “La América tiene un vastísimo comercio que ofrecer con preferencia a la Inglaterra; tiene tesoros con que pagar puntualmente los servicios que le hagan, y aun para pagar una parte esencial de la deuda nacional de esta Nación; por cuya razones, juzgando, de mutuo interés estos importantes asuntos espera la América que, uniéndose por un pacto solemne a la Inglaterra, estableciendo un gobierno libre, y semejante, y combinado un plan de comercio recíprocamente ventajoso, vengan estas dos naciones a formar el más respetable y preponderante cuerpo político del Mundo.”
MIRANDA y BOLIVAR sostenían modelos de unión diferentes, a pesar de que partían de un similar diagnóstico sobre las circunstancias americanas.
El primero, a semejanza de lo que plantearon Alexander HAMILTON y James MADISON en EEUU al momento de los debates que sobre el modelo constitucional se dieron en aquel país, planteaba una gran nación federada en la que los pueblos de las distintas provincias fueran la base de la unión, sobre la cual se levantaría una estructura política de naturaleza piramidal constituida por Cabildos, Asambleas provinciales y un Congreso continental. En este Congreso estarían representadas todas las provincias y en él se aprobarían las leyes que regirían a la toda la América unida y se escogería el poder ejecutivo. Las instancias mencionadas tendrían cada unas competencias exclusivas, las cuales se complementarían en el marco de una responsabilidad compartida entre ellas.
Aunque el proyecto mirandino era fundamentalmente político, no estuvieron ausentes de él consideraciones de carácter económico, comercial y tributario.
En su proyecto de 1801 establecía que se permitiría la importación y exportación de todo tipo de manufacturas y mercaderías, las cuales pagarían un derecho de 5% y 2% respectivamente.
Planteó la necesidad de acuerdos, no sólo entre las colonias españolas, sino también con EEUU e INGLATERRA. Compartía el ideario imperante en la época sobre el libre comercio. Por cierto, alrededor de 1800, un senador norteamericano de Illinois, Stephen Douglas, planteó una unión aduanera con las colonias de Iberoamérica.
En sus gestiones ante el gobierno de EEUU, nación en la que veía un ejemplo a seguir y a imitar “discretamente”, logró un soporte importante para una invasión a VENEZUELA, cuya ejecución fue un fracaso. Este apoyo norteamericano le causó fricciones a ése país con ESPAÑA, con cuyo reino mantenía una alianza entonces.
El proyecto mirandino constituye, sin duda, un antecedente histórico digno de mención en el largo, complejo y accidentado camino que ha seguido la idea integracionista en nuestro continente.  

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV

miércoles, 8 de agosto de 2012


VENEZUELA, DEMANDADA Y DESPRESTIGIADA COMO NUNCA

                            

Evaluar la ejecutoria general del gobierno implica juzgar la forma contraria a los intereses nacionales que ha mostrado en el manejo de las relaciones económicas y comerciales del país de cara al exterior. Éstas, en general, comportan un marco de compromisos jurídicamente obligatorios que deben ser honrados, así como la aceptación de un conjunto de principios y garantías que el mundo moderno y la comunidad internacional reconocen como beneficiosos para la buena marcha de la  economía global.
Hoy es imposible sustraer los asuntos domésticos de una nación del entorno constituido por la intensa interdependencia global. Son dos espacios íntimamente ligados, que se condicionan y determinan mutuamente. De allí que cualquier gobernante deba poner especial cuidado en el tema.
Se impone entonces la necesidad de denunciar los desaguisados e irregularidades del gobierno y de cómo el desprecio por los derechos económicos consagrados en el ordenamiento jurídico constitucional y legal ha perjudicado nuestro prestigio y credibilidad en el exterior.
Uno de los temas en que se ve reflejada tal conducta inadecuada es el relativo a las relaciones con las empresas extranjeras que invierten en nuestro país.
El irrespeto a la propiedad privada y a las demás garantías de seguridad jurídica han conducido a que Venezuela se vea demandada en instancias internacionales por montos mil millonarios.
En el Centro Internacional de arbitraje conocido como CIADI Venezuela ha sido demandada 29 veces, de las cuales 28 corresponden al gobierno actual. Las empresas abarcan casi todos los sectores económicos. Los montos sobrepasan la cifra de 33.000 millones de dólares.
Gracias a ese proceder absurdo, estamos corriendo el riesgo de perder enormes cantidades de dinero y bienes que requerimos para solventar prioritarias necesidades de salud, educación, infraestructura y seguridad. Y lo peor de todo es que tales controversias son injustificadas. No tenían ningún sentido las expropiaciones realizadas. Mucho menos cuando hemos visto que el gobierno ha fracasado estruendosamente en la gestión de esas empresas estatizadas.
Tales dislates han tenido lugar en el marco de un cambio de las opciones estratégicas en materia de política internacional.
Los gobiernos democráticos de nuestro país se destacaron por ser escrupulosos en la observación de las obligaciones internacionales, y de lo cual da cuenta el hecho de que muy pocos litigios de relevancia internacional tuvo que enfrentar el Estado.
En los últimos años, la radicalización del debate político y las tensiones consecuentes condujeron a una profundización en la aplicación del proyecto político-ideológico del chavismo. Los nuevos y preferentes vínculos internacionales se hicieron más evidentes. Las afinidades ideológicas y los intereses geopolíticos con algunos gobiernos han sido determinantes. Así: Rusia, China, Bielorrusia, Irán, Irak, Libia y Siria. Y en Latinoamérica: Argentina, Brasil, Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Uruguay.
Con Cuba, por ejemplo, los compromisos son abundantes, poco transparentes y alcanzan montos significativos, sobre todo, por concepto de petróleo. En éstos las ventajas y liberalidades de que goza ese país son escandalosas. Con CHINA, se han suscrito alrededor de 340 compromisos (convenios y contratos), sobre las más variopintas materias, lo que contrasta con apenas 20 firmados hasta 1998. Decenas de empresas chinas han concretado un sinnúmero de contrataciones. Con un país sancionado por la comunidad internacional como Irán se han firmado 265 acuerdos y contratos, de los cuales se habrían generado 56 proyectos en las áreas energética, agrícola, científico-tecnológica, económico-financiera y de desarrollo social.
Lo cierto es que la opacidad presente en la mayoría de las obligaciones internacionales contraídas por el gobierno venezolano no ha permitido a los venezolanos calibrar en toda su extensión todas las cargas financieras, convenientes o no, que el Estado ha tomado para sí.
El ordenamiento vigente ha sido desnaturalizado y violentado por el gobierno venezolano, al crear un clima hostil hacia la inversión nacional y foránea; y en consecuencia, se ha afectado el empleo productivo, la transferencia tecnológica, la competitividad y el desarrollo económico.
Con este tipo de políticas no lograremos el desarrollo ni el bienestar anhelado por todos. Por eso debemos cambiar de gobierno, y dentro de poco tendremos la oportunidad dorada para hacerlo.

EMILIO NOUEL V.

lunes, 6 de agosto de 2012


LA INTEGRACIÓN: NUEVAS REALIDADES, NUEVOS PARADIGMAS, NUEVOS RUMBOS





En relación con la integración económica de estos tiempos, los profesores Andrés Malamud y Gian Luca Gardini han arribado a dos conclusiones, a mi modo de ver, cruciales: primera, la integración económica se está volviendo un fenómeno geográficamente difuso antes que uno regional; y segunda, si bien el regionalismo es todavía una política exterior atrayente, sus causas, objetivos y resultados no son más los que solían ser. [1]
Ambas formulaciones abren, sin duda, la posibilidad de un debate que interesa mucho a nuestro entorno hemisférico y a quienes hemos transitado por este campo particular de las relaciones internacionales.  
Vistas desde nuestro país, Venezuela, estas conclusiones no pueden ser más sugerentes, sobre todo en las presentes circunstancias políticas y económicas no sólo regionales sino también domésticas.
Nuestro país está a las puertas de un evento electoral decisivo para su futuro. El dilema es continuar con un gobierno cuyas políticas económica e internacional han probado ser desastrosas y significado un retroceso, o avanzar por una vía de recuperación del aparato productivo, de las inversiones y del empleo, que nos permita insertarnos adecuadamente en la interdependencia global para sacar el mayor provecho de ella.
En los últimos años, el gobierno venezolano de manera absurda y destructiva ha denunciado varios tratados que nos integraban regionalmente (CAN y G3), y se volcó hacia Mercosur sin consultar al país sobre las ventajas o desventajas de ese paso. Las motivaciones de esta volte-face son eminentemente políticas y no responden a un análisis cuidadoso de sus conveniencias. Además, el ingreso a ese bloque fue pésimamente negociado, demostrándose la carencia de equipos experimentados en la materia.
Ya se conoce la forma impropia, atropellada e ilegal de cómo en días recientes Venezuela se ha convertido en miembro de pleno derecho de ese régimen de integración.
Lo importante ahora, con vistas a un muy probable cambio de gobierno, es articular una política de integración que traiga beneficios a su economía, y en definitiva, que aporte bienestar y progreso a todos los venezolanos.
Si las conclusiones de Malamud y Gardini, mencionadas más arriba, son las correctas, entonces nuestras opciones como actor en la región y el mundo deben ir por caminos distintos a los tradicionales.
No necesariamente la contigüidad o cercanía física territorial es factor determinante a la hora de elegir socios comerciales, aunque, obviamente, sigue siendo importante. Esto dependerá de los vínculos históricos y de los tipos de acuerdos que pudieren plantearse.  No obstante, los efectos de la globalización hacen que las distancias no sean obstáculo insuperables para el comercio.
Por otro lado, los incentivos, objetivos y logros que se persigan a partir de toda integración derivan de causas variadas y diferentes a las de décadas atrás. Compromisos más flexibles pueden resultar más provechosos, sin perjuicio de las necesarias coordinaciones y convergencias. Hoy, el papel de la ideología no es el mismo, si bien la voluntad política es decisiva a la hora de las determinaciones en este ámbito. Los estados y/o gobiernos no son los únicos actores. La integración la hacen principalmente los empresarios privados, sin los cuales cualquier aventura integracionista está condenada al fracaso.
Para los profesores mencionados, el regionalismo en América Latina alcanzó un pico a partir del cual es ya muy difícil mayores progresos. Los proyectos superpuestos o solapados de integración han producido, como resultado, un desorden contraproducente.
Sobre Mercosur, Malamud dice que ha sido una buena idea pero muy mal implementada, y agrega que ni es “muy común ni es un mercado”, tampoco es una unión aduanera, tiene aduanas internas y sus principales socios no son ellos mismos, sino los países europeos.
Si a estos elementos agregamos las desavenencias internas, los incumplimientos permanentes, el desprecio creciente por las reglas de juego y el predominio del factor político-ideológico, difícilmente le podemos arrendar la ganancia a este experimento menguante.
El nuevo gobierno venezolano deberá tomar en cuenta estas nuevas y cambiantes realidades. La integración no es la que estudiamos hace 40 años. Los paradigmas  contenidos son otros. No hay voluntad para obligaciones rígidas; la noción de supranacionalidad parece retroceder, a pesar de haber demostrado sus virtudes en algunas experiencias. 
La nueva administración encontrará a Venezuela metida a trancas y barrancas en un bloque comercial y con todas las de perder. Tendrá al lado una CAN en declive; más allá un régimen novedoso que viene de México, pasa por Colombia y Perú, y llega a Chile, el Acuerdo del Pacífico. Al Norte seguirá el NAFTA en su desarrollo natural. Los centroamericanos, mal que bien,  avanzan. El Pacífico se vuelve el centro de los acontecimientos económicos. Brasil, trabaja para poner orden en el patio suramericano, pretendiendo colocarlo bajo su égida, por supuesto. Argentina dando tumbos, convertida en el país más proteccionista del planeta y socavando el bloque de integración al que pertenece. La ALBA, con vida mientras reciba los generosos dólares petroleros de Venezuela. 
Saltando el charco, los europeos inmersos en problemas muy serios cuya solución requerirá aún varios años. China, bajando su ritmo de crecimiento pero en ascenso. 
Así las cosas,  el gobierno de Venezuela que se estrene el año entrante tendrá que aguzar bien el ingenio para poner la proa rumbo a sus mejores conveniencias, con pragmatismo y una visión clara de lo que queremos en este mundo incierto y embrollado.      

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV



[1] Andrés Malamud y Gian Luca Gardini: “Has Regionalism Peaked? The Latin American Quagmire and its Lessons”, International Spectator: Italian Journal of International Affairs, 47:1, 116-133.
EL PENSAMIENTO DE HOY

Daniel Cossío Villegas:

"Nosotros, ni predestinados a la democracia como Estados
Unidos, ni con el genio creador teórico de Francia, ni con la paciencia inglesa que acumula infinitas pequeñas experiencias, para aprovecharlas, hemos alimentado nuestra marcha democrática bastante más con la explosión intermitente del agravio insatisfecho que con el arrebol de la fe en una idea o teoría, lo cual por sí solo ha hecho nuestra vida política agitada y violenta y nuestro progreso oscilante con avances profundos seguidos de postraciones al parecer inexplicables”  

jueves, 2 de agosto de 2012


¡QUE TIEMBLE MERCOSUR¡





¿Acaso Chávez, con ingresar a Venezuela a Mercosur, se convirtió al libre comercio y  el mercado capitalista?  ¿Lo atestigua el hecho de haber llamado a los sectores industriales privados con capacidad exportadora, para que se incorporen a enfrentar tal reto? 
¿Qué nos traerá esta adhesión a un proceso integracionista en franca decadencia, carcomido por el proteccionismo en ascenso, los reiterados incumplimientos y las contramarchas frecuentes? ¿Tenemos algo que exportar a esos mercados en las circunstancias lamentables bajo las que operan nuestras empresas?

                                               

A la hora actual, es legítimo para cualquier venezolano que le interese el tema, hacerse estas y otras interrogantes, sobre todo, cuando leemos declaraciones insólitas y descaminadas, como las del señor Roy Daza, diputado del Parlatino, que, así, sin ningún rubor, afirma: “Los industriales tienen que pensar en Mercosur para superar el capitalismo”. ¿Tiene idea este señor de la filosofía económica que anima el Mercosur o nos está tomando el pelo? 
Soy de los que cree que el gobierno venezolano tiene poca idea –si es que la tiene- de lo que significa, desde el punto de vista económico-comercial, el Mercosur. Basta oír unos minutos a los funcionarios gubernamentales, para percatarse de la profunda ignorancia que tienen sobre los mecanismos, regulaciones e implicaciones de ese proceso integracionista. 
Está claro que para Chávez siempre fue un asunto político y/o geopolítico, y lo sustantivo de él (lo comercial) estuvo en el último lugar de sus preocupaciones. Es por eso que ahora el ingreso abrupto lo agarra desprevenido, y lo tiene dando carreras. 
La opción Mercosur no fue consultada a nadie en Venezuela porque no interesaba hacerlo. No fue la concreción de una política de Estado, sino la de una individualidad que persigue mantenerse en el poder y promover un modelo político-económico absurdo y fracasado. 
Ciertamente, Chávez no se ha convertido a las tesis del mercado capitalista, a pesar de que los nuevos socios mercosurianos están muy claros al respecto. Mercosur no es su camino a Damasco.   Chávez demuestra –una vez más- su inconsistencia, la cual en el fondo es mera  apariencia para sobrevivir a punta de petrodólares. Es casi un consenso en los especialistas, que en lugar de fortalecerse Mercosur, éste acelerará su decadencia, visto lo visto en los últimos años. Porque el último desaguisado (la violación abierta de los tratados) viene a sumarse al rosario de incumplimientos y contramarchas que han desnaturalizado la visión y conducta iniciales, y que tantos beneficios trajo al bloque comercial. La distorsión de lo político-ideológico ha afectado la marcha del proceso integracionista, y es de esperarse que eso lo llevará al despeñadero, tarde o temprano. 
En las condiciones actuales de Venezuela, nuestros sectores económicos tienen todas las de perder. Obviamente, políticas gubernamentales distintas podrían darnos más fortalezas para competir con las economías de Mercosur. Pero ¿valdrá la pena apostar por un proceso en declive, incluso con un gobierno diferente? ¿No será preferible insertarnos en la globalidad sin estar amarrados a esquemas de integración menguados y con un futuro dudoso? El nuevo gobierno tendrá la palabra. 
En los últimos días hemos visto qué interesa de Venezuela a los nuevos socios mercosurianos. Descaradamente lo han declarado altos funcionarios de esos países; para ellos, somos un receptáculo de consumidores de lo que ellos producen, no se les ha oído decir lo que nos comprarán.  El Ministro de Industria de Uruguay, ante el impedimento de entrada de sus vehículos automotores a Argentina, su socio y obligado por Mercosur a no obstaculizar tal ingreso, dice muy orondo, palabras más, palabras menos: enviemos esos carros a Venezuela, no se preocupen, ahí tienen la petrochequera para comprarlos.  
El ministro de Industria de Brasil, también sin ninguna delicadeza, señala: “Venezuela tiene dinero del petróleo y una estructura que importa mucho porque no tiene industrias, podemos crecer hacia allá”. 
Sabemos que lo natural en las relaciones internacionales es ver los asuntos de esa manera. Pero no dejan de ser chocantes, incluso humillantes, para los venezolanos, tales expresiones desconsideradas. 
Afortunadamente tenemos un gobierno revolucionario, que ya formuló la debida advertencia en este momento histórico-universal. Que se vayan preparando los mercosurianos. La potencia económica y alta competitividad que ha alcanzado el socialismo del siglo XXI les hará morder el polvo. Ha amenazado con invadir esos mercados con panelas de San Joaquin, pitahayas y los productos de los gallineros verticales y cultivos organopónicos. Que la tecnología de punta y la agroindustria brasileña tiemblen. ¡A por ellos¡



@ENouelV 


emilio.nouel@gmail.com