AMISTADES TÓXICAS
Emilio Nouel V.
Una de las consecuencias más notorias y perjudiciales para
nuestro país del cambio de opciones estratégicas en la política exterior
venezolana bajo el gobierno de Chávez, es
el grupo de gobernantes y actores con los que se ha vinculado
estrechamente por razones político-ideológicas o de conveniencia.
Protesta por visita de Ahmadinejad a Brasil
Mientras aun se sostenían en pie las instituciones y el
funcionariado alto y medio de carrera
podía de alguna manera incidir en el curso de los acontecimientos, el gobierno
de Chávez se adaptó de manera
premeditada a los parámetros tradicionales.
Pero una vez que después pudo completar progresivamente con
una calculada colonización del aparato del Estado encargado de llevar el
día/día de las relaciones internacionales, colocando en puestos altos, bajos y
medios sus huestes ideologizadas, y se radicalizó paralelamente el proceso
político en el país por distintos acontecimientos conocidos, la conducta y los
contenidos cambiaron, a pesar de que en ciertos momentos de esa deriva no se
cuidó de algunos gestos aislados que anunciaban por dónde irían los tiros en
este ámbito. Su abierta conchupancia con Cuba y el desafío a la comunidad
internacional al visitar al tirano Sadam Hussein de Irak, eran sólo el
abreboca de lo que sería más adelante su
relacionamiento con los gobernantes más impresentables del mundo.
Y no es que establecer o fortalecer relaciones con amigos,
ideológicos o no, no lo hagan todos los gobiernos, sino que en el caso de
marras, los amigos que se ha buscado el señor que desgobierna a nuestro país,
en su mayoría, son los más desacreditados y peligrosos del planeta. Por lo general, lideran o han
liderado países considerados fallidos, forajidos o tiranías corruptas y/o
conculcadoras de los derechos civiles, cuando no, son genocidas. A los que suman organizaciones
políticas terroristas o personalidades desprestigiadas.
Chávez y Ahmadinejad
Desde antes de llegar a la presidencia, Chávez tenía más o menos claro sus orientaciones en esta materia. Bastaba leer la larga entrevista que le hizo Agustín Blanco Muñoz (“Habla el Comandante”) a mediados de los años noventa, para constatar de qué cojeaba el presidente, y fuimos pocos los que señalamos entonces hacia dónde podría llevarnos un eventual gobierno del teniente-coronel golpista.
Desde antes de llegar a la presidencia, Chávez tenía más o menos claro sus orientaciones en esta materia. Bastaba leer la larga entrevista que le hizo Agustín Blanco Muñoz (“Habla el Comandante”) a mediados de los años noventa, para constatar de qué cojeaba el presidente, y fuimos pocos los que señalamos entonces hacia dónde podría llevarnos un eventual gobierno del teniente-coronel golpista.
Allí,
Chávez exponía in extenso el pensamiento y las líneas del proyecto político
revolucionario que encarnaba. En varios pasajes ya asomaba lo que sería su
orientación respecto de las grandes potencias mundiales y su rechazo al “poder imperial” que éstas supuestamente
representan. Abominaba del “mundo
capitalista occidental, democrático burgués”, el cual debía ser deribado.
En
función de aquel enfoque, llegado al poder, además de los mencionados, los
tiranos Mugabe, Gadafi, Al Assad, Lukashenko, entre otros, pasaron a ser
interlocutores privilegiados del gobierno bolivariano. Y no olvidemos los
vínculos que aquí y allá, se han detectado con fuerzas terroristas como las
FARC, ETA, HAMAS, HEZBOLÁ y la Corte de los Milagros que gira en torno al Foro
Social de Sao Paulo. “Lo mejor de cada
casa”, diría con sarcasmo un guasón.
En estos días nos visita uno de los amigos del presidente,
uno de los más indeseables, amén de tóxico para los intereses de nuestra
patria. Me refiero al señor que permite la lapidación de mujeres, entre otras
violaciones a los derechos humanos: el presidente iraní Ahmadinejad.
Está de salida porque no se reelegirá, pero además no
lo quiere bien el poder teocrático de su país. Sin embargo, ha tenido sus
éxitos internacionales. Ha logrado burlar el cerco político y financiero que le
tiene la comunidad internacional, gracias a sus amigos latinoamericanos de
ALBA, principalmente, el que mantiene a ésta económica y políticamente: Chávez.
Según fuentes de mucho crédito, las relaciones entre el
gobierno iraní y el de Venezuela están siendo investigadas y monitoreadas desde
muy cerca por organismos de seguridad e instancias judiciales de varios países.
Las sanciones emanadas del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por
causa del desarrollo no autorizado de la energía nuclear en Irán, y que
Venezuela parece habérselas saltado a la torera, al mantener vínculos estrechos
y poco transparentes (contratos diversos,
compraventas trianguladas, transacciones financieras inusuales, construcción de plantas de producción con propósitos bélicos) con
aquel régimen, están formando parte de un expediente que puede tener
consecuencias impredecibles para nuestro país.
Con tales relaciones, Chávez ha colocado de manera
irresponsable a los venezolanos en el medio de situaciones y conflictos
peligrosos que no nos incumben, y en la posición de potenciales cómplices de infracciones
establecidas por la normativa internacional.
Ahmadinejad y el gobierno teocrático de Irán son amistades tóxicas que Chávez nos impone.
Ahmadinejad y el gobierno teocrático de Irán son amistades tóxicas que Chávez nos impone.
En su delirio aberrante por querer resolver los problemas del
planeta olvidando los de su propio país, el presidente venezolano nos involucra
y compromete en asuntos que sólo
representan para nosotros altos riesgos políticos y económicos, por no hablar
de otros, no descartables, que podrían ser más serios.
El prestigio internacional de nuestro país, ya bastante
deteriorado, con estas visitas indeseables se quebranta aún más.
Desde estas líneas, vaya mi repudio, una vez más, a
Ahmadinejad y todo lo que él representa. Como demócrata, amante de la libertad
y la paz, no otra posición se puede tener ante un gobernante teocrático,
intolerante y guerrerista como el iraní.
EMILIO NOUEL V.
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