sábado, 30 de junio de 2012

CHÁVEZ ENTRÓ AL FIN A MERCOSUR






Emilio Nouel V.



De una vez hay que decirlo claramente, el que entró a Mercosur fue el gobierno de Chávez, no Venezuela, aunque es ésta última la que sufrirá las consecuencias.
La diferenciación es importante hacerla, a pesar de que jurídicamente no sea válida la expresión.


                    



No hay duda de que la aprobación írrita del Protocolo de Adhesión de nuestro país a ese bloque, mientras se mantenga vigente, producirá todos sus efectos en Venezuela, y quedará al próximo gobierno nacional evaluar el asunto con vistas a una denuncia de los tratados mercosurianos o a una renegociación de ellos.
Como se sabe, este ingreso resulta de un atropello a uno de los miembros fundadores de ese bloque comercial, Paraguay, a cuyas instituciones políticas se las acusa de golpe de estado, cuando está más que demostrado que aplicaron un mecanismo constitucional contemplado en su ordenamiento interno.
Fue violado de la manera más descarada el artículo 20 del Tratado de Asunción, que obliga a que la adhesión de un nuevo miembro cuente con la anuencia de todos los demás. Sin este requisito, que implica en países democráticos la aprobación por los parlamentos de las nuevas adhesiones, no podrá considerarse miembro pleno a una nación solicitante.
La triquiñuela interpretativa propia de rábulas de que echaron mano los 3 gobiernos de Mercosur, es decir, suspender a Paraguay de la organización para ingresar al gobierno de Chávez, constituye un exabrupto jurídico, que puede ser visto como una expulsión indirecta.
Porque tal suspensión no apuntó, como sería lo correcto en caso de que fuera cierto un hipotético lo del golpe de estado, a la congelación de las ventajas comerciales de que pudiera gozar Paraguay en el marco del régimen de integración o a su exclusión de las reuniones, sino a un punto que toca una materia sustantiva, esencial, que tiene que ver con la conformación de la membresía a lo interno de la organización, que no es poca cosa toda vez que versa sobre el affectio societatis * necesario en toda asociación, y particularmente en este tipo de entes en que la coordinación, la complementación, la cooperación, la solidaridad y la armonía deben reinar entre sus integrantes.
Por otro lado, con la decisión adoptada, el principio de la unanimidad, piedra angular en la toma de decisiones trascendentales dentro de este bloque de integración que no llega a ser supranacional, se quebranta de forma grave.  Al no contar, en el caso de la adhesión de Venezuela, con la opinión indispensable y obligatoria del miembro pleno que es Paraguay, la inclusión de nuestro país adolece de sustento legal válido. 
Así, el ingreso de Venezuela a Mercosur por la puerta trasera se ve también oscurecido por un hecho irregular, tortuoso y lamentable, que de alguna manera afectará las políticas que deberán ejecutarse en el próximo gobierno que llegará a Miraflores el año entrante.     
Los sectores democráticos venezolanos, en general, compartimos el principio del libre comercio y la aspiración de la integración hemisférica y latinoamericana. No participamos de la idea de cerrarnos con políticas  proteccionistas trasnochadas que espantan las inversiones y nos aíslan del mundo.
Pero en esa apertura económica y comercial, nos interesa negociar bien nuestra inserción sobre la base de las mejores conveniencias para los intereses domésticos. De allí que sea crucial, a nuestro juicio, la consulta a todos actores concernidos que operan en nuestra sociedad, cosa que bajo el gobierno actual no se ha hecho, y en el caso de Mercosur es patente.
El candidato presidencial Henrique Capriles ha manifestado su esperanza de que algo positivo pueda traer este ingreso a Mercosur. Ojalá tenga razón. No obstante, estamos seguros que al llegar a Miraflores, le pondrá la lupa a ese asunto y colocará por delante el interés de los venezolanos. Y ésta es una de las tantas razones para votar por él.


EMILIO NOUEL V.
Twitter: ENouelV


*La affectio societatis: es la predisposición de los integrantes de una sociedad de actuar en forma coordinada para obtener el fin perseguido con la constitución de la misma, postergando los intereses personales en aras del beneficio común. La affectio societatis impone al socio el deber de colaboración y de lealtad hacia los fines societarios.

jueves, 28 de junio de 2012

¡DEJEN EN PAZ A PARAGUAY ¡

Emilio Nouel



Parece que Brasil no se enganchó en la deriva absurda que adelantan unos gobiernos, encabezados por el de Caracas, en relación con la posible expulsión de Paraguay de Mercosur y Unasur, después de la salida de la presidencia del inefable Fernando Lugo.
Es probable que haya sopesado mejor lo que hubiera sido un mal paso, sobre todo, cuando el más interesado en el asunto, el mismo Lugo, acató la decisión que tomó casi unánimemente la representación democrática legítima de su país y repudió cualquier bloqueo contra Paraguay.  

                                     

No hay duda de  que Lugo había perdido su piso político e institucional. Hasta la iglesia le pidió la renuncia. Los empresarios también lo rechazaban. Quedó solo con sus allegados cercanos. Políticamente hablando, su gobierno era inviable, no tenía sustento alguno, era una figura casi decorativa.
Su incompetencia gubernamental, los escándalos personales, las distintas torpezas cometidas con sus aliados, los intentos por politizar a los militares, sumados al manejo del incidente en que murieron 17 personas en una invasión de tierras estimulada por su gobierno, configuraron un marco propicio para que se decidiera expulsarlo del poder, mediante un mecanismo establecido en la Constitución.
Este dispositivo constitucional es de naturaleza política, no de carácter penal, aunque puede conducir a procesos en esta última materia. Se llama Juicio Político y está contemplado en el articulado de la Constitución.
Podemos estar de acuerdo o no con este tipo de salidas, pero está en la Carta Magna de Paraguay, y no puede afirmarse seriamente que no es legítimo ni democrático.
En regímenes parlamentarios es muy usual que la mayoría representada en los parlamentos le quiten el apoyo político a un gobernante, y que esto lleve a la disolución del gobierno y a un eventual llamado a elecciones.
Esta suerte de válvula de escape política existe en Paraguay, guste o no al observador.
Que el procedimiento fue muy expedito, es muy cierto. Pero es que no hay un procedimiento específico establecido, de allí que al órgano que corresponde llevar adelante este caso, tenga toda la libertad de fijar las condiciones, lo cual también puede o no agradar al observador, pero es legal.
De modo pues que a mi juicio es inobjetable el proceso formal realizado.
Se ha cuestionado, por otra parte, que se violó el principio del debido proceso. Sin embargo, en este punto pareciera estar presente un error conceptual en los que así opinan.  
No estamos ante un proceso jurisdiccional penal, administrativo o civil, sino ante un “juicio” de naturaleza eminentemente política, que valora la performance de la cabeza del gobierno paraguayo; que estima si se condujo bien o mal. Así, la decisión que se toma es consecuencia de la opinión política mayoritaria que la representación popular legítimamente elegida tiene sobre el gobernante, con la cual los paraguayos podrían estar o no en desacuerdo, pero es la opinión abrumadora del parlamento.      
Definitivamente, no hubo golpe de estado en Paraguay, mucho menos puede utilizarse la expresión absurda, la “contradictio in terminis”, “golpe de estado constitucional” o la de “golpe de estado parlamentario”.
Volviendo al tema de las reacciones sobre el evento en comento, principalmente, las de algunos países de UNASUR, ALBA y Mercosur, a mi juicio, sería absurdo acosar o bloquear política o económicamente a un país que ha actuado de conformidad con su ordenamiento jurídico-político interno. Además de ser un exabrupto político, es la expresión más patente de las incongruencias en las posiciones que se adoptan.
Es inexplicable que se critique acerbamente el embargo a Cuba, y se pretenda bloquear al pueblo paraguayo. Este doble rasero dice mucho sobre la poca moral a la hora de abordar los asuntos internacionales de algunos gobiernos.   
A la cabeza de esta locura se han colocado los gobiernos de ALBA, de dudosa o ninguna condición democrática, y Argentina.
Si a esto sumamos, el hecho ya comprobado, de que el canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, intentó soliviantar a los militares paraguayos, demostrando una vez más su vocación injerencista en los asuntos internos de otros países, el asunto se vuelve más demencial y delicado.
Esta acusación que hace la Ministra de Defensa María L. García, es un asunto muy grave, sobre el cual deberían pronunciarse los gobiernos de UNASUR y MERCOSUR reunidos en Mendoza, tan diligentes en otros temas. Si esta conducta se permite y no hay un pronunciamiento contundente de parte de los países democráticos y respetuosos de la soberanía, flaco servicio se le habrá hecho al prestigio y respetabilidad de esas organizaciones.
No sólo aquellos entes internacionales están obligados a tomar cartas en el asunto; igualmente la OEA.
A Paraguay hay que dejarlo en paz para que resuelva soberanamente su problema, como hasta ahora lo ha hecho. Saldrá adelante, estoy seguro, en democracia y libertad. ¿Qué medida va a adoptar UNASUR frente a la grosera intromisión de Venezuela en los asuntos internos de Paraguay?

Emilio Nouel V.



TWITTER: @ENouelV

EMAIL: emilio.nouel@gmail.com

martes, 19 de junio de 2012


AMISTADES TÓXICAS


Emilio Nouel V.

Una de las consecuencias más notorias y perjudiciales para nuestro país del cambio de opciones estratégicas en la política exterior venezolana bajo el gobierno de Chávez, es  el grupo de gobernantes y actores con los que se ha vinculado estrechamente por razones político-ideológicas o de conveniencia.

                           
                                Protesta por visita de Ahmadinejad a Brasil

Mientras aun se sostenían en pie las instituciones y el funcionariado alto y medio  de carrera podía de alguna manera incidir en el curso de los acontecimientos, el gobierno de Chávez se adaptó  de manera premeditada a los parámetros tradicionales.
Pero una vez que después pudo completar progresivamente con una calculada colonización del aparato del Estado encargado de llevar el día/día de las relaciones internacionales, colocando en puestos altos, bajos y medios sus huestes ideologizadas, y se radicalizó paralelamente el proceso político en el país por distintos acontecimientos conocidos, la conducta y los contenidos cambiaron, a pesar de que en ciertos momentos de esa deriva no se cuidó de algunos gestos aislados que anunciaban por dónde irían los tiros en este ámbito. Su abierta conchupancia con Cuba y el desafío a la comunidad internacional al visitar al tirano Sadam Hussein de Irak, eran sólo el abreboca  de lo que sería más adelante su relacionamiento con los gobernantes más impresentables del mundo.
Y no es que establecer o fortalecer relaciones con amigos, ideológicos o no, no lo hagan todos los gobiernos, sino que en el caso de marras, los amigos que se ha buscado el señor que desgobierna a nuestro país, en su mayoría, son los más desacreditados y peligrosos del planeta. Por lo general, lideran o han liderado países considerados fallidos, forajidos o tiranías corruptas y/o conculcadoras de los derechos civiles, cuando no,  son genocidas. A los que suman organizaciones políticas terroristas o personalidades desprestigiadas.


                                   
                                                     Chávez y Ahmadinejad


Desde antes de llegar a la presidencia, Chávez tenía más o menos claro sus orientaciones en esta materia. Bastaba leer la larga entrevista que le hizo Agustín Blanco Muñoz (“Habla el Comandante”) a mediados de los años noventa, para constatar de qué cojeaba el presidente, y fuimos pocos los que señalamos entonces hacia dónde podría llevarnos un eventual gobierno del teniente-coronel golpista.
Allí, Chávez exponía in extenso el pensamiento y las líneas del proyecto político revolucionario que encarnaba. En varios pasajes ya asomaba lo que sería su orientación respecto de las grandes potencias mundiales y su rechazo al “poder imperial” que éstas supuestamente representan. Abominaba del “mundo capitalista occidental, democrático burgués”, el cual debía ser  deribado.
En función de aquel enfoque, llegado al poder, además de los mencionados, los tiranos Mugabe, Gadafi, Al Assad, Lukashenko, entre otros, pasaron a ser interlocutores privilegiados del gobierno bolivariano. Y no olvidemos los vínculos que aquí y allá, se han detectado con fuerzas terroristas como las FARC, ETA, HAMAS, HEZBOLÁ y la Corte de los Milagros que gira en torno al Foro Social de Sao Paulo. “Lo mejor de cada casa”, diría con sarcasmo un guasón.
En estos días nos visita uno de los amigos del presidente, uno de los más indeseables, amén de tóxico para los intereses de nuestra patria. Me refiero al señor que permite la lapidación de mujeres, entre otras violaciones a los derechos humanos: el presidente iraní Ahmadinejad.
Está de salida porque no se reelegirá, pero además no lo quiere bien el poder teocrático de su país. Sin embargo, ha tenido sus éxitos internacionales. Ha logrado burlar el cerco político y financiero que le tiene la comunidad internacional, gracias a sus amigos latinoamericanos de ALBA, principalmente, el que mantiene a ésta económica y políticamente: Chávez.
Según fuentes de mucho crédito, las relaciones entre el gobierno iraní y el de Venezuela están siendo investigadas y monitoreadas desde muy cerca por organismos de seguridad e instancias judiciales de varios países. Las sanciones emanadas del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por causa del desarrollo no autorizado de la energía nuclear en Irán, y que Venezuela parece habérselas saltado a la torera, al mantener vínculos estrechos y poco transparentes (contratos diversos,  compraventas trianguladas, transacciones financieras inusuales, construcción de plantas de producción con propósitos bélicos) con aquel régimen, están formando parte de un expediente que puede tener consecuencias impredecibles para nuestro país.
Con tales relaciones, Chávez ha colocado de manera irresponsable a los venezolanos en el medio de situaciones y conflictos peligrosos que no nos incumben, y en la posición de potenciales cómplices de infracciones establecidas por la normativa internacional. 
Ahmadinejad y el gobierno teocrático de Irán son amistades tóxicas que Chávez nos impone. 
En su delirio aberrante por querer resolver los problemas del planeta olvidando los de su propio país, el presidente venezolano nos involucra y compromete  en asuntos que sólo representan para nosotros altos riesgos políticos y económicos, por no hablar de otros, no descartables, que podrían ser más serios.
El prestigio internacional de nuestro país, ya bastante deteriorado, con estas visitas indeseables se quebranta aún más.
Desde estas líneas, vaya mi repudio, una vez más, a Ahmadinejad y todo lo que él representa. Como demócrata, amante de la libertad y la paz, no otra posición se puede tener ante un gobernante teocrático, intolerante y guerrerista como el iraní.
EMILIO NOUEL V.  




miércoles, 13 de junio de 2012


CANDIDATURA DE CHÁVEZ, 

OFERTA 

ELECTORAL ENGAÑOSA


Emilio Nouel V.

Querer gobernar en cualquier país demanda del aspirante una salud satisfactoria, unas capacidades físicas y mentales a toda prueba. Porque no se trata de administrar una pequeña empresa, un negocio familiar poco exigente.
De allí que no sea este tema un asunto personal que incumba a un círculo reducido de individuos, sino a una nación entera.
Estamos hablando de llevar las riendas de un país, de conducir el destino de millones de personas; de dirigir un vasto y variopinto equipo profesional y gerencial, de diseñar y ejecutar políticas económicas y sociales, de garantizar la seguridad del colectivo, y de representar con decoro y tacto al país de cara al mundo exterior.

                                      la cara d chavez.jpg

Una persona -hombre o mujer- enferma, débil, que no se pueda valer por sí misma, no puede afrontar aquellas agotadoras tareas de gobierno, sin que su ejecutoria no se vea afectada; esto sin dejar de indicar que puede ser fácil presa del apetito de poder de allegados inescrupulosos que podrían aprovechar las debilidades del gobernante apocado, en función de intereses políticos y crematísticos bastardos.
Es por ello que en los países civilizados, a los candidatos les exigen un examen médico previo que certifique que son aptos para el cargo de elección popular que aspiran ejercer.
Los venezolanos estamos presenciando en la actualidad un espectáculo inusual, más bien insólito. Tenemos un presidente fragilizado en extremo por una grave enfermedad, cuyos signos de deterioro son evidentes, y que para colmo está pretendiendo ser reelecto. Si a esto agregamos que se desconocen los detalles de la dolencia, escondidos a propósito por un poder que se niega a ser transparente y a conducirse adecuadamente en estas circunstancias, el cuadro no puede ser más extravagante.
Esto lo están observando propios y extraños con perplejidad, asombro y confusión. Porque esta situación sólo es concebible bajo las tiranías, que, como sabemos, se caracterizan por la oscuridad de sus actuaciones.
Nadie puede comprender cómo sus asesores y familiares no hayan podido disuadirlo de tal despropósito. Cómo es posible que permitan correr tal riesgo, que incluso podría agravarle su ya precaria salud. Esta pregunta se la están haciendo hasta los que aún han pensado en votar por él, y empiezan a dudar si hacerlo o no.
Si nos atenemos a la información que el propio presidente ha dado y la que se ha podido conocer a través de los medios  sobre el penoso padecimiento,  sin duda, los venezolanos, tanto los que lo apoyan como los que lo rechazamos, estamos siendo colocados frente a un problema político de no poca monta que puede tener pesadas consecuencias.  Sobre todo, cuando vemos que ha sido inscrito como candidato, mostrando pistas claras de que no está bien en muchos aspectos.
Como seres humanos que somos no podemos dejar de apreciar tal estado lastimoso  y maltrecho de un ser humano.  Pero, de otro lado, estamos obligados como ciudadanos responsables a señalar la irregularidad, más bien, el disparate, desde el punto de vista político y humano, de esta pretensión, toda vez que no se trata de un ciudadano de a pie.
Esta es una oferta electoral, amén de absurda e inconveniente para la propia salud del presidente, engañosa para aquellos que potencialmente podrían votar por él. Los que lo rodean han querido presentarlo como si estuviera curado del cáncer y en perfectas condiciones para la contienda electoral, y a las claras no es así.
Esto es un burdo fraude para mucha gente sencilla que podría sucumbir ante una avalancha de propaganda mentirosa y sensiblera. Y este timo se hace aún más perverso cuando pensamos que detrás de todo podría haber un cálculo político-electoral que perseguiría usufructuar la popularidad -por cierto, cada vez más menguante- que ciertamente mantiene el presidente, para que en caso de que él faltara, se pueda catapultar un sustituto eventual de última hora.
La gran puesta en escena de la inscripción en el CNE, echando mano grosera e ilegalmente de los recursos de todos los venezolanos,  sólo buscaba esconder la verdad verdadera, no tenemos la menor duda. Por más que aparezca en montajes televisivos, que cante, baile, eche cuentos y desvaríe, estimulado por quién sabe qué, no van a convencer a la mayoría de lo que está a la simple vista de cualquiera. Fracasarán en el intento, ninguna engañifa podrá enmascarar lo que se muestra en toda su infortunada realidad.
El presidente está incapacitado irremisiblemente, no gobierna en la actualidad ni lo hará después en la hipótesis negada y lejana de que ganara. Es más, si bueno y sano gobernó desastrosamente durante 13 años ¿qué podría esperarse ahora de un gobernante impedido y a merced de una claque militar y unos gobernantes extranjeros? ¿Qué se podría esperar de una mafia probadamente corrupta e incompetente, que sólo busca eternizarse en el poder, aprovechando la enfermedad de un hombre?
Aunque estamos convencidos de que el 7 de Octubre próximo cambiaremos de Presidente para enrumbar a Venezuela por una ruta de modernidad, prosperidad, genuina democracia y concordia, como ciudadanos, no podemos dejar de denunciar una situación, a todas luces, aberrante, que retrata muy bien la baja estofa de quienes nos desgobiernan.    
EMILIO NOUEL V.
Twitter: @ENouelV
EMAIL: emilio.nouel@gmail.com




miércoles, 6 de junio de 2012


¡QUÉ FELICES Y SORPRENDENTES SOMOS LOS VENEZOLANOS¡

                                                                                   “La felicidad, ja, ja, ja, ja,
                                                                                   de sentir amor, jo, jo, jo, jo
    
                                                                                                            Palito Ortega



Los que habitamos esta tierra de gracia, sin duda, somos sorprendentes. Para lo bueno y para lo malo. Campeones mundiales en inflación, acogotados por una delincuencia desaforada, pero también nos sentirnos entre los más felices del planeta. Esto último lo dice en días recientes la Universidad de Columbia, sí señor.
Y es que de verdad hemos sido sorprendentes, desde siempre.

                                  
A pesar de haber sido Venezuela una pobre capitanía general que no llegaba a los talones en riqueza ni gente ni esplendor de los virreinatos de la Nueva España y el Perú, parimos una generación de hombres que con todos sus grandes defectos y virtudes, se jugaron de primeros, todo, vida y bienes que perdieron, por querer independizarse de una monarquía de siglos que no nos dejaba autogobernarnos, ni comerciar con quien nos viniera en gana. 
En esa lucha suicida, enarbolamos la bandera de la libertad por todo el continente. Y esa ofrenda de vidas, no exagero, fue sorprendente, digan lo que digan, y no es chauvinismo de mi parte. Ya un historiador como Benedict  Anderson ha subrayado el caso particular de los venezolanos en esa sangrienta lucha en que nuestra elite, la que tenía una formación y conocimientos para sacarnos adelante como nación que se estrenaba, quedó prácticamente diezmada.
Sorprendió también, por tanto, que esta misma tierra que dio a Miranda, Bello, Bolívar y Roscio, no haya logrado después de esa gran gesta, construir una nación pujante, sino un país aún más empobrecido, caótico, volátil, a la cola de los demás de la región, sin mencionar la morena que nos llevaba en el XIX y lleva aún en el XXI, el gigante del Norte.
De otro lado, ese mismo país, por ejemplo, pasada la mitad del siglo XX, fue por mucho tiempo paradigma de democracia en el hemisferio y más allá, a pesar de aquel pasado de turbulencia e inestabilidad. A muchos, ciertamente, asombró y sorprendió con hombres  de la estatura de Betancourt, Gallegos, Caldera, Leoni, Pérez y muchos otros, que echaron las bases de una democracia en un continente en el que se habían enseñoreado bárbaros milicos a lo largo y ancho, los mismos que hoy nos gobiernan. Y aquí otra sorpresa.
Finalizando el siglo XX nos entregamos a un pestilente experimento de neoautocracia militarista con vocación totalitaria, que nos ha hecho pensar en que nunca nos habíamos deslastrado del espíritu autoritario de otros tiempos.
Precisamente, en rechazo de ese intento de imponernos una tiranía, los venezolanos volvemos a sorprender con las más grandes manifestaciones de calle que se puedan recordar en la región en los últimos tiempos, y con una capacidad de resistencia frente la barbarie, y en la actualidad levantándose de nuevo con un renovado impulso para instaurar una democracia moderna y próspera.
En el estudio de la mencionada Universidad sobre cuán felices se sienten los ciudadanos de los países del mundo, asombramos nuevamente. Los venezolanos seríamos los más felices en el continente americano, incluso, por encima de países cuya situación económica y social es, con creces, superior a la nuestra.
En el World Happiness Report 2012 que aquel centro académico elabora para 150 países, ocupamos el puesto 19º, mire usted, y le ganamos a alemanes, españoles y colombianos, por solo nombrar algunos. Sin embargo, en Latinoamérica sólo nos derrotan los ticos.
A quienes padecemos un gobierno desastroso, incompetente y corrupto como es el venezolano de hoy, esos resultados nos dejan en el sitio. ¿Cómo va a ser eso?
La luz eléctrica se interrumpe a diario por horas y días en gran parte del territorio nacional, y las madres de los que dirigen Corpoelec nunca habían sido tan nombradas. El hampa se ha apoderado de las calles, arrinconándonos en nuestros hogares a tempranas horas de la noche. El índice de homicidios y secuestros se ha disparado a cotas insólitas. Las empresas del estado están casi destruidas y unos vagabundos se han llenado los bolsillos. En calidad, la educación se ha degradado como nunca, fabricando analfabetos funcionales y ágrafos. La corrupción campea en todas las oficinas públicas. No queda una institución en buen estado. El poder judicial es un apéndice del gobierno y está sometido a sus designios y órdenes. El despilfarro de los dineros públicos, el aumento incomprensible de la deuda externa y la entrega de nuestro patrimonio colectivo como parte de una política exterior cuyo objetivo es apuntalar una fuerza política en el poder, son datos duros de nuestra realidad  hoy.  El prestigio internacional por el suelo, sin olvidar la sumisión traidora del presidente y sus colaboradores a las autoridades de una nación extranjera.
Todo hace un cuadro que difícilmente podría propiciar la felicidad social y personal, como señala Columbia, y sin embargo, somos los más felices y no lo sabíamos.
¿Cómo explicarnos esta esquizofrenia sin caer en otro tipo de desquiciamiento en el intento?
Ya el asunto lo está aprovechando propagandísticamente el gobierno militar que nos desgobierna. Tal estudio sería la prueba irrefutable de que lo están haciendo a las mil maravillas desde Miraflores. Si no es así ¿por qué tanta felicidad?
¿Será que ese estudio se hizo con las mismas encuestadoras que nos han inundado con resultados poco confiables o dudosos  en los últimos meses?
¿O es que a los venezolanos no nos gusta decir que somos infelices por más que estemos pasando las de Caín?
Y usted, apreciado lector: ¿qué cree?

EMILIO NOUEL V.

DERRIBAR LA OEA ES EL OBJETIVO


Acaba de finalizar la reunión que ha tenido lugar en Cochabamba, Bolivia, con ocasión de la 42ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos.  
Allí se llevó a discusión el funcionamiento de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, y a propósito de tal tema se presentó un informe del Grupo de Reflexión pedido por el señor Secretario General Insulza, el cual proponía algunos cambios que no dejan de ser turbadores.

                                         

Según declaración de Insulza, dicho Informe fue acogido mediante Resolución y se encargó al Consejo Permanente para que en diálogo con todas las partes involucradas, formule propuestas para su aplicación.  
El tema nos concierne directamente, habida cuenta que el presidente Chávez en días pasados pidió a un Consejo de Estado recién nombrado, un estudio sobre la forma de sacarnos de aquel ente hemisférico, al que se acusa de estar contra el gobierno de Venezuela.  
La tirria que éste tiene contra esa instancia no lo es tanto, creo, porque haya dictaminado de manera desfavorable en su contra, sino más bien porque esa vigilancia supraestatal, que por lo demás hemos aceptado y reconocido en nuestro ordenamiento jurídico, es inaceptable para su concepto particular del poder, de las relaciones con organismos internacionales y de la noción de soberanía absoluta que defiende.
Porque el gobierno sabe muy bien que muchos países del continente han recibido los mismos o mayores cuestionamientos de parte de la CIDH, y que, en consecuencia, es falso que haya una particular animadversión de los funcionarios de ese organismo hacia el gobierno chavista. Obviamente, reconocer esto no es conveniente para sus propósitos últimos, que, a mi juicio, son otros.
El problema de fondo que subyace a este rechazo a la CIDH es, y esto tiene que ver con su noción anacrónica de soberanía, apartar o minimizar  todo dispositivo internacional que signifique una vigilancia eficaz del uso arbitrario del poder y una garantía de la vigencia de los derechos humanos de los ciudadanos.
Para el gobierno venezolano las organizaciones internacionales de cualquier naturaleza son camisas de fuerza, a menos que sus decisiones no comporten una obligación jurídica vinculante y exigible, que no tengan poderes realmente coercitivos o que respondan a intereses político-ideológicos que comparta. En cierta oportunidad, Chávez utilizó la palabra monstruo para referirse a una de ellas; de allí su demonización permanente, que las colocaría al servicio de los grandes y más oscuros poderes mundiales.
Para la ideología de Chávez, el Estado venezolano no debería estar sometido a los tratados que suscribe ni al derecho que generan las organizaciones internacionales a las que pertenecemos voluntariamente (excepción: la subordinación al gobierno cubano). De acuerdo con esta visión demodé el territorio de una nación es una suerte de coto cerrado en el que nadie ni nada que no sea nacional puede inmiscuirse, intervenir u opinar, incluso en la materia de derechos humanos.
Si un gobernante machaca a su pueblo o a sus opositores, si persigue, tortura y asesina, como en la actualidad sucede, por ejemplo, en Siria, ningún extranjero tiene el derecho de decir una palabra de condena, ninguna organización internacional puede intentar corregir tal matanza despiadada. La sacrosanta soberanía está por encima de los derechos fundamentales del ser humano y punto.
Así, como lo hemos dicho cientos de veces, la soberanía se convierte en el argumento y escudo preferido de los tiranos para evitar que la mano de la justicia los alcance.
El principio de la universalidad de los derechos o el de la persecución penal de los delitos de lesa humanidad, no tienen cabida en tal concepción de soberanía absoluta.
La CIDH, por tanto, es una piedra en el zapato para muchos, incluso para algunos gobiernos que se dicen demócratas.
Plantear, como parece ser la propuesta que llevaron a la Asamblea de la OEA, que la CIDH no tenga autonomía e independencia para decidir abrir investigaciones, es un duro golpe al principio de protección de los derechos humanos en el hemisferio. Es mediatizar el papel que debe jugar esa instancia; es, más bien, volverla inútil, aniquilarla. La CIDH y la Corte no pueden ser apéndices de los gobiernos, como pretende el canciller de Venezuela al decir que los integrantes de estos órganos son empleados nombrados por los Estados parte.
El canciller Maduro, obviamente, desconoce la necesidad de que estos órganos sean independientes de los gobiernos, así como en su país no admite el imperativo de la división y los contrapesos de los poderes públicos.
Soy de los convencidos de que el ataque a la CIDH es por mampuesto a la OEA. Ésta ciertamente precisa de reformas. Pero para mejorarla en su funcionamiento, hacerla más eficaz, no para fragilizar uno de los mecanismos más importantes en defensa de los ciudadanos.
"Estamos transformando Estados burgueses, estamos cambiando esos Estados aparentes en Estados que velen por el interés general, Estados de plastilina por Estados reales", ha señalado el pupilo de Chávez, Correa, al arremeter contra la OEA y presentarse como representante de un supuesto proceso revolucionario en marcha en el continente.
Chávez, por su parte, dictó la línea a sus lacayos de ALBA: ¿Para qué la Organización de Estados Americanos? ¿Para qué la Comisión Interamericana de Derechos Humanos? Vamos a crear nuestros mecanismos en estos espacios geopolíticos de unidad y de integración que están naciendo".
Éste es el verdadero objetivo, el que camuflaron cuando apoyaron la creación de CELAC o UNASUR: dinamitar a la OEA desde adentro. Es la prioridad. Creen que con tal acción debilitarán a un supuesto imperio opresor. Aunque sabemos que el fin último es mantenerse en el poder.
Si se salen con la suya los que buscan destruir abiertamente el sistema hemisférico, secundados desde la sombra por algunos gobiernos, no sólo la causa de los derechos humanos sufrirá uno de sus reveses más importantes, también la estabilidad de la región.

EMILI NOUEL V.
Twitter: @ENouelV

lunes, 4 de junio de 2012


ELVIA ARDALANI: De Cruz y Media Luna

De cruz y media luna te forjamos la sangre
en una noche oscura,
ancestral y callada,
donde el amor perdió la pista de la historia.
Nos amamos sin miedo,
sin culpas de otros siglos.
Cerramos la ciudad.
El portón cobrizo del deseo nos protegió los nombres.
Le amé como una hambrienta,
me amó como un sediento.
Aprendí  que en él podía ser otra,
Aprendió que en mí podía ser otro.
Depositamos la semilla sagrada
en el azul violáceo de mi vientre y esperamos en paz.
La noche del eclipse brotaste como el fuego.
Los pájaros callaron.
Él y yo nos miramos.
Hundimos los reproches de mil generaciones
en el dátil oscuro de tus ojos, en ti, recién llegado.
Yo coloqué la cruz que llevas en el pecho.
Él te puso en las manos la media luna blanca.


.................


Tu padre te enseñará a rezar
inclinando la frente sobre el suelo
sencillo y limpio de una alfombra.
Hacia el este tu cara infantil
intacta de nostalgias.
Te habré enseñado yo a arrodillarte
y a cruzar por tu rostro la señal de otra fe.
Quizás un día te venga bien
recostar tu rostro adolorido sobre el
suelo y repetir un Padre Nuestro
o arrodillarte en una iglesia y cantarle
 a Dios el Misericordioso, el Compasivo.
Se vale rezar en cualquier lengua
o no rezar.
La oración eres tú


viernes, 1 de junio de 2012


DELINCUENCIA Y PODER

Sin duda, sobre Venezuela ha caído la peor plaga: delincuencia y poder en conchupancia. Por donde sea que mires al gobierno venezolano actual es un monumental desorden, un relajo. Desde el tránsito terrestre, pasando por las empresas estatales, hasta en las leyes que hace. Todo es un despelote, no hay ideas ni iniciativas razonables. Esto no puede llamarse administración pública ni nada que se le parezca, le queda grande el nombre.  A Venezuela la desgobierna la barbarie, y está mostrando ante el mundo el peor de los espectáculos, particularmente, en materia de seguridad pública.

                                  
                             El capo narcotraficante Escovar Gaviria


La destrucción criminal de las instituciones ha sido la nota característica del chavismo al frente del Estado. Esto ha permitido que la delincuencia se haya filtrado por los intersticios del poder para imponer su soberanía directamente o a través de sus apadrinados; esto sin hablar de cómo se ha apoderado de la calle.
Este fenómeno no es exclusivo de nuestro país, ya ha venido siendo observado por diversos estudiosos del tema de la redes internacionales del crimen organizado y sus repercusiones en los gobiernos.
Dos destacados analistas, entre otros, se ha referido al tema: Robert D. Kaplan (“La anarquía que viene”, 2000) y Moisés Naím (“Ilícito”, 2006).
Desde puntos de vista diferentes, alertan sobre la forma como las organizaciones de delincuentes, en virtud de la pérdida de capacidad y la creciente vulnerabilidad del Estado para controlar las distintas expresiones criminales nacionales e internacionales y enfrentar los problemas sociales, han comenzado a influir en la política y en algunos casos, los más graves, arrebatando el monopolio de la fuerza armada a aquel; tal y como sucede, sobre todo, en ciertos países de África.
Naím, y esto viene muy a propósito de nuestro país, dice certeramente en su formidable estudio: “Los enormes y constantes márgenes de beneficio del narcotráfico global en las regiones más vulnerables, darán lugar a un poder político sustentado en el dinero obtenido gracias a las drogas y viceversa. Las formas que adopten estas combinaciones pueden variar desde la corrupción hasta los ‘estados forajidos’, pasando por la secesión, pero la dinámica subyacente será siempre la misma: los gobiernos están en desventaja frente a los narcotraficantes.
Lamentablemente, en Venezuela estamos viendo aquí y allá manifestaciones de este fenómeno global que está empoderando a las redes mundiales de criminales de todo pelaje.
La trama del caso Makled y sus conexiones con altos personeros del gobierno son una muestra palpable. Nos hace recordar el caso de Escobar Gaviria en Colombia. No olvidemos que personaje siniestro llegó a ser parlamentario en su país.
Asimismo, no es un secreto las relaciones estrechas del gobierno venezolano con el movimiento narcoterrorista FARC de Colombia. Chávez llegó a cometer el exabrupto de decir que Venezuela limitaba territorialmente por el Oeste con ellas. Ese grupo colombiano, es vox populi, se dedica al narcotráfico; de allí que no sea inadecuado afirmar que esas relaciones ratifican una deriva demencial que si no se le pone coto puede llevarnos a situaciones como las que en África describe Kaplan en su libro.
La crisis carcelaria en Venezuela nos está diciendo hasta donde ha llegado el poder de la delincuencia. Un Estado casi destruido, debilitado, dirigido por incompetentes e intoxicados por ideologías demenciales, ha tenido que arrodillarse, someterse, ante criminales que portan kalashnikov y todo tipo de armas. Un Estado retrocediendo ante el impulso desenfrenado de un crimen organizado que no consigue impedimento en quienes están obligados a meterlo en cintura.
La información que está apareciendo con lujo de detalles sobre lo que es permitido en las cárceles no pude ser más asombrosa.  En esos recintos funcionan discotecas, se hace fiestas a todo tren, corre el alcohol y las drogas, se presentan conciertos que son publicitados por los medios, frente a la mirada impasible y quizás la complicidad de las autoridades. Las cárceles se han convertido en una suerte de resorts para el esparcimiento y solaz de los presos. 
¿En qué país del mundo civilizado puede permitirse semejante desaguisado? Sólo en  éste del socialismo del siglo XXI.
Esta situación sólo puede darse en un gobierno en que reinen el desorden, la desidia, la incompetencia y la locura ideológica.
Pregunto: ¿En las manos de quiénes estamos realmente?
¿Es nuestro destino caer en la anomia social y en la anarquía política que el gobierno propicia?
Los venezolanos tenemos una oportunidad electoral formidable el 7 de Octubre próximo para evitar este rumbo desquiciado que nos está conduciendo a un desastre seguro como sociedad. El contubernio entre hampones y seudopolíticos que permiten este relajo no puede vencer a un pueblo que desea ardientemente la prosperidad, la seguridad y la paz.
En las manos de todos, civiles, iglesia, universidades, trabajadores, militares, medios, reposa la solución definitiva. No la desperdiciemos.

EMILIO NOUEL V.

TWITTER: @ENouelV