Como se sabe, el señor
Trump tenía entre sus planes de gobierno sacar a su país del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (NAFTA o TLCAN) y del Acuerdo Transpacífico (TPP),
dos instrumentos internacionales para expandir y profundizar la
interdependencia económica global.
Algunos han señalado que Trump debe al tema del comercio, más
que a cualquier otro asunto, su triunfo electoral. El discurso proteccionista
–“America first”- contrario al libre comercio y antiglobalizador, caló
en gran parte de los votantes, lo que le permitió alcanzar la primera
magistratura.
A partir de una visión equivocada y anacrónica, desconocedora
de la importancia histórica del intercambio exterior para su país, el
presidente norteamericano pretende volcar la economía hacia adentro, toda vez
que atribuye a las relaciones económicas internacionales, al libre comercio, en
definitiva, los problemas que sufre EEUU en ciertos sectores otrora pujantes,
como es el caso del automotriz.
El primero de los tratados mencionados cumplió 23 años de
existencia y el segundo apenas había sido firmado y esperaba por su
ratificación en el Congreso, cuando arribó Trump a la Casa Blanca.
En relación con el NAFTA ¿Cuál es el balance en general para
EEUU a la fecha?
Si bien el comercio de EEUU con Latinoamérica y el Caribe ha
declinado en los últimos tiempos, con sus socios de Norteamérica ha sido todo
lo contrario. Sólo en 2016, alrededor de un billón de dólares en el
intercambio de bienes y servicios con Canadá y México, y un incremento de
inversiones mutuas como nunca antes. En 2015, las inversiones extranjeras
directas canadienses en EEUU alcanzaron la suma de 269 mil millones de dólares
y las mexicanas 16 mil millones. Las estadounidenses en ambos países montaron 353
mil y 92 mil millones de dólares respectivamente, el mismo año.
Obviamente, en casi todos los aspectos, cuando se examinan las frias cifras, el más favorecido en
el proceso ha sido México, a pesar de los pronósticos de aves agoreras que al
inicio de la integración decían que este país iba a salir trasquilado. (Ver Bureau of Economic Analysis database). Entre 1993 y 2016, las exportaciones mexicanas pasaron de 53
mil millones a aproximadamente 400 mil millones de dólares. Otro gran logro ha sido el desarrollo de las cadenas de valor
que se han establecido, en especial, la del sector automotriz, recordándonos
que hoy la integración no se trata solo de intercambiar mercancías sino también
de producirlas conjuntamente.
No obstante, desde que es presidente, en varios temas, Trump
se ha echado para atrás o lo han hecho retroceder. En lo de la salida del TLCAN
ha ocurrido otro tanto, y su administración emprendió acciones para renegociar
el Tratado, descartándose, aparentemente, la intención inicial.
Al respecto puede decirse que no están claros los objetivos
del gobierno norteamericano en esta negociación, sobre todo por el ruido que
hacen los tuits irreflexivos y las declaraciones contrastantes de algunos
funcionarios gubernamentales. Se dicen cosas para la galería pero en privado se afirman otras. No se sabe si esta conducta contradictoria forma
parte de posiciones realmente distintas o si es una estrategia para la
negociación. Esto tiene a los negociadores de los otros dos países en una
postura cautelosa y expectante aunque firme, de cara a ciertos puntos que
juzgan inmodificables o de difícil reversión. Las reglas de origen y el mecanismo de solución de controversias son temas en discusión. que aun quedan por dilucidar en negociaciones que no han concluido.
Importantes sectores económicos de EEUU saben que salirse del
acuerdo es un error. Seria despreciar exportaciones anuales de cientos de miles
de millones de dólares. Es una descomunal irresponsabilidad poner en riesgo esa
cifra de negocios para las empresas estadounidenses.
Para Canadá y México, país recientemente invitado a la reunión de BRICS, es un problema esta incertidumbre, de
allí que ya estén considerando otras alternativas en el caso de que lo peor
suceda, es decir, que el tratado preferencial quede sin efecto, y entren, en
consecuencia, a operar las normas de la OMC.
Desde su fundación, EEUU siempre fue un país abierto al mundo
en materia económica y una de las claves de su desarrollo extraordinario está
en la política de libre comercio.
Resulta, por tanto, injustificable, en una época en que la
interdependencia global cada día se profundiza más, con sus mejores efectos, que
el país que ha contribuido fundamentalmente con ella, se retraiga sobre sus
fronteras, afectando no solo al mundo sino
a sí mismo. Los chinos, obviamente, ven con buenos ojos esta deriva que
les permitirá afianzarse en nuestro hemisferio, tal y como lo han venido
haciendo progresivamente en la última década.
Ojala el alejamiento comercial que algunos señalan estaría teniendo
EEUU respecto no solo de sus socios del NAFTA, sino también del hemisferio
americano en general, sea revertido. El libre comercio y la integración son
fundamentales para el crecimiento y el desarrollo de todo el continente.
Desde Latinoamérica aspiramos a un acercamiento cooperativo
mayor y a una integración hemisférica consolidada, que nos permitan una presencia
global vigorosa. Y en ese propósito la política que adelante EEUU es capital.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
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