jueves, 31 de agosto de 2017


SANCIONES, EXTRATERRITORIALIDAD Y EL PERFECTO IDIOTA LATINOAMERICANO


Sobre las sanciones financieras trumpianas a la tiranía de Venezuela, no al pueblo venezolano, mucho se ha hablado estos días que corren.

Erróneamente, las califican de extraterritoriales los socios del gobierno que conforman esa junta de beneficencia que llaman ALBA, y uno que algo del tema conoce, no ve tal carácter por ningún lado.

Resalta sobre todo la reacción del gobierno, plagada de embustes y distorsiones, y con el único propósito de atribuir a las muy recientes medidas, la crisis económica y humanitaria que vivimos, cuando es obvio que su causante casi exclusivo, después de 18 años, es él.

Algunos afirman que a pesar de estar dirigidas al gobierno por sus conducta antidemocrática, de todos modos afectaran al país como un todo, es decir, a su gente en general, y en cierta medida tienen razón. Es imposible separar las repercusiones que tendrán  en un país que depende de los ingresos externos de su industria petrolera, en alrededor de un 96%. Lo que le suceda a PDVSA, tarde o temprano nos impacta a todos los venezolanos. Ojala salgamos de esta calamidad antes de que los efectos negativos puedan prolongarse mucho.   
Con las medidas se busca cerrar un cerco financiero, que, por lo demás, ya el gobierno lo había provocado con su ejecutoria económica desastrosa. No ha sido culpa de terceros que hayamos perdido toda credibilidad y confianza en los campos político, económico y diplomático del mundo. A un gobierno incompetente y además inspirado en una ideología destructora, nadie le presta dinero y si lo hace exige garantías suficientes y cobra gravosos intereses. La causa de la debacle no es Trump, ni antes Obama, tal mentira es insostenible.

Es una evidencia que son muy pocas las fuentes de financiamiento que restan a la dictadura. No poder negociar instrumentos financieros en los mercados, particularmente, en el de EEUU, es un golpe noble, al que pareciera se le agregará otro desde Europa. Voceros gubernamentales están acusando el leñazo y andan en su desesperación disimulada inventando fábulas para el consumo de una galería desinformada, pero en el fondo saben que tienen los días contados. 
A lo sumo, Rusia y quizás China, seguirán sosteniendo a la tiranía y sabemos por cuales razones geopolíticas y crematísticas. ¿Hasta cuándo? Quién sabe.

Sobre la extraterritorialidad de las medidas adoptadas por el gobierno estadounidense, denunciada por los propagandistas del régimen venezolano, vale la pena decir aquí algo en especial, para recordarles su significado a los que utilizan el término de manera incorrecta y torcida.

Una normativa o ley tendría tal naturaleza cuando una vez sancionada por los organismos competentes de un país, ella tuviera vigencia o se pudiera aplicar en el territorio de otro, lo cual es algo impensable en el mundo de hoy.

Es como si en Colombia se aprobara un Código Penal que pudiera aplicarse en Venezuela, lo cual sería un exabrupto que iría contra el principio de soberanía en esta materia.

En el caso de las medidas que nos ocupan, el ámbito de aplicación es el territorio de EEUU, no es Venezuela ni ningún otro país. Son disposiciones legales emanadas de los órganos competentes estadounidense en uso de sus potestades soberanas. Nadie en su sano juicio podría ampararse o echar mano de tales normas en el territorio venezolano. Simplemente porque no podrían tener efecto extraterritorial, tal y como de forma equivocada lo han señalado la inefable que preside la espuria asamblea constituyente de Venezuela y sus secuaces clientes en el mundo, particularmente, los gorrones y sablistas de ALBA.

De modo pues, que señalarlas como medidas de efectos extraterritoriales es una falsedad, desde el punto de vista jurídico. Tal aseveración solo se explica por el interés retorcido de acusar a un gobierno extranjero de los grandes males que padecemos, recurso típico en la retórica indigesta de la izquierda, la misma del famoso ¨perfecto idiota latinoamericano¨ que ve la viga en el ojo ajeno -¡el Imperialismo!- y no en el propio.

Las sanciones, siempre indeseables y de consecuencias inciertas, buscan presionar a la tiranía para que se avenga a una salida negociada y pacífica de nuestra crisis. Sobre el gobierno chavista pesa toda la responsabilidad de que así sea. No quisiéramos que la otra alternativa, la más traumática, se imponga. 


Emilio Nouel V.

emilio.nouel@gmail.com

 

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