SANCIONES, EXTRATERRITORIALIDAD Y EL PERFECTO IDIOTA LATINOAMERICANO
Sobre las
sanciones financieras trumpianas a la tiranía de Venezuela, no al pueblo
venezolano, mucho se ha hablado estos días que corren.
Erróneamente,
las califican de extraterritoriales los socios del gobierno que
conforman esa junta de beneficencia que llaman ALBA, y uno que algo del tema
conoce, no ve tal carácter por ningún lado.
Resalta
sobre todo la reacción del gobierno, plagada de embustes y distorsiones, y con
el único propósito de atribuir a las muy recientes medidas, la crisis económica
y humanitaria que vivimos, cuando es obvio que su causante casi exclusivo,
después de 18 años, es él.
Algunos
afirman que a pesar de estar dirigidas al gobierno por sus conducta antidemocrática, de todos modos afectaran al
país como un todo, es decir, a su gente en general, y en cierta medida tienen
razón. Es imposible separar las repercusiones que tendrán en un país que
depende de los ingresos externos de su industria petrolera, en alrededor de un
96%. Lo que le suceda a PDVSA, tarde o temprano nos impacta a todos
los venezolanos. Ojala salgamos de esta calamidad antes de que los efectos
negativos puedan prolongarse mucho.
Con las
medidas se busca cerrar un cerco financiero, que, por lo demás, ya el gobierno
lo había provocado con su ejecutoria económica desastrosa. No ha sido culpa de
terceros que hayamos perdido toda credibilidad y confianza en los campos
político, económico y diplomático del mundo. A un gobierno incompetente y
además inspirado en una ideología destructora, nadie le presta dinero y si lo
hace exige garantías suficientes y cobra gravosos intereses. La causa de la
debacle no es Trump, ni antes Obama, tal mentira es insostenible.
Es una
evidencia que son muy pocas las fuentes de financiamiento que restan a la
dictadura. No poder negociar instrumentos financieros en los mercados,
particularmente, en el de EEUU, es un golpe noble, al que pareciera se le agregará
otro desde Europa. Voceros gubernamentales están acusando el leñazo y andan en
su desesperación disimulada inventando fábulas para el consumo de una galería
desinformada, pero en el fondo saben que tienen los días contados.
A lo sumo,
Rusia y quizás China, seguirán sosteniendo a la tiranía y sabemos por cuales
razones geopolíticas y crematísticas. ¿Hasta cuándo? Quién sabe.
Sobre la extraterritorialidad de
las medidas adoptadas por el gobierno estadounidense, denunciada por los
propagandistas del régimen venezolano, vale la pena decir aquí algo en
especial, para recordarles su significado a los que utilizan el término de
manera incorrecta y torcida.
Una normativa o ley tendría tal
naturaleza cuando una vez sancionada por los organismos competentes de un país,
ella tuviera vigencia o se pudiera aplicar en el territorio de otro, lo cual es
algo impensable en el mundo de hoy.
Es como si en Colombia se
aprobara un Código Penal que pudiera aplicarse en Venezuela, lo cual sería un
exabrupto que iría contra el principio de soberanía en esta materia.
En el caso de las medidas que nos
ocupan, el ámbito de aplicación es el territorio de EEUU, no es Venezuela ni
ningún otro país. Son disposiciones legales emanadas de los órganos competentes
estadounidense en uso de sus potestades soberanas. Nadie en su sano juicio
podría ampararse o echar mano de tales normas en el territorio venezolano.
Simplemente porque no podrían tener efecto extraterritorial, tal y como de
forma equivocada lo han señalado la inefable que preside la espuria asamblea
constituyente de Venezuela y sus secuaces clientes en el mundo,
particularmente, los gorrones y sablistas de ALBA.
De modo pues, que señalarlas como
medidas de efectos extraterritoriales es una falsedad, desde el punto de vista
jurídico. Tal aseveración solo se explica por el interés retorcido de acusar a
un gobierno extranjero de los grandes males que padecemos, recurso típico en la
retórica indigesta de la izquierda, la misma del famoso ¨perfecto idiota
latinoamericano¨ que ve la viga en el ojo ajeno -¡el Imperialismo!- y no en
el propio.
Las sanciones, siempre
indeseables y de consecuencias inciertas, buscan presionar a la tiranía para
que se avenga a una salida negociada y pacífica de nuestra crisis. Sobre el
gobierno chavista pesa toda la responsabilidad de que así sea. No quisiéramos
que la otra alternativa, la más traumática, se imponga.
Emilio Nouel V.
emilio.nouel@gmail.com
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