MADURO, MÁS SOLO QUE LA UNA
El repugnante palmarés del gobierno militar-cívico del tirano
Maduro no sólo se evidencia en su espantoso gobierno, también se expresa en su pertenencia
al exclusivo y reducido grupo de regímenes que han sido repudiados y
sancionados por la comunidad internacional, lo que le ha llevado a un
aislamiento en el mundo sin precedentes.
El gobierno venezolano está acorralado. En lo político y lo
económico. Aparte de unos países sin peso ni influencia en el entorno mundial,
en su mayoría desacreditados, no tiene soporte alguno. Porque decir que Rusia o
China lo apoyan es solo eso: un decir, cuya base es endeble, que depende de los
vaivenes de la geopolítica y de los intereses crematísticos, muy volátiles y
cambiantes.
A lo interno, está claro que tiene el desapego de más del 80%
de los ciudadanos, según las mediciones de las encuestadoras serias. El hambre,
la inseguridad, la ruina de los servicios públicos y las necesidades de toda
naturaleza son las razones de tal aborrecimiento.
El gobierno es inviable. Desde hace meses está decretada su
muerte por inanición. No tiene opciones de supervivencia en el marco de sus
desquiciadas políticas. Las fuentes de financiamiento se le cerraron, no tiene
a quien recurrir, a menos que siga rematando al país a precio de gallina flaca.
Lo decía en estos días Ricardo Hausmann (“El colapso sin precedentes de Venezuela”
en Project Syndicate), la depresión económica de Venezuela (disminución del 40%
del PIB, el declive del ingreso nacional es de 51%, ingresos fiscales cayeron
en un 70%) es más aguda que la de la Gran Depresión de 1929 y mayor que la de
países destruidos por la guerra como Ruanda o Sudan del Sur, más recientemente.
“La catástrofe de Venezuela eclipsa
cualquier otra de la historia de EEUU, Europa o le resto de América Latina“,
dice Hausmann.
El gobierno, a medida que pasan los días, va quedando solo.
Los organismos de los DDHH de la ONU y de la OEA andan alarmados por los
desmanes que están cometiendo las fuerzas armadas contra manifestantes que solo
piden libertad y elecciones libres. Muy preocupada, la dirigencia de la Unión
Europea no deja de manifestarse casi a diario en relación con nuestra crisis e
insta al gobierno a que negocie con la oposición democrática, libere los presos
políticos y llame a elecciones. La mayoría de los gobiernos de nuestro
hemisferio hacen otro tanto.
En Mercosur los países miembros están a punto de tomar
decisiones severas con base a los Protocolos vigentes sobre Democracia y DDHH,
lo cual podría acarrear la expulsión definitiva de Venezuela de ese bloque
comercial.
Decenas de expresidentes piden que en Venezuela se
restablezca la democracia y las libertades y denuncian las atrocidades de lesa
humanidad perpetradas por los esbirros del régimen de Maduro y sus secuaces.
El gobierno está aislado mundialmente, está como la una. Es
una suerte de leproso internacional. Su fraudulenta constituyente no será
reconocida. Sólo pocos gobiernos y grupos políticos cegados por la ideología y
los negociados lo respaldan.
La verdad se está imponiendo. Nos acercamos a un desenlace
que deseamos se lo más pronto. Aun cuando hay muchas y fuertes razones para
impacientarse, lo prudente y eficaz es perseverar en lo que han sido los
postulados fundamentales de la estrategia de la oposición democrática: cambio
constitucional, democrático, electoral y pacífico. Esta es la garantía de
victoria definitiva.
Sin abandonar la protesta y la movilización ciudadana, debe
actuarse en todos los tableros, incluso en el electoral, más allá de que la
institucionalidad en este campo esté subordinada al gobierno.
EMILIO NOUEL V.
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