GABRIELA CALDERÓN DE BURGOS
EL CATO
Grecia es un país que desde hace 14 años abandonó su propia moneda para unirse a la Eurozona. Desde antes de unirse a la Eurozona, Grecia venía experimentando con un modelo estatista que se había convertido en el ejemplo de la irresponsabilidad fiscal. Entre 1981 y 1999 Grecia registró un déficit público promedio de 8,3% del PIB.1 La deuda pública pasó de 22% del PIB en 1980 a 98% en 1993.2
Para unirse a la Eurozona, se hizo un esfuerzo por poner en orden al
fisco griego y la deuda tuvo un crecimiento moderado durante los noventa
y principios de los 2000, aún cuando esta no dejó de ubicarse en el
alto nivel de 105% del PIB en 2007.3 Luego vino la supuesta austeridad
adoptada en respuesta a la crisis de 2009 y volvió el crecimiento
acelerado de la deuda pública, la cual para fines de 2014 llegó a 177%
del PIB.4
Digo “supuesta” austeridad dado que entre 2008 y 2013 el Estado griego
pasó de gastar 50,6% del PIB a gastar 58,5% del PIB. Este es un país con
un Estado que el economista griego Nikos Tsafos describe como “rentista”, que opera como si “el dinero cayera de los árboles”.5
El economista Anders Aslund considera que Letonia
y Grecia ofrecen el contraste más marcado en cuanto a su estrategia
para enfrentar la crisis dado que estos fueron los dos países más
fuertemente golpeados. Grecia optó por posponer reformas estructurales
que permitieran el crecimiento a largo plazo. Letonia, en cambio, optó
por realizar rápidamente un ajuste fiscal en gran medida mediante
reducciones del gasto público. ¿Cuál fue el resultado?
Letonia demoró dos años en recuperarse mientras que Grecia experimentó 6
años de contracción y ahora se encuentra nuevamente al borde del
precipicio.6
Muchos economistas, como Paul Krugman, consideran
que todo lo que Grecia necesita hacer es volver a tener moneda propia
(devaluable). Pero el problema griego no es monetario si no fiscal.
Además, está el pequeño detalle de que una mayoría abrumadora de los
griegos quieren seguir usando el Euro, 75% de ellos según una encuesta
de enero.7
De manera que declarar la voluntad de salir del Euro sería un
suicidio político. Pero la gravedad del problema fiscal, sumada al
aparente radicalismo del nuevo gobierno, han puesto nerviosos a los
griegos, que temen por sus euros. Tanto así que han estado sacándolos
del país y esto ha hecho que se contraiga la masa monetaria todavía más,
agravando la condición de los bancos griegos.
El economista Steve Hanke explica que, contrario a
lo que la gente suele pensar, son los bancos los principales generadores
de la masa monetaria, no los bancos centrales. Si los bancos entran en
problemas, se contrae la masa monetaria, sufriendo el crecimiento de la
economía. Hanke afirma que “El sistema bancario de Grecia, que produce
cerca del 85% de la masa monetaria en la economía, está a punto de verse
obligado a cesar operaciones”. Todo el nerviosismo lo genera un
gobierno que, como los que vinieron antes, aunque con una retórica más
incendiaria, se niega a abordar el problema fiscal y quiere seguir
distrayendo culpando a los acreedores de una deuda insostenible en lugar
de ver cómo reducir el gasto. Como si el dinero cayera de los árboles.
Referencias:
1. Anders Aslund. "Greece´s Problem: Fiscal Irresponsibility and Too Few Reforms". Blog: Real Time Economics Issues Watch. Peterson Institute for International Economics. 29 de enero de 2015.
2. Nikos Tsafos. "Are We All Greeks Now? Greek Political Economy and the Origins of Greek Debt". Greek Default Watch Blog. 24 de abril de 2011.
3. Tsafos, 2011.
4. Eurostat. Deuda consolidada del Estado.
5. Tsafos, 2011.
6. Anders Aslund. "Why Austerity Works and Stimulus Doesn't". Bloomberg. 7 de enero de 2013.
7. "75% of Greeks Want to Stay in the Eurozone". Bloomberg. 16 de enero de 2015.
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