EL CANDIDATO DEL
BOSTEZO
Como perro sin amo anda el candidato del gobierno. Se
cobijaba bajo la sombra de su líder, mientras éste vivió. No brillaba, ni aún
brilla, con luz propia, pero ido aquel, su ídolo, ha quedado desamparado,
desprovisto de todo lo que le podía salpicar de su mentor en materia de
liderazgo.
Su orfandad política es dramática, sin mencionar la
intelectual. Sus enormes esfuerzos para transmutarse en el finado han sido en
vano; no da pie con bola, a lo sumo llega a una caricatura. Los dirigentes
chavistas de la primera hora lo desprecian en voz baja y a los arreados, apenas
lo ven y oyen, les da un ataque incontrolable de bostezo.
Visto lo visto y el desastre administrativo y económico que
está perpetrando el presidente cooptado, hasta los antichavistas de más uña en
el rabo comienzan a añorar al original, y esto es ya decir mucho.
Los cubanos ya no hallan qué hacer con esta candidatura
desabrida y anodina. Lo disfrazan de militar cuban style y le inventan una épica revolucionaria de cuadro
entrenado por “los gloriosos revolucionarios
cubanos”; pero nada, el hombre no responde, ni levanta el ánimo a los
chavistas.
Las pocas veces que uno aguanta más de tres minutos oír
hablar a Nicolás, nos topamos con una performance como orador, en contenido y
forma, de una precariedad que nos sobrecoge.
Es un personaje de retórica descafeinada y ayuna de ideas que
pudieran mover a la gente al entusiasmo.
Sus discursos son una ristra de eslóganes panfletarios,
repetida sin cesar, sacados del baúl de una izquierda vetusta y desconectada de
la realidad. Las soluciones concretas a los problemas que su corta
administración ha agudizado, están ausentes. Al oírlo, queda claro al
observador que las desconoce, que no tiene la más mínima idea seria para
enfrentarlos. El pueblo ya está comparándolo con uno de esos discos “quemaitos” que venden en las calles, y
que se quedan pegado en todas las canciones.
No tiene nada qué decir de su propia cosecha. Todo su
discurso se le va en que si el “comandante
supremo” me dijo esto, que si me ordenó aquello; que “como decía mi adorado comandante”,
que si esto era lo que él quería, que si sigo por su mismo camino, etc,
etc, etc. Y así lo vemos, presentándose como una suerte de remedo del líder ido
para siempre, que a medida que pasan los días se vuelve una parodia patética y
mal ejecutada.
De modo que si nos atenemos a lo que muestra el candidato del
bostezo, de llegar a ser electo, lo que nos esperaría sería la bancarrota del
país.
La oposición democrática tiene en el evento electoral que se
avecina una gran oportunidad de crecer numéricamente y de consolidar su fuerza
de cara a la grave situación que se dibuja en el horizonte.
El candidato del gobierno no cuenta con las herramientas
políticas y técnicas, ni con los equipos de gobierno, para superar esos retos.
La oposición y su candidato Henrique Capriles lo superan con
creces, de allí que tal competencia signifique la ocasión de reiterar nuestras
soluciones y de ampliar nuestra audiencia y apoyo electoral.
En esta larga y compleja lucha, tenemos todas las de ganar.
El triunfo definitivo lo garantiza nuestra voluntad decidida de lograrlo y nuestra
convicción de que en efecto llegaremos a la meta más temprano que tarde.
El candidato del bostezo es garantía de violencia, escasez,
mayor inflación y destrucción de nuestra economía y del empleo. Es la
continuidad de la mediocridad y la corrupción en funciones de gobierno. Es el
camino seguro al caos y la pobreza. Es el candidato de la entrega del país a
los tiranos de Cuba.
A votar y a defender nuestros votos llaman. Es la vía que
seguimos los partidarios de la democracia, la libertad y la paz.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
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