MIRANDA, BOLÍVAR Y LA
INTEGRACION HEMISFÉRICA
Los reiterados intentos de integración en nuestro
hemisferio tienen raíces seculares. Los insatisfactorios o incompletos
resultados, producto de los desencuentros entre "las dos Américas" y
entre los latinoamericanos entre sí, también vienen de lejos en el tiempo.
Uno de los más tenaces propulsores de una América
independiente y unida fue, sin duda, el venezolano Francisco de MIRANDA,
entre cuyas propuestas estaba la creación de una gran patria americana que
llevaría el nombre de “Incanato”.
Entre 1790 y 1808, MIRANDA presentó varios
proyectos, y en ellos el precursor habla de la creación de una federación americana,
de un poder ejecutivo, un ejército y unos comicios americanos. Para la consecución
de estos planes, buscó y obtuvo el apoyo de la Gran Bretaña, país en el que
tenía amplias relaciones personales y políticas. Posteriormente, en sus
gestiones ante el gobierno de EEUU, logró un soporte importante. Este apoyó
norteamericano le causó fricciones a ése país con España, con la cual mantenía
una alianza entonces.
Francisco de Miranda
MIRANDA, al hacer comparaciones, se lamentaba que
la América española no haya adoptado muchos de los valores y costumbres de la
América anglosajona. “Dos grandes
ejemplos -decía- tenemos delante de los ojos: la revolución
americana y la francesa. Imitemos
discretamente la primera; evitemos con sumo cuidado los fatales efectos de la
segunda.”
MIRANDA, según el escritor Arturo USLAR PIETRI, “las más extraordinaria personalidad que había
florecido en el vasto territorio del nuevo mundo”, fue un liberal de
pensamiento. Éste se resume en lo que escribió a Thomas Payne: “La conservación de los derechos naturales, y
sobre todo, de la libertad de las personas, seguido de sus bienes, es incuestionablemente
la piedra fundamental de toda sociedad humana, bajo cualquier forma política en
que ésta sea organizada.”
La simpatía por MIRANDA en EEUU se tradujo en apoyo
político y material. No hay que olvidar el financiamiento de la expedición invasora
de El Leander en 1806, en la que vinieron norteamericanos, entre ellos, un
nieto de John ADAMS que cayó prisionero.
Es conocida la nota que escribió ADAMS a John JAY, en 1786, en la que manifestaba
que una revolución en Sudamérica, sería de gran provecho para EEUU, y que en
este caso, ése país no pondría obstáculos a ella.
Los
planes de MIRANDA fueron apoyados ardientemente por otro founding father, Alexander HAMILTON. Asimismo, el Secretario de
Estado, James MADISON y el presidente Thomas JEFFERSON discutieron esos planes.
Empero,
hay que recordarlo, EEUU no se comprometerá de manera abierta (sí vendió a
armas a los patriotas) sino al final de la guerra de independencia.
Simón Bolívar
Simón BOLÍVAR también puso su empeño en plasmar en los hechos la idea de una América hispana integrada en una sola nación, objetivo romántico que nunca pudo lograr a causa de las divergencias políticas.
Simón BOLÍVAR también puso su empeño en plasmar en los hechos la idea de una América hispana integrada en una sola nación, objetivo romántico que nunca pudo lograr a causa de las divergencias políticas.
En cierta ocasión (1827), BOLÍVAR escribirá al
general y político inglés, Sir Robert WILSON: “No se sabe en Europa lo que me cuesta mantener el equilibrio en estas
regiones”.
El Libertador expresó muchas veces la idea de la
unificación. Desde 1810, cuando fue a Londres en una misión diplomática de la
Venezuela naciente, se mostró partidario de una confederación de las colonias
para asegurar la independencia, la misma de MIRANDA. Posteriormente, en 1814,
conceptuará en una sola frase su pensamiento sobre el continente: “Para nosotros, la Patria es América.”
BOLÍVAR explayará su visión unitaria en la Carta de
Jamaica (1815): “Yo deseo más que ningún
otro ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su
extensión y riqueza que por su libertad y gloria”. En este documento hará
sus pronósticos acerca el curso político que podría seguir la América española.
Hacia 1818, en carta a Juan Martín PUEYRREDÓN nuevamente declarará: “Una sola debe ser la patria de todos los
americanos, ya que en todo hemos tenido perfecta unidad.”
Al año siguiente de la liberación de Venezuela,
escribirá a Pedro GUAL que “Nada interesa tanto al gobierno de Colombia como
la formación de una liga verdaderamente americana. La confederación proyectada
no debe fundarse únicamente en el principio de una alianza EMILIdefensiva u ofensiva
ordinaria: debe en cambio ser más estrecha que la que se ha formado
recientemente en Europa contra la libertad de los pueblos. Es necesario que la
nuestra sea una sociedad de naciones hermanas, separadas por ahora en el
ejercicio de su soberanía por el curso de los acontecimientos humanos, pero
unidas, fuertes y poderosas, para sostenerse contra las agresiones del poder
extranjero.”
El
general Daniel F. O’LEARY, quien estuvo muy cerca de Bolívar, evocará los
propósitos de BOLÍVAR, al escribir: “Pensó en confederar los nuevos estados
en una república que se defendiera de Europa, sirviera de contrapeso a Brasil y
a los Estados Unidos y pesara en las decisiones políticas del mundo (…) Según
este plan, cada una de las repúblicas confederadas conservaría su independencia
en cuanto a su administración, y sólo la dirección de las relaciones exteriores
y la defensa del país seria de la peculiar incumbencia del Gobierno Federal.
Consideraba que la parte de soberanía que cada Estado cedía en favor del bien general
quedaba ampliamente compensada con la mayor respetabilidad y fuerza que
derivaría de la Unión.
De manera
pues, que para El Libertador, la “unidad de la América meridional” será
un punto que reiterará en muchos de sus escritos, proclamas y correspondencia a
lo largo de su vida pública. No obstante, al final de sus días las realidades
lo obligarán a renunciar a tal propósito.
La utopía
bolivariana se topará entonces con las duras y amargas realidades de la
política. Su proyecto no era compartido por todos en virtud de las diferencias
de ópticas, intereses y rivalidades que afloraron entre los que condujeron la
guerra de independencia. Particularmente, los líderes estaban más interesados
en mantener el poder en cada uno de sus feudos, que en crear una confederación
de naciones bajo un gobierno único, incluso sí ésta sólo fuera de carácter
defensivo frente a las potencias europeas.
La
oposición que tuvo la propuesta, sobre todo, en la Gran Colombia, no era ajena
a los planteamientos que BOLÍVAR hizo sobre la forma de gobierno a instaurar y
las relaciones particulares que esa nueva república tendría con países como
INGLATERRA, EEUU y otros. Recuérdese al respecto, la observación que el
historiador Pedro Manuel ARCAYA hizo sobre el pensamiento de BOLÍVAR: “Estúdiese la historia de Bolívar
imparcialmente y se hallará que como doctrina de gobierno sustentaba la
necesidad de un poder ilimitado, la tutela ejercida sobre la Nación para
salvarla, a su modo de ver, de la anarquía y el desorden; en una palabra, la
dictadura suya considerándose él como llamado a misión providencial; en el fondo
la misma concepción de los monarcas españoles.”
Es harto conocida
la idea insólita de El Libertador de convertir a la Gran Colombia en un
protectorado inglés: “Entreguémonos en
cuerpo y alma a los ingleses. No podemos existir aislados, ni reunidos en
federación sino con el beneplácito de los ingleses. Toda América junta no vale
una armada británica”.
Esta
propuesta, que evidenciaban una inclinación exagerada por una potencia
colonial, cuya ayuda a la emancipación no se podía desconocer, sin embargo,
encontró rechazo. Intentar traerla de nuevo al continente no podía ser una idea
más imprudente. Enfrentaba a la Doctrina MONROE, igualmente.
Para el
escritor e historiador colombiano Germán ARCINIEGAS, la ausencia de BOLÍVAR en
el Congreso Anfictiónico de Panamá, cuyo objetivo era el de concretar la idea
de la confederación, dice mucho de lo poco que ya él mismo creía en la
viabilidad de la propuesta.
En
cualquier caso, vale la pena destacar que en ese congreso no se aprobó un
documento que al menos esbozara algún interés en los tema de integración
comercial. Incluso, el planteamiento de formar una unión, liga y confederación
de carácter defensivo para protegerse de la dominación extranjera, no obtuvo la
solidaridad del resto del continente. Sólo el peruano Manuel VIDAURRE presentó
un documento calificado de amplio y audaz, titulado “Bases para el pacto de la Unión entre estados de América”, en el que se planteaba una unión
aduanera.
Tampoco
la propuesta de crear una “autoridad
sublime”, “con rigor y autoridad
verdaderamente soberana” -la supranacionalidad en términos de hoy- que
uniformara las instituciones y principios que unen a los países asociados, tuvo
la acogida esperada.
Rechazado
y abandonado el modelo confederado, incluso por sus defensores más entusiastas,
como VIDAURRE, quien luego de ser un bolivariano comprometido con el proyecto
de BOLÍVAR, más tarde dirá a éste: “Te
aborreceré tirano como te admiré héroe”, el desarrollo político
post-independentista de las ex colonias seguirá un curso caracterizado por una
suerte de “balcanización”.
ARCINIEGAS
dirá al respecto que América quedó convertida en “una colección de islas, en un archipiélago”. El signo será la
desunión y los enfrentamientos entre ellas, a pesar de los reiterados intentos
a lo largo de los siglos XIX y XX para materializar la integración.
Al final
de la primera década del tercer milenio, los latinoamericanos seguimos, una y
otra vez, refundando la integración que soñaron MIRANDA, BOLÍVAR y otros, y
rechazando extraña y absurdamente la integración con “la otra América”, la anglosajona. ¿Comprenderemos, al fin, la
inconveniencia para todos en el hemisferio de que excluir a EEUU y CANADÁ es un
disparate político y económico, producto de prejuicios y resentimientos
históricos anacrónicos?
EMILIO
NOUEL V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario