POR QUÉ ES NECESARIO UN
ACUERDO NACIONAL PARA EL PROGRESO Y LA PAZ
En esta semana tuvo lugar un sencillo evento cuya significación, habida cuenta de los motivos de tal convocatoria y de los contenidos vertidos allí, debe ser subrayada, incluso por la repercusión que pudiera tener más allá del grupo de las prestigiosas instituciones de la sociedad civil que acertadamente lo promovieron.
El título que
encabeza estas líneas alude al propósito de tal acto.
No hace falta
insistir sobre la enorme crisis política, económica y moral que estamos
viviendo como sociedad. Nadie es ajeno a ella. Todos los venezolanos de los
distintos estratos sociales, de las ideologías más diversas, tanto de la
capital como de la provincia, o de cualquier actividad pública o privada, están
sufriendo las consecuencias nefastas de políticas equivocadas, de la
reiteración de errores, de enfrentamientos absurdos y de la falta de
corrección de una visión de las cosas que ha marcado al país durante muchas
décadas.
La urgencia de
alcanzar un acuerdo nacional en el que converjan todas las voluntades conscientes
de la necesidad de recuperar la senda de la prosperidad material y la concordia
entre los venezolanos es un hecho innegable.
De allí que el
documento presentado para la consideración de los venezolanos, elaborado por un
conjunto calificado de organizaciones de la sociedad civil, y coordinado por Maxim Ross y Juan Garrido Rovira, constituya un
aporte que no puede ser soslayado. Ha sido producto de una profunda reflexión
sobre el país y su devenir desde que existimos como nación.
Es el resultado de
un análisis crítico, en el que se reconocen los aciertos y errores en que hemos
incurrido como sociedad. Pero también es una evaluación del terrible presente a
la luz del pensamiento que ha hegemonizado a nuestro liderazgo histórico.
En tal sentido,
asume los desafíos y tareas impostergables de la hora actual.
Así, se impone
construir y/o restablecer los equilibrios políticos, económicos y sociales,
desde una perspectiva de permanencia en el tiempo. Las causas de la generación
de la pobreza deben ser arrancadas de raíz; por tanto, la creación de riqueza
debe ser estimulada, no destruida, hay que diversificar la economía. El modelo rentista petrolero debe ser
superado. El desarrollo del individuo, de sus potencialidades y derechos es el
centro de toda política que pretenda ser exitosa en términos sociales. El
cuidado de la educación no puede ser dejado de lado, es tema fundamental. Las
instituciones adecuadas y su correcto funcionamiento son primordiales para el
crecimiento y el desarrollo económico sustentable, respetuoso del ambiente. La
inserción inteligente de Venezuela en el mundo de interdependencia global no
puede desatenderse, permanecer al margen de él es un dislate.
Para ser
competitivo y para lograr el progreso de sus ciudadanos, un país precisa de un
Estado de Derecho en plena vigencia, de una seguridad jurídica incuestionable,
de mecanismos democráticos efectivos para procesar las diferencias políticas,
todo en un entorno de paz.
El Acuerdo Nacional para
el progreso y la Paz no pretende ser la última palabra. Es una propuesta de
temas para la discusión, que va más allá de la coyuntura, pero sin esquivar
ésta. Es una concertación incluyente que se persigue para arribar a consensos
sobre todas las materias señaladas. Los que lo suscriben aspiran a que sea debatido
y enriquecido por todos los venezolanos sin excepción.
La idea que
subyace en él es que otra Venezuela es sólo posible con el concurso de las
diferentes visiones de sus hombres y mujeres. Los que anhelamos un país moderno, pujante y en libertad, colocado en las grandes corrientes de avanzada que atraviesan el
planeta, vemos en las ideas contenidas en el documento comentado, una
oportunidad ideal para iniciar un vasto intercambio de ideas que no dudamos
será fructífero para el porvenir de nuestra Nación.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
emilio.nouel@gmail.com
@ENouelV
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