Lo que acontece en cualquier país del hemisferio es asunto
también de los demás, por muy distante que se esté geográficamente. Desde
Alaska a la Patagonia va nuestro patio más cercano, como americanos que somos.
La política y la economía de cada nación están interconectadas con las de sus
vecinos, por vínculos que vienen del pasado y otros del presente. Los destinos
nacionales se juegan también en los espacios exteriores.
No somos ajenos al entorno global que nos rodea. Para lo
positivo o lo negativo. Así, el malestar de unos se puede contagiar al resto,
incluso adoptando ideas similares, que reviven perspectivas que creíamos
muertas o en decadencia.
Que haya una mínima posibilidad de que el inefable Donald
Trump gane las elecciones en EEUU, es cosa de la cual no podemos sustraernos,
ni permanecer indiferentes.
Sólo pensar en que un personaje como ése –un chiflado, según
el actor Robert de Niro- alcance la presidencia de la potencia más grande del
planeta, pone los pelos de punta. Encarna una visión aislacionista, racista y
ultranacionalista absurda, perniciosa para todos, lo cual obliga, como lo
subrayaba el escritor Enrique Krauze, a contribuir con su derrota.
En el Perú asumió un nuevo presidente. Pedro Pablo Kuzcinski
(PPK) es expresión de una visión fresca y novedosa de la política y la
economía. Ganó las elecciones por un tris, en una campaña electoral muy reñida,
y tendrá un congreso de mayoría opositora. Por lo que le hemos oído, está
firmemente comprometido con la democracia y la defensa de los DDHH en la
región, lo cual es una buena noticia, particularmente, para los venezolanos.
Recibe de Humala una economía con buenos índices y ojalá la coloque aún en mejor
posición, habida cuenta de su enfoque moderno de mercado y apertura comercial.
El peruano converge con otro gobierno que está expresando esa
nueva ola de presidentes suramericanos que surgen como respuesta a la calamidad
populista. Mauricio Macri está lidiando con una herencia económico-financiera
desastrosa que le dejó la mafia kirchnerista.
No la tiene fácil, muchas “bombas”
económicas recibió activadas y es blanco de una conspiración enloquecida de los
desalojados del poder. Esperamos que el pueblo asimile los ajustes duros pero
necesarios, en el entendido de que con perseverancia y paciencia saldrán
adelante, y así poder recuperar el tiempo perdido y lograr niveles altos de
bienestar. Apostamos a eso desde Venezuela. Macri, asimismo, apunta a la defensa
de la democracia, la protección de los DDHH y el libre comercio.
Brasil es otro país que marcha con serias dificultades. Su
economía, antes del proceso de impeachment
a Dilma Rousseff, ya venía experimentando una fuerte recesión. Según la CEPAL,
ese país y Venezuela, serán los responsables de la caída del crecimiento del
PIB latinoamericano este año. Allí, además, el problema de la corrupción
política ha arribado a cotas muy altas, que afectan su desempeño y credibilidad
ante el mundo. El gobierno de Michel Temer pudiera abrir paso a un curso de
regeneración de la política. En lo económico, pareciera que está haciendo los
deberes, y está enrumbado a nuevas elecciones que legitimen a un nuevo
liderazgo. En los ciudadanos brasileños está la tarea fundamental de lograr los
cambios necesarios
Por su parte, Colombia está inmersa en un proceso que ha sido
complejo y difícil. La negociación con la narco-guerrilla terrorista FARC ha
llegado a un punto de supuesta solución que está siendo cuestionada por vastos
sectores de ese país, las encuestas muestran un país polarizado sobre el tema.
Los términos del acuerdo no son aceptados por todos. Si bien la paz es un
objetivo compartido, el contenido de lo pactado causa áspera polémica y coloca
la concreción definitiva de aquella, en duda. Los venezolanos aspiramos a que
el conflicto sea resuelto de una vez, ya que para nosotros es vital también. La
cercanía puede propiciar tanto cosas positivas como negativas.
Cuba aparentemente está en un proceso de transición iniciado
hace un año, y que esperamos sea para bien de los cubanos, víctimas de décadas
de un régimen totalitario y hambreador. Se han dado algunos pasos importantes y
esperanzadores. Sin embargo, aún faltarían muchos cambios. Sólo una apertura a
la democracia podrá sacar a ese país de la penuria y la desesperanza. Los
pronósticos económicos que se han conocido recientemente no son muy halagüeños,
y lo que pudiera suceder allí, si se exacerba la crisis, es una incógnita para
cualquier observador.
México es hoy el principal país exportador del continente
después de EEUU. No obstante, tiene aun tareas sociales pendientes por cumplir.
Los problemas de la violencia, el narcotráfico y la corrupción política siguen
vigentes. Todo apunta a que habrá un cambio de partido en el gobierno.
La percepción sobre la efectividad de los entes
internacionales hemisféricos no es la mejor. La refundación reiterada de
instituciones que duplican esfuerzos es un mal crónico de nuestros países. La
OEA debe asumir de nuevo un papel central, para lo cual debe introducir cambios
institucionales y normativos. Mercosur y CAN están experimentando crisis
estructurales y conceptuales que tienen que ver con su no adecuación a las
nuevas circunstancias. La Alianza Pacífico es la organización de integración
económica que luce con perspectivas positivas, cuyos resultados están aún por
verse.
Los países del continente deberían ir acercándose más para
dar cara a los enormes desafíos de manera concertada, rompiendo con los
resentimientos, prejuicios y complejos históricos que han distanciado a las “dos Américas”. Este desencuentro no tiene más sentido. Nuestro
enfoque debería ser en términos hemisféricos, poniendo de lado las visiones
aldeanas y excluyentes.
Los organismos especializados advierten que este año será
negativo en términos económicos. Hacia el 2020 se volvería a recuperar el ritmo
de crecimiento de 1980, lo cual, como dice el BID, exige que se pase de una vez
a la acción, tomando medidas (reformas económicas) que permitan pasar estos tiempos
difíciles.
En este entorno complicado, Venezuela tiene un reto político
adicional: salir lo más pronto posible, de forma legal y pacífica, de un
gobierno catastrófico, que ha hundido la economía y pretendido instalar un
régimen despótico que no tiene cabida en el mundo de hoy. El hemisferio debe
poner mayor y especial atención del drama venezolano por las consecuencias
indeseables que su no solución podría tener para todos.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
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