Los 112 diputados de la recuperación de la libertad, el
reencuentro nacional y el cambio se instalaron como manda la Constitución
Nacional. Se acercan horas muy promisorias e interesantes para el país.
Pataleos y escaramuzas menores no lo impidieron. El
salvajismo de los derrotados no logró su cometido de crear un caos en la sesión
de instalación, aunque hay que permanecer vigilantes para lo que sigue.
Definitivamente, continúan negados a admitir la monumental derrota
electoral y su enorme fracaso económico y social que fue su causa directa. Está
claro que no creen en la democracia y que quieren imponerse a una mayoría que
los está repudiando, y que crece cada día más.
Quedan aún muchas batallas políticas por librar, antes de que
el nefasto gobierno que padecemos se marche por donde vino. Y si las cosas
marchan bien, pareciera que esto se podría lograr dentro de no mucho tiempo.
A última hora del año dieron un zarpazo en materia de leyes, ahondando
más con ellas el desastre que han creado. La respuesta de los sectores democráticos no debe hacerse
esperar, porque son graves sus contenidos, particularmente en materia
económica. Debe ponerse un acelerador allí, no vaya a ser que la debacle se
profundice.
Por más que se quiera evitar, en estas materias la colisión
entre poderes está asegurada, y será el sino que marcará en lo sucesivo la
política nacional.
Los llamados a la sensatez y el diálogo necesario con vista a
la gobernabilidad, que han sido formulados desde dentro y fuera del país,
parecen no tener eco en los líderes chavistas, que siguen, de manera absurda,
exhibiendo una conducta suicida.
La reacción de Maduro ante las declaraciones de Ramos Allup y
otros líderes el 5E trasluce que se quiere ir.
Al retar a la oposición democrática a la realización de un
referéndum revocatorio de su mandato confiesa que es ése su deseo más íntimo. Sabe
que lo perderá, de calle. Se ha dado cuenta de que no puede con la carga, le
quedó muy grande el gobierno, y ésa sería su salida más “elegante”.
Pero tiene razón cuando dice que en la sesión del 5E, dos
posiciones, dos modelos, dos discursos, se enfrentaron.
Ciertamente, uno, el de ellos, a mi juicio, oxidado, oloroso
a naftalina, anclado sesenta y más años atrás, sin propuestas viables, impregnado
de resentimientos históricos, fuera de la realidad presente, fracasado, y otro,
el de los sectores democráticos, que representan una nueva Venezuela que se
proyecta al futuro, abierta al mundo, pacífica, con un programa realista para
la solución de los problemas del país, cuyo objetivo es la prosperidad para
todos y el reencuentro nacional.
La oposición se ha dado seis meses para definir qué hacer
respecto de cómo salir constitucional y democráticamente del gobierno, y así
evitar caer al barranco.
Confiamos en el tino y la responsabilidad de la dirigencia
opositora de la nueva Asamblea Nacional, la cual, estoy seguro, no nos
defraudará y sabrá poner las prioridades por delante, sin desviarse de los
objetivos, sin embarcarse en aventuras a
las que son muy dados los impacientes.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
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