“Sólo nosotros mismos podemos derrotarnos el 6D”
Alexis Ortiz
Hay una notoria manía en unos cuantos venezolanos de oposición que tienen acceso a los medios, de ver todo el tiempo, en materia política, el vaso medio vacío y hasta incluso vacío.
Llama a la atención que estos
personajes minoritarios sólo muestren o exuden, pesimismo, hiel, paranoia,
derrotismo, tristeza, desaliento, autovictimización, maledicencia, abstención
electoral y paremos de contar, no vaya a ser que nos caiga la mabita.
Y no se trata, obviamente, de que
pensemos que estamos sentados sobre un lecho de rosas, o pretendamos minimizar
una grave situación.
No, de ninguna manera.
Lo que no compartimos es esa visión
persistente producto de una suerte de hipocondría política o nihilismo
suicida que no ve salidas o que solo las ve trágicas. Esa cantinela repetida de
“que el gobierno no va a dejarse contar”,
“que no reconocerán los resultados”, “que
no van a renunciar a sus prebendas así como así”, "que dictadura no sale con votos", etc, es producto de una
baja autoestima, y de lo que llaman por ahí, la desesperanza aprendida. Hay gente que no logra sacudírsela, lo que
la incapacita para ver la luz que comienza a asomarse en el camino luego de
tantos contratiempos, tropiezos y errores.
Coincidimos con ellos en que hay
muchas razones para sentirse mal, agobiados como estamos por calamidades
diversas. Que es imperativo rechazar enérgicamente el desgobierno que
padecemos, sus diarias violaciones a los derechos humanos, su tiranía,
ineptitud y corrupción.
Tales circunstancias no son para
estar tranquilos, indiferentes, ni pasivos. Y no lo hemos estado.
Pero si a la ya pesada carga que
soportamos, le sumamos aquellas amarguras, abatimientos y complejos de los que
sólo ven oscuridad, de los que subrayan a cada paso y en cada discurso, de
manera enfermiza, las amenazas y peligros harto conocidos y evaluados por los
dirigentes democráticos, la tarea difícil que nos toca se va a complicar más.
Los que
han descalabrado al país estos últimos años no son invencibles.
Ciertamente, disponen de muchos
recursos, son capaces de las peores triquiñuelas y engaños y harán todo lo que esté a su
alcance para impedir la derrota que ya admiten en privado.
Sabemos a quiénes nos enfrentamos.
Pero nada ayuda quedarnos “pegados” a un discurso que en lugar de ilusionar y
movilizar al electorado hacia el logro de una victoria democrática el 6D, sólo
nos mantiene, cual descubridores del agua tibia, en el regodeo de las
debilidades y peligros, alimentando temores y desánimo, y torpedeando a una
dirigencia que con las uñas está tratando de avanzar en la recuperación de la libertad
y el reencuentro las mayorías venezolanas.
Nuestra esperanza no es ciega, no creemos
en soluciones mágicas. Escépticos como somos frente a las cosas de la vida en
general, de cara al destino político inmediato de Venezuela albergamos muchas y
muy buenas expectativas. Sí, sin duda, vemos
el vaso medio lleno, cada vez más lleno. Ánimo bastante es el que sentimos
frente a la contienda electoral del 6D. Es probable un gran triunfo.
Necesitamos que sea grande, abrumador. Unidos podemos alcanzarlo. Votando nos
sacudimos la desesperanza y nos abrimos a un porvenir promisorio que exigirá
mucho de todos.
Emilio Nouel V.
@ENouelV
No hay comentarios:
Publicar un comentario