UNASUR, DIÁLOGO Y
ARRUGA
UNASUR, por intermedio de su Secretario General, Ernesto
Samper, se ha pronunciado de nuevo acerca del diálogo político en Venezuela,
después de haber dejado de lado el tema por muchos meses y de empeoradas las
circunstancias, cuyo alivio, por cierto,
tampoco se ve por los lados del gobierno visto el discurso de Maduro ante la
Asamblea nacional en días pasados.
Según Samper, en el ente multilateral “estamos pendientes de la situación social en
Venezuela y listos para apoyar al gobierno del presidente Maduro en lo que sea
necesario”. Por otro lado, reitera
la propuesta de abrir un diálogo entre organizaciones sociales y políticas y el
gobierno, con vistas a tomar decisiones sobre ajuste económico y así preservar
la estabilidad política.
Con tal declaración ese ente, al
menos en lo retórico, admite que hay una crisis grave y que el gobierno no está
en capacidad de resolverla solo. Se huelen que la situación política interna
podría pasar a mayores, habida cuenta del estado desastroso de la economía
nacional y la perspectiva de profundización de él en virtud de la caída de los
precios del petróleo.
Todo esto en el marco de un
panorama general hemisférico en el que se advierten cambios y reacomodos,
siendo el de la reactivación de las relaciones EEUU-Cuba uno de ellos, cuyas
repercusiones a mediano y largo plazo no son aún muy claras, pero que tendrán
incidencia en el gobierno de Venezuela, disminuida ya su influencia, que como
se sabe, cabalgaba sobre una petrodiplomacia propia de tarambanas irresponsables.
El pronóstico para nuestro país
no puede ser más sombrío. La incompetencia, el despilfarro y el latrocinio de
un populismo salvaje han lanzado por el desaguadero cerca de un billón de
dólares. Chávez y su sucesor han infligido a la Nación perjuicios nunca antes
experimentados. No sólo daños materiales
e institucionales, también morales.
En los próximos meses podrían
ocurrir eventos políticos y sociales de consecuencias espantosas en nuestro
país, y ojalá no sucedieran. Ya la nefasta conducción gubernamental que tenemos
ha producido efectos irreparables. No se ve voluntad para enderezar un rumbo
desatinado.
Si no se adoptan las medidas
económicas correctivas de manera perentoria, si se sigue corriendo la arruga,
nos hundiremos todos sin excepción. Gobierno,
oposición y pueblo seremos las víctimas del desastre tantas veces anunciado.
Estamos convencidos de que los
que están al frente del gobierno no tienen idea de cómo resolver el macro-entuerto
que ellos crearon. Simplemente, porque no comprenden lo que está sucediendo; no
tienen la capacidad, el conocimiento ni la experiencia para ello. Además, la
ideología tóxica que los inspira los incapacita y sus conflictos internos los
paralizan.
Sólo un gobierno de transición
podría enrumbar el país hacia su normalización, que no será indolora. Medidas
draconianas habrá que tomar, el daño es
enorme y requerirá de tiempo para remediarlo. De allí que deba contar con el
mayor apoyo político y una amplia aceptación popular, sin olvidar el sostén de
actores externos, gobiernos o instituciones internacionales.
Ese gobierno de emergencia debe
salir de un diálogo realista y sincero en el que participen todas las fuerzas
políticas y sociales que estén conscientes de lo que se está jugando el país.
Si UNASUR, CELAC, OEA, el
Vaticano o cualquier otro actor internacional han hecho la correcta
valorización de nuestra angustiosa y peligrosa situación, deberían de manera
más activa y por los canales que corresponda, ejercer presión sobre el gobierno
venezolano, que terca e irracionalmente se sigue negando a entenderse con los
sectores políticos y económicos de la Nación.
Las encuestas registran un
aplastante rechazo de la conducción gubernamental. La población está harta de
las penurias, del desabastecimiento de productos básicos y de la matanza diaria
de una criminalidad desbordada en las calles por falta de gobierno.
Si el gobierno nacional sigue
posponiendo las medidas necesarias para salir del hueco en que nos metió, y
pretende dar largas que le permitan mantenerse en el poder a la espera de un milagro celestial, lo más
seguro es el colapso definitivo.
Aunque no esperamos mucho de la
entelequia que es UNASUR, quien quita que allí sí se pueda producir algún
milagro que ayude a los venezolanos a salir de la tragedia que están
viviendo.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
Emilio.nouel@gmail.com
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