CHARLIE HEBDO Y “LOS LOCOS DE DIOS”
“Ustedes lo van a pagar, han insultado al profeta”, gritaron al irrumpir en la sala de redacción de Charlie Hebdo. Acto seguido, los terroristas islamistas, sin ningún miramiento, lanzaron su ráfaga de kalashnikov y asesinaron a los periodistas que dirigían la publicación humorística francesa. A su salida, con toda la sangre fría rematan a un policía herido tendido en el suelo de la calle que les había hecho frente, por cierto, musulman.
Una operación siniestra que, por los videos, deja claro que los asesinos han tenido un entrenamiento previo.
En otras ocasiones he comentado estas acciones monstruosas de grupos fanatizados por la religión. Las más recientes son las de ISIS en Siria y Boko Haram en Nigeria.
No tengo dudas de que estos movimientos son una amenaza a la seguridad colectiva y la convivencia pacífica en el mundo, amen de ser, en el fondo, una impugnación violenta inaceptable a los valores democráticos occidentales. No es un problema aislado, que atañe a un solo país. Como todo terrorismo, el islamista, formado por personas impregnadas de odio, resentimiento y de una ideología de la destrucción, es una de las muestras más claras de aquella amenaza.
Es tema de muy difícil solución por su complejidad. Muchos son los factores que los generan, y en ellos, sin duda, juegan papel importante las ideologías, particularmente, las visiones e interpretaciones religiosas medievales cargadas de intolerancia, como las que estamos viendo, por ejemplo, con la reacción intolerante frente a las caricaturas que se refieren a Mahoma.
De cara a tales hechos criminales no podemos permanecer imperturbables o inmóviles. Como humanos que valoramos la vida y aspiramos a un mundo mejor sin exclusiones y de respeto al libre pensamiento, estamos obligados a actuar y defender nuestros valores.
Estamos obligados moralmente a enfrentarlos con todo los instrumentos democráticos a la mano, desde el diálogo, pasando por acciones preventivas de disuasión, hasta con medios de fuerza, antes de que su proliferación o desbocamiento nos lleven a la destrucción de las sociedades libres. En los organismos internacionales se imponen políticas concertadas para combatir este nefasto fenómeno que amenaza destruir las bases sobre las que se levanta los valores de la libertad.
“Hemos vengado al
profeta” se lee en las web de la “jihadósfera”.
No pocos de estos desadaptados han celebrado la acción criminal en Paris y
llaman héroes a los 3 desalmados. Han llegado hasta decir: “Ustedes creen en la libertad de expresión sin
límites, nosotros creemos en la libertad de nuestras acciones”.
Estas acciones van a provocar una reacción cuyas
consecuencias políticas son impredecibles. No es de extrañar que las posiciones
xenófobas y/o racistas de ciertos grupos políticos en Europa, particularmente,
se refuercen. Ya éstos han cobrado mayor fuerza y presencia desde las últimas
elecciones al Parlamento europeo.
Lo que queda claro de estos hechos repudiables es que las
sociedades libres están obligadas a defenderse de quienes persiguen destruirlas
inspirados en ideologías intolerantes y mortíferas.
Los que amamos la libertad debemos gritar con fuerza: JE SUIS
CHARLIE, YO SOY CHARLIE, I AM CHARLIE.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
emilio.nouel@gmail.com
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