EL CÁNCER ES
IMPERIALISTA
Ciertamente, si hay algo que le sobra a Chávez es su
capacidad infinita para hacer el ridículo ante el mundo. Y lo hace con toda
naturalidad, sin el menor rubor, como si nada. No tiene empacho ni medida para
proferir cualquier disparate por muy estrambótico que sea. Es la misma
capacidad que muestra al decir las más
grandes mentiras sobre las supuestas realizaciones de su gobierno.
Y sin embargo, hay gente que le cree tales absurdos, no sólo
la sencilla y desinformada que podríamos excusar.
Un ejemplo de estos disparates es la hipótesis risible que
lanza recientemente acerca de la causa de la inusual ola de políticos enfermos
con cáncer en Latinoamérica. La presunción que asoma no puede ser más
estrafalaria.
Ha declarado, refiriéndose al cáncer que ha atacado a LULA,
ROUSSEF, KIRCHNER, LUGO y a él, que “Es muy difícil explicar lo que nos ha estado
aconteciendo a alguno de nosotros en América Latina… es muy, muy extraño”. Y se pregunta: “¿Sería extraño que hubieran (los norteamericanos) desarrollado una tecnología para inducir el cáncer?
Lo
que quiere dejar el señor Chávez en la cabeza del que lo oye, aunque advierte
que no desea formular “una acusación
temeraria”, es la idea de que puede haber una conspiración –adivinen de
quién- para acabar con las vidas de los que él considera luchadores que se
oponen a los designios del imperialismo yanqui.
Pero
la conjetura, lo confiesa él mismo, no es de su propia cosecha. Su mentor y guía,
el tirano Fidel Castro, ya se lo había advertido. “Cuídate, Hugo, los medios del imperialismo son inescrutables. Ten
cuidado con lo que comes. Una pequeña aguja que te inyecten…y zas¡… acaban
contigo”
Imagino
a todos los gobernantes latinoamericanos y de otros países carcajeándose ante
tal desvarío, producto de una visión típica del paranoide que cree que el mundo
se mueve por conspiraciones. Es la misma que ve en cualquiera o en todas partes
a un perverso adversario o un plan malévolo orquestado para hacernos daño. La
del que cree en invasiones de extraterrestres, en los complots de masones, en
la versión de que Simón Bolívar fue asesinado o en los protocolos forjados de
los sabios de Sion.
Esta
declaración, si fuera la única, no sería tan preocupante. Pero no es así.
En otras ocasiones ha acusado a su enemigo jurado, EEUU, de
provocar movimientos tectónicos a gran
escala con una supuesta arma secreta de la que dispondría la marina
norteamericana. Todos recordamos la versión bufa sobre las causas del sismo que
devastó a Haití en el 2010. Entonces llegó a declarar que era un “Claro resultado de una prueba de la marina estadounidense” y agregó: “en el resultado final de las pruebas de estas armas está el
plan de los Estados Unidos de la destrucción de Irán a través de
una serie de terremotos diseñados para derrocar a su actual régimen Islámico". Chávez ha dicho también que la intervención por
razones humanitarias aprobada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas,
de EEUU y otros países en Libia, tenía como objetivo apoderarse del agua de
este último país. Semejante disparate sólo se explica por un patológico
prejuicio rayano en el delirio.
En los días
que corren, ha tenido el descaro de afirmar que las multitudinarias
manifestaciones contra el comprobado fraude electoral cometido en Rusia por el
gobierno de Putin es una maniobra desestabilizadora del imperio yanqui. Y lo mismo ha dicho en los casos de Libia o
Siria. Su inescrupulosidad no es más que cinismo.
Pareciera que
estos disparates son comunes a este tipo de gobernantes. Resulta curioso constatar que un tirano amigo
del presidente Chávez, el iraní Mahmud Ahmadinejad, ha formulado acusaciones
igual de extravagantes. En mayo de 2011, denunció que los países europeos
estarían produciendo artificialmente fenómenos atmosféricos que impedirían la
generación de lluvias en Irán. Declaró que ellos "impiden a las nubes llegar a otros
países, entre ellos Irán”, y las zonas
más afectadas son aquellas situadas "en los países que más asustan a
Occidente por su capacidad para iniciar civilizaciones y culturas influyentes”.
Por su parte, conocemos las
permanentes “ocurrencias” de Evo
Morales, pupilo de Chávez. Ha llegado a afirmar que comer pollo genera homosexualidad.
Textualmente: “cuando los hombres comen esos
pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres". En otra ocasión afirmó:
“la calvicie (...) es una enfermedad en Europa;
casi todos son calvos, y esto es por los
alimentos que comen…”
Mayores
muestras de dislate en unos hombres públicos no podrían concebirse.
Afectado o no
por sus padecimientos, en esta materia Chávez es genio y figura.
Tanto la
proclividad enfermiza a la mentira compulsiva y grosera como la paranoia que le
alimentan quienes ordeñan para su propio interés los dineros públicos, se han
convertido en su perdición. Por lo pronto, es el hazmerreir del planeta.
EMILIO NOUEL
V.
1 comentario:
como puede ser que este ridiculo este gobernando un pais??? y hay gente que lo vota??? pobre el pueblo venezolano mis sinceras condolencias
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