HIPÓLITO MEJÍA. ¿UN NUEVO HIJO DE CHÁVEZ?
El ex presidente de la República Dominicana, Hipólito Mejía, miembro
del Partido de Revolución Dominicana (PRD), es candidato de nuevo a la primera
magistratura de su país, luego de una fuerte pugna interna en su partido.
Durante su mandato, ése país vivió una crisis económico-financiera bastante severa, ocasionada por la quiebra de algunos bancos. Así, entre la devaluación de la moneda, una alta inflación, el rescate bancario y la huida de capitales se debatió su gobierno.
En el año 2003, Hugo Chávez denunció, sin pruebas, una supuesta conspiración de funcionarios del gobierno de Mejía para asesinarlo. En tal conjura, según el fantasioso venezolano, estaría involucrado el ex presidente Carlos Andrés Pérez, quien a la sazón vivía en Santo Domingo. Esto llevó a la disparatada suspensión de la exportación de petróleo a ése país hermano.
Durante su mandato, ése país vivió una crisis económico-financiera bastante severa, ocasionada por la quiebra de algunos bancos. Así, entre la devaluación de la moneda, una alta inflación, el rescate bancario y la huida de capitales se debatió su gobierno.
En el año 2003, Hugo Chávez denunció, sin pruebas, una supuesta conspiración de funcionarios del gobierno de Mejía para asesinarlo. En tal conjura, según el fantasioso venezolano, estaría involucrado el ex presidente Carlos Andrés Pérez, quien a la sazón vivía en Santo Domingo. Esto llevó a la disparatada suspensión de la exportación de petróleo a ése país hermano.
Juan Pablo Duarte, prócer dominicano
Posteriormente, en las elecciones de 2004 en las que
pretendió reelegirse, modificación de la Constitución mediante, Mejía, acusado
de nepotismo y de ser intolerante ante la crítica de la prensa, hasta el punto
de encarcelar periodistas, fue derrotado en los comicios por el opositor del Partido
de la Liberación Dominicana, Leonel Fernández.
Las elecciones dominicanas próximas están pautadas para el
año entrante.
Mejía es criticado por ser de talante autoritario, y en la
práctica lo ha demostrado en su relaciones con los medios. Él reconoce que esa tara la llevarían todos los políticos latinoamericanos, incluido él mismo.
Recientemente, el autor de estas líneas vio una entrevista
televisiva del señor Mejía (NTN24, programa "Conexión América", 13-10-2011) en la que llamó a Hugo Chávez “segundo padre” de su país. Ciertamente, esta exaltación desmedida llama mucho
la atención.
No sé qué podrán pensar los dominicanos acerca de tal
exageración, que más bien parece una adulación extravagante, innecesaria e indigna,
por más que Chávez esté ayudando a RD con petróleo. Colocar a Chávez al nivel de
próceres como Duarte, Mella o Sánchez, es un despropósito que insulta la
memoria de éstos.
Sobre todo, porque sabemos que el presidente venezolano no
otorga facilidades a ese país por razones sinceras de solidaridad o cooperación,
sino por interés político. Todo lo que sirva
a su proyecto ideológico de poder militarista dictatorial, todo lo que lo
mantenga al frente del gobierno, lo hará. Su estilo es comprar lealtades,
conciencias y neutralidades, dentro y fuera de nuestro país.
Obviamente, como bien podría decir el campechano y populachero
Mejía, “a nadie le amarga un dulce”.
Una ventaja nadie la rechaza, ni esperamos otra conducta de quienes tienen la oportunidad
de aprovecharla.
Lo que no nos termina de cuadrar en esta actitud, es que para
seguir gozando de la ventaja alguien tenga que humillarse y llegar a extremos
deshonrosos. Aún no siendo dominicano quien
esto escribe, sin embargo, se siente chocado por la equiparación impropia de
Mejía. “Segundo padre de los dominicanos”,
¡Por Dios¡
Los gobiernos democráticos venezolanos fueron los que crearon
el acuerdo para el suministro petrolero a precio preferencial a los países del
Caribe. No fue Chávez, por si a alguien se le ha olvidado.
Con este caso de Mejía, me pregunto si para llegar al poder
es necesario que los políticos rindan impúdicamente sus principios en el altar
de las conveniencias crematísticas. El "realismo pérfido" del que hablaba Octavio Paz no debería llegar a tanto.
Quiero finalizar recordando las palabras de un gran
dominicano, quien fue presidente de su país en un momento muy difícil a comienzos del siglo XX, y que
debería releer el señor Mejía: "Convengo en que por la Patria debemos sacrificarlo todo; pero ni ella
ni nadie puede exigirnos el sacrificio de nuestra dignidad y nuestra conciencia".
Ese dominicano no fue otro que el Arzobispo Adolfo Alejandro
Nouel y Bobadilla.
EMILIO NOUEL V.
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