El escritor
español Javier Marías, hace unos días publicó un artículo en el que refería las
preguntas que le hicieron unos periodistas norteamericanos sobre cómo reconocer
al fascismo, dando por descontado que él tendría cierta experiencia en el
asunto por haber vivido parte de su vida bajo el régimen de Franco.
Obviamente, los que lo interpelaban estaban
preocupados por el futuro de EEUU con Trump, cuyas posturas públicas se
asemejan mucho a las de gobernantes fascistas.
Aunque Marías díjo que compartía su
inquietud, veía difícil que se instaurara un sistema de esa
naturaleza en Norteamérica, sí señaló que en estos casos “Uno no puede llamar a alguien fascista
hasta que haya demostrado serlo. ¿cuándo se demuestra eso? ¿A partir de
qué acción, o basta con las declaraciones, los síntomas? ¿Ha de iniciar una
guerra o una persecución injustas, una matanza?”.
Me
da pie lo dicho para traer a colación un debate que ha estado presente en
nuestro país desde que arribó al poder el chavismo.
¿Es el actual régimen
político venezolano una dictadura? ¿Fue dictatorial la conducta del gobierno
chavista desde el principio? ¿A partir de qué momento dejó de ser democrático? El
variopinto movimiento chavista ¿es de naturaleza democrática o autoritaria? ¿Es
neofascista, comunista, militarista y/o populista?
No poca tinta se
ha vertido sobre el tema. En el seno del chavismo no ha habido discusión al
respecto. Es en la oposición donde más se ha hablado acerca del asunto.
Ciertamente, a mi
juicio, la naturaleza, si se quiere, la esencia, del chavismo siempre ha sido
la de un movimiento autoritario. Desde sus primeras manifestaciones públicas,
ya se podía atisbar ese rasgo definitorio, aunque hubiese en su seno
expresiones de sectores de izquierda democrática, incluso socialdemócratas.
Otra cosa, por
supuesto ligada a lo anterior, es la conducta gubernamental. Inicialmente, el
chavismo se comportó los primeros años dentro de un marco hasta cierto punto,
“democrático”, sin abandonar su retórica radical, ultranacionalista y con
vocación totalitaria. En los hechos, nada ocurrió que pudiéramos afirmar que
estábamos bajo una dictadura.
No obstante, los
acontecimientos posteriores que todos conocemos y las acciones que adelantó el
gobierno contra la oposición, fue paulatinamente cambiando el cuadro político.
La entrega a los
cubanos fue un factor muy importante. Declararse oficialmente socialista fue
otra vuelta de tuerca. La crispación política creciente, la acentuación de
la polarización, el inicio de la demolición de las instituciones establecidas,
los cambios de leyes y el acoso al sector económico privado nacional e
internacional, fueron configurando otro entorno político y económico, que a
pesar de que aun mantenía algunas formas democráticas, el hocico del autoritarismo
se empezó a mostrar de manera más abierta.
¿Que tenemos hoy
los venezolanos como establecimiento político?
La Constitución es
letra muerta que el gobierno, a través del TSJ, interpreta de acuerdo con los
intereses político-ideológicos de la oligarquía militar-cívica en el poder. En
su abyección perruna, los tribunales están al servicio del Ejecutivo, nadie
gana un juicio al Estado. ¿Cómo se puede llamar esto?
Qué decir de los
presos políticos, a los que se le han violado sus derechos de manera grosera.
Hay persecución política de la oposición, no hay debido proceso, no hay
garantías. Los órganos de seguridad no acatan las pocas decisiones que algunos
tribunales -la excepción de la regla- han decretado de excarcelación.
Detenciones ilegales, torturas y vejaciones. Sus derechos humanos han sido
pisoteados de la manera más vil. ¿Cómo se puede llamar esto?
El desconocimiento
de la representación popular de la Asamblea Nacional y de sus atribuciones
constitucionales, el atropello a diputados por parte de policías y guardias
nacionales, y la suspensión de la entrega de fondos para su funcionamiento
¿Cómo podemos llamar esto?
El desconocimiento
de sentencias de organismos internacionales de los Derechos humanos, a los que
pertenece Venezuela, el desprecio por la normativa internacional ¿cómo se
puede llamar esto?
La militarización
de la Administración Pública central y descentralizada, y esto es fácilmente
comprobable en leyes y actos de gobierno que confieren, incluso en propiedad, a
este sector, áreas productivas sin control de sus actividades por parte del
poder civil.
La suspensión sine
die de las elecciones establecidas en la Constitución, el desconocimiento en la
práctica del derecho a revocar a funcionarios públicos.
A pesar de la
existencia de muy pocos medios libres e independientes, la hegemonía abrumadora
gubernamental en este ámbito, con la censura y la autocensura, la utilización
de los medios del Estado para adoctrinar, distorsionar la informacióny lavar el
cerebro de los venezolanos. ¿Cómo debemos llamar eso?
El PSUV, por su
parte, es un partido de pensamiento totalitario. Su ideología está recogida en
sus documentos. Y allí está muy claro el tipo de sociedad que propugnan.
Economía estatizada y colectivizada. Educación ideologizada. El individuo
diluido en lo colectivo. Partido único. El modelo cubano, al calco.
Ante estos hechos,
no aislados, sino recurrentes, sistemáticos ¿Se puede decir que estamos en una
democracia?
No me cabe la
menor duda de que los venezolanos estamos viviendo bajo una dictadura política,
no en los términos tradicionales que conocimos, pero una dictadura al fin, de
estos tiempos. Por supuesto, que esta dictadura o neodictadura, se conduce con
métodos similares al fascismo y echa mano de la práctica populista.
Javier Marías dice
en el artículo mencionado al comienzo de estas líneas que para calificar a
alguien de fascista no conviene adelantarse, pero tampoco percatarse un poco
tarde.
En nuestro caso,
quizás 10 años atrás podía decirse que no estábamos en dictadura. Hoy hay suficientes y palpables demostraciones, no digamos sólo de un pensamiento
fascista-totalitario y militarista del partido de gobierno, sino también de
acciones concretas, propias de un régimen político, que en los hechos
es arbitrario, inconstitucional, tiránico y, en fin, dictatorial.
No extrañe
entonces que desde la OEA y otros organismos internacionales se pida sanciones
contra el gobierno de Venezuela, por ser considerado una dictadura.
EMILIO
NOUEL V.
emilio.nouel@gmail.com
@ENouelV
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@ENouelV
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