Una real comprensión de
la tragedia política que ha vivido en sus últimos años Venezuela ha costado
mucho a quienes desde más allá de nuestras fronteras la observan.
La Comunidad
internacional ha tardado en reconocer en toda su dimensión la crisis, dejando a
su suerte a los demócratas venezolanos, con sus aciertos y errores.
La OEA, institución
multilateral necesaria que debe velar por el derecho a la democracia de los
pueblos de nuestro continente, hasta hace poco no había asumido plenamente
el caso Venezuela. Los países que la integran, en general, habían
volteado hacia otro lado, por distintas razones e intereses. Una percepción
equivocada de la naturaleza del gobierno chavista y de la crisis, por un
lado, y por otro, las coaliciones político-ideológicas que se configuraron en
la región, hoy redefinidas como consecuencia de los cambios políticos
que han tenido lugar en países muy importantes, perjudicaron la lucha por
impedir que se consolidara el autoritarismo y se recuperara la democracia en nuestro
país.
La llegada del
uruguayo Luis Almagro a la Secretaría General de la OEA ha
significado un punto de inflexión sustancial. La inercia
anterior dejó mucho que desear. El
descuido y la inacción de Secretario General que precedió a Almagro, en no poco
contribuyeron a que cogiera vuelo el chavismo en la región.
Con el uruguayo, ese
cargo experimentó una transformación esencial, principalmente, moral. De forma
adecuada ha usado sus atribuciones legales para hacer efectivos el derecho a la
democracia y la vigencia de los DDHH en el drama venezolano.
El compromiso sincero y
consecuente de Almagro con las libertades, su generosidad y valentía y, sobre
todo, su estatura ética, han quedado patentizados en 2 Informes sobre la grave
situación política y social de Venezuela. Con rigurosidad, objetividad y un
alto sentido de la responsabilidad que le ha tocado, el Secretario General del
ente hemisférico ha descrito el cuadro cierto de un país casi destruido, que de
no ejercerse presión sobre él desde fuera, va a crear problemas serios a la
región.
Hay todavía margen para
medidas e iniciativas que eviten sanciones extremas en el marco de la Carta
Democrática Interamericana, entre las cuales no está, como dice mentirosamente
el gobierno para asustar a la gente desinformada, la invasión militar. En manos
de los gobiernos del continente está la oportunidad de evitar males mayores no
solo para el sufrido pueblo venezolano, también para el resto de los países
vecinos que podrían verse afectados con una desestabilización política y
consecuente caos social en Venezuela.
Almagro ha percibido y
medido de manera correcta tal riesgo. En sus certeras palabras están las claves
de una salida democrática y pacífica para nuestro país, que en definitiva, es
la que los venezolanos anhelamos.
“Ya no queda otro camino. Se necesita que los
países de la región demuestren unidad y que las 33 naciones adopten una postura
en favor de la defensa de la democracia agredida.”, ha dicho Almagro.
Ojalá los gobiernos de la
OEA lo acompañen en la adopción de las decisiones urgentes que deben tomarse
frente a la tiranía chavista.
Emilio Nouel V.
@ENouelV
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