¿ESTÁ EN PELIGRO EL
PROYECTO EUROPEO?
Cuando comencé a familiarizarme con los asuntos que tocaban
las relaciones internacionales, uno que me llamó la atención desde el principio
fue el proceso de integración que habían adelantado los países europeos luego
de dos sangrientas guerras mundiales.
Era admirable ver que países que durante siglos se habían
enfrentado violentamente, habían puesto de lado tanto dolor infligido e
intensos resentimientos, para iniciar un camino juntos sobre la base de la
aspiración a un ideal distinto de sociedad que apostara al bienestar material,
el desarrollo social, la libertad y la paz para todos los ciudadanos de ese
continente. La utopía consistía en un destino común de progreso.
Grandes estadistas “compraron” el proyecto y lo pusieron en
práctica después de arduas negociaciones. Step
by step sería la clave. A partir de experiencias sectoriales y por la vía
del “contagio” se avanzaría progresivamente hacia la totalidad de las áreas que
conformarían la Unión: la vieja idea de Los
Estados Unidos de Europa era el objetivo.
Así, desde este lado del ‘charco’, aprendimos a apreciar ese
formidable esfuerzo que hizo una generación escarmentada por las guerras, pero
deseosa de salir adelante y lograr un puesto fundamental en el planeta.
Huelga hablar de los éxitos del proyecto europeo cosechados
durante 66 años, recién cumplidos. Están a la vista.
Y sin embargo, en los últimos años, sobre todo, las nuevas
generaciones parecen desconocer tales logros y los sacrificios que costaron a
hombres y mujeres de esa región.
La crisis financiera que se desencadenó en 2008 ha generado
un malestar que ha sido caldo de cultivo para que los ultranacionalistas y populistas
que siempre se opusieron a la Unión, resurjan con ímpetu, poniendo en riesgo el
entramado institucional y económico levantado con tanto esmero y dificultades.
A ello se ha sumado el problema inmigratorio, desde antiguo
presente, pero ahora agravado con la crisis humanitaria producida por la guerra
en el Medio Oriente.
El debate sobre el destino de una Europa unida se ha
exacerbado y hay amenazas de defecciones. Se alegan, por un lado, argumentos
económicos, en su mayoría, inconsistentes, y por otro, temas sobre seguridad. Próximamente,
habrá un referéndum en Inglaterra sobre si se sale o no de la Unión Europea.
Cameron está encabezando la campaña por la no salida, señalando que un retiro
de su país disminuiría la influencia en el mundo y la lo debilitaría, que el
aislamiento sería negativo y desestabilizaría la región.
En algunos países europeos, como Polonia, se observan
síntomas de retroceso en cuanto a valores políticos fundamentales como las
libertades democráticas, y el renacer de actitudes xenofóbicas y de
nacionalismo extremo.
Recientemente, un grupo de intelectuales lanzó un llamado muy
oportuno ante la ola de cuestionamiento hacia la Unión. Además de que señalaban
que lo que está en juego no es poca cosa, piden evitar la marginación económica,
política, moral y cultural de Europa y reconectar con unos ciudadanos
desorientados, y así crear una Europa influyente y de esperanza para todos.
Para ellos hay que impedir que los ‘demonios populistas, que ya casi nos han destruido’ venzan
nuevamente, y en tal sentido, habrá que fijar una hoja de ruta que contemple,
entre otros asuntos, el fortalecimiento de la democracia europea, una
iniciativa de seguridad y defensa de los ciudadanos, reimpulsar el crecimiento, modernizar la
economía, aumentar la competitividad, en definitiva, “convertir a Europa en una gran potencia
democrática, cultural y económica que garantice en su interior la solidaridad y
los derechos fundamentales, hoy en peligro”.
En otras ocasiones lo hemos
dicho. Para los equilibrios mundiales, necesitamos una Europa fuerte y
próspera, que sea ejemplo no sólo de bienestar económico, sino también de
democracia y de libertades plenas.
Sólo aspiramos que la sensatez
se imponga en Europa entre los ciudadanos y sus liderazgos políticos y sociales.
Y que lo que se tenga que modificar se haga. En nada contribuiría a la paz del
mundo, su desmembramiento o una deriva hacia la irrelevancia.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
emilio.nouel@gmail.com
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