Viene de reunirse en Caracas ese parapeto inútil, esa estafa
que llaman ALBA, que solo ha servido para arrebatar a los venezolanos grandes
recursos.
Está claro que ha sido instrumento para que una oligarquía
autoritaria y corrupta en el poder en Venezuela desde hace 16 años, reparta
irresponsablemente el dinero de los venezolanos entre un grupo de países
necesitados de ayudas financieras, todo bajo una retórica supuestamente
integracionista complementada con un discurso contra “el imperio”.
Lo hemos dicho infinitas veces. La ALBA, en términos de real
integración económico-comercial, no ha creado mecanismo concreto alguno. Es un
grupo de países reunidos en torno a los ingentes caudales petroleros de
Venezuela y nada más. Ha sido una suerte
de junta de beneficencia manirrota, presidida por el gobierno venezolano,
mediante la cual éste compra apoyos y/o neutralidades que sirvan a los
propósitos de perpetuar un sistema antidemocrático y los que se lucran de él.
Lo demás es puro blablá antiimperialista, palabrerío hueco indigesto,
retórica trastornada para el público de galería y el engaño de incautos. Allí,
la integración es un recurso discursivo.
Como era de esperarse, en esta ocasión, el representante
civil de los militares que gobiernan a nuestro país, se mandó con una perorata
contra EEUU y la OEA, acusándolos de planes que sólo retrasados mentales pudieran
creer.
Por supuesto, no oímos ninguna referencia a la guerra
económica desastrosa -ésta, sí, real- que han desencadenado en nuestro país con
políticas nefastas de expulsión de inversiones nacionales e internacionales, de
destrucción del parque industrial o de generación de un clima de inseguridad
jurídica insoportable, produciendo la inflación más alta del mundo y una
escasez injustificable de productos de primera necesidad.
El discurso de Maduro, como es ya costumbre, dio rienda
suelta a la mentira y a la distorsión de la historia, confiando en que la gente
sencilla y poco informada sea sorprendida en su buena fe.
De nuevo lanzó fantasiosas teorías paranoico-conspirativas
que a algunos asistentes al evento, en su fuero interno, les deben haber
causado risa y vergüenza ajena.
"Tengo pruebas de cómo el Comando Sur ha colocado funcionarios claves en
la embajada de EEUU en Venezuela a dirigir el ‘Plan buitre’ de sabotaje para la
economía de violencia", vociferó Maduro solemne, como si los
venezolanos no tuviéramos, más bien, las pruebas de su incompetencia y de los
estragos sociales que ha causado la ideología demencial chavista.
No sería de extrañar que los cubanos, sabiendo de las
tendencias paranoicas de los que gobiernan a Venezuela, hayan fraguado la
fábula y las “pruebas”, para así seguir justificando el chuleo de dólares, lo
cual, por lo demás, sirve también a los propósitos electorales, vista la
derrota que ya se dibuja en el horizonte decembrino.
En esta reunión de ALBA, quedó claro que no habiendo ya qué
repartir, el gobierno venezolano pierde influencia en su clientela política
internacional. Lo hemos visto en la controversia con Guyana, y lo veremos en
otros escenarios.
La ALBA es un motor, si alguna vez lo fue para los que se aprovecharon
de él, ya fundido.
Por lo pronto, no habiendo logros de significación en la
ALBA, ésta se sostiene principalmente con el combustible de un antiamericanismo
irracional retórico, absurda confrontación que no conduce a ningun lado.
Emilio Nouel V.
@ENouelV
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