¡AH MUNDO…SE FUE EL TIO
SIMÓN!
“Mañana cuando me vaya, quién se
acordará de mi,
solamente la tinaja por el agua
que bebí”
Simon Díaz
En estos días tan convulsionados de nuestro país, una infausta
noticia sobreviene para conmovernos aun más.
Nos deja un grande entre los grandes compositores y músicos
populares de nuestro hemisferio: Simón Díaz.
Su reconocimiento mundial, materializado en un sin número de
versiones de su célebre “Caballo viejo” y en diez idiomas distintos, alcanzó
también un momento especial cuando le fue otorgado hace unos años, el Grammy Especial
Latino. Entonces, el gobierno mezquino de Venezuela ni siquiera le envió una
felicitación, que yo sepa; comandaba, por cierto, el Ministerio de la Cultura, un
veterinario que según gente del sector nada tenía que ver con aquella.
Niños aun lo veíamos y disfrutábamos en aquel programa televisivo
costumbrista que retrataba las peripecias de una familia recién llegada del
interior a la “capital del cielo”,
Caracas.
Poco a poco, después, fuimos conociendo sus composiciones
musicales, su vena poética, hasta verlo convertirse en lo que llegó a ser para
propios y extraños.
Y no solo se destacó por sus dotes musicales, sino también
por su don de gente, su compenetración con la Venezuela profunda. Fue un gran venezolano, de los pies a la
cabeza, que nos hacía enorgullecer y querer más a nuestro país.
Debo confesar que aunque lo admiré siempre, ha sido, sobre todo,
en años recientes, cuando más he
disfrutado oyendo sus melodías y letras, con mayor atención y detenimiento.
Cuando puedo, me siento a oír sus interpretaciones, y cada
vez que lo hago encuentro algo nuevo, más hondo, en la llaneza de sus
versos. Con los años, lo aprendí a
apreciar más.
Quizás se haya ido por esos caminos de misterio que nos
depara a todos el destino, cantando con su cuatro una
de sus bellas canciones, como aquella que dice:
“Mañana que va
llegando, rayito de sol que siento, llévame por la sabana, llévame sabana
adentro. Agüita de hojitas verdes, perlitas madrugadoras, decidme adiós que voy
lejos, cantando al morir la aurora..agüitas de hojitas verdes perlitas
madrugadoras….”
Su voz, su sencillo verso, su vital tesón y venezolanidad a toda prueba, eternamente
acompañarán a este pueblo que mucho lo ha querido y llevará en la memoria.
EMILIO NOUEL V.
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