¿BRICS VS MIST?
Como venezolano, no dejamos de sentir envidia ante los grandes logros de muchos países pequeños y medianos que se han encaminado por la senda de la prosperidad, desechando modelos económicos probadamente fracasados.
Mucho se ha escrito sobre las experiencias de desarrollo relativamente exitosas de algunos países emergentes, de esos que antes llamaban subdesarrollados. Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica), los Tigres Asiáticos (Taiwan, Singapur, Hong Kong, Corea del Sur), Turquía, Paquistán, Chile y Vietnam han sido, entre otros, objeto de análisis profundos de los especialistas.
Mucho se ha escrito sobre las experiencias de desarrollo relativamente exitosas de algunos países emergentes, de esos que antes llamaban subdesarrollados. Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica), los Tigres Asiáticos (Taiwan, Singapur, Hong Kong, Corea del Sur), Turquía, Paquistán, Chile y Vietnam han sido, entre otros, objeto de análisis profundos de los especialistas.
Son todos ellos países que hace varias décadas los teóricos de la dependencia llamaban también periféricos. Estos economistas de izquierda los condenaban a permanecer en el subdesarrollo y la pobreza, a menos que cortaran los lazos con los países centrales capitalistas y emprendieran un proceso de transformación de corte socialista en que, obviamente, el Estado tomara la batuta de una economía que debía concentrarse en el desarrollo endógeno. La ideología tercermundista y el movimiento de los no alineados adoptaron los principios de esta teoría, en la que habían dos tendencias. Por un lado, los moderados: Prebisch, Furtado y Cardoso, y por otro, los leninistas: Gunder Frank, Dos Santos, Amin, entre otros; aunque ambas corrientes coincidían en los planteamientos de base.
Hoy, dejada la dependentología en el baúl de los recuerdos, lo cierto es que esos países, que supuestamente no levantarían cabeza si seguían dependiendo del capitalismo central, por contra, han venido superando sus deficiencias estructurales y se han insertado con latos niveles de competitividad en la economía de mercado mundial, sin necesidad de romper los vínculos con los desalmados países imperialistas. Incluso, han logrado suprimir gran parte de la pobreza y procrear una clase media pujante, todo en el marco del denostado capitalismo global.
Brasil e India, por ejemplo, se han convertido en potencias económicas medianas, cuya presencia en el mundo tiene un peso específico creciente. Ni hablar de los Tigres Asiáticos cuyas performances son admiradas por muchos, Singapur a la cabeza.
Así, los BRICS han alcanzado una especial relevancia no sólo en cuanto a la materia económica. Estos 5 países ya dejaron de ser emergentes porque ya emergieron. Se han convertido en un factor político a considerar a la hora de la valoración de las correlaciones de fuerza en el ámbito internacional. Brasil es un hegemón en Sudamérica; China en el Pacífico y Rusia en Eurasia. Su participación destacada y activa en instancias u organizaciones como el G20 y la OMC, reflejan el estatus alcanzado.
En el Índice Elcano de presencia global correspondiente al año 2011, los BRICS han ascendido en el ranking, especialmente, China y Rusia.
Pero en este aventajado sitial político-económico no están solas estas nuevas potencias. Aparece un nuevo grupo de países, cuya denominación empieza a ser conocida por las siglas MIST. Son ellos México, Indonesia, Sur Corea y Turquía.
Los mexicanos, particularmente, están haciendo sombra a los brasileños y chinos en el mercado norteamericano. La ralentización esperada de los BRICS está abriendo mayores oportunidades a este país. China, que compite en el mercado estadounidense en detrimento de México, ya no es tan competitiva como antes. Sus productos no son tan baratos por razones cambiarias y salariales. La cercanía con EEUU coloca también a México en mejor posición que Brasil, cuya economía empieza a bajar su ritmo de crecimiento.
La expansión de los MIST es un hecho innegable, que contrasta con el bajo crecimiento que, según los pronósticos, experimentarán los BRICS, economías que también serán muy afectadas por la gran crisis europea. Obviamente, a las naciones del MIST les queda mucho camino por recorrer.
Estas perspectivas hacen que los inversionistas volteen su mirada a los países emergentes ubicados en la segunda posición de la escala. El avance de éstos en el ciclo que se inicia dependerá de lo que hagan los BRICS para mantener su atractivo.
En un entorno tan competitivo y complejo como el que vive la economía global, Venezuela deberá echar adelante políticas que le permitan recuperar el tiempo perdido, y sentar las bases para una economía diversificada que la integre al mundo en condiciones beneficiosas para su población, hoy aquejada de graves problemas sociales.
En el grupo de potencias emergentes, figuran dos del entorno latinoamericano, frente a las cuales se imponen definiciones claras en nuestras relaciones comerciales futuras. Además, hay otra extrahemisférica, China, que ha adquirido una presencia significativa por sus inversiones, préstamos e intercambio comercial.
Las implicaciones que tiene la dinámica generada por estos actores en nuestro espacio regional no son sólo crematísticas.
El nuevo gobierno venezolano, siendo realista, deberá hilar fino ante estas realidades, sobre todo si pensamos en los compromisos existentes y los esquemas de integración regional, bastante menguados en su funcionamiento y ahora mediatizados por la ideología, cuyo futuro no luce muy promisorio si no retoma ciertos aspectos fundamentales relegados, si no restablece la institucionalidad y si no se adecúa a las nuevas circunstancias de la economía planetaria.
EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
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