miércoles, 13 de abril de 2011

LUZBREIKER, HERMANA DE YUBILEISI, Y LA DICTADURA BOLIVARIANA *

Todos los días, religiosamente, a eso de las 6 am, comienza su descenso desde el barrio petareño en donde vive. Como siempre, medio arregla su rancho, deja preparado lo que puede para el almuerzo de su madre enferma, incapacitada, agarra a su muchacho de 7 años y se dispone a bajar las escalinatas para tomar el "yí" que los dejará en la redoma; sitio en donde suelta al hijo que irá solo para su escuela y ella se sumerge en las entrañas del Metro que la llevará a la urbanización en la que presta sus servicios como doméstica. Cada día es un hogar distinto.

Luzbreiker, al igual que su hermana Yubileisi, famosa de las encuestas, y el resto de los venezolanos, es víctima a menudo del hampa. Luzbreiker ve cada día subir el costo de la vida, y ya no le alcanza lo que gana para hacer el mercado, comprar las medicinas que necesita la madre, sufragar los gastos mínimos de educación, vestido y recreación del hijo.

También ve cómo Yipdally, su prima, enfermera, se queja permanentemente del mísero sueldo que gana, y se ha solidarizado con la huelga que están haciendo.

Su hermano Yeison, que se fue a Guayana hace unos años a trabajar en las empresas del Estado, recomendado por un dirigente bolivariano mirandino, cuando habla con ella por teléfono le cuenta que está pasando las de Caín después de que el gobierno estatizó las empresas, y ahora no hay trabajo y tampoco le pagan lo que le deben por prestaciones.

Conozco estos detalles de la vida cotidiana de Luzbreiker porque los miércoles le toca ir a trabajar a mi casa, y así nos enteramos de su calvario existencial.

En días pasados, me disparó a quemarropa una pregunta que me dejó en el sitio. “Señor Emilio: ¿usted no cree que esto es una dictadura?”

Inmediatamente recordé que ella nos había dicho en cierta oportunidad que había votado por Chávez varias veces, y que en las últimas elecciones no se había molestado siquiera en ir al centro de votaciones.

“¿Y esa pregunta, Luzbreiker, te parece?, le contesté.

“No sé, señor Emilio, yo veo que los jueces y los diputados hacen lo que les dice Chávez. No averiguan esas denuncias que salen por la televisión de narcotraficantes en el gobierno. Mi hermano me cuenta que se robaron los reales en la empresa donde él trabaja allá en Bolívar. Y yo veo la escuela de mi hijo vuelta un chiquero, cayéndose, mientras le están regalando casas, escuelas y hospitales a los extranjeros, y nadie le dice nada al presidente. Los diputados no dicen nada cuando al alcalde Ledezma le quitaron los reales para gonbernar. y él ganó. No meten preso a nadie; el gobierno hace lo que le da gana, y la constitución ni la respetan.”

Me quedo mirándola, sin decir nada, y sigue.

Esto es una dictadura, Señor Emilio, digan lo que digan”, me repite. “Mi mamá me cuenta que cuando yo estaba chiquita, antes, los diputados investigaban al gobierno y denunciaban la corrupción. Que el negro Aristóbulo, de Curiepe como nosotros, se la pasaba en eso. Ahora no. Esto se parece, dice mi mamá, a los tiempos del dictador Pérez Jiménez.”

“Pero podemos hablar y votar, Luzbreiker, tenemos esa libertad”, le observé sólo para oír su respuesta.

Perdóneme, pero ¿para qué sirve eso si el gobierno hace lo que le da la gana? Las leyes las hace el presidente, a como le acomode, los militares se van a meter en las escuelas, y contra eso votamos en el 2007; esto es una dictadura, una dictadura, y en el 2012 me dejo de tonterías y salgo a votar contra la dictadura”, terminó y se fue a sus quehaceres, dejándome con la palabra en la boca..

Esta conversa me dejo pensativo. ¿Que dirían al respecto ciertos opinadores o encuestólogos que afirman que en nuestro país no estamos viviendo un régimen dictatorial? ¿Seguirán diciendo que la percepción es otra en el pueblo llano y que no entienden eso de que estamos bajo una dictadura?

Luzbreiker, sin ser politólogo ni demoscopa, ni haber leído a Zakaria, Fernando Mires, García Larralde, Penfold o los documentos del Grupo La Colina, ha comprendido de la manera más sencilla la inexistencia de la separación e independencia de los poderes en la práctica y la concentración del poder en un solo hombre, rasgo característico de todo sistema político dictatorial.

Ciertamente, en Venezuela se ha instaurado un régimen militar y militarista que no calza de forma exacta en los cánones de los sistemas políticos autoritarios tradicionales conocidos. Precisamente, esta suerte de mutación política que padecemos los venezolanos tiene sus características propias, pero sobre lo que no hay duda, incluso dentro de aquellos cánones, es que el de Chávez es una dictadura, no existe Estado de derecho, no hay garantía de los derechos humanos, toda vez que brilla por ausencia la autonomía de los poderes públicos, y el poder está reunido en una persona todopoderosa, cuyos talante y conducta son las de un déspota típico, y quien no lo vea está ciego. Creo que así como Luzbreiker entiende el asunto de fondo a su manera sencilla, lo mismo su hermana famosa Yubileisi. Sin duda, Luzbreiker está más clara que algunos encuestólogos.

EMILIO NOUEL V.


*los nombres son ficticios para proteger la identidad real, pero las personas existen, doy fe de ello.

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