lunes, 2 de febrero de 2009

LA BESTIA FASCISTA ANDA SUELTA

 

Hoy de nuevo, como 35 años atrás, siento la misma indignación, rabia y dolor, que me produjo ver, por vez primera y de la manera más descarnada, testimonios, fotografías y objetos sobre los horrores de la barbarie autoritaria y antisemita durante la Segunda Guerra Mundial. 

   Hasta entonces, por las lecturas y algunas películas, había podido enterarme o ver, superficialmente, episodios aterradores del exterminio nazi de judíos, gitanos y luchadores democráticos, hechos bochornosos que repudiaba aun desconociendo la magnitud real que  ellos tuvieron.  

  Al entrar en aquel Museo de la Resistencia en Francia, no sospechaba que lo ya conocido por mí, palidecería frente a aquella memoria histórica gráfica expuesta allí.  

  Sala tras sala recorrida, iba aumentando en nosotros la indignación, pero también se nos iba haciendo un nudo en la garganta que muy pronto nos enmudecería. Me acompañaban 2 jóvenes venezolanos recién graduados de bachiller; uno de ellos, por cierto, fue hasta hace poco embajador de Venezuela en Washington; yo apenas tenía unos meses de graduado de abogado.

   Nos mirábamos las caras, mezcla de turbación y asombro, sin encontrar palabras para expresar nuestro espanto ante tanto horror junto. Fue de tal manera impactante la experiencia, que a la salida, nos sentamos en un banco, y no pudimos pronunciar palabra alguna durante varios minutos.

  ¿Cómo era posible que seres humanos iguales a uno hubieran cometido tales desmanes? ¿Cómo se explicaba tal pisoteo de la dignidad humana? ¿Había ocurrido eso realmente o era producto de la exageración?

   Sin embargo, era la pura verdad.

   Al ver, hoy, que en mi país la violencia y la intolerancia estimulada desde las alturas del gobierno, conducen a hechos que no hacen sino evocar aquellas atrocidades, no podemos menos que sentirnos profundamente decepcionados.

  Hace unos días fue la Nunciatura Apostólica el objetivo de los delincuentes metidos a políticos. La semana pasada la profanación de una sinagoga en Caracas. Personalidades no afectas al gobierno, dirigentes políticos, universitarios, medios de comunicación social y periodistas, han sido el blanco de ataques terroristas diversos por parte de bandas de hampones que son utilizados por la oligarquía gubernamental para atemorizar a los opositores.

   La bestia fascista la han soltado y anda hambrienta en busca de víctimas inocentes: los que se niegan a arrodillarse frente al déspota y sus designios delirantes. La bestia se disfraza de revolucionaria, de bolivariana, de socialista. Pero no es más que la barbarie, el retroceso y la podredumbre.

  Como venezolano educado para la libertad y la democracia, para la tolerancia, la solidaridad, el respeto de los valores universales y la dignidad humana, los hechos de violencia y fanatismo sucedidos estos días me hacen sentir hondamente avergonzado e indignado. Lamento decir que cosas como éstas, me temía. Con los desequilibrados que nos gobiernan es posible cualquier perversidad. 

   Salirle al paso a estas barbaridades es un deber moral y político de todos los venezolanos decentes y pacíficos. Nuestra lucha por recuperar un ambiente civilizado para la política y para la solución de los problemas sociales es dura y larga. No debemos olvidar nunca este objetivo, es legítimo y necesario.

   No permitamos que la bestia totalitaria tome nuestras vidas y el país, para destruirlos. 

 

EMILIO NOUEL V.

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