¿VOLVER A LA COMUNIDAD ANDINA ES UNA
OPCIÓN CONVENIENTE PARA VENEZUELA?
Emilio Nouel V.
Debatir sobre el reingreso de Venezuela a la Comunidad Andina
es un asunto de mucho interés, no solo político o, si se quiere, geopolítico.
No es tampoco una cuestión de buenos deseos, de conveniencias
coyunturales o de apelación a supuestas hermandades o identidades
latinoamericanas, andinas y/o bolivarianas.
Como bien conocen los entendidos, en esta materia están
envueltos obvios aspectos de carácter económico y comercial muy prácticos, sin
mencionar los jurídico-institucionales.
La situación calamitosa que vive Venezuela en todos los
sentidos y que perdurará aún después de salir del régimen desastroso que hemos
padecido, exigirá de quienes tengan las palancas de mando del país, tener bien
claro cuáles serán las políticas a instrumentar en un proceso de transición que
desconocemos cuánto durará.
Definir una política comercial integral para una transición y
un espacio de más largo aliento, que vaya acoplada a las demás políticas,
la macroeconómica y la política exterior, entre otras, se nos
presenta como materia crucial.
Reingresar o no a la Comunidad Andina se inscribe en ese entorno
complejo.
Ciertamente, deberá hacerse una evaluación realista y
pragmática de ese contexto económico-financiero-comercial, sin caer en
precipitaciones, ni dejarse llevar por retóricas inflamadas. ¿Conviene volver a
ese bloque restringido o es mejor una apertura amplia e inteligente hacia el
mundo que responda de mejor forma a las necesidades y prioridades de un proceso
de recuperación?
La salida de Venezuela de la CAN, en su momento, fue un grave
error, producto de una visión ideológica y geopolítica totalmente disparatada.
El perjuicio económico causado a la economía de Venezuela no pudo ser mayor en
términos de inserción comercial internacional. Fue un retiro inconsulto, obra
de un solo hombre, arrastrado por su capricho político y su ignorancia. Como
igual fue la incorporación a Mercosur.
En ambos casos, no se pidió la opinión a los sectores
económicos que podrían verse afectados, ni se consultó a los especialistas
sobre la materia.
De un plumazo salimos de la CAN y con otro entramos a
Mercosur. Dos decisiones equivocadas, donde la voluntad del mandamás fue la
regla.
En aquel entonces Venezuela (año 2006) no estaba viviendo la
terrible situación de hoy. Los ingentes recursos financieros disponibles
consentían acometer cualquier aventura, cualquier desaguisado.
Se trataba, así, de sumarse al bloque comercial donde estaban
los amigotes políticos del déspota venezolano, no importando si económicamente
nos convenía o no, si estábamos preparados para ello, pues sobre la marcha, iríamos
ajustándonos a los no pocos compromisos, incluidos los jurídicos, que
comportaba la pertenencia a Mercosur.
Y sin embargo, la admisión formal duró alrededor de 5 años, y
ya sabemos cómo fue el ingreso irregular, violando el mismo Tratado
constitutivo mercosuriano. Hoy estamos suspendidos en ese bloque, aunque
seguimos siendo miembros de pleno derecho.
En lo jurídico-institucional, reingresar a la CAN
significará, según las disposiciones del Acuerdo de Cartagena, seguir un
procedimiento de adhesión y negociación, cuyas condiciones deberá determinar la
Comisión de la organización órgano facultado por el Tratado.
Pero ése no es el único asunto a resolver.
Venezuela sigue siendo miembro de Mercosur, y en éste toda
negociación comercial que adelante un miembro con terceros países, en principio,
deberá consultarse con el resto. Lo establece el Tratado de Asunción en su
artículo 8, literal C: “Celebrarán consultas entre sí siempre que
negocien esquemas amplios de desgravación arancelaria tendientes a la formación
de zonas de libre comercio con los demás países miembros de la Asociación
Latinoamericana de Integración”, y en la Decisión No. 32 del año 2000: “Art. 1. Reafirmar el compromiso de los Estados Partes del MERCOSUR
de negociar en forma conjunta acuerdos de naturaleza comercial con terceros
países o agrupaciones de países extrazona en los cuales se otorguen
preferencias arancelarias”.
Aunque en Mercosur se ha discutido el tema de la posibilidad
de suscribir acuerdos comerciales con terceros de forma individual, de la
normativa se desprende que debería concertarse previamente entre sus miembros.
De modo pues que además del problema de fondo presente en el
debate de reingresar o no a la CAN, está también el de cómo compatibilizar la
pertenencia a Mercosur.
Bien se haría en consultar a los técnicos venezolanos con experiencia en esta materia,
antes de tomar decisiones apresuradas.
Venezuela requerirá en un eventual proceso de transición
tener las manos libres para enfrentar las exigencias y retos que implicará
reconstruir nuestra economía y encaminar un proceso de reinstitucionalización
democrática del país que lo ponga en una vía cierta hacia una sociedad libre y próspera.
Adelantar y mantener buenas y estrechas relaciones políticas
con nuestros vecinos hemisféricos es un elemento fundamental para nuestra
recuperación, eso está fuera de discusión. Pero en materia de comercio exterior
se impone un sano pragmatismo más allá de la retórica y de los mitos a los que
somos muy dados en estos pagos.